Naturalezas humanas:
Una síntesis del libro de Paul R. Ehrlich
Realizada por:
Rafael Núñez Zúñiga
Introducción
Paul Ralph Ehrlich nació en Filadelfia, Estados Unidos, el 29 de mayo de 1932 y a la fecha es profesor de estudios demográficos en la Universidad de Stanford. Obtuvo su Doctorado en Biología en la Universidad de Kansas y es un renombrado entomólogo que se especiali-za en mariposas. Su interés en el tema de la sobrepoblación humana lo ha llevado a escribir diversas obras, entre las que se encuentran La bomba poblacional (1968), Población, recur-sos, medioambiente: temas de ecología humana (1970) –que elaboró en colaboración con su ayudante de investigación primero y, después, esposa, Anne Fitzhugh Howland, así co-mo el libro que se expone a continuación, Naturalezas humanas: genes, culturas y la pers-pectiva humana (2000).
En su prefacio, el autor se pregunta sobre lo que es la naturaleza humana y responde que «... durante miles de años los filósofos han discutido y debatido esta cuestión. No obstante, en el fundamento de casi todos estos debates existe un supuesto compartido: la naturaleza humana es algo inmutable y unitario. Se piensa que es esta “naturaleza”, junto con la edu-cación, la que nos hace ser quienes somos ... Empero, desde mi punto de vista, este supues-to se ha convertido en el mayor obstáculo para comprendernos a nosotros mismos. “La na-turaleza humana” ... implica la noción errónea de que la gente posee un conjunto común de predilecciones conductuales rígidas, genéticamente especificadas y que difícilmente pueden ser alteradas por las circunstancias ... Así, nuestros mejores impulsos se ven en constante batalla contra un conjunto universal de “operadores” primitivos, los cuales a menudo rom-pen la máscara de sociabilidad y crean muchos de los más serios males que afligen a la humanidad. Ésta es una visión tan tenebrosa como errónea, si se considera lo que en la ac-tualidad se sabe acerca de nuestro comportamiento» (Ehrlich, 2000: 9).
Así, Ehrlich dice que «en décadas recientes, los biólogos y los científicos sociales han avanzado mucho en el desarrollo de una visión distinta acerca de dónde venimos y quiénes somos ... Sus trabajos arrojan nueva luz en la comprensión de la flexibilidad del comporta-miento que todos poseemos, así como de nuestra capacidad para aprender uno o más entre miles de diferentes lenguajes ... A la luz de estos avances científicos, mi intención es desta-car las naturalezas humanas: las diversas y evolucionadas conductas, creencias y actitudes del Homo sapiens, así como el desarrollo de las estructuras físicas que gobiernan, soportan y participan en el singular funcionamiento de nuestra mente. Aunque nuestros cuerpos y nuestras conductas comparten muchos atributos comunes, es mucho más provechoso consi-derar la existencia no de una sola naturaleza humana sino de muchas. Las características universales que unen a las personas en cualquier punto de nuestra evolución están compren-didas en la palabra humanas. La palabra naturalezas destaca las diferencias que forjan nuestra individualidad, o variedad cultural, y nuestro potencial para una futura evolución genética y –especialmente– cultural ...» (Ehrlich, 2000: 9-10).
Luego el autor recalca que «... para comprender las naturalezas humanas en cualquier ni-vel se requiere conocer algo de nuestra prehistoria, así como de los mecanismos de la evo-lución, tanto biológica como cultural. El proceso evolutivo no solamente nos ha creado a nosotros, sino también al vastísimo complejo de plantas, animales y microbios que nos ro-dean y sustentan ... En resumen, ¿de dónde venimos y qué hemos hecho para estar donde estamos? Hoy en día la ciencia tiene al menos respuestas parciales a estas preguntas acerca de la evolución de nuestras naturalezas. Creo que todos necesitamos estudiar y aprender de nuestra historia, de nuestra evolución. De hacerlo así, aumentaremos nuestro bienestar al permitírsenos, por ejemplo, desarrollar estrategias más efectivas para enfrentar una amplia gama de problemas sociales y de salud ... Si nos preocupan nuestros descendientes y el mundo en que vivirán, es necesario que desarrollemos un firme eslabón en el proceso evo-lutivo ...» (Ehrlich, 2000: 10-11).
Ehrlich indica a continuación que su «... propósito fundamental al escribir este libro es explicar, de forma sencilla pero precisa, lo que los científicos han aprendido acerca de las respuestas a esos “por qué y para qué”, y explorar las implicaciones que tiene ese conoci-miento en nuestras prácticas presentes y futuras. La evolución es un fenómeno explicatorio que conecta todos los fenómenos biológicos, incluidas las culturas, en una totalidad incon-sútil ... Y las naturalezas humanas están, ciertamente, “en la biología” ...». Además, prosi-gue el autor, sus «... propósitos específicos [son cinco: 1.] suministrar un antídoto evolucio-nista contra el extremo determinismo de la herencia que contamina muchas de las discusio-nes actuales sobre la conducta humana: la idea de que somos algo así como simples cauti-vos de unas diminutas y autorreproducibles entidades llamadas genes ... [2.] subrayar que mucho de nuestra biología adquiere sentido sólo cuando se considera en un contexto cultu-ral, y que nuestra cultura cambia a través de un proceso evolutivo que generalmente es con-cebido como la historia ... [3.] llamar más la atención en esa potente fuerza que provoca los cambios que ocurren en nuestro bagaje de información no genética, es decir, en nuestra evolución cultural, cambios que han moldeado nuestro pasado y nuestro presente. Necesita-mos aprender cómo dirigir este proceso cultural de forma que sea más benéfico para el futuro del hombre [y de la mujer. 4.] ... Explorar los enigmas y problemas generados por las diferencias en las velocidades de evolución. ¿Por qué los cráneos de nuestros ancestros cambiaron a una velocidad distinta que la del resto de sus esqueletos? ¿Qué diferencias hacen que los microbios puedan evolucionar mucho más rápido que los seres humanos? ¿Cómo podemos acelerar nuestra comprensión de los métodos para organizar una sociedad más justa y sustentable, de forma que se empareje con nuestra creciente capacidad tecnoló-gica para hacer daño al otro y a nuestro ambiente? El psicólogo Daniel Kahneman [1980: 190] estableció [que] ... “El aumento del poder del hombre [y de la mujer] sobre su medio no ha estado acompañado por un mejoramiento concomitante de su habilidad para hacer un uso racional de ese poder”. [5.] Por último, y quizá lo más importante, quiero demostrar có-mo una mayor familiaridad con la evolución puede contribuir a la resolución de una muy particular serie de problemas que ha llegado a conocerse como el predicamento humano. Hoy en día las actividades humanas han socavado sistemas que sustentan la vida de la so-ciedad, los sistemas, por citar un ejemplo, que mantienen la calidad de la atmósfera y, me-diante el control de los ciclos de los gases críticos y los nutrientes, permiten a la gente culti-var y cosechar la tierra. El predicamento humano está despertando un gran interés entre los científicos ... y solamente una apreciación de sus raíces evolutivas podrá aumentar nuestras oportunidades para crear una sociedad sustentable ... El famoso cínico H. L. Mencken [1922: 120] escribió: “Alguna vez el pretendido principal interés y la obra maestra de los dioses, la raza humana, hoy tiene el aspecto de un subproducto accidental de sus vastas, inescrutables y probablemente no esenciales operaciones” ... No comparto su desespera-ción. Tal vez nunca alcancemos una compresión cabal de nuestras naturalezas y de la forma en que han evolucionado. No obstante, ésta es una meta que vale la pena luchar por alcan-zar; habrá muchas revelaciones fascinantes a lo largo del camino; además, los científicos ya saben lo suficiente como para permitirnos sugerir aplicaciones prácticas en algunas arenas de esta lucha ...» (Ehrlich, 2000: 11-13).
En opinión de Ehrlich (2000: 13), «los intentos que se han hecho por caracterizar a las naturalezas humanas tienden a ser muy polémicos, pero la controversia es justamente una medida del gran interés que hay por conocerlas y de la importancia de hacerlo ...». A conti-nuación, entonces, lo más relevante de esta obra de Paul R. Ehrlich.
1. La evolución y nosotros
Como preámbulo a este capítulo de su libro, Ehrlich indica que en el mundo actual existen acontecimientos sumamente violentos que hacen pensar que su origen se encuentra en la “naturaleza humana”. De igual modo, el autor reconoce que también hay actos de solidari-dad e, incluso, de autosacrificio por salvar vidas humanas. Algunos seres humanos mues-tran un comportamiento sexual mesurado, mientras que otros son promiscuos. Otros más tienen facilidad para hablar varias lenguas pero también están quienes apenas hablan su idioma materno. El autor se pregunta «... ¿por qué algunos hombres en apariencia buscan una mayor variedad sexual que otros? ... ¿por qué nuestra naturaleza no está hecha para co-rrer sobre las cuatro extremidades, como el resto de los mamíferos? ... ¿de dónde obtuvimos la capacidad para tener conciencia del conocimiento y la habilidad para construir en nuestra mente proyectos de largo plazo y después hablar acerca de ellos con otros seres humanos? ... ¿por qué solamente los seres humanos, de todas las criaturas, somos capaces de hablar y de escribir? ...» (Ehrlich, 2000: 16-17).
1.1 ¿Cómo explicar la conducta humana?
Ehrich, en el primer inciso de este capítulo, señala que «cuando pensamos en nuestra con-ducta como individuos, la pregunta “¿por qué?” casi siempre está en la punta de la lengua. Algunas veces esta cuestión se plantea en torno a similitudes: ¿por qué casi todos son cre-yentes?, ¿por qué parece que todos anhelamos el amor?, ¿por qué a la mayoría le gusta co-mer carne? Empero, nuestras diferencias frecuentemente son igual de fascinantes o quizá más: ¿por qué Sally se casó y su hermana Sue no lo hizo?, ¿por qué ellos ganaron y noso-tros perdimos?, ¿por qué su país es pobre y el nuestro rico?, ¿cuál fue el destino de nuestros amigos de la infancia?, qué clase de carrera hicieron?, ¿se casaron?, ¿cuántos hijos tuvie-ron? Nuestra vida diaria está repleta de por qués acerca de las diferencias y similitudes en el comportamiento de los demás ... ¿Por qué nuestras naturalezas a menudo son tan diferen-tes, y por qué con tanta frecuencia son la misma? El telón de fondo necesario para respon-der estos por qués se encuentra en el dominio de la evolución biológica y cultural, en las al-teraciones graduales de la información genética y cultural que posee la humanidad ... La evolución es una fuerza poderosa y pujante que no sólo ha conformado los atributos y con-ductas que comparten todos los seres humanos, sino que también ha dado a cada individuo una naturaleza distinta ... La evolución nos proporciona un marco de referencia para contes-tar algunas de las más interesantes preguntas acerca de nosotros mismos y nuestro compor-tamiento ... Sin duda la evolución biológica ... ha contribuido de muchas maneras a dar for-ma a las naturalezas humanas, incluso las conductas humanas ... La noción de que somos esclavos de nuestros genes a menudo está combinada con la confianza en la idea de que to-dos los problemas pueden resolverse si se diseccionan en componentes siempre más peque-ños: una suerte de aproximación reduccionista que ha tenido mucho éxito en la ciencia, pe-ro que a veces es totalmente anticientífica ... [Así, la idea de] que la evolución ha producido un nivel de control genético de la conducta humana [es] ... algo que tiene en contra virtual-mente todas las evidencias disponibles ... Empero, evidencias experimentales indican que no toda conducta humana altruista es egoísta; que los seres humanos ... no están programa-dos sólo para ser egoístas. Otra falsa presunción de la programación hereditaria estriba en la creencia de que la evolución ha dado como resultado grupos humanos de diferente calidad ... Únicos en nuestra especie, los cambios culturales han sido tan determinantes en la forma-ción de nuestras naturalezas como los cambios debidos a la información hereditaria que nos han transmitido nuestros ancestros. La cultura es una información no genética (conductas, creencias, instituciones, artes, etcétera, socialmente transmitidas), compartida e intercam-biada entre nosotros ... Nuestra evolución desde la invención de la agricultura, hace alrede-dor de 10 000 años, ha sido predominantemente cultural, dado que ... la evolución cultural puede ser mucho más rápida que la genética ... Aunque, por supuesto, la habilidad para ha-blar es, con mucho, el resultado de la evolución genética, los lenguajes específicos que hablamos son claros productos de la evolución cultural. Es más, las evoluciones genética y cultural no son independientes. Existen importantes interacciones “coevolutivas” entre am-bas ... No sólo es la evolución del conjunto de información no genética la que conforma nuestras naturalezas, sino también la velocidad de esa evolución, que varía notablemente entre diferentes aspectos de la cultura humana ... Uno de los principales problemas huma-nos contemporáneos, por ejemplo, es que la velocidad de la evolución cultural en ciencia y tecnología ha sido extraordinariamente alta en contraste con el lentísimo avance de las acti-tudes sociales y las instituciones políticas que podrían canalizar los usos en tecnología en direcciones más benéficas ... Los seres humanos [pese a ello] tenemos una forma de libre albedrío ... Todo atributo de todo organismo es, por supuesto, el producto de una interac-ción entre su dotación genética y su entorno ... Aunque es esclarecedor establecer que la na-turaleza humana es el producto de genes interactuando con ambientes (externos e internos), por lo general podemos decir poco con precisión acerca del proceso que lleva a los comple-jos comportamientos de los seres humanos ... Entre las sociedades humanas están amplia-mente extendidas diversas nociones de superioridad o inferioridad heredadas y de caracte-rísticas grupales innatas en las conductas; creencias como el derecho divino de los reyes; los atributos “naturales” que hacen de algunas personas buen material para ser esclavo o amo; la superioridad innata de los que tienen la piel clara sobre los que la tienen oscura; las tendencias genéticas de los judíos para ser usureros, de los cristianos para ser sexualmente inhibidos y de los asiáticos para ser más trabajadores que los hispanos, etcétera ... El deter-minismo genético [impera de manera errónea porque la realidad es que] ... los genes no dan órdenes sobre nuestra conducta. A lo más, nos susurran sugerencias, y la naturaleza de esos susurros está conformada por nuestros ambientes internos (aquellos que están dentro y entre nuestras células) durante el desarrollo temprano y más tarde, y usualmente también están conformados por los ambientes en que maduramos y nos encontramos a nosotros mismos como adultos. ¿Cómo es que los científicos saben que no somos un simple autómata genéti-camente programado? En primer lugar, la evolución biológica ha producido el más sorpren-dente artificio de adaptación que jamás haya existido: el sistema nervioso humano ... El ce-rebro trata de hacer cualquier tarea que el medio le requiera, y usualmente tiene éxito; y, dado que muchos de esos requisitos son nuevos, no hay forma de que pueda estar prepro-gramado para enfrentarse a ellos, aún cuando hubiese genes suficientes para hacer la pro-gramación ... La evolución ha hecho a los hombres blancos exactamente igual de capaces que a las mujeres morenas. Un segundo tipo de evidencia ... es que los niños normales naci-dos en una sociedad y criados en otra inevitablemente adquieren las conductas (incluido el lenguaje) y las facultades de la sociedad en la que fueron criados ... La gran mayoría de las diferencias intergrupales (estimada en 85 por ciento) no se da entre “razas” o grupos étni-cos, sino entre individuos dentro de grupos ... Las naturalezas genéticas similares (no idén-ticas) interactúan ... con distintos ambientes físicos y culturales ... De la misma forma, las diferencias hereditarias entre los individuos pueden influir en el rango de habilidad mental que posean ... pero también las variaciones en el ambiente pueden conformar esas habilida-des ... ¿Existen algunas instrucciones de conducta que estemos seguros de que se encuen-tran grabadas en el ADN humano? Si existen, al menos uno debería de tener la mayor canti-dad posible de hijos. Tendríamos entonces una poderosa tendencia hereditaria a maximizar nuestras contribuciones genéticas a las futuras generaciones porque ... ésta es la tendencia que hace trabajar la evolución. No obstante, la mayoría de los seres humanos no obedecen este “imperativo” genético; factores del medio, especialmente culturales, lo han anulado en gran parte ... Somos los únicos animales que deliberada y planeadamente gozamos del sexo al mismo tiempo que evitamos la reproducción ... En contraste con este panorama de cómo los seres humanos pueden abrumar la evolución genética con la evolución cultural, es evi-dente que debe tenerse mucho cuidado al extrapolar la conducta de otros animales a la de los seres humanos ... [porque] las instrucciones genéticas son de gran importancia para nuestras naturalezas pero no son el destino ...» (Ehrlich, 2000: 18-27).
1.2 Chang y Eng: Naturaleza y educación
En este segundo inciso del capítulo uno, el autor recuerda que Eng y Chang fueron dos be-bés que nacieron unidos corporalmente en Siam en 1811; de ahí viene la palabra “siame-ses”. Pero lo interesante es que, a pesar de su supuesta similitud genética, sus características de personalidad eran muy diferentes, siendo el primero tranquilo, trabajador y abstemio; mientras que el segundo, irascible, perezoso y bebía en exceso. Viajaron y vivieron en Esta-dos Unidos pero la medicina de su tiempo no permitió separarlos y crecieron, se casaron y tuvieron muchos hijos. Incluso uno votaba por los republicanos y otro por los demócratas. Por fin, a principios de 1874, Chang murió y, aunque ya se había preparado una operación quirúrgica para que el otro siamés siguiera con vida, Eng murió a las dos horas por el estu-por que le causó la muerte de su hermano. Así, prosigue Ehrlich «... Chang y Eng demos-traron de forma concluyente que la identidad genética no necesariamente produce naturale-zas idénticas, aun cuando estén combinadas con ambientes sustancialmente iguales; en este caso sólo unos cuantos centímetros apartados [sus cerebros], con ningún signo de que su madre u otras personas les hayan dado un trato distinto mientras crecían ... La dicotomía naturaleza-educación, que durante décadas ha dominado las discusiones sobre la conducta es falsa: todas las características de todos los organismos son, en realidad, el resultado de las influencias simultáneas de ambas ... Los intentos por separar a la naturaleza de la educa-ción casi siempre han fallado ... [Para observar] el desarrollo de la naturaleza sería [necesa-rio] examinar las contribuciones de tres factores: los genes, el ambiente y las interacciones gen-ambiente ... La mejor forma para evaluar qué genes contribuyen en ciertos atributos (como la agresividad, la estatura o el coeficiente intelectual), es mediante el cálculo de una medida estadística conocida como heredabilidad o factor hereditario (heritability) ... No obstante ... es una medida difícil de hacer y difícil de interpretar. Esto es especialmente cierto en el caso del factor hereditario de los rasgos humanos, donde sería imposible o poco ético crear las condiciones requeridas para estimarlo, como provocar acoplamientos al azar entre una población ... [Asimismo,] a menudo es muy difícil para la evolución genética cambiar una característica ... En el mejor de los casos, [la] ... programación [por la selec-ción natural] es muy difícil; casi siempre ... es imposible» (Ehrlich, 200: 27-30).
1.3 La naturaleza de la naturaleza humana
En el tercer inciso del primer capítulo, Ehrlich considera que «los debates actuales de la na-turaleza humana ... tienen raíces muy remotas en el pensamiento occidental. Han ocupado a muchos pensadores, desde los filósofos presocráticos, Platón ... Aristóteles ... Descartes ... Locke ... Hegel ... Pierce ... y ... Wittgenstein ... ¿Qué es exactamente la naturaleza huma-na? ... La naturaleza humana no es la misma de sociedad en sociedad ni de individuo en in-dividuo, ni es un atributo permanente del Homo sapiens ... Las naturalezas humanas [en plural] son las conductas, creencias y actitudes del Homo sapiens y las estructuras físicas cambiantes que gobiernan, sustentan y participan en el funcionamiento mental de cada per-sona ... Existen muchas de tales naturalezas, una gran diversidad generada especialmente por el arrollador poder de la evolución cultural, la rápida clase de evolución en la que so-bresale nuestra especie ... [Así,] no existe una naturaleza humana única, como tampoco ... un genoma humano único, aunque haya características comunes en todas las naturalezas y en todos los genomas humanos ... Si queremos entender cualquier cosa acerca de la socie-dad humana, presente o pasada, o de las acciones del individuo, debemos ir a un nivel más fino de análisis y considerar las naturalezas humanas como en realidad están formadas ... De hecho, las naturalezas humanas de hoy en día de cualquier parte del mundo son los di-versos productos del cambio en un largo proceso de evolución genética y, especialmente, cultural ... Teóricamente es posible hacer la paz con nosotros mismos y con nuestro am-biente, superar los prejuicios raciales y religiosos, reducir en gran escala la crueldad e in-crementar la igualdad económica ... Si se toman en cuenta los progresos en áreas como la democracia y la libertad individual, las relaciones raciales, la tolerancia religiosa, los dere-chos de las mujeres y los homosexuales, y la prevención de conflictos globales, bien vale la pena intentarlo» (Ehrlich, 2000: 30-34).
2. Cuentos de la casa de los animales
En el segundo capítulo, el autor indica que, como los 20 millones de años que la naturaleza requirió para formar el Gran Cañón del Colorado, «... el secreto de la evolución biológica está, asimismo, en las vastas cantidades de tiempo, tiempo para que un proceso, simple y persistente, produzca resultados que a menudo le parecen milagrosos a un organismo que evolucionó en un lapso de vida de alrededor de setenta años ... La explicación básica de la evolución, la nuestra y la de cualquier otro organismo, se encuentra en uno de los libros más influyentes que jamás se hayan escrito ... El origen de las especies ... de Charles Dar-win, publicado en 1859 ... Hoy en día, el mecanismo central de la teoría de la evolución si-gue siendo la selección natural de Darwin ... Con este mecanismo comenzaremos nuestro viaje para comprender cómo los organismos primitivos, extraordinariamente simples, que evolucionaron en los océanos de nuestro planeta, ... pudieron, en unos 4 mil millones de años, transformarse en unas criaturas maravillosamente complejas con cerebros capaces de entender su propio origen y con una pasmosa diversidad de naturalezas» (Ehrlich, 2000: 37-38).
2.1 Selección natural y no natural
En el primer inciso del segundo capítulo, el autor indica que la casa de los animales era un laboratorio en la Universidad de Kansas que olía muy mal debido a los insectos y a sus ali-mentos, por lo común en descomposición. Ahí comenzó a estudiar a las moscas de la fruta y a contemplar el fenómeno de la selección natural descrito por primera vez por Darwin. Así, dice, «la selección natural o no natural es la contribución diferencial a las crías de la si-guiente generación por parte de individuos que tienen diferentes legados genéticos ... Con frecuencia, algunos tipos genéticos tienen más crías que otros. Si esto pasa ..., ha ocurrido una selección natural y los genes contenidos en estos tipos serán más frecuentes en la si-guiente generación ... La selección, al operar sobre una característica, por lo general cam-biará otras ... Existen dos razones por las cuales la selección puede afectar características que no sean causas directas de las diferencias en la reproducción. Primera, los mismos ge-nes a menudo ... tienen influencia en más de una característica ... Segunda, los genes que fí-sicamente están cerca entre sí en los cromosomas –los filamentos del núcleo celular que contienen a los genes – tienden a ser transmitidos juntos ...; de esta forma, la selección que favorece una característica asociada con un gen, a menudo llevará junto una característica o características asociadas a otro gen ... Los genes ... son segmentos de moléculas de ácido desoxirribonucleico (ADN). Las moléculas de ADN, portadoras de de los genes en los cro-mosomas de los animales y las plantas ... tienen la famosa estructura de la “doble hélice”: son como una escalera de caracol química con idénticos “soportes verticales” conectados por cuatro diferentes tipos de “peldaños”. La secuencia de esos peldaños ... es la que codifi-ca la información ... [Además,] los biólogos distinguen entre fenotipos y genotipos. Los fe-notipos son las características observables de los individuos. Muchas diferencias en los fe-notipos se deben por completo a factores del ambiente y no reflejan ninguna variación ge-nética subyacente ... En contraste con las diferencias fenotípicas, están las diferencias en el invisible complemento de genes de dos individuos: diferencias en sus genotipos ... Los ge-notipos ... son las partes del legado genético, o genoma, responsables de interactuar con el ambiente para producir las diferencias ... Muchas diferencias fenotípicas no reflejan dife-rencias genotípicas» (Ehrlich, 2000: 38-44).
2.2 Genes y ambientes
En el segundo inciso del capítulo dos, Ehrlich señala que «para que los individuos tengan distintas dotaciones genéticas de forma que la selección natural pueda operar, debe haber variaciones en los genotipos de un individuo a otro, lo que significa que debe haber diferen-tes tipos de genes. La fuente primordial de variaciones en el ADN ... es la mutación: la alte-ración accidental del ADN que cambia los genes ... Las variaciones genéticas tienen su fuente básica en la mutación. Y normalmente hay muchas de tales variaciones ... Un axio-ma clave de la teoría evolucionista moderna es que las mutaciones no ocurren en respuesta a las necesidades del organismo ... Las mutaciones no son provocadas por factores ambien-tales; si una mutación mejora el funcionamiento de un individuo es simplemente por casua-lidad ... Un segundo axioma ... [es] que los caracteres “adquiridos” ... no son hereditarios [es decir, este axioma se opone al] ... lamarquismo ... Las experiencias vitales no pueden pasar genéticamente a nuestros hijos ... Dado que las mutaciones son azarosas en relación con las necesidades y que los organismos por lo general se adaptan bien a su ambiente, las muta-ciones normalmente son, o bien neutras, o bien dañinas; solamente unas pocas son útiles, justo de la misma forma que un cambio al azar hecho cuando se golpea con el destornilla-dor la maquinaria interna de una computadora raras veces mejora su funcionamiento ... Además de la mutación, una segunda causa de las diferencias genéticas entre los individuos consiste en la recombinación, un reordenamiento de los genes que ocurre durante el proceso de reproducción sexual ... La mutación y la recombinación garantizan que virtualmente ca-da individuo tenga un genotipo único; incluso las células de un mismo individuo ... a menu-do diferirán ligeramente debido a nuevas mutaciones. La influencia de esas diferencias fre-cuentemente se refleja en nuestras distintas naturalezas. Por otra parte, todos nos desarrolla-mos en distintos ambientes, lo que también contribuye a moldear nuestras naturalezas ... Los genes que forman los genotipos interactúan con los ambientes ... para producir los fe-notipos de los organismos adultos. El ambiente es tan importante como la secuencia de ADN: ... exactamente el mismo genotipo puede dar lugar a fenotipos muy diferentes en dis-tintos ambientes ... ¿Pero en efecto el ambiente cuenta mucho? ¿No están en realidad los genes a cargo? Algunas veces se describen a los genes como unos elementos “egoístas”, au-torreproducibles (que se autocopian) que, aunque se reordenan en cada generación y oca-sionalmente mutan, tienen la “meta” de maximizar la producción de más copias de sí mis-mos ... [Empero,] podría tener más sentido llamar cooperativos a los genes en lugar de egoístas ... Existe una causa adicional en el por qué la descripción de la dicotomía entre los genes y el ambiente ... es tan problemática. El medio no sólo influye en la expresión de los genes (o la impide), sino que también las diferencias genéticas, en su influencia en las acciones de los individuos, pueden cambiar el ambiente de esos individuos ... De hecho el Homo sapiens ha alterado profundamente su propio ambiente global y también ha alterado los de virtualmente cada uno de los otros organismos de la Tierra ... Estos cambios en el ambiente a su vez originan variaciones por las presiones sobre la selección en los seres hu-manos y otros organismos. Algunos cambios, como el incremento de los niveles de sustan-cias radioactivas en el ambiente, incluso han aumentado las tasas con que los genes mutan» (Ehrlich, 2000: 45-49).
2.3 Las fuerzas del cambio
En el tercer inciso del capítulo dos, el autor afirma que «en respuesta a las condiciones del ambiente, la selección natural gradualmente cambia las proporciones de varios tipos de ge-nes dentro de las poblaciones y con esto altera poco a poco las proporciones de organismos con rasgos correspondientes dentro de esas poblaciones ... La selección es el único proceso conocido que, dándole el tiempo adecuado, puede producir las complejas características de los organismos que los adaptan a su siempre cambiante medio. Puede, asimismo, ocasionar la evolución de estructuras o conductas que parecen estar diseñadas para responder a las ne-cesidades de las criaturas que las poseen ... Desde Darwin, en una centuria y media intensas investigaciones y debates entre los científicos, no ha aparecido otra cosa que pueda explicar la vasta mayoría de las características de adaptación, características que mejoran la capaci-dad reproductiva de los organismos ... La selección quizá sea el único factor que puede ex-plicar la mayoría de las adaptaciones ... pero no es el único factor que puede cambiar las proporciones –frecuencias– de los genes en las poblaciones naturales, cambio que es funda-mental para los procesos de la evolución ... [Un factor es el] ... flujo genético [provocado por las migraciones] ... Otro factor ... es el azar, ya sea en el proceso de reproducción o en la forma fortuita con que los individuos consiguen reproducirse ... Este cambio al azar es conocido como deriva genética y es especialmente importante en poblaciones pequeñas. En resumen, las mutaciones y las recombinaciones producen las variaciones genéticas; la se-lección, el flujo genético y la deriva genética determinan su destino ... Debido a que la selección es el proceso evolutivo creativo, responsable de la mayoría de las características que hacen a los organismos adecuarse a sus ambientes, regresaré con frecuencia a esto en las páginas siguientes. Entender la selección es entender las entrañas del proceso evolutivo» (Ehrlich, 2000: 49-51).
2.4 La selección en acción
En el cuarto inciso del capítulo dos, Ehrlich establece que «armados con un entendimiento de la selección natural, los evolucionistas han sido capaces de construir explicaciones razo-nables para todo género de adaptaciones aparentemente increíbles ... Los seres humanos y los chimpancés ... han seguido sus propios caminos de selección natural desde hace alrede-dor de 250 000 generaciones, que fue cuando nuestros ancestros siguieron caminos evoluti-vos distintos. Desde esa separación, hace más de 5 millones de años, los individuos en cada línea con ciertos genotipos se reprodujeron más que aquellos con otros genotipos ... En el proceso de selección ..., cuáles son genes de cada generación particular que son más valio-sos para la reproducción depende casi por completo de los ambientes en los que los indivi-duos de esa generación maduran ...» (Ehrlich, 2000: 51-53).
2.5 Selección en la naturaleza
En el quinto inciso del capítulo dos, el autor se pregunta «¿acaso este panorama de la selec-ción que estoy dando está basado meramente en unos pocos experimentos de la Casa de los Animales, algunas consideraciones teóricas y mucha especulación acerca de varias adapta-ciones? En absoluto ... Tanto en experimentos en el laboratorio como en observaciones de campo ha quedado claro que, si continuamos dependiendo del uso de los pesticidas, cada vez estaremos más plagados de insectos resistentes ... El hábito persistente de emplear anti-bióticos ... ha fortalecido la evolución de la resistencia. Lo mismo ha ocurrido por el uso in-tensivo de los antibióticos para aumentar el crecimiento de los animales comestibles ... Las islas, comenzando con la famosa visita de Charles Darwin a las Galápagos, a menudo han servido como un espléndido laboratorio abierto para la evolución de cualquier cosa ... Los organismos que habitan en las islas no pueden dispersarse fácilmente; están estancados en sus ambientes y deben ajustarse a las condiciones imperantes, algunas veces muy rápido ... El proceso evolutivo básico ... aumenta la frecuencia en la población de ... combinaciones de genes en particular, y en el proceso se modifican los tipos de individuos que hay en esa población» (Ehrlich, 2000: 53-61).
2.6 Tasas de evolución
En el inciso sexto del capítulo dos, Ehrlich afirma que «a pesar de las ventajas que tiene el estudio de la selección natural en el campo, en la mayoría de los casos las poblaciones de organismos de rápida reproducción siguen siendo los mejores sistemas para estudiar con detalle el proceso de evolución ... Stephen Gould, quizás el mejor ensayista entre los evolu-cionistas, encuentra una discrepancia entre las tasas de evolución observadas en poblacio-nes en el campo y en el laboratorio, y aquéllas inferidas de los registros fósiles ... Se llama “tiempo ecológico” [a] ... decenas o centenas de generaciones ... Detectar en la naturaleza [los] ... cambios y demostrar que no son resultado del azar es con frecuencia imposible: implicaría rastrear los destinos de cientos de miles de [individuos] ... con genotipos conoci-dos con enorme precisión ... [Pero lo] que ha ocurrido entre el origen de la vida (al menos hace 3500 millones de años) y [hoy] ... es indetectable ...» (Ehrlich, 2000: 61-64).
2.7 Inercias evolutivas
En el séptimo inciso del capítulo dos el autor expresa que «... la selección natural no es pre-visible ... Y sólo muy lentamente puede cambiar las características genéticas de poblaciones de organismos de vida larga como los son los seres humanos ... [Por ejemplo,] algunos de los cambios bruscos producidos por la industrialización parecen haber ocasionado un incre-mento en la incidencia del cáncer en las poblaciones humanas ... [Empero,] la tendencia del Homo sapiens a continuar con aquello de que “no pasa nada” de cara al rápido deterioro del ambiente está ocasionando la que puede ser la más gigantesca inercia evolutiva de todos los tiempos ... La preadaptación es a grandes rasgos lo opuesto a la inercia evolutiva ... De cualquier forma, la selección no pudo preadaptar a nuestra especie para resistir muchos de los ataques químicos a los que ahora estamos sujetos, debido a que esos ataques no tienen precedentes ...» (Ehrlich, 2000: 64-69).
2.8 Evolución y conducta: El caso del altruismo
En el octavo inciso, el autor dice que «a veces es muy difícil entender de qué manera la se-lección natural puede en realidad producir ciertas características. Uno de los mayores retos ha sido comprender cómo una conducta al parecer desinteresada puede estar vinculada a unos genes supuestamente egoístas ... El perfil básico para una respuesta al cómo la selec-ción natural pudo llevar a una conducta altruista fue propuesto ... por ... William Hamilton, quien desarrollo la noción de adecuación inclusiva ... La selección opera cuando los porta-dores de algunos genes se reproducen más que los portadores de otros. Si la conducta al-truista fuera hereditaria, tendría más posibilidades de extenderse si el altruismo estuviese dirigido a los parientes cercanos, dado que los parientes comparten genes ... A la reproduc-ción diferencial de genes originada por la influencia de individuos en el éxito de sus parien-tes ... a menudo se le llama selección de parentesco ... [No obstante,] la adecuación inclusi-va no es la única explicación “biológica” posible de la evolución de la conducta altruista. Hay otras que implican varias formas de reciprocidad ... en las cuales el donante paga un pequeño costo, el beneficiario obtiene una ganancia grande y el donante tiene expectativas de un beneficio futuro que le compensará con creces el costo de su conducta altruista ... [Así,] la selección ... puede favorecer cualquier característica a través de la reproducción di-ferencial de los grupos. Estos grupos pueden comprender un rango que va desde varias sub-divisiones ... hasta las especies ...» (Ehrlich, 2000: 69-73).
2.9 Selección en los seres humanos
En el noveno y último inciso del capítulo dos, Ehrlich observa que «el proceso de evolución parece relativamente fácil de observar en el mundo de las bacterias, las moscas de la fruta, las palomillas moteadas, los caracoles de tierra y otros similares. Pero ¿qué tan fácilmente puede ser observado en las personas? ... Indirectamente es posible inferir que las fuertes predisposiciones para el desarrollo de muchas características de los seres humanos están ... programadas en nuestros genes por selección natural y no suelen ser modificadas por el ambiente en individuos normales bajo condiciones normales ... [Empero,] hay menos razo-nes para creer ... que muchos de los aspectos más interesantes de nuestras naturalezas –co-mo nuestras orientaciones sexuales, religiones, lenguajes, agresividad, inteligencia, sentido del humor y otras– sean productos de la selección natural. Hasta ahora hemos visto cómo la selección natural puede gradualmente modificar poblaciones de bacterias y moscas de la fruta, serpientes y palomillas, flores y personas ... Pero ¿cómo la evolución ha llevado a ese nivel siguiente de complejidad organizativa, a comunidades que consisten en diferentes clases de organismos? ... Ese tema, la generación de la biodiversidad, que es absolutamente fundamental para la humanidad y de la cual somos parte, lo consideraremos en el siguiente capítulo» (Ehrlich, 2000: 73-76).
3. Nuestras naturalezas y las suyas
Al principio del capítulo tres, el autor señala que «a menudo la evolución se nos presenta como si ocurriera más o menos en el vacío y la concebimos ... como una sucesión de mos-cas de la fruta cada vez más ansiosas por beber DDT mientras comen o, tal vez, como una secuencia de figuras solitarias marchando a través de la página: simio simio-hombre “Neanderthal” desgarbado ser humano completamente erecto. En tales interpreta-ciones es tan fácil enfocarse en el linaje que se pierde de vista un hecho crucial ...: sin la existencia de muchos otros tipos de organismos y de los ambientes, los cuales desempeñan un papel decisivo en la creación, no habría ni moscas de la fruta ni seres humanos. Nuestras naturalezas humanas son totalmente dependientes de las “naturalezas” de otras especies. Nosotros evolucionamos junto con muchas de ellas, influyéndonos unos a otros en nuestros patrones evolutivos ... Sabemos por qué la biodiversidad está desapareciendo: la razón prin-cipal estriba en que el Homo sapiens está destruyendo hábitat ... naturales, y nuestra capaci-dad para hacerlo ... en mucho se debe a nuestra evolución cultural ... El proceso de diversi-ficación ha tomado miles de millones de años, y una comprensión del mismo es esencial para poder comprender la forma en que se han generado nuestras naturalezas humanas ... La diversidad tiene formas de vida que hay en el mundo, y sus intrincadas pautas de distri-bución e interacción, fue lo primero que suscitó el interés de Charles Darwin por la evolu-ción ...» (Ehrlich, 2000: 94-96).
3.1 ¿Por qué no limo verde?
En el primer inciso del capítulo tres, el autor se pregunta «... ¿de dónde vinieron las distin-tas especies?¿Por qué la Tierra no está cubierta con una capa uniforme de cieno verde, una turba de descendientes similares al primer organismo que evolucionó de una mezcla de sus-tancias químicas de su vida? ... La creación de nuevas especies es, junto con los cambios evolutivos dentro de las especies, el mecanismo que genera los principales patrones evoluti-vos –como la diversificación de los vertebrados en peces, anfibios, reptiles, aves, mamífe-ros, etcétera–. El impresionante proceso de generación de toda la diversidad de la vida, desde la primera aparición de protoorganismos vivos en los océanos primitivos de la Tierra ... empezó con variaciones en los ambientes ... [Millones de años más tarde,] los ácaros se transformaron ... “en la más grave plaga de artrópodos que ha afectado a la agricultura a lo ancho del mundo” ... Tales cambios en el ambiente vital pueden ser tan importantes para la diversificación de los organismos y para los procesos de creación de nuevas especies como para alterar el ambiente físico. Todas las poblaciones, humanas y no humanas, están ex-puestas a diferentes combinaciones de presiones selectivas, dependiendo de las especies que las rodean ... Distintas poblaciones de una especie que se reproduce sexualmente ... siempre son al menos ligeramente distintas en términos genéticos. Es esta variación geográ-fica la que constituye la base del proceso más común mediante el cual evoluciona una nue-va especie» (Ehrlich, 2000: 96-98).
3.2 La geografía y el origen de las especies
En el segundo inciso de capítulo tres, el autor observa que «el gran evolucionista Ernest Mayr fue el primero que sintetitó con claridad lo que se ha convertido en la visión típica de cómo surge la mayoría de las nuevas especies; esto es, la fuente de la sorprendente diversidad de especies que hay en la Tierra ... [Dicho] proceso de diversificación a veces es conocido como especiación geográfica. Un punto de partida para comprender el modelo de Mayr es la captada visión de los taxonomistas y evolucionistas de que, cuando dos tipos de organismos viven juntos en la misma región (esto es, son simpátricos) sin entrecruzarse, pertencecen a diferentes especies ... Bajo el modelo de Mayr de especiación geográfica, en algún momento del pasado dos poblaciones de la especie única ancestral se comenzaron a aislar una de la otra ... Como haya sido, las dos poblaciones ancestrales se hicieron alopátri-cas –aisladas una de la otra y pudieron seguir distintos patrones evolutivos ... Al paso del tiempo, mutaciones casuales y los efectos de la deriva génica influyeron de distinta manera en las dos poblaciones ... Cualquiera que sea la causa, [por ejemplo,] ahora hay dos clases de tordos que no pueden reproducirse entre sí, donde antes había un solo grupo de tordos swermit. Ha ocurrido una especiación ... La clave que hay que tener en mente es que este modelo predice la existencia de muchos diversos patrones de variación geográfica en orga-nismos en cualquier momento dado ... Estos patrones estarían relacionados con la movili-dad de los organismos, la composición de las comunidades, la extensión de las diferencias ambientales (y las consecuentes presiones selectivas) a través de gradientes geográficos, y extensión del tiempo y el grado de aislamiento ... En un extremo del espectro hay una mul-titud de poblaciones geográficamente aisladas, pero parecidas entre sí al punto de ser difícil aun distinguirlas estadísticamente. En el otro extremo hay muchas poblaciones de especies claramente distinguibles viviendo juntas sin reproducirse unas con otras, en las cuales a ca-da individuo se le puede asignar sin discusión una especie u otra (como los lobos y los co-yotes, los patos y los patos golondrinos, o las mariposas de cola de golondrina tigreada y las mariposas de cola de golondrina negra).
3.3 El significado de especie una vez más
En el tercer inciso del capítulo tres, Ehrlich dice que «... Mayr ... [descubrió que] la incapa-cidad para reproducirse entre sí es fundamental para su concepto de especie biológica, el cual destaca el aislamiento reproductivo que conserva a la biodiversidad de desaparecer a través de reproducciones cruzadas y permite a los taxonomistas tratar de clasificar juntos en la misma especie a organismos que en realidad pueden reproducirse entre sí o potencial-mente pueden hacerlo ... Por desgracia para los taxonomistas, existen numerosas situacio-nes entre los extremos especies-iguales/especies-diferentes ... A los seres humanos les gusta clasificar las cosas cuidadosamente, y los taxonomistas son seres humanos ... El criterio de reproducción ... [es] inútil cuando se aplica a organismos que viven en lugares diferentes (alopátridas) ...» (Ehrlich, 2000: 100-101).
3.4 La variación “racial” humana
En el cuarto inciso del capítulo tres, el autor se pregunta si «la evidente variación geográfi-ca en los modernos Homo sapiens, ¿es señal de una incipiente especiación? No, en absoluto ... Las subespecies, ... subdivisiones taxonómicas de una especie basadas en el patrón geo-gráfico de unas pocas características, a menudo no son entidades biológicas ... Así el con-cepto general de especie puede ser dividido en cualquier número de distintos conjuntos de “subespecies” simplemente seleccionando diferentes características sobre las cuales se basa la división ... Los intentos por tratar a las divisiones de la humanidad, basadas principal-mente en el color de la piel, como unidades evolutivas naturales han sido siempre, y lo si-guen siendo, una tontería ... Aunque las personas difieren de los chimpancés sólo en menos de 2 por ciento, de sus pares de genes de ADN ..., con eso aún queda mucho espacio para la variación genética entre los seres humanos ... No obstante, esta variación no tiene ni con mucho base geográfica (o racial) ... Aunque es muy común para una especie tan extendida como el Homo sapiens desplegar una amplia variación geográfica, ... es probable que todas las poblaciones humanas se deriven de un pequeño grupo de pobladores africanos que existieron apenas unas pocas miles de generaciones atrás ...» (Ehrlich, 2000: 101-106).
3.5 Ernst Mayr, Jack Dempsey y la radiación adaptativa
En el quinto inciso del capítulo tres, Ehrlich indica que «... un proceso de especiación gene-ralmente aceptado implica a poblaciones aisladas evolucionando independientemente hasta llegar a ser tan diferenciadas que no pueden reproducirse entre sí cuando entran de nuevo en contacto ... Esta diferenciación en el aislamiento parece ser el mecanismo dominante de especiación en organismos que se reproducen sexualmente ... pero aún hay controversias en torno a qué tan omnipresente es este mecanismo ... Se han propuesto otros modelos de es-peciación como complemento al de Mayr. En estos modelos, las poblaciones pueden ser ca-paces de diferenciarse incluso cuando se encuentran en los bordes de sus regiones pero no se traslapan (especiación parapátrica) o aun cuando no están aisladas geográficamente (es-peciación simpátrica) ... [Empero,] yo sospecho que el modelo de Ernst Mayr permanecerá como la mejor explicación de la generación de diversidad en organismos que se reproducen sexualmente, incluidos nuestros ancestros ...» (Ehrlich, 2000: 106-114).
3.6 El registro fósil y los patrones evolutivos
En el sexto inciso del capítulo tres, el autor explica que «el registro fósil ... nos obliga a ob-servar las muchas restricciones que la historia opone a los que la selección natural puede realizar en la generación y persistencia de las especies. Por ejemplo, si no fuera por aquel evento cósmico que destruyó a los dinosaurios, es probable que los seres humanos nunca hubieran evolucionado. Tal vez no se hubiesen abierto los nichos ecológicos para nuestros ancestros, y al Tierra hoy en día quizás estuviera dominada por reptiles inteligentes y socia-bles, descendientes de los dinosaurios, con unos pocos de apestosos y desaliñados mamífe-ros comedores de huevos viviendo a su sombra. Este es sólo uno de los muchos ejemplos de la forma en que las contingencias históricas influyen en el curso de la evolución ... Otro es que el registro fósil a menudo muestra cómo el proceso evolutivo de improviso atrapa órganos que evolucionaron en respuesta a un conjunto de presiones selectivas para llenar otra función ... Por supuesto, no hay razón por la cual la evolución debiera siempre proce-der al mismo ritmo, y hay razones por las cuales la especiación pueda ser especialmente co-mún al mismo tiempo que los cambios dentro de las especies se aceleran ... [Por lo demás,] no hay evidencia alguna de que la evolución ha “progresado”, digamos, desde la bacteria hasta los seres humanos. Es más, se podría afirmar que ... las bacterias son en la actualidad el pináculo de la evolución. Ellas hacen un gran trabajo de reproducción rápida delADN; si sus genes fuesen capaces de ser egoístas y sentir gozo, ... estarían muy contentos. La masa total –esto es, la biomasa– de las bacterias quizá sea más grande que la de cualquier otro ti-po de organismo ... [Como dijo Ernst Mayr:] “Simplemente no hay indicios en la historia de la vida de alguna tendencia o capacidad universales para el progreso evolutivo. Donde parece haberse encontrado progreso, hay un simple subproducto de los cambios realizados por la selección natural ...» (Ehrlich, 2000: 114-117).
3.7 La evolución de las comunidades
En el séptimo inciso del capítulo tres, el autor considera que «la evolución conforma las ca-racterísticas de las especies pero, al hacerlo, asimismo moldea las características de las co-munidades ... La coevolución es, por definición, una calle de doble sentido ... En esta suerte de carreras coevolutivas ... la evolución de cada jugador debe ser progresiva en el sentido darwiniano del término, o de lo contrario se extinguirá ... La comprensión de la coevolución ... ha sido el foco del principal esfuerzo de los biólogos en las décadas recientes ... y se ha logrado un progreso muy sustancial ... Como resultado de esto ... la coevolución[, por ejem-plo, de] planta-herbívoro fue el factor primordial en la diversificación de las plantas y los insectos ... La definición de coevolución que adoptamos Peter Raven y yo ha sido extendida subsecuentemente para incluir interacciones entre cualquier par de sistemas evolucionando ... A su vez, los cambios climáticos alteran las presiones selectivas en virtualmente todos los organismos; como se verá más adelante, un cambio climático muy bien pudo haber des-empeñado un papel clave en la separación de nuestro linaje de aquel de los chimpancés» (Ehrlich, 2000: 117-119).
3.8 La evolución cultural
En el octavo inciso del capítulo tres, Ehrlich explica que «los seres humanos, como nues-tros parientes cercanos, los chimpancés, y todos los demás organismos, somos producto de procesos darwinianos, procesos mediante los cuales la información (genética) heredada que portan los individuos es modificada y reorganizada generación tras generación ... Esos pro-cesos ... han dado a los seres humanos una habilidad especial: la capacidad para inventar, modificar, almacenar y transmitir un gran cuerpo cultural. La cultura es la información no genética (extragenética) expresada en cuentos, canciones, herramientas, costumbres, códi-gos morales, objetos de arte, relatos orales, libros, televisores, espectáculos, bases de datos de computadoras, imágenes de satélite, micrografías electrónicas, etcétera ... Ninguna [otra] criatura exhibe, ni remotamente, una cultura a la escala en que lo hace la humanidad ... Existen varias diferencias importantes entre la evolución genética y la cultural, entre las cuales la más evidente es que la evolución cultural puede dejar muy atrás a la evolución ge-nética debido a que no está constreñida al tiempo generacional ... La evolución cultural, a diferencia de la evolución genética, también puede involucrar la herencia de caracteres ad-quiridos ... Por desgracia, no se conocen bien los detalles del proceso de evolución cultural ... En el contexto de las naturalezas humanas tiene un gran significado la coevolución de los genes y la cultura ... No hay duda que el cerebro humano es un órgano complejo “diseñado” por la selección natural. Está muy bien adaptado para servir a las necesidades del animal sociable más complicado que ha deambulado por el planeta. No obstante, cuando los gran-des cerebros interactúan con la vasta cultura que han hecho posible, los resultados pueden estar muy mal adaptados en términos de adecuación, sea de los individuos o de los grupos. Por consiguiente, no podemos asumir que, porque una conducta existe, es posible explicar su presencia al afirmar que está ahí para incrementar la adecuación genética ... De una for-ma más general, los principales problemas en el análisis de las raíces de la conducta huma-na están sobre la pista de las posibles interacciones complejas entre las evoluciones genéti-ca y cultural, ... de nuestro primitivo estado de conocimiento de la evolución cultural mis-ma, ... y de la escasa comprensión de los factores genéticos que podrían influir en varios ti-pos de conductas, así como de un fundamental desenfoque en el contexto de las cuestiones relacionadas con el tema naturaleza contra educación. Para complicar aún más las cosas, también se encuentran presentes procesos similares a los de mutación, migración y deriva genética ... A lo largo de este libro ... hay un punto perticularmente importante que debe-mos tener presente. Cuando se llega a la política social, nuestra ignorancia y nuestra ética necesariamente nos limitan en gran parte en el empleo de las herramientas del ambiente pa-ra modificar la conducta ... Los científicos saben muy poco acerca de la influencia de los genes en la conducta humana ... Los mecanismos de la evolución genética que han ayudado a crear las naturalezas humanas y las naturalezas de nuestros compañeros vivientes sobre la Tierra no son un libro cerrado ... El campo de la biología del desarrollo sigue siendo uno de los menos comprendidos ... No obstante, la evolución genética, con la selección natural co-mo el principal mecanismo que la conduce, excepcionalmente proporciona un marco de re-ferencia coherente para comprender la diversidad de las formas de vida sobre la Tierra y el lugar de la humanidad dentro de ella. La eviolución genética combinada con la evolución cultural ... nos dirá mucho acerca de lo que somos, de dónde venimos, e incluso a dónde es-peramos llegar» (Ehrlich, 2000: 119-125).
4. De pie por nosotros mismos
En el cuarto capítulo Ehrlich dice que «... todavía es común ver a los “animales” y a las “personas” como dos categorías mutuamente excluyentes. Los seres humanos no sólo so-mos muy mamíferos y, específicamente, primates, sino que también hay aspectos de la psi-cología y la conducta de los monos que ... nos pueden pueden ayudar para reflexionar en nuestras propias naturalezas ... Los científicos desde hace mucho tiempo han reconocido que tenemos importantes similitudes con estos parientes ... Un gran defensor de Darwin, Thomas Henry Huxley, apuntó en 1863: “No sería menos falso que absurdo negar este abis-mo [el que hay entre los simios y las personas], pero es por lo menos igual de falso y absur-do exagerar su magnitud” ...» (Ehrlich, 2000: 137).
4.1 Nuestro lugar entre los simios
En el primer inciso del cuarto capítulo, el autor estima que «el casi siglo y medio de investi-gaciones que ha habido desde que Huxley hiciera su comentario ha visto cómo la otrora an-cha laguna de evidencias entre nosotros y nuestros parientes vivos más cercarnos en gran parte se ha llenado con el descubrimiento de numerosos fósiles ... ¿Qué sabemos de los fun-damentos físicos de las naturalezas humanas? ... Sólo necesitamos rastrear en nuestro árbol familiar unos treinta millones de años atrás ... para encontrar al ancestro común que com-partimos con los monos del Viejo Mundo. Si consideramos a los chimpancés en lugar de los verdaderos monos, la distancia a un ancestro común con ellos es tan sólo de una sexta parte ... A través del uso de técnicas modernas de biología molecular, los investigadores han descubierto que, en términos de las ramas del árbol evolutivo, estamos colocados justo en medio de los grandes simios ... Nuestra semejanza física con los otros grandes simios es evidente para cualquier observador imparcial, como lo fue el padre de la taxonomía, Carlos Linneo, quien en 1758 ... nos clasificó como primates y nos ubicó en el mismo género, Ho-mo, ... junto con los otros grandes simios ... Los bonobos ... físicamente, tal vez sean el me-jor modelo de primate vivo para compararlo con el Homo sapiens ... Si no en otra cosa, ellos se asemejan mucho a nosotros en estar continuamente interesados en el sexo ... Los chimpancés no sólo emplean herramientas, sino que también ... tienen una cultura: ... un cuerpo de información no genética que pasa de individuo a individuo y de generación en generación ... Como las personas, los chimpancés viven en sociedades patriarcales ... Y, co-mo los machos de la mayoría de los mamíferos, los seres humanos con frecuencia tratan de inseminar a más de una hembra. Por supuesto, estas similitudes no significan que las perso-nas sean “justo lo mismo” que otros simios ... Los seres humanos son los únicos simios vi-vos con una postura totalmente erguida. También somos virtualmente lampiños compara-dos con los chimpancés, nuestros incisivos y caninos son mucho más pequeños y tenemos dedos pulgares totalmente opuestos a la palma de la mano. Las hembras humanas son dife-rentes a las hembras chimpancés, y de hecho de todas las hembras de nuestros parientes cercanos, por tener pechos grandes y adiposos antes de la lactancia, y los machos humanos están casi empatados con los bonobos por tener los penes proporcionalmente más grandes (no así los testículos) ... También hay diferencias relacionadas con las formas de vida. Por ejemplo, los chimpancés pueden orientarse más rápidamente que los seres humanos en un mundo tridimensional, como un bosque espeso ... Otra diferencia fundamental asociada con nuestras naturalezas humanas descansa en el reino de la conducta sexual. Somos el único organismo que se sabe que conscientemente reconoce la conexión entre la copulación y la reproducción, y, como resultado, que emplea la contracepción y otras tácticas para evitar el embarazo ... La principal razón por la cual la gente puede manejar tales empresas, así como partir átomos además de nueces ... es que los cerebros de los hombres y de las mujeres son tres o cuatro veces más grandes que los de los chimpancés ... [Por lo demás,] el aspecto universal más obvio de la naturaleza humana es nuestro uso del lenguaje ... El lenguaje es único en su empleo de la sintaxis, el conjunto de reglas para la forma en que los elementos del lenguaje trabajan juntos para producir símbolos de objetos y acciones ... Única también en nuestra especie es la expresión oral del lenguaje ... entre todos los individuos normales ... Los seres humanos empleamos extensamente nuestras capacidades únicas en conexión con un cerebro que también nos permite improvisar conductas apropiadas para casi cualquier situación, basando el comportamiento en una clara comprensión de causas y efectos complejos ... y somos la única especie conocida que ha desarrollado sistemas de creencias. También es muy posible que seamos los únicos animales vivos que tienen empa-tía cognoscitiva ...: la habilidad para representarnos a nosotros mismos en la posición de otro individuo. Ésta ha sido una invaluable herramienta que ha sobrevivido para un organis-mo muy inteligente que vive en un medio muy socializado ... Debido a las características de nuestros cerebros, ya no dependemos de un paso majestuoso de la selección natural para re-solver los problemas de la supervivencia: en lugar de ello, la selección natural nos ha dado un aparato para generar soluciones rápidas. La diferencia en el grado de dotación cultural entre nosotros y otros animales es tan grande que ha originado muchas otras diferencias de clase. Ocurre así debido a que, con el lenguaje y las habilidades del cerebro humano para plantear y resolver problemas y almacenar información, el conocimiento contenido en la cultura humana puede ser expandido y compartido fácil y rápidamente ... El aumento en la comunicación ha permitido a nuestra cultura evolucionar una enorme complejidad, de la que resulta el desarrollo de conductas ... que ningún individuo solo o un pequeño grupo ais-lado podría inventar. La evolución cultural no sólo nos ha dado la capacidad de crear arte-factos complejos ... sino que también nos ha permitido intercambiar esas y otras comodida-des alrededor del mundo, y nos ha dado el potencial para exterminar a millones de otros se-res humanos en una fracción de segundo ... Y, por supuesto, es precisamente nuestra capa-cidad humana de almacenar y compartir cultura la que nos ha llevado a la evolución de las artes, de la religión, de las humanidades y de la ciencia; evolución que es un aspecto carac-terístico de la naturaleza humana ...» (Ehrlich, 2000: 138-145).
4.2 El descendiente del mono
En el segundo inciso del capítulo cuarto, el autor explica que «cuando El origen de las es-pecies fue publicado por primera vez [1859] ... el concepto de evolución estaba mucho más cerca de ser una “teoría” en el sentido de una idea especulativa. La palabra ‘teoría’ tiene va-rios significados y hoy en día muchas personas sin formación científica aún interpretan su significado en la frase “la teoría de la evolución” como una simple conjetura acerca de la vida. No obstante, en ciencia una teoría no es una conjetura, y su significado está conectado con la naturaleza como el árbitro supremo de su utilidad. Las hipótesis científicas son, de una forma u otra, pruebas contrastadas con la naturaleza ... Sólo cuando las hipótesis están suficientemente probadas y enlazan información de áreas relativamente diversas que pre-viamente no estaban conectadas, se transforman en teorías [y] ... su significado científico es más cercano al de la palabra ‘hecho’ ... Dos años después de la publicación de El origen [de las especies], se descubrió el primer ... “eslabón perdido” ... un fósil ... del Archaeopteryx lithographica ... que ... tenía la cabeza y la cola de un reptil, pero estaba cubierto de plumas ... El Archaeopteryx no fue el único eslabón perdido que apareció en las décadas que siguie-ron a la publicación de El origen [de las especies], ... en la década de 1890 Eugène Dubois ... descubrió el Homo erectus, un intermedio casi perfecto entre los monos y los seres hu-manos ... Los científicos piensan que gradualmente ... hace unos 80 millones de años, nues-tros ancestros primates se hicieron arbóreos; esto es, pasaban la mayor parte del tiempo en los árboles ... Entonces, hace aproximadamente 50 millones de años , los primates arcaicos empezaron a diversificarse y dar origen a los primeros monos y simios ... El movimiento de nuestros ancestros en los árboles fue muy importante: debemos nuestra visión binocular y unas manos hábiles a sus hábitos arbóreos y de recolectores de [insectos] ... No obstante, su salida de los árboles también fue crucial ... [la cual] ocurrió hace entre 10 y 5 millones de años, cuando el clima de África se hizo más seco y se formaron las primeras sabanas ...» (Ehrlich, 2000: 145-151).
4.3 Los huesos de nuestros ancestros
En el tercer inciso del capítulo cuatro, el autor se pregunta «¿qué tanto necesitamos saber acerca de la secuencia evolutiva que llevó de los monos a nosotros para desarrollar un pa-norama razonablemente bueno del origen de nuestras naturalezas? Se podría argumentar que el simple conocimiento de que hay fósiles que demuestran claramente que descende-mos de los “monos” es suficiente ... Ahora sabemos que nuestras raíces son sustancialmente más complejas de lo que pensábamos y, aún así, el registro [fósil] todavía contiene incógni-tas acerca de cómo y cuando evolucionaron algunos de los atributos humanos más impor-tantes, como por qué nosotros terminamos completamente erectos y los otros simios no. El conocimiento de cuestiones como éstas enriquece nuestra comprensión de la naturaleza hu-mana ... El primer fósil de homínido reconocido fue el de Neanderthal [descubierto en 1856], que habitaba hace mucho en el Valle de Neander, cerca de Dusseldorf, Alemania ... [Más tarde, en Java] Dubois ... [hacia] 1891 encontró ... el más famoso de los eslabones perdidos, el primer verdadero “hombre-simio”, que es lo que significa ... Pithecantropus ... que caminaba ergido ... En 1924 ... Raymond Dart [obtuvo en Sudáfrica los fósiles del] ... Australopitecus africanus (“el simio del sur de África”) ... [otro] eslabón entre los simios y los seres humanos ... [y,] al mismo tiempo ... se encontró ... en Zhoukoudian, China, ... [otro] Picanthropus erectus ... Métodos modernos de datación ... han ubicado a los australopitecos ... aproximadamente entre hace 3.2 a 2.5 millones de años, al Homo erectus entre 1.5 y 0.4 millones de años ... y al Homo sapiens ... desde hace cerca de medio millón de años ...» (Ehrlich, 2000: 151-155).
4.4 Lucy y sus parientes
En el inciso cuatro del cuarto capítulo, el autor explica que «variaciones como el reajuste en el tamaño estimado del cerebro del Australopitecus africanus son muy significativas en el panorama de la evolución. Si los paleontólogos de vertebrados estuviesen tratando de re-construir la ascendencia de cualquier especie junto con el Homo sapiens, hace mucho que estarían satisfechos ... Pero son nuestros propios ancestros y nuestra propia evolución lo que los paleontólogos y muchos de nosotros buscamos comprender ... Así, la investigación continúa ... en la secuencia simio Australopitecus Homo erectus Homo sapiens ... De todos los fósiles encontrados de nuestros ancestros ... el más importante fue el de un Australopitecus ... que se halló en Hadar, Etiopía, en 1974 ... [y] se le puso el apodo de Lucy, por ... la canción de los Beatles ... Lucy representaba a una especie que vivió hace unos 3.5 millones de años y muy probablemente era un ancestro del Australopitecus africa-nus ... [que] fue ... llamado ... Australopitecus afarensis ... Descubrimientos posteriores ... echaron más atrás, hasta hace unos 4.5 millones de años, la aparición del bipedalismo ... También ... ha quedado claro ... especialmente después del descubrimiento en 1959 de ... Mary Leakey y Louis S. B. Leakey de un cráneo en la Garganta Olduvai, Tanzania ... que existió más de una línea de evolución de los australopitecus ... Paranthropus boisei ... se llamó al famoso cráneo de Olduvai ... [Empero,] el reciente descubrimiento de un [Austra-lopitecus garbi] ... ha complicado aún más el panorama de los orígenes del hombre [pues] se agregó una nueva rama a nuestro ... árbol filogenético ...» (Ehrlich, 2000: 155-158).
4.5 El ascenso humano
En el inciso quinto y último del capítulo cuatro, el autor señala que «gracias al descubri-miento de Lucy y sus amigos, la tarea de demostrar que nuestros antepasados fueron bípe-dos antes de que desarrollaran cerebros grandes fue sencilla, en especial si se compara con aquélla de entender por qué nuestros ancestros primero evolucionaron una postura erecta y caminaron sobre sus patas traseras ... Conforme el clima se hacía más seco y las sabanas y los pastizales abiertos reemplazaban a los bosques lluviosos, la comida de nuestros ances-tros se hizo más dispersa y menos agradable. Es de suponer que todo esto premió la habili-dad para buscar sustento en áreas más grandes, y para acarrear alimentos, armas y crías de un lugar a otro ... Junto con el desarrollo del bipedalismo, en la línea de evolución de los homínidos ha habido una disminución en el grado en que los machos son más grandes que las hembras, una característica llamada dimorfismo sexual de tamaño ... [lo cual] puede estar conectado con algunos aspectos importantes de nuestras naturalezas humanas ... Quizá nunca sepamos todos los detalles, pero la investigación está empezando a estrechar las posibilidades. Algo de incertidumbre es una marca distintiva de la ciencia, si no es que lo es siempre, [respecto a] ... la literatura ... popular» (Ehrlich, 2000: 158-163).
5. Sólo huesos y unas cuantas piedras
El quinto capítulo lo inicia Ehrlich con una cita de John Allman (1999) que indica que «... los cerebros son barreras contra las variaciones del ambiente» y después Ehrlich opina que «si un Australopitecus africanus, cuidadosamente acicalado y vestido, se presentara en una cena de gala, probablemente pensaríamos que ... es un muy curioso y esbelto simio erguido que algún otro invitado trajo del zoológico local. Por el contrario, si un Homo erectus igual de arreglado ... se sentara a la mesa, lo juzgaríamos como un individuo muy extraño pero inconfundiblemente humano ... Aquí nos debemos preguntar lo siguiente: ¿qué pasó con aquellos contemporáneos de nuestros ancestros con cerebro grande, los neanderthales? ¿Se aparearon con ellos nuestros antepasados o compitieron con ellos, o los mataron y se los co-mieron o, simplemente, los neanderthales se desvanecieron? Cualquier cosa que haya ocu-rrido, ¿esto nos dice algo acerca de nuestras naturalezas humanas en el siglo XXI? ¿Qué pistas nos proporcionan los huesos fósiles y las herramientas de piedra para responder a estas cuestiones? Una cosa que revelan es que el Paranthropus ... se puso en pie sobre sus patas traseras y vagó por los paisajes africanos durante un millón de años ... [mas] no existe el menor indicio de que ... tuviese ... algo parecido a las naturalezas humanas modernas ... Era ... como los otros australopitecinos ... interesantes pero no eran nosotros ...» (Ehrlich, 2000: 175-176).
5.1 Del Homo habilis al mono desnudo
En el primer inciso del capítulo quinto, el autor dice que «después de que los investigadores desenterraron a los autralopitecos, el siguiente “eslabón perdido” fundamental que se en-contró era quizás el representante más viejo de nuestro propio género. Homo. Esta criatura también estaba completamente erecta y es probable que fuera capaz de emplear sus extre-midades superiores libres para transportar [a sus crías] y usar herramientas y armas ... El primer material fósil que se descubrió de este Homo habilis fue otro de los grandes hallaz-gos de Louis y Mary Leakey en la Garganta Olduvai ... Vivió ... entre ... 2.5 ... hasta hace unos 1.7 millones de años ... El hecho de que nuestros distantes ancestros homínidos fueran capaces de producir ... herramientas [de piedra] demuestra que ellos tenían no sólo destreza manual, sino también las capacidades de planear ..., de ser sustancialmente previsores ... y de saber apreciar las características de varios tipos de materiales ... La tecnología del Homo habilis ... fue la tecnología humana de la piedra durante más de 800 000 años ... No obstante, ... las naturalezas humanas pueden haber estado diferenciadas geográficamente desde hace más de dos millones de años, justo como lo están hoy en día las naturalezas de los chimpancés» (Ehrlich, 2000: 176-180).
5.2 El muchacho Turkana y sus parientes
En el segundo inciso del capítulo quinto, Ehrlich detalla que «la siguiente fase conocida de la evolución humana la representa un importante eslabón africano, recientemente reconoci-do, entre el Homo habilis y el Homo erectus. Se trata del Homo ergaster, quien vivió desde hace unos 1.8 o 1.7 millones de años, hasta quizás 1 millón de años, cuando fue remplazado por el Homo erectus y otras formas ... [Fue] hallado en 1984 ... en Nariokotomo, Kenya ... [y] sugiere que el Homo ergaster podría haber sido el ancestro del Homo erectus, del Homo neaderthalensis y del Homo sapiens ... Tal vez esta criatura haya sido el primer “mono des-nudo” ... y, por tanto, también pudo haber sido el primero en evolucionar una piel pigmen-tada ... El Homo ergaster estaba asociado con herramientas de piedra mucho más refinadas que las de sus predecesores, entre las que se incluyen hachas de mano bastante bien elabo-radas ... [y] cuchillas ... A esta técnica, que representa un avance sobre las herramientas me-nos especializadas y más pequeñas de la tecnología oldovaiense, se le conoce como tecno-logía achelense [“llamada así”, dice el autor en una nota de pie de página, “por St. Acheul, cerca de la ciudad norteña de Amiens, Francia”, donde también fueron encontrado este tipo de herramientas] ... Su desaparición marca el fin de la Edad de Piedra Primitiva o Paleolíti-co Inferior, hace sólo unos cuantos cientos de miles de años, después de haber sido, durante bastante más de un millón de años, el diseño casi inalterado de las herramientas de piedra ... [Además,] el Homo ergaster fue el protagonista de la “primera salida del África” de la hu-manidad; le llamaré “salida del África 1”, para distinguirla de la “salida del África 2”, ... que fue la supuesta dispersión del Homo sapiens desde su África natal ... Si los Homo er-gaster fueron los primeros monos desnudos, probablemente también fueron ... los primeros de nuestros ancestros en emplear pieles de otros animales para cubrirse ... El Homo ergas-ter llevó al Homo erectus, el famoso eslabón perdido, el cual fue nuestro primer ancestro en ocupar Eurasia desde lo que ahora es el norte de China en el este hasta España y el sur de Gran Bretaña en el oeste y que se propagó por todo el África en su viaje hacia el sur» (Ehrlich, 2000: 180-186).
5.3 Los neanderthales y el surgimiento de los seres humanos modernos
En el tercer inciso del capítulo quinto, el autor reconoce que, gracias al análisis del ADN mitocondrial, hoy se sugiere que el «... Homo neanderthalensis bien pudo haberse separado de su ancestro común con el Homo sapiens hace entre 690 000 y 550 000 años ... Los neanderthales ... con seguridad ... datan[n] de hace apenas unos 130 000 años ... [y] parece que desaparecieron hace apenas entre 40 000 a 28 000 años ... Ni el Homo nenderthalensis ni su contemporáneo, el Homo sapiens de mitad del Pleistoceno, eran más sexualmente di-mórficos que los humanos modernos ...» (Ehrlich, 2000: 186-188).
5.4 La salida del África 2
En el cuarto inciso del capítulo quinto, el autor se pregunta: «si los seres humanos moder-nos que reemplazaron a los neanderthales no son sus descendientes evolucionados, ¿de dónde vinieron entonces? Existen dos hipótesis básicas en torno al surgimiento de la última versión del Homo sapiens ... La primera ... conocida como el modelo multirregional, argu-menta que los modernos Homo sapiens evolucionaron independientemente a partir de espe-cies anteriores de Homo a lo ancho del mundo, con suficiente flujo genético entre las pobla-ciones como para mantenerlos juntos en el camino a la modernidad ... Esta visión ... actual-mente parece casi seguro que es errónea ... [Así,] es más fácil prever que se esparcieron [las poblaciones humanas] de una forma rápida y en una época reciente a partir de una pobla-ción ancestral, y sólo hasta entonces evolucionaron las diferencias en características super-ficiales (tales como el color de la piel, el tipo de cabello, la forma de los dientes y los arcos superciliares) bajo presiones selectivas locales y las influencias del flujo genético y de la deriva genética. Tal escenario alternativo de propagación y reemplazo lo proporciona el modelo de la salida del África 2. En él, se supone que África fue la fuente de los modernos Homo sapiens y que nuestros ancestros ... se propagaron desde ese continente por segunda vez dentro de los últimos 100 000 años, comenzando quizás hace entre 60 000 y 45 000 años ... y reemplazaron a las poblaciones premodernas ... [Este segundo] modelo ... está sustentado en estudios de genética molecular ... [y] todos [los] resultados son completa-mente congruentes con la hipótesis de la salída del África 2 ...» (Ehrlich, 2000: 188-192).
5.5 El misterio de los neanderthales
En el quinto inciso del capítulo quinto, el autor considera que «aunque hoy hay una eviden-cia creciente en favor del escenario de la salida del África 2, áun permanecen muchas cues-tiones intrigantes. Por ejemplo, si los neanderthales no evolucionaron en Homo sapiens ¿por qué desaparecieron? Es interesante considerar las posibles diferencias de adaptación entre nuestros ancestros y los neanderthales, diferencias que pueden ayudarnos a explicar la desaparición de estos últimos ... El físico robusto de los neanderthales ... El cerebro grande ... Los grandes dientes frontales ... Las proporciones de sus extremidades ... [Todo] esto se-ría un ejemplo de coevolución genético-cultural ... Tal vez una de las razones por la que de-saparecieron los neanderthales sea que no fueron un contendiente competitivo de los Homo sapiens modernos, quizá porque fueron menos capaces de hallar alimentos en épocas de es-casez o incluso porque eran menos hábiles en los combates que podría haber habido entre ambas especies ... El Paleolítico Medio marca el fin del largo estancamiento achelense y el comienzo de otro período de estancamiento tecnológico de cerca de 200 000 años. Este últi-mo período, en el cual los neanderthales estaban incrustados, se caracterizó, como las tec-nologías anteriores, por la carencia de huesos labrados y objetos de arte que a menudo se encuentran entre los artefactos de los Homo sapiens prehistóricos (culturalmente modernos) ... [En todo caso,] parece que [a los neanderthales] su robustez no le sirvió tan bien como les sirvió a los Homo sapiens su virtuosismo tecnológico ... los a menudo llamados hom-bres de Cro-Magnon [De la nota de pie de página: “... los primeros restos encontrados en Europa de verdaderos Homo sapiens, de aproximadamente 30 000 años de antigüedad, fue-ron recuperados en la región de Dorgoña, al oeste de Francia. Se desenterró una serie de es-queletos en una cueva poco profunda que había en un acantilado conocido ... como Cro-Magnon ...”] ... En resumen, no sabemos qué pasó con los neanderthales ... [Empero,] no deberíamos subestimar el posible significado de las pequeñas diferencias culturales y los eventos azarosos que, a la larga, resultaron ser fatales ... Cualquiera que haya sido su desti-no, los neanderthales estuvieron rondando hasta los tiempos de las más grandes transforma-ciones culturales en la historia de nuestra especie ... En un área del oeste de Francia existen señales de que los neanderthales adoptaron algunas de las técnicas de los revolucionarios hombres de Cro-Magnon (Homo sapiens) ... El cambio a esta tecnología del Paleolítico Superior, la cual aparece por primera vez en el Medio Oriente hace ... 50 000 y 40 000 años ..., fue el inicio del cambio cultural más rápido y radical jamás registrado en el linaje de los homínidos, al que recientemente el ecólogo Jared Diamond ha popularizado como “el gran salto adelante” ...» (Ehrlich, 2000: 192-197).
5.6 La salida del África una vez más
En el sexto y último inciso del capítulo quinto, Ehrlich argumenta que «aparte de la desapa-rición del Homo neaderthalensis, de la hipótesis de la salida del África 2 ..., surgen otras cuestiones que ilustran lo complejo que resulta ordenar las rutas que siguió la evolución pa-ra conformar las naturalezas humanas. Por ejemplo, ¿por qué dio la casualidad de que el salto hacia el Homo sapiens ocurriera en África’? Y la emigración de los primeros Homo sapiens de África, ¿fue un acontecimiento único, un flujo continuo o una serie de oleadas? ... Con respecto a la última pregunta, las pruebas genéticas parece que apuntan hacia un único acontecimiento primordial ... El paleoantropólogo Mike Morwood [y otros autores, 1998] resume así esta visión: “Los Homo erectus no eran simplemente unos chimpancés con pretenciones; ellos cazaban animales con lanzas muy bien elaboradas. Hoy en día se piensa que hicieron travesías marítimas para alcanzar Flores y otras islas de Indonesia. La evidencia sugiere que [sus] ... capacidades cognitivas deben ser revaloradas” ... [Por lo de-más,] la evolución cultural fue irregular, tanto en los Homo erectus como en los Homo sapiens prehistóricos, como de hecho ocurre con nosotros en la actualidad ... Puede ser que las naturalezas humanas hayan sido tan variables hace decenas de miles de años como lo son en el presente ... Los seres humanos modernos evolucionaron en África y se extendie-ron por los otros continentes en una época relativamente reciente, probablemente en varias oleadas, primero hacia el hemisferio oriental y más tarde hacia ... América ... Cuando co-menzó a contemplar cómo evolucionaron nuestras naturalezas, Darwin sólo tenía informa-ción acerca del primer neanderthal que se había encontrado. Sin embargo, ahora la historia de nuestras naturalezas, revelada por huesos y piedras, es extraordinariamente rica ... Com-binando el conocimiento que se tiene acerca de la conducta de los seres humanos modernos y sus parientes vivos con lo que sabemos a partir del análisis de huesos, artefactos, vivien-das y otros rastros de nuestros ancestros prehistóricos, podemos empezar a responder ... [las] preguntas sobre los orígenes de nuestras naturalezas únicas» (Ehrlich, 2000: 197-201).
6. Cerebros evolucionados, mentes evolucionadas
En el capítulo sexto, el autor indica que «... La evolución es la clave de la mente ... El gran crecimiento del cerebro de los homínidos, revelado en el registro fosil, es la razón por la cual los seres humanos, en lugar de los chimpancés o los baubinos, salieron del África, ocu-paron el planeta entero y lo conformaron para su propia utilidad. Esta dilatación del cerebro creó mentes con suficiente capacidad de almacenamiento como para que cada individuo de-sarrolle un ser persona, un ser capaz de reflejarse en una historia gradualmente acumulada. Y, a su vez, dio a cada ser humano una naturaleza distintiva, mucho más distintiva que las naturalezas que se encuentran entre cualquier tropel de monos o manada de sabuesos ... [pues] sus naturalezas son tan uniformes como guisantes en su vaina ... [Empero,] nuestros cerebros no son tan sólo la fuente de nuestras naturalezas individuales: la evolucionada ha-bilidad de estos cerebros para comunicar información detallada de uno a otro permite a ca-da grupo de seres humanos evolucionar asimismo una naturaleza de grupo ...» (Ehrlich, 2000: 210-212).
6.1 Mentes cambiantes
En el primer inciso del capítulo seis, el autor expresa que «prácticamente todos los científi-cos están de acuerdo en que nuestros cerebros son órganos cuyo “diseño” por la selección natural debe mucho a las necesidades de nuestros ancestros de alimentarse y sobrevivir, pri-mero en los árboles y arbustos, y más tarde en las sabanas ... Una subdivisión particular-mente importante de la corteza cerebral es el neocortex, una nueva estructura ... que es fun-damental para la forma en que los seres humanos perciben y reflexionan sobre este mundo ... Parece que la evolución ha construido el neocortex, con su capacidad para pensar, justo en la parte superior de las otras estructuras en el cerebro ... Además del desarrollo de un neocortex más grande que el de los primates vivos, ocurrieron muchos cambios fundamen-tales de reorganización en el cerebro desde que el linaje de los homínidos se separó de los chimpancés, cambios relacionados con el desarrollo de habilidades sociales adecuadas para tratar con sociedades cada vez más complejas, así como para desarrollar el lenguaje, per-feccionar el uso y la manufactura de herramientas, incrementar la capacidad de la memoria, etcétera» (Ehrlich, 2000: 212-213).
6.2 El enano entre nuestros oídos
En el segundo inciso del capítulo seis el autor explica que «junto con estos desarrollos evo-lutivos, nuestros cerebros evolucionaron la capacidad global para mantenernos, cuando estamos despiertos, continua y plenamente conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor ... Tenemos un continuo sentido del “yo” –de un pequeño individuo sentado entre nuestros oídos– y ... un sentido de la amenaza de la muerte, de la posibilidad de que este individuo, uno mismo, deje de existir. Yo le llamo a toda esta suerte de conciencias, “conciencia pro-funda”, la cual es fundamental para las naturalezas humanas y quizá sea el aspecto menos comprendido de dichas naturalezas ... Los seres humanos ... son los únicos animales que pa-recen completamente conscientes de la conciencia de otros individuos y, por lo tanto, de ser capaces de desarrollar empatía, la capacidad para identificarse emocionalmente con otros ... La conciencia misma ... prefiero definirla ... somo la capacidad de algunos animales, inclui-dos los seres humanos, de tener, cuando están despiertos, representaciones mentales en el tiempo real de eventos que les ocurrieron o que fueron percibidos por ellos ... Yo asumo que en muchos otros animales está presente un grado menor de conciencia del que nosotros poseemos ... No obstante, la conciencia profunda, como la he definido, sólo aparece en el Homo sapiens de entre todos los organismos modernos y es fundamental para la naturaleza humana ... Mi conjetura favorita ... es que las naturalezas humanas han estado reciamente conformadas por sociedades humanas de múltiples niveles –familias, bandas, tribus, ... re-des comerciales, etcétera– y por presiones poblacionales, todas interactuando en un sistema de retroalimentación positivo: las personas se hicieron más hábiles al enfrentarse con dile-mas sociales, y cuanto más individuos había, más difíciles eran los dilemas sociales que los seres humanos como grupo eran capaces de crear, y más se estimulaba la evolución del cerebro» (Ehrlich, 2000: 213-218).
6.3 ¿Cerebros dentro de los cerebros?
En el tercer inciso del capítulo seis, el autor afirma que «si se quiere comprender la con-ciencia, la conducta social y la forma en que evolucionaron estos dos importantes aspectos de nuestra naturaleza –quiénes somos y de dónde venimos– obviamente es esencial saber algo acerca del cerebro. La conducta es el despliegue público de nuestras naturalezas huma-nas; el cerebro y la mente son sus generadores primordiales. Lo que hoy en día es una vi-sión científica cada vez más prominente de las propiedades de nuestro órgano para pensar-sentir-recordar-controlar nos remite, entre otros, al lingüista Noam Chomsky [1980], ... y, más explícitamente, al psicólogo Jerry Fodor, ambos del Instituto Tecnológico de Massa-chussetts. Es una visión moderna de la idea de que distintas partes físicas del cerebro con-trolan diferentes “facultades” mentales ... Mucho antes del desarrollo de los escáneres de TEP [Tomografía de Emisión de Positrones] y de las técnicas de biología molecular, los científicos fueron capaces de lograr significativos avances en la comprensión de la geogra-fía del cerebro a través del estudio de personas cuyos cerebros habían sido dañados. Tal vez el caso más celebre ... de un cerebro dañado sea el de ... Phineas Gage. El 13 de septiembre de 1848, Gage cometió un craso error cuando apisonaba pólvora para volar unas rocas durante la construcción del ferrocarril ... La barra que estaba usando para apisonar, que tenía un grosor de más de tres centímetros y casi un metro de largo, salió disparada con la explosión [que Gage provocó por descuido] y, atravesando la cabeza del obrero, fue a dar a tierra a varios metros de distancia. Esto le causó un severo daño en el lóbulo frontal del cerebro, pero Gage milagrosamente ni siquiera perdió la conciencia y tuvo la suerte de su-perar la infección antes de que la herida cicatrizara ... Y lo que es más increíble, la mayor parte de sus funciones cerebrales sobrevivieron ... Empero, su personalidad cambió drásti-camente ... Después del accidente, perdió mucho de su compostura y se hizo inusitada-mente vulgar y obstinado ... Este extraordinario caso fue el primero que demostró que la ha-bilidad para tomar decisiones está, al menos en parte, localizada en las estructuras que hay al frente de cada hemisferio cerebral [corteza prefrontal] ... Tomando como base los resulta-dos obtenidos a partir de estudios de cerebros dañados, de las modernas técnicas de imáge-nes, de estudios en lingüística, etcétera, el doctor Jerry Fodor [1983] ha concluido que los procesos computacionales y de percepción no sólo están localizados, sino que también son más autónomos ... de lo que antes [se] pensaba ... El psicolingüista Steven Pinker [1997] ... describe la mente como una “computadora neural” ... y ... también ve al cerebro organizado en módulos especializados ... que se comunican unos con otros y, en ciertos puntos, con otras partes del cuerpo y con el mundo exterior ... Si mucho del cerebro está organizado en módulos más o menos diferenciados, incluso si los elementos de esos módulos no están geográficamente de una sola pieza en el cerebro, esto plantea interesantes preguntas ... co-mo de qué forma se consigue la coordinación entre los módulos y cómo se producen las habilidades más generales del cerebro ... Los hombres de ciencia apenas comienzan a en-tender los mecanismos mediante los cuales los cerebros almacenan y procesan información, pero lo que han aprendido nos está llevando a una gran cantidad de especulaciones estimu-lantes e ingeniosas» (Ehrlich, 2000: 218-225).
6.4 Lo que nuestros cerebros saben acerca de nuestro cerebro
En el cuarto inciso del capítulo seis, el autor opina quen «a pesar de las incertidumbres, pa-recen estar bien establecidos algunos puntos generales con una particular relevancia evolu-tiva. En resumen, los puntos clave son los siguientes: 1. El cerebro es un órgano que, como otros órganos, ha evolucionado una estructura útil para varias funciones, 2. El cerebro pue-de compensar un daño parcial y, con frecuencia, seguir pensando, 3. El cerebro contiene muchos “programas” –conjuntos de neuronas conectadas– que han sido construidos por la selección natural en cientos de millones de años, 4. Los programas que han evolucionado más recientemente en el cerebro nos permiten resolver problemas de relación y causalidad que son difíciles o imposibles de resolver para la mayoría de los otros animales, 5. Aunque la selección natural ha diseñado los programas del cerebro mediante la creación de genoti-pos apropiados, son esenciales ambientes adecuados (internos y externos) para producir las características de conducta que observamos, 6. La selección natural ha diseñado los progra-mas del cerebro para influir en ciertas percepciones y conductas, 7. Sin embargo, el código genético no prepara instrucciones específicas en la estructura del cerebro para que éste se encargue de todas las situaciones conductuales concebibles o incluso de un gran número de ellas, [y] 8. Con respecto al cerebro, así como con otros órganos, la selección natural tiene problemas para hacer sólo una cosa a la vez ... En el cerebro, todas estas características se-rían los diseños básicos de conexiones que hacen posible la subsiguiente afinación, o ajuste, ambiental» (Ehrlich, 2000: 225-238).
6.5 El cerebro y el mundo
En el inciso quinto del capítulo sexto, el autor indica que «esta afinación depende de la na-turaleza de las señales que entran a nuestro cerebro desde el ambiente, incluyendo aquéllas que no percibimos conscientemente. El Homo sapiens ha evolucionado para cribar las posi-bles percepciones de tal forma que tiene conocimiento sólo de una pequeña parte de los po-tenciales estímulos que hay “afuera”. Y las percepciones ... y nuestras sensaciones acerca de ellas, claramente ... conducen una gran parte de la conducta, de nuestras naturalezas hu-manas, de todo lo que queremos comprender ...» (Ehrlich, 2000: 238-245).
6.6 Diferencias culturales en la percepción
En el sexto inciso del capítulo seis, el autor considera que «aunque ciertos aspectos de la percepción recibieron una fuerte influencia de una herencia común de evolución biológica de la humanidad y son componentes del equipo sensorial de cualquier persona normal, el proceso de percepción en sí mismo puede ser claramente modificado por la experiencia. En un nivel, esta modificación se combina con el aprendizaje, como cuando individuos entre-nados instantáneamente perciben el significado de una línea en una gráfica o la Gestalt de un ave o una especie de mariposa. Pero un tipo de modificación particularmente interesante y de mayor dominio es producto de diferencias culturales específicas en la percepción. Por ejemplo, algunas culturas no suelen emplear ilustraciones que sean representaciones en dos dimensiones de escenas tridimensionales, y los sujetos de esas culturas no emplean las cla-ves del tamaño del objeto, la superposición y la perspectiva para interpretar las imágenes, como lo hacem las personas que pertenecen a culturas en las cuales se emplea este tipo de ilustraciones ...» (Ehrlich, 2000: 245-247).
6.7 La percepción del ambiente
En el séptimo inciso del capítulo seis, el autor explica que «varios aspectos de nuestro siste-ma de percepción nos proporcionan ciertas claves que ayudan a comprender el fracaso de la humanidad para asumir los problemas del ambiente. Una de ellas ... es que la percepción tiende a mantener constante el entorno ambiental. Esto está relacionado con el fenómeno de la habituación, en el cual un estímulo constante se “desintoniza” de la conciencia ... Nuestro sistema nervioso contiene “filtros” y “detectores de características” que se aseguran de que no lleguen indiscriminadamente a nuestra conciencia todos los estímulos posibles del am-biente ... [Con respecto a los problemas de la contaminación ambiental, causada por los se-res humanos,] la dificultad estriba en que la mayoría de las amenazas más serias que en-frenta la humanidad son cambios lentos, nocivos, en el entorno ambiental mismo, cambios para los cuales nuestros sistemas de percepción han evolucionado con el fin de que los ig-noremos ... La evolución de la tendencia a habituarnos evidentemente nos permite compor-tarnos en formas que de otro modo serían inexplicables, dado que tenemos dificultad para tomar conciencia de las continuas tendencias que desarrollamos gradualmente. Los ejem-plos más obvios son la pérdida de sensibilidad ante los efectos de una horrible violencia que afectó a muchos de los verdugos de Hitler, y esas influencias sobre los niños de hoy en día que ven miles de asesinatos en televisión. Aquí, un ambiente constante de violencia gra-dualmente se convierte en el entorno ambiental “normal”, que fracasa para provocar res-puestas sociales apropiadas» (Ehrlich, 2000: 248-249).
6.8 Cerebros, tendencias y conductas
En el octavo y último inciso del capítulo sexto, Ehrlich asevera que «así, nuestros grandes cerebros emplean sus vastas capacidades no para almacenar uno a uno los datos de las seña-les sensoriales que llegan a ellos, sino que ejercitan un alto grado de selectividad para filtrar e interpretar esos datos. Alimentan así una visión del mundo que está conformada por nues-tros receptores sensoriales biológicamente evolucionados y, además, con la influencia de algunas características biológicas evolucionadas de nuestros propios cerebros. Nuestros sis-temas nerviosos nos ayudan a construir la “realidad” que creemos que está “afuera”, por lo que las características de estos sistemas inevitablemente influyen en nuestras visiones del mundo y, por tanto, en nuestras naturalezas ... Cuando vemos la evolución de los simios (incluidos nosotros), siempre se debe prestar atención a las influencias de sus ambientes físicos y sociales, y cada vez más a los segundos ... así como a dos elementos que son cen-trales en nuestros ambientes sociales y cuya ausencia en nuestros parientes vivos más cer-canos es enorme: la evolución de la cultura y lo que la hace posible, nuestra facilidad única del lenguaje ...» (Ehrlich, 2000: 250-252).
7. ¿De la expurgación al chismorreo?
En este capítulo séptimo de Naturalezas humanas: Genes, culturas y la perspectiva huma-na, el autor estudia brevemente algunos aspectos del lenguaje. Así, para comenzar, cita a Edward O. Wilson (1998), quien dijo que el “Homo sapiens ... con justicia puede ser llama-do el simio parlante” y, luego, afirma que «... el lenguaje no sólo es un sistema de comuni-cación; está íntimamente involucrado en nuestro sistema de pensamiento. Quizá la mayor diferencia en clase entre los seres humanos y los chimpancés no sea nuestras grandes habi-lidades para resolver problemas sino nuestras habilidades lingüísticas únicas ... Además, generalmente es a través del lenguaje como mejor expresamos la diversidad de nuestras na-turalezas. No sólo cada cultura tiene una lengua o un dialecto, sino que también cada perso-na tiene un modo de hablar distinto y un talento único para emplear la palabra hablada y, en las sociedades alfabetizadas, la palabra escrita. Asimismo, el lenguaje es un área excelente para investigar cómo trabajan juntos la herencia y el ambiente: todos los seres humanos normales nacen con la capacidad de adquirir una lengua, pero la lengua o lenguas que ad-quieren depende enteramente del medio en que viven ... Para apreciar mejor qué es lo que se sabe [acerca de las preguntas que la biología construye sobre el lenguaje,] ... ayudará echar primero un vistazo a las características del lenguaje en sí mismo» (Ehrlich, 2000: 266-267).
7.1 ¿Qué es un lenguaje?
En el primer inciso del capítulo siete, el autor explica que «un lenguaje tiene tres elementos principales: vocabulario, sintaxis y significado ... El padre de la lingüística moderna, Noam Chomsky, inventó un ejemplo famoso donde se muestra que la propia sintaxis (la estructura de la oración), puede existir sin un significado: “Las incoloras ideas verdes duermen furio-samente” ...» (Ehrlich, 2000: 267-269).
7.2 ¿Una gramática innata?
En el inciso dos del capítulo siete, el autor dice que «hemos citado la existencia de sintaxis sin significado para sustentar la idea de que hay un programa genético que permite a los niños la rápida adquisición de un lenguaje, sin importar cuál sea éste ... De acuerdo con esta idea, las personas están programadas con un conjunto básico de reglas, o restricciones, que subyace en la gramática de todos los lenguajes. Esta noción fue establecida por primera vez por Noam Chomski [1971] como la hipótesis de la gramática universal ... Chomsky propo-ne que, en la gramática universal, las oraciones no son simples sucesiones subyacentes de frases agrupadas en frases aún mayores. En otras palabras, las reglas de la gramática depen-den de la estructura. Una evidencia que sugiere que los niños tienen incorporada en sus ce-rebros la comprensión de la dependencia estructural de la gramática –es decir, que ellos no adivinan el significado a partir sólo de un arreglo lineal de palabras– es el hecho de que pa-recen aprender un lenguaje mucho más rápido de los que claramente podrían hacerlo por la simple imitación de las conversaciones de sus padres. Desde esta visión, en la jerga lingüís-tica se dice que el lenguaje es “indeterminado”, esto es, existe una pobreza de estímulos a partir de los cuales los niños pueden aprender una lengua ... Resultados [experimentales] ... reivindican la idea de Chomsky de que los humanos nacen con un sistema de circuitos en el cerebro que funciona como una especie de programa para las reglas universales de la gra-mática. Se diría que este sistema de circuitos permite a los niños muy pequeños emplear apropiadamente la gramática de cualquier lengua a la que estén expuestos ..., en lugar de aprender poco a poco todas las reglas escuchando las conversaciones de los adultos ... Em-pero, por desgracia, [en tales experimentos] no había un control experimental sobre la real experiencia previa de los niños ... estudia[dos] ... Así, es posible que periodos de audiencia relativamente limitados podrían explicar la adquisición del lenguaje, incluidas las reglas de sintaxis ... Los primeros estudios de individuos con varios tipos de lesiones cerebrales pare-cieron demostrar que las habilidades para el lenguaje estaban concentradas en dos áreas de la corteza cerebral en el lado izquierdo de la superficie del cerebro, conocidas como áreas de Broca y Wernicke, lo que parecía sustentar la idea de una unidad localizada que conten-dría el “cableado” para una supuesta gramática universal. Sin embargo, estudios más re-cientes de la arquitectura funcional del cerebro demuestran que el lenguaje involucra, en forma compleja, no sólo aquéllas áreas sino también a estructuras bajo la corteza cerebral y partes de la corteza prefrontal ... La realidad del cerebro es mucho más compleja que la rea-lidad de la ... computadora en la que estoy escribiendo esto, pero esa complejidad no des-carta la existencia de una gramática universal ... Está aceptado que los infantes pueden de-tectar una gama de sonidos del habla más amplia que los adultos que viven en sus socieda-des, quienes han perdido la habilidad para distinguir sonidos indiscriminados en sus len-guas nativas ... Esto implica que la retroalimentación del ambiente modifica (introduciendo restricciones) un sistema neuronal diseñado por la selección natural para permitir la adqui-sición de cualquier lenguaje humano ... Pero la idea de un complejo módulo sintáctico uni-versal a escala completa en el cerebro –un plano programado para las reglas gramaticales– me parece que cae en la categoría de “interesante aun si no es cierto”, y mis dudas se basan principalmente en la escasez genética» (Ehrlich, 2000: 269-275).
7.3 Lenguaje y pensamiento
En el tercer inciso del capítulo siete, el autor adelanta que «independientemente del grado en que las predisposiciones genéticas estén involucradas en la estructura del lenguaje y su adquisición, la relación de este último con el pensamiento tiene grandes implicaciones evo-lutivas. Por ejemplo, ¿podría ser que el lenguaje, al brindarnos el poder de pensar, haya da-do origen al “gran salto hacia adelante”? Algunos psicólogos plantan la hipótesis de que el lenguaje es esencial para el pensamiento, pero yo creo que la información que se tiene su-giere otra cosa. El lenguaje está relacionado con el pensamiento, pero ciertamente no todo lo que pensamos lo hacemos en nuestro lenguaje conocido. Considérese la cantidad de ve-ces que ha escrito o dicho una oración y enseguida retrocede: “Esto no es lo que quería de-cir” ... Con frecuencia tenemos problemas para expresar nuestros pensamientos (como cual-quier escritor puede decírselo), de forma que es claro que no están formados enteramente de lenguaje. Asimismo, existen serios problemas con el lenguaje normal como medio para pensar. Uno de ellos es que, aunque los símbolos del lenguaje a menudo son ambiguos, nuestros pensamientos con frecuencia no lo son ... El que sigue es un ejemplo ... de la desi-gualdad pensamiento-símbolo, conocido como problema de co-referencia:
El implecablemente vestido profesor se voltea de la pizarra y se aproxima a la estudiante que llora. Él saca un pañuelo y amablemente se lo ofrece a ella.
El profesor y Él y la estudiante y ella son formas de acortar la comunicación; la mente piensa en ellos como exactamente el mismo artículo pero nuestro sistema de símbolos arbi-trarios (el español), los diferencia ... Así, está claro que no puede haber una corresponden-cia uno a uno entre nuestros pensamientos y los símbolos con los cuales los expresamos co-tidianamente a otros ... Steven Pinker [1994] cree que construimos nuestro pensamiento en un profundo, rico, previamente instalado lenguaje universal (paralelo a la gramática univer-sal de Chomski), al que llama mentalés ... [el cual] supuestamente carece de las ambigüeda-des introducidas por las necesidades de eficiencia de la comunicación en los “canales” len-tos del habla y de los gestos (comparados con los canales mucho más rápidos en las neuro-nas del cerebro) ... Preguntarse por las conexiones entre el pensamiento y el habla puede conducirnos a algo parecido al proverbial debate sobre cuántos ángeles pueden danzar en la cabeza de un alfiler. No obstante, de hecho la conexión entre pensamiento y lenguaje (y, por lo tanto, cultura), pudo haber tenido un considerable significado en las relaciones hu-manas desde que grupos con diferentes lenguajes comenzaron a tratar unos con otros, y bien puede tener aplicación en el presente. El tema estuvo vigente en la filosofía europea de los siglos XVIII y XIX, ... y culminó en el siglo XX con el trabajo del gran filósofo vienés Ludwig Wittgenstein [1918, 1953; quien] afirmaba que los problemas de la filosofía eran esencialmente problemas del lenguaje, lo cual, cierto o falso, ilumina la importancia de la conexión entre pensamiento y lenguaje ... Al menos, [lo que sí resulta verdad es que] parece que el lenguaje conforma la visión del mundo» (Ehrlich, 2000: 275-280).
7.4 La Torre de Babel
En el cuarto inciso del capítulo siete, el autor enfatiza que «la existencia de unas 4000 a 6000 lenguas ... en el mundo actual refleja la diversidad de las culturas humanas que han evolucionado a través de cambios azarosos, migraciones e intercambio de ideas a lo largo de cientos de miles de años, y que se han encontrado con una gran variedad de desafíos ambientales y sociales en el proceso. Los lenguajes ilustran con rapidez con qué pueden evolucionar las culturas comparado con las tasas más frecuentes observadas en la evolución genética ... Aun si los seres humanos han estado hablando apenas desde los últimos 50 000 años, muchos, lenguajes habrán evolucionado y desaparecido durante ese periodo ... Hay [además] un importante proceso de retroalimentación entre la evolución del lenguaje y la evolución genética. Las personas con lenguas diferentes tienen muchas menos posibilidades de hacer pareja que aquéllas que comparten una lengua ... La correspondencia genética y las fronteras lingüísticas sustenta la idea de que el ambiente social desempeña un papel de-terminante en la evolución genética humana, dado que en algunos casos las diferencias lin-güísticas mantienen patrones de diferenciación hereditaria de poblaciones al impedir matri-monios mixtos. Me pregunto si las diferencias lingüísticas pudieron haber ayudado a los Homo neanderthalensis a mantenerse sin un entrecruzamiento significativo cuando vivie-ron en las mismas áreas [que los Homo sapiens]» (Ehrlich, 2000: 280-281).
7.5 El origen del lenguaje
En el quinto inciso del capítulo siete, el autor considera que «después de haber visto algu-nas características de los lenguajes y su diversidad, ahora iremos a la enigmática cuestión de cuándo y cómo inició la evolución del lenguaje ... Esta pregunta parece estar muy rela-cionada con otro problema. El por qué evolucionamos estos grandes cerebros. El lenguaje está tan estrechamente conectado con otros elementos únicos involucrados en la comunica-ción de las sociedades de Homo sapiens, especialmente con la religión y el arte, que, como se dijo antes, algunos estudiosos creen que evolucionó tal vez desde hace unos 50 000 años, a tiempo de ser responsable del “gran salto hacia adelante” ... Por el contrario, yo sospecho ... que el lenguaje ha venido evolucionando durante un tiempo muy largo, y que algunas de sus raíces más antiguas posiblemente puedan rastrearse hasta la historia de ani-males no humanos, incluso aves y ranas, en las cuales el hemisferio izquierdo del cerebro está, como en los seres humanos, más involucrado en la vocalización ... Gradualmente, con-forme los conjuntos de símbolos se hacían más abundantes y se perfeccionaba el control de los sonidos, se podría haber cambiado hacia una dependencia casi total de los sonidos, los cuales tienen ventajas importantes: la habilidad para conversar sin necesidad de un contacto visual, mientras se realizan otras tareas con las manos, y el poder hacerlo a distancias ma-yores ... Debe notarse que, en todos los aspectos, los signos del lenguaje basados en gestos y expresiones empleados por los sordos, son lenguajes genuinos, completamente modula-dos. De este modo, el cambio original a la dependencia del sonido no necesariamente está involucrado en un aumento en la complejidad de los pensamientos que podían ser transmiti-dos» (Ehrlich, 2000: 281-288).
7.6 La evolución de la sintaxis
En el sexto inciso del capítulo siete, el autor se pregunta «¿podría la selección natural haber traido gradualmente la sintaxis al sistema de comunicación de los primeros homínidos? La evolución de la sintaxis es crucial para el debate entre una evolución lingüística “gradual y temprana” respecto de una “repentina tardía (“gran salto hacia adelante”)”. En el extremo “repentina”, Derek Bickerton [1995] cree que la sintaxis es un sistema tipo todo-en-uno, el cual tuvo que haberse conseguido en un paso rápido y único ... El otro extremo, donde, co-mo señalé antes, descansa mi simpatía, es la visión de que la sintaxis y otras características del lenguaje evolucionaron en el linaje de los homínidos de forma bastante gradual ... Y la enorme complejidad del lenguaje moderno es una razón para creer que el lenguaje con una sustancial capacidad de comunicación (tal vez incluyendo una sintaxis primitiva) evolucio-nó bastante antes del “gran salto hacia adelante”. No se conoce a la selección [natural] por producir rápidamente productos complejos sin precursores obvios sobre la base de mutacio-nes fortuitas, y un par de miles de generaciones no es mucho en el tiempo evolutivo» (Ehr-lich, 2000: 288-290).
7.7 Mejor comunicación a través de la selección
En el inciso siete del capítulo siete, el autor observa que «está muy extendida la idea de que nuestros cerebros (y posiblemente nuestro lenguaje), se afinaron para satisfacer la situación de un animal altamente social que vivía de su inteligencia, cazando y recolectando en las sabanas ... Tareas para las cuales nuestros cerebros tenían que equiparnos para hacerles frente junto con los miembros de nuestro grupo social, de forma que tomáramos las máxi-mas ventajas de los beneficios de vivir en comunidad. Una forma importantísima para cose-char esos beneficios debió haber sido acceder al conocimiento que poseían otros miembros del grupo social ... Entonces, una fuerte presión selectiva en el tamaño del cerebro habría tenido la ventaja de darle [al ser humano] más capacidad de almacenaje y procesamiento para vérselas con lo que venía desde afuera del grupo y para relacionarse con los otros miembros de la comunidad ... Empero, para tratar con el conocimiento del grupo, recordar, organizar y planear, se requiere algo más que comunicación: se requiere pensar. Aquellos que tenían cerebros más grandes casi seguramente habrían sido mejores pensadores y probablemente también estarían beneficiados con un nivel más alto de autoconciencia, lo que les permitiría [a su vez], entre otras cosas, evaluar mejor sus propias capacidades y so-pesar las intenciones de los otros ... [Por otro lado,] ¿por qué los homínidos habrían evolu-cionado grupos de más de 100 individuos? ¿Pudo esto haber sido simplemente una conse-cuencia del crecimiento poblacional? Por la poca evidencia que hay en torno al tamaño real de los grupos [sociales] en distintas épocas, lo único que los científicos pueden hacer es es-pecular ... Conforme la población de los homínidos crecía, la competencia entre grupos bien pudo haberse incrementado, lo que agregaría presión para mejorar la comunicación dentro del grupo, ... con el fin de ser capaces de defenderse de otros grupos. Finalmente, las relaciones sociales probablemente se expandieron para incluir a individuos esparcidos en grandes áreas, si bien poco pobladas ... Pero, ¿cómo se esparció, por selección individual, esa creciente habilidad para el lenguaje a través de los grupos? ... A la larga, los individuos con más capacidad mental de almacenamiento podrían haber ganado un estatus social más alto (y acceso a la reproducción) por retener una mayor cantidad de la información no gené-tica disponible –esto es, información acerca de la cultura del grupo– y poder darle buen uso a ésta. Conforme la cultura se expandía, y los individuos se hacían más ingeniosos para manipularla, la demanda de espacio para el almacenamiento mental también ... [lo hizo así]; algo parecido al incremento exponencial de la memoria de las computadoras conforme los programas se hacen más complejos ... Las memorias de los miembros más viejos de las so-ciedades son depósitos de la historia del grupo y de sus técnicas para enfrentar sus proble-mas» (Ehrlich, 2000: 290-295).
7.8 El gran salto: Dos opiniones
En el inciso ocho del capítulo siete, el autor estima que lo anterior «... nos lleva de regreso al tema del “gran salto hacia adelante”, los dramáticos avances en tecnología que ocurrieron hace unos 50 000 años ... Las personas que realizaron este salto probablemente ya contaban con un lenguaje muy sofisticado, como probablemente los neanderthales también lo tenían. Pero si una súbita adquisición del lenguaje no explica el “gran salto hacia adelante”, ¿qué lo explica entonces? ... Después de los largos periodos achelense y musteriense de evidente estancamiento, ¿por qué habría habido tal florecimiento de una manufactura refinada de he-rramientas, a la que se agregó la escultura, la pintura rupestre, la elaboración de adornos corporales y otros signos de ceremonias, como el aprovisionamiento de tumbas? ¿Por qué existe evidencia de que las cadenas de intercambios comerciales de repente se expandieron sustancialmente? ... ¿Cómo pudo llevarse a cabo todo esto en tan sólo unos cuantos años en África, el oeste de Asia y Europa, y tal vez también en el este asiático ...? Existen dos opi-niones básicas contraopuestas: un cambio cultural provocado por el ambiente, y una súbita y fortuita reorganización del cerebro, que tuvo su base en cambos genéticos ... La verdad es que aún no sabemos exactamente qué originó el gran salto, y quizá nunca lo sepamos. Lo que es indiscutible es que los seres humanos fueron un racimo de bichos que evolucionaron muy oscura y lentamente durante millones de años antes del “gran salto hacia adelante”, el cual nos llevó a la condición de soberanos de la Tierra y exploradores del espacio en unas pocas decenas de milenios» (Ehrlich, 2000: 295-300).
7.9 ¿Por qué nosotros y no ellos?
En el noveno y último inciso del capítulo siete, el autor dice que «todo esto da lugar a otra cuestión importante. ¿Por qué otros grandes simios no siguieron la misma ruta evolutiva, hacia cerebros grandes y el lenguaje, como lo hicieron los homínidos? Que sus ancestros estuvieron sujetos a presiones selectivas un tanto distintas es inobjetable, pero difícilmente ésta es una respuesta reveladora. Una que sí puede serlo consistiría en que nuestros prime-ros ancestros, que fueron básicamente carroñeros en un ambiente de sabana, carecían de po-derosas mandíbulas y garras que los hubieran hecho competidores físicos con los leones, leopardos, hienas y perros salvajes. Los cerebros y la cooperación fueron la diferencia, en especial si los primeros éxitos los llevaron a incrementar el tamaño de sus grupos ... Empe-ro, ... a pesar del enorme progreso, los científicos apenas comienzan a arañar la superficie de cómo el cerebro y el cuerpo interactúan para producir la mente humana y la conciencia profunda. Tal vez nunca sepamos exactamente qué ocurrió en la evolución de los cerebros humanos y del lenguaje, pero esto no significa un misterio cósmico acerca de sus orígenes. Existe toda la razón para asumir que el mismo proceso [evolutivo] ... produjo los cimientos de nuestras diversas naturalezas: nuestros cerebros y nuestras igualmente increíbles habili-dades lingüísticas ...» (Ehrlich, 2000: 300-301).
8. La sangre es un trotamundos
En el octavo capítulo, Ehrelich adelanta que «antes o después del gran salto cultural que ocurrió hace unos 50 000 años y durante el cual nuestras naturalezas modernas aparecieron por primera vez, podemos estar bien seguros de que lo que había en las mentes de nuestros ancestros la mayor parte del tiempo, si no es que todo. Es lo mismo que está en nuestras mentes todo el santo día, así estemos volando aviones o trabajando en un procesador de pa-labras: comida y sexo ... Existen unas predisposiciones que podemos estar seguros de que la selección ha programado en nuestro ADN. La primera, es la predisposición a maximizar nuestra reproducción, que se expresa por el amor de la gente a la actividad sexual. La otra es comer. Ambas son actividades tan básicas, que todas las criaturas vivientes tienen pro-gramas genéticos que las llevan a reproducirse y a alimentarse ... Nuestros antepasados ho-mínidos más antiguos ..., lo que hicieron para alimentarse y reproducirse, y sus implicacio-nes evolutivas, es el tema de este capítulo ...» (Ehrlich, 2000: 312-313).
8.1 Caza y recolección
En el primer inciso del capítulo ocho, el autor cita al poeta inglés A. E. Housman (1951), cuando dijo: «“el barro reposa, pero la sangre es un trotamundos” ... En términos de la evo-lución biológica, nosotros somos unos trotamundos. En nuestros gustos actuales para la co-mida y el apareamiento, ¿habrá rastros de aquellos días cuando nuestros ancestros deambu-laban por las planicies, empleando herramientas rústicas con el fin de sacar una precaria existencia de la naturaleza? ¿Fue ... nuestro “medio de adaptabilidad evolutiva” (MAE) ... el medio que suministró las presiones selectivas responsables de muchos de los aspectos más universales de nuestras naturalezas modernas? ... Tal vez sí, aunque ... el MAE [puede que sea] altamente variable ... La conciencia profunda y el habla evolucionaron mientras nuestros antepasados vivían como cazadores-recolectores, forma de vida que ocupó la ma-yor parte de la historia humana. Es en un contexto de caza-recolección donde debemos bus-car las respuestas a las preguntas acerca de los orígenes de nuestras interesantes preferen-cias dietéticas, hábitos sexuales y nuestra inclinación a la violencia, a la reconciliación y a la religión. Hasta la revolución agrícola, hace unos 10 000 años, la forma de vida de todos los homínidos fue de cazadores y recolectores, como es hoy en día la de los chimpancés y, de hecho, de todos los animales omnívoros. Para la mayoría de los homínidos, caza y reco-lección simplemente significaba subsistir mediante un juego de atrapar y matar, hurgando en los restos de animales, y recolectando plantas silvestres comestibles ... [Empero,] la ma-yoría de la gente ... pasaba la mayor parte del tiempo ocupada en la recolección más que en la caza, y comían más alimentos de origen vegetal que carne ... La caza y la recolección fue la forma de vida básica de los homínidos durante unos cinco millones de años –aproxima-damente 250 000 generaciones– ... Durante ese tiempo, nuestros ancestros ... avanzaron un amplio trecho tecnológico y, supuestamente, social. Las técnicas para hacer herramientas de piedra evolucionaron y se expandieron; por más de 100 000 generaciones –desde los tiem-pos del Homo habilis, hace más de 2 millones de años, hasta casi el presente– nuestros an-cestros hicieron un uso extensivo de un conjunto de herramientas basado en rocas labradas, un conjunto que cambió sólo muy gradualmente. En contraste con el larguísimo periodo en que nuestros ancestros fueron cazadores y recolectores, los primeros linajes humanos que emplearon la agricultura lo hicieron sólo hace unas 400 generaciones, y las sociedades in-dustriales comenzaron apenas hace cosa de una docena de generaciones ... Sólo bajo unas presiones selectivas muy fuertes, ... en 400 generaciones se produciría un cambio apenas perceptible, ya no se diga en 12 ... Entonces es razonable suponer que cualquiera que sea el grado en que la humanidad haya sido conformada por la evolución genética, en su mayor parte fue para adaptarla a la caza y a la recolección ... A pesar de las deficiencias de cada ti-po de evidencia, es claro que la caza y la recolección no eran un fenómeno único, sino una mezcla compleja y variable de estrategias de supervivencia ... Por lo tanto, es altamente im-probable que hubiera un [MAE] ... único» (Ehrlich, 2000: 313-316).
8.2 La vida más allá de los bosques
En el inciso dos del capítulo ocho, el autor reconoce que «nadie sabe exactamente cómo vi-vían los australopitecos cuando empezaron a aventurarse en las sabanas, hace unos 5 millo-nes de años. Si empleaban herramientas de piedra, probablemente lo hacían de una forma muy similar a la que lo hacen los chimpancés actuales: alterando la piedra muy poco o na-da. Y, de nuevo como los chimpancés, probablemente empleaban ramas de arbustos como herramientas y armas, así como hojas y ramas pequeñas para tareas específicas ... Mucho de lo que comían los primeros homínidos dependería de su disponibilidad, de forma que dis-tintas poblaciones de asutralopitecinos pudieron haber tenido dietas bastante diferentes ... [Por otro lado,] no está claro si el Homo habilis ya había adquirido el comportamiento típi-co de los humanos modernos de establecer bases de operaciones campamentos a los que re-gresarían todos los días para intercambiar carne, comer, dormir y socializar ... No parece probable que lo hayan hecho. Aunque quizá cenaran con frecuencia en la misma arboleda fresca ... posiblemente retenían un hábito compartido con los chimpancés modernos: dormir individualmente en nidos sobre los árboles, cerca del lugar donde el grupo había tenido su última comida» (Ehrlich, 2000: 316-318).
8.3 Artefactos, cerebros y revoluciones
En el inciso tres del capítulo ocho, el autor considera que «los Homo ergaster/erectus eran otra historia y, con sus cerebros más grandes, una historia más “humana” ... La morfología de esos homínidos indica que, a diferencia de sus predecesores, ellos no pasaban mucho tiempo en los árboles. Sus habilidades tecnológicas habían aumentado al punto que, en lu-gar de los huesos de frutas y las piedras talladas más o menos al azar que caracterizaban la tecnología oldovaiense del Homo habilis, ellos produjeron el equipo de herramientas ache-lenses, en el que aparecieron diseños simétricos, tipificados por el hacha de puño de mano ... [Además,] la primera evidencia sólida de canibalismo en homínidos fue descubierta re-cientemente en un sitio de neanderthales con unos 100 000 años de antigüedad ... La fecha en la cual nuestros progenitores lograron por primera vez controlar el fuego es una impor-tante pieza perdida en el laberinto de la evolución de los homínidos ... Ahora se piensa que nuestros ancestros comenzaron a usar el fuego no hace más de 1.6 a 1.5 millones de años ... Pero el dominio completo del fuego por parte de nuestros ancestros en realidad puede que haya ocurrido hace menos de 200 000 años ... El fuego es una herramienta empleada por los seres humanos preagrícolas que nunca ha formado parte del equipo de herramientas de otros animales ... El fuego puede hacer más que dar calor; puede usarse para arrear ganado a los lugares de matanza, y puede hacer que sean más fácilmente procesados por el intestino granos y otros vegetales relativamente indigestos y, con frecuencia, hacerlos menos tóxicos ... En nutrición, como en otras áreas, los seres humanos empezaron temprano a usar la inte-ligencia para agrandar su base de recursos. El “gran salto hacia adelante” ... fue señalado por la aparición de nuevas armas, herramientas de piedra más elaboradas y finas puntas de piedra, acompañadas de armas y herramientas hechas de materiales distintos a la piedra: puntas de hueso, arpones de cuerno y agujas de marfil. Se inventaron las cuerdas, los hilos y los vestidos cosidos ... Y lo que tal vez sea más importante, hace unos 40 000 años flore-ció súbitamente el arte, manifestándose en magníficas pinturas rupestres, estatuas y joyería ... Los entierros se empezaron a acompañar con artefactos para sustentar, defender y entre-tener al difunto; asimismo, se decoraron los cadáveres ... Después del gran salto ... puede suponerse que ... las diferencias sociales entre los grupos estaban bien establecidas, con ciertos cazadores especialmente diestros conduciéndolos cuando era necesaria una cacería en cooperación, y con chamanes que interactuaban con los espíritus que ellos creían [que] controlaban el destino del grupo. Los primeros indicios de distinciones sociales en la forma de joyería y otros efectos personales pueden encontrarse en los entierros del Viejo Mundo que se registraron hace unos 25 000 a 30 000 años ... En el Nuevo Mundo, el registro de efectos personales es más limitado y generalmente con unos 5 000 a 4 000 años de anti-güedad ... No obstante, ... la verdadera estratificación social con clases hereditarias no se desarrolló sino hasta el origen de los estados políticos. Esta expansión de la distribución geográfica humana pudo ser posible gracias al perfeccionamiento de las habilidades para la cacería y su organización ... Parece ser que estas habilidades finalmente se desarrollaron hasta tal punto que, en combinación con un cambio climático inusualmente rápido, los seres humanos prehistóricos ocasionaron el gran exterminio que ocurrió en el Pleistoceno ... Bas-tante antes de la revolución de la agricultura, algunos grupos humanos se habían hecho muy eficientes para matar animales grandes ... Los seres humanos modernos emplearon sus grandes cerebros y capacidades lingüísticas para intensificar (incrementar la productividad [de]) sus actividades de cazadores y recolectores ... [Los grupos crecieron,] de un tamaño de 20-50 individuos, ... eventualmente ... se expandieron hasta llegar a quizás 100-200 indi-viduos ... Más allá de ese nivel de organización social, pudieron haber sido tribus, grupos de 500 a varios miles de personas que compartían un dialecto ... y a menudo un mito de descendencia de un ancestro común. Estos modestos niveles de organización social indican que el Homo sapiens, en términos de cualquier predisposición genética, aún debe ser bási-camente un animal de grupos pequeños, acostumbradio a vivir en unidades a a lo mucho cientos o miles, no millones o miles de millones de individuos. Esta puede ser la lección más importante que hemos aprendido de nuestra larga existencia como cazadores–recolec-tores ... No todos los lugares están bendecidos con los mismos recursos, así que pronto las personas comenzaron a intercambiar piedras, conchas, pieles y otros bienes. La heteroge-neidad del ambiente hizo del comercio una actividad temprana en la prehistoria ... Debió haber muchas barreras lingüísticas entre los distintos grupos de cazadores-recolectores, ba-rreras que pudieron haber reducido las posibilidades de intercambio de genes entre los gru-pos [sociales]» (Ehrlich, 2000: 319-326).
8.4 Sexo y selección sexual
«Esto nos lleva por fin al sexo», dice el autor en el inciso cuatro del capítulo ocho. «Las técnicas que emplearon nuestros ancestros prehistóricos para alimentarse al menos están in-sinuadas en el registro fósil. Pero aparte de lo poco que podemos extraer de los huesos fósi-les, no existe una forma directa para rastrear la evolución de la conducta sexual humana ... “El sexo” en los seres humanos va mucho más allá de los mecanismos de reproducción; in-vade casi todas las áreas de nuestras sociedades, desde las relaciones de poder entre hom-bres y mujeres hasta la publicidad de los productos comerciales. Hoy en día, gran parte de la naturaleza humana es de naturaleza sexual, cuyas bases evolucionaron cuando nuestros ancestros eran cazadores-recolectores. Muchos aspectos de nuestras naturalezas ... han evo-lucionado en respuesta a los deseos y necesidades del sexo opuesto así como los propios ... La selección sexual es simplemente una forma de selección natural en la cual la reproduc-ción diferencial entre genotipos de un sexo es originada por la competencia entre los miem-bros de ese sexo por oportunidades por aparearse o por la preferencia del otro sexo para aparearse con ellos ... El papel evolutivo de la selección natural en la determinación de ca-racterísticas visuales obvias en nuestra propia especie (como el color de la piel y de los ojos, y el tipo de cabello) es potencialmente muy interesante pero difícil de establecer ... Esto se debe a que la selección sobre tales características es variable conforme la cultura cambia con el tiempo ... Sin embargo, hay razones para creer que ambos tipos de selección sexual ... han conformado a la evolución humana ...» (Ehrlich, 2000: 326-327).
8.5 Por qué gobiernan los hombres
En el quinto inciso del capítulo octavo, el autor dice que «a lo largo de la historia se ha pre-sentado un dominio masculino universal de los grupos humanos. No existe información his-tórica fidedigna acerca de las sociedades matriarcales ... Joan Bamberger [(1974), opina:] “el mito del matriarcado no es sino la herramienta que se ha usado para mantener a la mujer en su lugar ... Para liberarla, debemos destruir el mito” ... No sólo los hombres son por lo general más grandes y más fuertes que las mujeres; también son biológicamente menos res-ponsables de sus crías. La participación paternal puede estar limitada a una sola y breve co-pulación, mientras que la madre queda a cargo durante nueve meses de gestación seguida, en las sociedades primitivas, de años de cuidados a sus crías. Por lo tanto, parece razonable que las raíces del dominio masculino (y de la omnipresencia del patriarcado) ... se encuen-tren en una combinación de los papeles que desempeñan el tamaño y el sexo ... Hay eviden-cias de que los grupos de cazadores-recolectores modernos defienden los recursos princi-palmente cuando los beneficios superan a los costos de la defensa, una situación que está bien documentada en las aves ... Así, la territorialidad prehistórica presumiblemente habría ocurrido cuando los recursos valiosos estaban en un nivel intermedio de abundancia ... Esos grupos no sólo defendían sus ámbitos hogareños; en ocasiones también incursionaban fuera de esos ámbitos, matando a miembros de otros clanes y a veces destruyéndolos y adquirien-do sus territorios ... La captura de mujeres pudo haber sido una meta de combate entre ma-chos de clanes prehistóricos, justo como ocurrió con algunos grupos históricos ...: una de las muchas conexiones entre violencia y sexo ... Si los clanes primitivos guerrearon por te-rritorios y mujeres, uno de los primeros controles sociales en aparecer a través de la evolu-ción cultural pudo haber sido uno que restringiera las luchas interclanes para permitir así el engrandecimiento de los grupos ... De forma parecida, la mayoría de las sociedades tratan de ejercer control social sobre los aspectos más directamente violentos de otro rasgo cultu-ral claramente universal: la violación de las mujeres por los hombres ... Los grupos huma-nos modernos defienden territorios por el mismo tipo de razones que lo hacían sus ances-tros, (por ejemplo, el estatus), [pero] ... no estamos seguros de que estuvieran presentes en la prehistoria ... Esta “territorialidad” humana puede ser estrictamente un fenómeno que ha evolucionado culturalmente y que está relacionado con nuestra habilidad única para crear grupos sociales especializados, cada uno con sus propias reglas convencionales de compor-tamiento ...» (Ehrlich, 2000: 327-333).
8.6 Conducta sexual
En el inciso seis del capítulo ocho, el autor indica que «tal vez el producto más interesante de nuestros cerebros sea un poderoso lenguaje, o tal vez no. Podría ser nuestra conducta se-xual; después de todo, el sexo puede ser mucho más entretenido que escuchar una conferen-cia o leer este libro. El sexo ha invadido la mayor parte de la vida de las personas, es (junto con el matrimonio), un asunto crucial en todas las sociedades humanas y desempeña mu-chos papeles más allá de la simple reproducción, como ocurre también con uno de nuestros parientes vivos más cercanos, los bonobos ... Pocas cosas en la vida son tan importantes, tan placenteras, ... tan cargadas de tribulaciones y tabúes, y (parcialmente como consecuen-cia de los tabúes), tan poco comprendidas. Los científicos, seres humanos al fin, también están fascinados por el sexo. Lo han estudiado todo, desde el matrimonio, el divorcio, el se-xo casual, las posiciones para el coito y la frecuencia del sexo oral-genital, hasta la psicolo-gía evolutiva de las mujeres atractivas y las causas de la homosexualidad ... Como ocurre con la evaluación de las religiones y otros conceptos culturales, existe una tendencia a con-siderar a nuestra propia existencia como la normal. Por otra parte, descubrir los hábitos se-xuales de otra persona es extremadamente difícil [y] ... reconstruir los hábitos sexuales de nuestros ancestros distantes, a quienes no se les puede entrevistar, es, por supuesto, infinita-mente más difícil ... Estamos obligados a emplear teorías, especulaciones y comparaciones con lo que sabemos de los modernos sistemas humanos de apareamiento para deducir los orígenes de los vínculos matrimoniales actuales ... Estos vínculos parecen formarse por una variedad de razones –económicas (división del trabajo), sociales (estatus) y reproductivas (ayudar en la cría de los hijos)–, siendo el éxito reproductivo la meta última de las tres ... La monogamia supone una pareja macho-hembra unida por lo menos durante un periodo re-productivo ... La poligamia, en la cual un macho se une con más de una hembra –al contra-rio de la poliandria (una hembra se une con más de un macho) o de la promiscuidad (no hay uniones)–, a menudo es considerada el sistema de apareamiento “básico” de los mamíferos ... La poligamia es más frecuente en los mamíferos debido a la relativamente poca respon-sabilidad que se requiere del macho durante la crianza ... Edward O. Wilson [1978] descri-bió muy razonablemente a los seres humanos como “moderadamente polígamos”, ... y ... Roger Short [1994] escribió que “somos básicamente un primate polígamo en el que la po-ligamia por lo regular toma la forma de monogamia en serie” ... Hoy en día, los factores culturales ciertamente tienen mucha más influencia en los patrones de apareamiento que la que tuvieron entre nuestros parientes distantes ... Robert Baker y Mark Bellis [1995] ... su-ponen que el tamaño y la forma del pene humano permiten que actúe como un pistón que raspa y succiona fuera de la cérvix el fluido seminal, esperma y moco cervical previamente depositados, aumentando así las posibilidades de que pase el esperma que [se] eyacula ... La primera mitad de lo que se eyacula contiene la mayoría del esperma, y la fracción res-tante del fluido seminal humano depositado es espermicida ... De manera similar, la cues-tión de por qué las mujeres tienen un busto prominente ha provocado un considerable deba-te. El tamaño y forma de los senos no están relacionados con la cantidad de leche que pue-den producir, y por lo regular son de interés erótico sólo para machos de sociedades en las cuales los pechos están normalmente cubiertos, aunque existen diferencias en las preferen-cias de tamaño y forma en distintas culturas (y, al menos conforme las modas cambian en las sociedades modernas, en diferentes épocas) ... Una de las respuestas más sensatas a esta cuestión es que se trata de una función para la atracción sexual ... Además de los senos, nuestra postura erguida puede estar relacionada con otra característica sexual secundaria. Podría explicar el vello residual en las axilas, que sirve como una mecha para dispersar los olores (que se piensa que son sexualmente atractivos) de las glándulas sudoríficas que se encuentran ahí ...» (Ehrlich, 2000: 333-336).
8.7 Esta noche no, querido
En el inciso siete del capítulo ocho el autor expluica que «el interés de las mujeres por las actividades sexuales fluctúa claramente a través del tiempo; pero ni con mucho como ocu-rre con otras hembras mamíferas, aunque todas tienen ciclos reproductivos básicamente si-milares ... [No obstante,] en virtualmente todas las sociedades humanas, la copulación se realiza en privado, y las mujeres ... ocultan en gran parte su época de ovulación no sólo a los hombres, sino también a ellas mismas ... Las mujeres pueden detectar el tiempo del ci-clo sexual de otras mujeres, en especial si son muy amigas, probablemente por la dispersión de olores específicos. Los hombres también pueden detectar la parte fértil del ciclo ... Los ciclos de las mujeres que viven juntas tienden a sincronizarse ..., pero el significado evoluti-vo de esto es, si hay alguno, desconocido ... A menudo surgen dos cuestiones básicas acerca de los ciclos sexuales de los Homo sapiens: ¿por qué los seres humanos (y algunos prima-tes) menstrúan, mientras que la mayoría de los mamíferos no lo hace?” y “¿por qué es una característica humana la actividad sexual más o menos constante, en lugar de un periodo de estro bien definido?” ... No sabemos con seguridad la respuesta a ambas preguntas pero se han propuesto algunas hipótesis interesantes. De hecho, la respuesta a la primera pregunta podría estar relacionada con la segunda, la que considera la carencia del estro ... El flujo menstrual simboliza la cúspide de la capacidad sexual de la hembra en relación con el ma-cho, así como la libertad liminal de la hembra del mandato biológico o cultural de un para-sitismo intensivo de infantes” [Harrell, 1981] ... En un nivel más fisiológico, se ha propues-to que la menstruación funciona como un mecanismo para sacar del útero bacterias peligro-sas que arrastra el esperma ... Otros investigadores apuntan que la menstruación es más efi-ciente que mantener el revestimiento del útero en al alto estado de energía necesario para la implantación del óvulo fertilizado ...» (Ehrlich, 2000: 336-340).
8.8 La pérdida del celo
En el inciso ocho del capítulo ocho, Ehrlich explica que «la segunda cuestión, acerca de la ausencia de celo en los seres humanos, posiblemente ha sido el centro de más especulacio-nes que cualquier otro aspecto físico de nuestras naturalezas sexuales ... La explicación clá-sica para la pérdida del estro, y la resultante actividad sexual durante todo el año en los se-res humanos, está enfocada en el posible papel de esta actividad para mantener unidas a las parejas y a las sociedades; esto supuestamente mantuvo a los hombres cerca para ayudar al cuidado de los infantes y llevó al establecimiento del grupo familiar como unidad básica de la sociedad. Pero hay algunas dificultades con esta explicación ... ¿Qué otros escenarios evolutivos posibles podrían explicar la desaparición del estro? Debido a que esta pérdida es universal en las hembras humanas, podemos presumir que la carencia de celo debe locali-zarse en una característica del genoma humano que difiere de aquél de los chimpancés: una pérdida en la capacidad tanto para detectar la época de ovulación como para concentrar la actividad sexual en esa época ... [En esta y en otras] explicaciones está implícita la suposi-ción de que los machos no pueden adivinar con la mínima precisión cuándo ocurre la ovu-lación ... Hay muchos más giros a los argumentos sobre la ovulación oculta que no tratare-mos aquí, pero debió quedar claro que tratar de desarrollar incluso una simple historia “jus-to así” para explicar la evolución de esta característica es muy difícil. Mi opinión es que se han combinado muchas presiones socioculturales y selectivas de formas muy complejas pa-ra producir el sistema humano de apareamiento ...» (Ehrlich, 2000: 340-345).
8.9 La copulación oculta
En el inciso nueve del capítulo ocho, el autor advierte que «la predilección por ocultar nuestra actividad sexual a miembros no involucrados en ella es un comportamiento humano muy común que demanda un cuidadoso escrutinio. No sólo la ovulación humana es oculta; ordinariamente lo es la copulación humana. A diferencia de nuestros parientes primates, los seres humanos rara vez se aparean en público ... Los orígenes de la copulación oculta, como los de la ovulación oculta, sólo pueden ser conjeturados. Tal vez conforme la cultura huma-na se hacía más compleja, el tamaño de los grupos más grande, y los competidores y coope-radores potenciales más inteligentes, los machos “taimados”, más astutos pero menos domi-nantes, pudieron haberse hecho más exitosos en términos de reproducción que aquellos que simplemente eran más fuertes y dominantes ... La copulación oculta pudo haber evolucio-nado junto con la elaboración del engaño, haciéndose especialmente importante cuando el lenguaje se desarrolló hasta el punto en que la comunicación verbal podía ser usada para arreglar citas a escondidas ... La copulación oculta adquiere sentido cuando las parejas tra-tan de evitar la atención de los machos dominantes. Esta conducta pudo haber evolucionado genéticamente en estos primares pero ser golpeado por un macho dominante también puede ser una muy potente experiencia de aprendizaje ... La ocultación pudo haber sido impuesta socialmente para evitar el trastorno que ocasionaría una competencia sexual más abierta y que podría afectar la armonía del grupo: una forma de lo que podría llamarse selección cul-tural de grupo. [Además,] a diferencia de la ovulación oculta, la copulación oculta es rever-sible, como lo demuestra la amplia difusión en las sociedades humanas modernas de espec-táculos sexuales y del sexo en grupo ...» (Ehrlich, 2000: 345-347).
8.10 La evolución del deseo
En el inciso diez del capítulo ocho, el autor enfatiza en que «cada vez más, los estudios de otros animales, especialmente los bonobos, demuestran que la conducta sexual no es tan inusual como alguna vez se creyó. Por ejemplo, la tradicional posición de apareamiento ca-ra a cara ... o posición del “misionero”, que antes se pensaba que era una peculiaridad hu-mana, es ampliamente usada por los bonobos. Asimismo, como los humanos, los bonobos no restringuen su actividad sexual a los periodos de celo ... [Por otra parte.] el clítoris con-siste en una bien conocida punta externa (o glande) junto con una masa interna de tejido eréctil mucho más grande de lo que se creía ... Al parecer, las mujeres son psicológicamen-te tan deseosas como los hombres y asimismo poseen una considerable habilidad para tener “erecciones”. Esto nos lleva a lo que posiblemente sea la cuestión más importante y polé-mica en el área de la conducta sexual humana: ¿hasta qué punto las diferencias macho-hem-bra en actitudes sexuales entre los seres humanos (y otros grandes simios) son materia de programación genética, en oposición al condicionamento cultural? ... ¿Por qué la selección natural dejaría la operación de algo tan importante al azar del ambiente? ¿De verdad la con-ducta sexual es ... “integrada”? ... Meredith Small [1993] ... expresa ... “Debido a las dife-rencias biológicas básicas a nivel del gameto, los machos y las hembras tienen patrones di-ferentes de conducta. Los machos tienen gametos prescindibles y el potencial para propagar su esperma. Las hembras sólo tienen oportunidades para pasar por el material genético en forma de infantes” ... La idea de que los mamíferos machos (incluyendo a los hombres) ne-cesitan hacer sólo un pequeño esfuerzo para tener un hijo, mientras que las hembras re-quieren de una dedicación mucho más grande ... es atractiva en su superficie y, hasta cierto grado, correcta ... Los hombres ciertamente son capaces de producir muchos más hijos si propagan sus gametos en lugar de ser fieles a una sola pareja ... ¿Los machos humanos bus-can experiencias sexuales con diferentes mujeres más avidamente que las mujeres buscan a hombres diferentes? ... Parece que los hombres en realidad buscan más variedad sexual que las mujeres. Una posible prueba de ello está en el hecho de que se ha observado que los pa-trones de promiscuidad difieren entre hombres homosexuales y mujeres homosexuales [pero esto no es prueba de que así ocurra entre hombres y mujeres heterosexuales, aunque] ... al menos en las sociedades occidentales, los hombres se ven más dispuestos que las mu-jeres a buscar y aceptar encuentros sexuales casuales ... ¿Estará eso “en sus genes”? No está del todo claro. Hay muchas evidencias de que las mujeres también gozan de la variedad se-xual ... y la gran mayoría de las sociedades ven a las mujeres como poseedoras de intereses sexuales tan fuertes como los de los hombres ... [Por otra parte,] ¿están los hombres genéti-camente programados para ser intolerantes ante cualquier señal de liberación sexual feme-nina? ... El factor que hace posible el “éxito” reproductivo en los machos es mostrar mucha más variedad en sus apareamientos que las mujeres ... Pero esta visión ignora la importan-cia de la elección femenina de la pareja en la evolución y organización de las sociedades de primates, especialmente las sociedades humanas, en las cuales a menudo parece ser muy importante ... [Las evidencias señalan] que el sistema de apareamiento humano no ha evo-lucionado genéticamente hacia una estricta monogamia [y] ... la casi universal característica humana de los celos sexuales, siendo más violenta en los machos que en las hembras, ... puede ser una respuesta evolutiva relacionada con la ausencia de una monogamia estricta y la consecuente incertidumbre acerca de la paternidad, la cual no tiene un equivalente feme-nino de incertidumbre acerca de la maternidad ... ¿Son las mujeres [sexualmente] más se-lectivas y exigentes que los hombres?; y, si lo son, ¿se trata de una diferencia biológica en su mayor parte? La respuesta a ambas es que aún no lo sabemos ... Quizá los dos sexos sean igual de circunspectos (o promiscuos), pero los hombres exageran y las mujeres subestiman el número de sus parejas ... Parece casi cierto que (como en la mayoría de los aspectos de la conducta humana) los genes, el medio y las interacciones gen-ambiente desempeñan un pa-pel en la generación de diferencias de género en actitudes sexuales ...» Ehrlich, 2000: 347-356).
8.11 La evolución de la homosexualidad
En el inciso once del capítulo ocho el autor asevera que «tal vez hoy en día la conducta se-xual más controvertida en los Estados Unidos sea la homosexualidad. La idea de que la ho-mosexualidad sea en algún sentido “antinatural” y su condena por esa razón suena un poco extraña en las sociedades occidentales modernas. Después de todo, la gente en estas socie-dades ha descubierto muchas formas distintas de separar el placer sexual de la reproduc-ción, algo que la actividad homosexual hace con mucha eficacia ... Cuando pensamos en su evolución, deberíamos recordar que la homosexualidad desempeña diversos papeles, .. y es-tá ampliamente distribuida en el reino animal ... En este sentido, ciertamente que es “natu-ral” ... Considerando la amplia gama de conductas que contempla el título de “homose-xual”, es fácil poner en duda que haya un ambiente que “provoque” el comportamiento ho-mosexual ...» (Ehrlich, 2000: 356-361).
8.12 Control de la fertilidad e incesto
En el inciso doce y último del capítulo ocho, el autor considera que «una posible razón del por qué la homosexualidad claramente ha evolucionado en algunas sociedades es el control de la fertilidad. En un estudio culrutal cruzado de 39 sociedades no industriales, las actitu-des hacia la homosexualidad estaban relacionadas con las necesidades demográficas perci-bidas. Tres cuartas partes de las sociedades clasificadas como promotoras del crecimiento poblacional castigaban o desaprobaban la conducta homosexual. De las sociedades clasifi-cadas como favorecedoras del control natal, 60 por ciento la aprobaba o alentaba ... Estos datos demuestran que las actitudes hacia la conducta homosexual son modificadas por el entorno social; no existen señales de un horror universal por una conducta que algunos piensan que es “antinatural” ... El incesto es el tema más discutido en la bibliografía sobre la evolución de la sexualidad humana. Sigmund Freud [1930], por ejemplo, vio los tabúes del incesto como el primer paso en la campaña de la civilización para restringuir la vida se-xual. Era una necesidad económica, “puesto que una gran cantidad de la energía física que [la civilización] emplea para sus propios propósitos tiene que ser rescatada de la sexuali-dad” ... Aunque la mayoría de las explicaciones de Freud acerca de la conducta humana son de poca utilidad hoy en día, ... los científicos aún no han encontrado una explicación de cómo evolucionó la condena del incesto. Incluso no sabemos si el tabú es una característica universal de la naturaleza humana, ni si está o no relacionado con problemas genéticos derivados del apareamiento entre parientes cercanos, como a menudo se afirma. El incesto hermano-hermana ha estado prohibido en la mayoría de las sociedades humanas pero, sorprendentemente, fue alentado en algunas sociedades, notablemente entre los faraones egipcios, ... la realeza de la antigua Persia y los Incas ...En las últimas décadas hemos hecho un claro progreso en la comprensión de muchos aspectos de las extremadamente complejas naturalezas de los seres humanos, y la evolución de nuestra conducta sexual no es la excep-ción. Pero los cazadores-recolectores hicieron mucho más que comer y copular, y, como lo veremos, desentrañar la evolución de fenómenos como la violencia y las creencias religio-sas no es un desafío menor» (Ehrlich, 2000: 361-367).
9. El dominio de la cultura
Las siguientes citas dan inicio a este capítulo: «Parece que la mujer difiere del hombre en disposición mental, principalmente en su mayor ternura y menor egoísmo [...] Debido a sus instintos maternales, [ella] despliega esas cualidades hacia sus hijos en un grado eminente; así, lo más probable es que con frecuencia las extienda hacia sus semejantes» [Charles Darwin, 1871]. «Cuando en las llanuras de Afganistán, estés herido y abandonado, y las mujeres salgan a destazar tus restos, sólo tira de tu rifle y vuélate los sesos, y ve con tu dios como un soldado» [Rudyard Kipling, 1912]. «Una de las principales funciones de los mitos siempre ha sido la de tratar de explicarse la situación desconcertante y sin sentido en el hombre se encuentra a sí mismo en el universo» [François Jacob, 1982]. Después, Ehrlich (2000: 386-387), dice que «podemos estar seguros de que nuestros genes están involucra-dos en los deseos humanos de alimentarse y de tener sexo; sin estos apetitos, el Homo sa-piens desaparecería con rapidez. Ciertamente la evolución cultural puede tener efectos im-portantes en las formas en que se expresan dichos apetitos, pero aun así están absolutamen-te cimentados en la evolución biológica ... Empero, cuando reflexionamos acerca de algu-nos aspectos de las naturalezas humanas como la violencia, la religión o el arte, nos topa-mos con una sutil línea divisoria. Las bacterias, las plantas y las mariposas no hacen la gue-rra, ni rezan a dioses o componen óperas. Sólo los seres humanos hacen estas cosas ... Lo cierto es que nuestra discusión sobre las naturalezas humanas ahora entrará en un ámbito en donde el papel de la evolución cultural ... claramente comenzará a dominar al de la evolu-ción genética. No existen imperativos biológicos para asesinar, cantar himnos o pintar cua-dros. Las mujeres pueden desmembrar a un soldado herido o pueden ser tiernas con él; la gente es capaz de crear historias que le ayuden a dar sentido al mundo y de creer en ellas. Y las diferencias en los genes de las personas tienen muy poco efecto, o ninguno, en los nive-les de empatía o en el contenido de los mitos. Cuando se abordan las conductas asociadas con la violencia, la religión y la estética, la evolución cultural ocupa un lugar central; hoy ... puede ser ... problemático invocar a [la] ... herencia genética como [su] ... causa ...».
9.1 La política de los chimpancés
En el primer inciso del capítulo nueve, el autor reconoce que «el evolucionista Richard Le-wontin [1999], uno de los más acerbos críticos de la bibliografía de divulgación en socio-biología, apuntaba que para muchos que han estado expuestos a esa literatura, “el ‘hombre’, y el macho de la especie, en particular, es un violento y egocéntrico multiplicador de genes, el producto de un profundo núcleo biológico heredado de sus ancestros simiescos” ... ¿Re-fleja esta impresión una razonable caracterización de una parte importante de nuestras natu-ralezas? Compartimos genes pero no cultura con los chimpancés, por lo que tiene sentido examinar detenidamente cualquier conducta compleja de estos últimos que parezca similar a aquellas que afloran en las sociedades humanas ... [Las] escenas ... de violencia [observa-das en los chimpancés] ... pueden verse en muchas, si no es que en la mayoría, de las socie-dades humanas. De hecho, a menudo ocurren disputas en las sociedades contemporáneas de cazadores-recolectores y, especialmente cuando los hombres compiten por las mujeres, las disputas llegan a la violencia ... Hay pocas razones para dudar que ... [la] violencia también ocurría ampliamente en las sociedades prehistóricas de cazadores-recolectores» (Ehrlich, 2000: 387-390).
9.2 Violencia de chimpancés, violencia humana
En el segundo inciso del capítulo nueve, el autor recalca que «como lo han señalado el an-tropólogo de la Universidad de Harvard, Richard Wrangham, y muchos otros, la violencia parece ser más común entre los machos que entre las hembras. Las redes comunes de tal conducta y de la estructura patriarcal de las sociedades se detectan tanto en el comporta-miento de los chimpancés como en el de los seres humanos [Wranghman y Peterson, 1996] ... Las complejidades, tan parecidas a las humanas, que se encontraron en la política de los chimpancés son verdaderamente impresionantes. Maquiavelo [1513] hubiera estado orgu-lloso de ellas ... El dominio depende no sólo de la fuerza bruta, sino también, hasta un cier-to grado, de las alianzas y de la aceptación de aquellos que son dominados. La aceptación puede estar basada en el conocimiento del otro ...» (Ehrlich, 2000: 390-393).
9.3 La política de los cazadores-recolectores
En el inciso tres del capítulo nueve, el autor reconoce que «es fácil encontrar en las socie-dades humanas, así como en las de los chimpancés, una habilidad de los individuos no do-minantes para operar en contra de los que están por encima de ellos en la jerarquía e, in-cluso, llegar a dominarlos (una “jerarquía de dominio invertido”), ... haciendo de esta forma una sociedad más igualitaria ... Así, en la transición al Homo sapiens cazador-recolector moderno debe haber habido una tendencia de relajación hacia jerarquías de dominio del ti-po chimpancé, permitiendo la evolución de las sociedades igualitarias, no estratificadas, que muchos estudiosos creen que fueron características de nuestros ancestros cazadores re-colectores ... En ellas, las coaliciones presumiblemente habrían limitado el poder de los in-dividuos dominantes ... Además, dado que las primeras sociedades de cazadores y recolec-tores rara vez tenían excedentes de comida, las ventajas del dominio serían menores que en las sociedades de agricultores. En estas últimas ... los individuos dominantes podían apro-piarse de los excedentes y comenzar así el proceso de estratificación y especialización que condujo a los estados políticos. Aunque, como nuestros primos los chimpancés, los grupos modernos de cazadores-recolectores se atacan unos a otros, ... resulta claro que las motiva-ciones para la violencia en los chimpancés y en los seres humanos pueden ser muy dife-rentes ... [Por otro lado,] con frecuencia, las disminuciones de población o incluso las extin-ciones parecen estar originadas, al menos en parte, por la violencia intergrupal ...» (Ehrlich, 2000: 394-395).
9.4 Las raíces de la guerra
En el inciso cuatro del capítulo nueve, Ehrlich explica que «el hecho de que la violencia sea virtualmente universal en las sociedades humanas ha dado origen a una escuela de pensa-miento en la que los seres humanos son vistos como si tuvieran un impulso innato o un “instinto militar” que los lleva a ser agresivos y que es causa principal de la guerra ... En parte, la base de esta creencia es lo frecuente que ha sido la violencia intracomunitaria entre las personas, pero la violencia intercomunitaria también ha sido casi omnipresente en las sociedades humanas. Se ha interpretado a la guerra ... como una simple expresión de la na-turaleza agresiva, genéticamente programada, de los seres humanos. La creencia de que la guerra es innata también se alimenta en parte de la observación de que algunos otros anima-les sociales (como los chimpancés kasakela) están comprometidos con la violencia inter-grupal ... Sin embargo, muchos mamíferos sociales no manifiestan violencia intergrupal (se me vienen a la mente pecaríes, delfines, elefantes y orangutanes). ¿Es esta carencia de vio-lencia una prueba de que los seres humanos son innatamente pacíficos y que la guerra es una adaptación cultural que anula un pacifismo con base genética? ... Como ocurre con los chimpancés, la guerra entre los seres humanos a menudo es por territorios (recursos) o es ocasionada, en un conflicto tribal, por machos que pelean en busca de hembras ... La idea de que la agresividad, en especial la agresividad masculina, es innata, me parece una expli-cación de las raíces de la guerra demasiado simple como para hacerle justicia a las comple-jidades de la conducta humana. La capacidad para ser agresivo parece ser virtualmente uni-versal en los seres humanos (como la capacidad para ser amistoso), pero no todos los indi-viduos o todas las sociedades son agresivos ... Un estudio de 132 culturas dio algún soporte a la idea de que las sociedades van a la guerra con más frecuencia conforme se hacen más estratificadas y tecnológicamente sofisticadas. En el estudio, la frecuencia de las guerras es-tuvo significativamente relacionada con ciertos aspectos del complejo social (tecnología agrícola, tamaño de los asentamientos) ... Esto tiene sentido. Una mayor tecnología agrícola liberaría a más personas para realizar otras actividades, particularmente como soldados, y asentamientos más grandes requerirían de más recursos, que podrían ser obtenidos median-te una apropiación violenta de las riquezas de otros. Empero, en el estudio la relación era entre factores que miden el estado evolutivo de las sociedades y la frecuencia de la guerra, no su duración o el nivel global de derramamiento de sangre ... Asimismo, la correlación no demuestra causalidad: guerras más frecuentes estimularían la estratificación y las innova-ciones tecnológicas ... Los santos también pueden involucrarse en guerras; la religión está compenetrada por la violencia de muchas maneras, a veces sirve para reducirla y otras para motivarla» (Ehrlich, 2000: 395-400).
9.5 Relaciones sobrenaturales
En el inciso cinco del capítulo nueve, el autor señala que «la religión es como el amor: es difícil de definir, aunque todos creen saber qué significa. A diferencia de la violencia, los chimpancés no la practican [ni ningún otro animal no humano], pero nosotros sí. Es eviden-te que las creencias religiosas o espirituales son un producto y a la vez un componente fun-damental de la mayoría de las naturalezas humanas. Tales creencias son un universal huma-no, por lo menos al nivel de las sociedades, si no de individuos ... Para muchas personas, la creencia y la práctica religiosa conforman una de las facetas más indiscutibles de la com-pleja joya de sus naturalezas. La conciencia de sí mismo de los seres humanos los ha lle-vado a sentir la necesidad de ubicarse, como individuos concientes, en el espacio y en el tiempo, y a reflexionar acerca de su posición en ellos ... Aquí emplearé el término religión simplemente para indicar un conjunto de ideas acerca de entidades, agentes y posibilidades sobrenaturales, algunas de las cuales están presentes en la enorme mayoría de los seres hu-manos y en todos los grupos importantes [Esta puede ser una desviación axiológica: ¿los grupos no religiosos no son importantes?]. Son ideas que en cualquier cultura se emplean como una ayuda para construir una visión coherente del mundo ... Las ideas religiosas pue-den rastrearse en la evolución de cerebros lo suficientemente grandes como para hacer posi-ble el tipo de razonamiento abstracto necesario para formular ideas religiosas y filosóficas. Nuestros cerebros no sólo nos permiten burlarnos de depredadores y colegas y resolver pro-blemas extraordinariamente difíciles; también crean problemas al habernos dotado de una conciencia profunda y del conocimiento de nuestra propia muerte. Esto genera una carga de ansiedad que algunos sienten insoportable y para la que todos intentamos buscar alguna for-ma de resignación ... Parece que aquellos que encuentran un sistema de orientación espiri-tual tienden a disfrutar no sólo de una mejor salud mental sino también física ... Existe poca evidencia acerca de los orígenes, las funciones originales y la evolución primitiva de la reli-gión, pero aun así es posible construir hipótesis razonables en torno a estos temas. Los neanderthales, pro ejemplo, al parecer sepultaban a sus muertos y tal vez hayan sido los pri-meros seres humanos que lo hicieron ... Como quiera que hayan surgido las ideas religiosas, y a pesar de su probable diversidad inicial, parece razonable asumir que la religión primiti-va tenía los dos mismos papeles que tiene hoy en día. Uno es explicativo y manipulador, designando a las fuerzas que conducen los sucesos misteriosos y tratando de influir en ellas. El otro es integrador y controlador, organizando grupos para vérselas con esas fuerzas y justificando el poder alcanzado por algunos individuos sobre otros dentro de esos grupos ... El sociólogo francés Émile Durkheim [1912] supuso hace casi un siglo que la religión per-mite a las sociedades enfrentarse con cosas que “sobrepasan los límites de nuestro conoci-miento” ... No obstante, a través del desarrollo de la ciencia, la evolución cultural ha estado expandiendo continuamente esos límites del conocimiento y cambiando a las naturalezas humanas durante el proceso ...» (Ehrlich, 2000: 400-405).
9.6 Las funciones de la religión
En el inciso seis del capítulo nueve, el autor opina que «estas explicaciones sobre los oríge-nes del pensamiento religioso aún parecen persuasivas, pero no dan cuenta de las funciones de integración y control que la evolución cultural ha dado a la religión en la cultura humana ... En el desarrollo de la religión descansa una de las primeras etapas hacia la estratificación social en los grupos humanos más allá de la estratificación sexual producida por la evolu-ción biológica, que estaba basada en la mayor fuerza de los machos y en la mayor responsa-bilidad reproductiva de las hembras. La religión generó el surgimiento de los chamanes, o curanderos y curanderas, ... quienes ocuparon su lugar junto con otros líderes, como caci-ques y jefes. Cada tipo de líder era un especialista que dirigía al grupo en circunstancias es-peciales. De hecho, el surgimiento de individuos que se pensaba que tenían un talento espe-cial para conectarse y tratar con entidades sobrenaturales es característico de la evolución de las religiones. Un aspecto clave de los sistemas de gobierno de escala familiar (en los cuales la familia era la unidad económica básica y las familias permanecían unidas en cam-pamentos y en cadenas regionales) era que la autoridad de aquellos con cargos de liderazgo estaban fuertemente restringida ... Algunos pueden considerar que las religiones actuales ... representan un avance evolutivo en comparación con aquellas de los cazadores-recolectores pero, como ocurre con el lenguaje, hay pocas bases para colocar a las religiones modernas en lo alto de una escala de primitiva a avanzada. Por supuesto, las personas tienden a pensar en su propia religión como la única religión verdadera, de forma que los adeptos de las reli-giones que se han “organizado” conforme las sociedades se hacían más complejas, tienden a mirar con desprecio a las religiones de los cazadores-recolectores ... La religión ilustra, tal vez mejor que cualquier otro aspecto de la conducta humana, la forma en que las capacida-des biológicas básicas pueden construir una vasta superestructura cultural, influyendo, y de hecho algunas veces virtualmente determinando, las naturalezas de los grupos y de los indi-viduos. También muestra cómo pueden ser encauzados algunos aspectos de la evolución cultural y que, una vez obligados a seguir una trayectoria establecida, los cambios en el am-biente tienen muy poca influencia sobre ellos ...» (Ehrlich, 2000: 406-412).
9.7 El arte por el arte, o por otras cosas
En el inciso siete del capítulo nueve, el autor considera que «desde sus orígenes, el arte (en el sentido amplio, con frecuencia combinado con la música y la danza en los rituales) ha evolucionado en estrecha asociación con la religión y con el uso de símbolos. En las socie-dades anteriores a la escritura, el arte usualmente encarnaba los valores y conocimientos co-munitarios, llenando un papel que sólo ha sido reemplazado parcialmente por el mundo de la escritura en las sociedades alfabetizadas ... El uso del arte, de una forma u otra, es una característica humana universal y una realización fundamental de todas las sociedades hu-manas. Su aspecto simbólico se comparte con otras realizaciones clave de la cultura huma-na, entre las que se incluye, por supuesto, el lenguaje ... El arte, pues, es un importante pro-ducto de las naturalezas humanas, cuya evolución nos gustaría comprender. Asimismo, es la actividad donde resulta más sencillo ver la pluralidad de nuestras naturalezas ... Los pri-meros rastros físicos del arte en la prehistoria aparecieron súbitamente en el registro ar-queológico, comenzando hace alrededor de 40 000 años, ... e incluían grabados, pequeñas estatuas y figurillas, bajorrelieves de barro y espectaculares pinturas rupestres ... Debido a que por lo común están estrechamente asociadas una con otra y son en mucho una parte del tejido de las sociedades históricas, ... parece razonable especular que la danza y la música pueden haberse desarrollado al mismo tiempo que sus primas cercanas, la pintura y la es-cultura; esto es, posiblemente alrededor de la época del “gran salto hacia adelante” ... En la danza y en el arte, como en casi todo lo demás en la sociedad humana, obviamente también intervenía el sexo. Pero el hecho de que la expresión estética tuviera varias funciones en las sociedades no es realmente una explicación de su llegada a la escena. ¿Por qué nuestros an-cestros habrían desarrollado, al parecer muy de repente, una capacidad para realizarla? Esta cuestión es parte del enigma que significa el “gran salto hacia adelante”. Existe un acuerdo general de que el desarrollo del arte no coincidió con ningún cambio físico perceptible en nuestros ancestros y que probablemente ocurrió en la época del gran salto ... No obstante, como podría esperarse de la carencia de evidencias físicas para los orígenes del habla, no existe un acuerdo acerca de la relación entre las destrezas lingüísticas humanas, las cuales eran un ejercicio en comunicación simbólica, y el arte, mucho del cual también era simbóli-co así como icónico ...» (Ehrlich, 2000: 412-416).
9.8 Las funciones y evolución del arte
En el octavo y último inciso del capítulo nueve, el autor explica que «las preguntas no aca-ban aquí. ¿Por qué tomó decenas de miles de años de conducta simbolista antes de que las gloriosas habilidades artísticas del Homo sapiens Cro-Magnon fueran transformadas en símbolos pictóricos representando voces? La escritura llegó mucho después del “gran salto hacia adelante”, desarrollándose hace apenas unos cinco o seis mil años. Por lo general, se cree que empezó en Mesopotamia y se dispersó tanto por difusión como por invención in-dependiente; esto último ocurrió al menos en Mesopotamia, México ... Centroamérica, y el Lejano Oriente ... Al parecer, evolucionó del arte (iconos pictográficos) hasta representa-ciones completamente simbólicas de los sonidos del habla. Algunos creen que la escritura evolucionó a partir de símbolos que representaban primero a cada palabra, después a cada sílaba y, por último, a cada fonema pero, como podría sospecharse, no parece que haya sido así de sencillo ... Tal vez debido a que el arte está involucrado en casi todo lo humano, es muy difícil de definir, y las pautas de su evolución son difíciles de detectar. Una aproxima-ción estrictamente estética para definir al arte sería: algo es arte si está creado con la inten-ción de ser estéticamente placentero y no meramente funcional ... Otra aproximación sería ver al arte como un tipo de comunicación que emplea imágenes visuales (o símbolos) espe-cialmente efectivos ... No obstante, las imágenes artísticas tienen un alto contenido cultural y a veces son casi imposibles de interpretar para miembros de otras culturas [incluso] con-temporáneas ... El arte ha evolucionado para desempeñar papeles no estéticos similares en todas las culturas humanas ... Como el arte, la música ha evolucionado en unos casos para cumplir funciones sociales como, por ejemplo, los cantos fúnebres ... Asimismo, la música puede ser empleada para que parezca menos pesado el trabajo de rutina o para sincronizarse con él ... así como para despertar sentimientos marciales en los pueblos iletrados .... o mo-dernos ... Aunque en las sociedades occidentales tendemos a asociar al arte primero con su función puramente estética, es obvio que también desempeña papeles prácticos de comuni-cación, de la misma forma que ocurre con los enui, legas, yolngus y bosquimanos. El arte refuerza la fe, sustenta los dogmas y programas gubernamentales ..., y tal vez por encima de todo, hoy vende productos ... Sexo, religión, violencia y arte son producto de nuestras natu-ralezas humanas en cuya evolución, que comenzó con la larga carrera de nuestros ancestros como cazadores-recolectores, han estado estrechamente entrelazadas ... Esas relaciones son fundamentales en el desarrollo de la evolución cultural de estructuras sociales complejas y reciben muy poca atención en muchos análisis del medio y de otros problemas sociales de hoy en día. Es a estas situaciones sociales más complejas, que actualmente se encuentran en el centro del dilema humano y en las cuales el dominio de la cultura se hace virtualmente completo, hacia donde nos vamos a dirigir en el siguiente capítulo» (Ehrlich, 2000: 416-420).
10. De las simientes a las civilizaciones
Este capítulo se inicia con la siguiente cita, procedente de Bruce D. Smith (1995): «Los cambios que han ocurrido durante los últimos 10 000 años, conforme los paisajes agrícolas han ido reemplazando a las comunidades de plantas y animales silvestres, aunque no tan abruptos como aquellos que ocasionó el impacto de un asteroide en el límite Terciario-Cretácico, hace unos 65 millones de años, o tan masivos como los originados por el avance de las glaciaciones durante el Pleistoceno, son, de todas formas, comparables con esas otras fuerzas del cambio global». Luego, Ehrlich indica que «los millones de años que nuestros antepasados atravesaron la superficie de la Tierra como cazadores y recolectores, dejaron marcas importantes en nuestras naturalezas humanas. Durante ese periodo, la interacción entre la evolución genética y la cultural afectó todo, desde nuestra conducta sexual y reli-giosa hasta nuestras preferencias gastronómicas. Pero sin la revolución agrícola que le si-guió, y la vida sedentaria y la división del trabajo que dicha revolución finalmente hizo po-sible, la evolución cultural nunca habría producido nuestra compleja civilización moderna ni las naturalezas humanas que van junto con ella ... Sin la agricultura, que liberó a algunas personas de la faena de arrancarle nutrientes al ambiente, no habría ciudades, ni estados, ni ciencia, ni tampoco alcaldes, modelos, soldados profesionales o pilotos aéreos. A diferencia de los periodos de estancamiento cultural reflejados en las tecnologías oldovaiense y ache-lense –la última ... fue un periodo de más de un millón de años con muy pequeñas señales de cambio cultural–, la revolución agrícola llevó a un periodo de evolución cultural sin precedentes por su velocidad y escala ...» (Ehrlich, 2000: 429).
10.1 De reyes, historia y cadenas montañosas
En el inciso uno del capítulo diez, el autor explica que «desde los tiempos de la revolución agrícola y, especialmente, desde los orígenes de la escritura, los diversos senderos de la evolución cultural han sido vistos a través de una variedad de lentes, la mayoría de ellas co-mo una versión de la “historia”. Los historiadores, los teóricos políticos y otros científicos sociales en general examinan los cambios dentro y entre las sociedades humanas en térmi-nos de actores, motivos y acciones, contemplando lo que me gusta llamar la microrevolu-ción cultural ... La macrorrevolución cultural [son] ... los cambios, en las trayectorias de di-ferentes sociedades humanas, conducidos por factores ambientales más que por maquina-ciones sociales, económicas y políticas ... Las tecnologías modernas, como los transatlánti-cos o los fertilizantes, tienen a reducir, pero no a eliminar, las restricciones de la geografía regional y, por lo tanto, de las fuerzas macroevolutivas. Las ideas y las acciones de los indi-viduos, sus efectos sobre la sociedad, y las instituciones y los “espíritus” culturales de las sociedades (como las actitudes hacia el trabajo o la corrupción, o la presencia de una suerte de voluntad social cohesiva) claramente desempeñan un papel fundamental y, al nivel del detalle microevolutivo, dominante en la determinación del curso de la historia ... Los facto-res extrínsecos que conforman la macroevolución cultural fueron extremadamente impor-tantes para establecer las condiciones que prevalecieron en el amanecer de la historia, el mundo en que se inventó la escritura ... Los primeros historiadores no tenían una visión evolutiva de la historia; algunos historiadores modernos ven la historia como algo básica-mente cíclico, ... y mucha gente aún la ve como una simple secuencia de reyes y guerras ... No obstante, a partir del siglo XVII, estudiosos como Giambattista Vico, Voltaire, G.F.W. Hegel, Auguste Comte, ... y otros, visualizaron la historia como un proceso evolutivo con un significado que podía ser descubierto, un proceso que se movía hacia una meta. Karl Marx fue uno de los primeros grandes teóricos de la evolución histórica ... Marx postulaba que la historia humana era una secuencia de épocas basadas en modos de producción –es-clavitud, feudalismo y capitalismo–, cada una de las cuales llevó a relaciones sociales ca-racterísticas. La fuerza detrás de esta evolución histórica era el impulso de la humanidad para aumentar sus poderes productivos; en la secuencia evolutiva que Marx anticipaba, la lucha de clases llevaría a un eventual decaimiento del brazo coercitivo del estado y al co-mienzo de una nueva historia ... El de Marx, fue un intento pionero por encontrar un patrón evolutivo en la historia basado en el análisis científico ... [Por otra parte,] la teoría de la e-volución, fundamentalmente en sus aspectos biológicos, convirtió a la biología en una dis-ciplina coherente. Hace mucho que tengo la esperanza de que, de la misma forma, la teoría de la evolución, fundamentalmente en sus espacios culturales, pueda hacer lo mismo por las ciencias sociales [y convertirlas] ... en una ciencia de la conducta humana ...Aunque es bien conocido el problema básico de la fragmentación disciplinaria de las ciencias sociales, ... sospecho que será necesaria una revolución forjada por algunos jóvenes estudiosos bri-llantes para desarrollar una teoría unificadora. La ciencia tiende a progresar de funeral en funeral ... Algunos elementos de tal teoría podrían estar perfilados por la historia, bastante coherente, de la evolución sociopolítica desde los cazadores y recolectores hasta el estable-cimiento de los estados modernos ... ¿Cómo evolucionaron los imperios y los estados mo-dernos? Para empezar a comprender esto, primero debemos contemplar el surgimiento de la agricultura, un cambio gigantesco en la evolución de la cultura» (Ehrlich, 2000: 430-436).
10.2 La evolución de la agricultura
En el inciso dos del capítulo diez, Ehrlich apunta que «... considerando la importancia fun-damental de la agricultura en la historia humana, es una lástima que las razones por las que hizo su primera aparición permanezcan ocultas en las brumas del tiempo ... El origen de la domesticación de las plantas, con la siembra y la cosecha, aparentemente comenzó en gran parte del mundo hace unos 10 000 a 5 000 años ... La presión de la población, la disminu-ción de las presas de caza y el incremento en la recolección de plantas conforman una bue-na historia para explicar los orígenes de la agricultura ... El antropólogo Marshall Sahlins [1968] ha descrito a los cazadores-recolectores del trópico como “la sociedad próspera ori-ginal” ... La idea de Sahlins de que los cazadores y recolectores raramente se encontraban en una búsqueda desesperada por alimentos parece ser cierta para algunos grupos ... [Así,] puede ser que la clave de la propagación de la agricultura no sean las condiciones benignas en promedio que disfrutaban los cazadores-recolectores sino los periodos de extrema esca-sez, una variante de la hipótesis de la presión general de la población ... Cualquiera que ha-ya sido la causa del surgimiento de la agricultura, es un error asumir que hubo una serie de “eventos eureka” conforme se descubría y se desarrollaba su práctica ... La transición a la agricultura probablemente ocurrió de diversas formas en distintos lugares, y de forma inde-pendiente por lo menos en el Cercano Oriente, ... el centro de México, el sur de China a lo largo del río Yang-Tsé, el norte de China (río Amarillo), el centro y sur de los Andes, el es-te de los Estados Unidos, el África subsahariana y tal vez Nueva Guinea ... De cualquier manera, en un periodo de menos de 10 000, la agricultura se convirtió en la fuente más im-portante de alimentos en todas las principales regiones habitadas de la Tierra» (Ehrlich, 2000: 436-442).
10.3 Lo que cambió la agricultura
En el inciso tres del capítulo diez, el autor explica que «aunque persisten las preguntas acer-ca de por qué una fracción sustancial de los Homo sapiens se asentó y se dedicó a la agri-cultura, hay pocas dudas en lo que concierne a las enormes consecuencias que tuvo tal ac-ción. Como quiera que se haya originado, la agricultura inició un sistema positivo de retro-alimentación que puso a la humanidad en el camino de la complejidad sociopolítica. Prime-ro llevó a una expansión regional (y finalmente mundial) del número de personas que po-dían ser sustentadas sin disminuir la capacidad de la región para mantener a otras personas en el futuro ... También redujo otras restricciones naturales en el crecimiento de la pobla-ción ... Casi con certeza, a la revolución de la agricultura la acompañó un aumento de la na-talidad. No obstante, parece poco probable que su surgimiento haya dado como resultado menores tasas de mortalidad. De hecho, pudieron haberse incrementado. Conforme las po-blaciones se hacían más numerosas y colonizaban el mundo afuera de su hogar africano, a su vez comenzaron a ser colonizadas por una variedad de agentes patógenos y parásitos de otros animales ... El establecimiento de asentamientos habría llevado a un incremento en el número y en la incidencia de enfermedades contagiosas, muchas de las cuales tenían su ori-gen en los animales domesticados ... Las interacciones entre seres humanos, urbanización y microbios causantes de enfermedades han sido significativas y complicadas, con plagas que frecuentemente aumentan la tasa de mortalidad humana ... [Así,] existe alguna evidencia de que la salud humana por lo general disminuyó con el surgimiento de la agricultura. La mor-talidad infantil puede haber aumentado sustancialmente debido a que los alimentos disponi-bles para las crías destetadas eran inferiores a la leche materna y una nutrición pobre hace a los jóvenes especialmente susceptibles a las enfermedades ... Cualesquiera que hayan sido las causas exactas, las tasas de nacimiento se hicieron significativamente más altas que las de mortalidad, con lo que la población creció aceleradamente ... Entonces comenzó la divi-sión del trabajo, no basada exclusivamente en género y edad, que es tan característica de las sociedades altamente organizadas. La intensificación y división del trabajo, a su vez, reque-ría de nuevos arreglos sociales, que llevaron a las sociedades humanas a sufrir una secuen-cia de cambios a través de aldeas, clanes, cacicazgos y los estados arcaicos que finalmente condujeron a los modernos estados nacionales» (Ehrlich, 2000: 442-445).
10.4 El surgimiento del estado
En el inciso cuatro del capítulo diez, el autor explica que «durante la revolución de la agri-cultura, la organización al nivel familiar (bandas o tribus con la familia como la unidad eco-nómica básica) posiblemente predominó sobre gran parte del mundo. Las excepciones eran en regiones con una concentración de recursos inusual, ... especialmente en áreas ricas en recursos pesqueros, donde las familias podían permitirse vivir juntas en aldeas ... El creci-miento de la población causó la “saturación” del medio ... Las presiones ... por comida a cambio de herramientas o matrimonios pudieron haber elevado la demanda de alimentos, o las amenazas de los pastores merodeadores hicieron que se requiriera la unión de los agri-cultores para defenderse. En cualquier caso, se necesitaba de un nuevo nivel de producción de alimentos para resolver el problema, y muchos grupos de los agricultores primitivos res-pondieron al desafío ... Algunos temas comunes circulan en las discusiones sobre el patrón evolutivo que va de las coaliciones de familias a los estados. Los estados, como los definen los antropólogos Allen Johnson y Timothy Earle [1987] son sociedades que cubren regio-nes enteras e incluyen a cientos de miles o millones de personas, a menudo provenientes de distintos grupos étnicos e involucradas en diversas actividades económicas ... Los estados representan la culminación de la rápida separación de la humanidad postagrícola de la ten-dencia a ser animales de grupos pequeños cuya organización social descanzaba exclusi-vamente en el parentesco. Asimismo, los estados se caracterizan por tener unas clases supe-riores bien definidas que se benefician del dominio de las clases inferiores, y por los inten-tos de sustituir con un seudo parentesco al parentesco verdadero ... Tal vez el tema más ubi-cuo en la discusión acerca de los orígenes de los estados es lo que se conoce como la cir-cunscripción. Es una idea que se puede rastrear por lo menos hasta el filósofo social del si-glo XIX Herbert Spencer [1860] ... Antes de que un sistema de estado pudiera evolucionar, algo tenía que evitar que los futuros súbditos huyeran de quienes serían sus gobernantes ... La evolución política también llevó a las cargar fiscales, a la conscripción, a las burocracias y a todas las demás características de los estados que sus subordinados encuentran muy di-fíciles de tolerar. [Empero,] para que todo esto ocurriera, el trabajo de los subordinados te-nía que ser lo suficiente como para producir bienes más allá de las necesidades de su propia subsistencia. El control de [los] ... excedentes [de producción] por parte de las elites, el cual es el foco central de la atención del gran [crítico de la economía política,] Karl Marx [1867] ..., es lo que hizo posible la estratificación [social o] (división de clases [sociales, según la perspectiva teórica que se adopte]) ...» (Ehrlich, 2000: 445-448).
10.5 La circunscripción en acción
En el inciso quinto del capítulo décimo, el autor se pregunta si «¿existe alguna forma en que podamos evaluar la tesis ... acerca de cómo la evolución cultural llevó desde los oríge-nes de la agricultura hasta los estados? Quizá sí, dado que los estados evolucionaron en al-gunos lugares y en otros no ...» (Ehrlich, 2000: 448-456).
10.6 El camino a la desigualdad
En el inciso seis del capítulo diez, el autor señala que «... en economías basadas en la agri-cultura de subsistencia, cada empresa familiar dentro de la sociedad está organizada para satisfacer sus necesidades básicas de autosuficiencia. La agricultura de subsistencia implica una división del trabajo basada en el sexo y la edad, ... y por lo general no produce exce-dentes más allá de las reservas necesarias para los tiempos difíciles. Además, es probable que la organización familiar esté parcialmente estabilizada por los intereses genéticos en común de los miembros de la familia, por la afinidad que la gente siente por sus hijos, pa-dres y hermanos, ... y ciertamente por las muchas reciprocidades que ayudan a mantener a las familias unidas. La familia proporciona el trabajo requerido para la domesticación de las plantas y animales y la manufactura de las herramientas (como hoces, palos aguzados para la siempra [coas], ollas para cocinar, así como arcos y flechas) necesarias para mantener el hogar ... Puede suponerse ... [que] había sólo entre 5 a 15 millones de habitantes humanos en la Tierra en la época de la revolución de la agricultura, ... pero este número llegó a alre-dedor de 250 millones hace dos mil años. Este crecimiento, de aproximadamente una perso-na por milla cuadrada [2.586 kilómetros cuadrados] de tierra arable a alrededor de veinti-cinco [personas], presumiblemente creó las condiciones requeridas para la intensificación de la agricultura y para la formación de estructuras sociales más complejas. Cuando la pre-sión del medio hizo necesaria la integración de sociedades de nivel familia-aldea en econo-mías regionales, se hizo esencial un liderazgo fuerte para organizar la economía del grupo y llevar a cabo negociaciones con otros grupos. Las relaciones con otros grupos eran necesa-rias para permitir el comercio de artículos valiosos y para compensar los impredecibles lo-cales en el suministro de comida ... Es importante señalar que la estructura jerárquica de so-ciedades humanas más complejas, como los cacicazgos o los estados primitivos, se desarro-lló poco a poco a partir de la estructura relativamente igualitaria de los grupos de cazado-res-recolectores. En este aspecto, el estado no es un descendiente lineal de las jerarquías de dominio tipo chimpancé; más bien es una invención social novedosa ...» (Ehrlich, 2000: 457-462).
10.7 Los orígenes del estado una vez más
En el inciso siete y último del capítulo diez, el autor indica que «cuando se hizo necesaria una posterior intensificación de la agricultura para sustentar a una población creciente que no podía sostenerse con una organización social basada en familias extendidas como los te-ri, evolucionaron los cacicazgos ... Los factores extrínsecos, como el grado de circunscrip-ción, han producido fundamentalmente trayectorias muy distintas para pueblos en diferen-tes lugares debido a la variación geográfica en la distribución de los recursos y en el clima. A estos factores ecológicos que influyeron tanto en la creación de los amplios patrones de la historia, los determinantes de la macroevolución cultural, por lo general no se les ha prestado la atención que merecen. Ahora bien, la explicación que han dado para los oríge-nes de los estados por lo regular no explica sus éxitos diferenciales. Puede ser que estos úl-timos estén basados parcialmente en factores ambientales macroevolutivos, tales como si se encontraron juntos el carbón y el mineral de hierro dentro de las fronteras de un estado, pe-ro por lo general estos éxitos también dependen de algunos factores intrínsecos fugaces, co-mo la presencia o ausencia de un líder competente, factores de las poderosas fuerzas de la microevolución cultural ... Ahora nos vamos a dirigir hacia una revisión de [estas] ... fuer-zas microevolutivas ... y sus interacciones con [las] fuerzas macroevolutivas ...» (Ehrlich, 2000: 462-465).
11. Dioses, bombardeos y burocracia
En el capítulo once, Ehrlich cita a Marvin Harris (1989) y a Robin Fox (1994), quienes, res-pectivamente, apuntan que «la vida social humana no puede comprenderse separada de las creencias y los valores profundos que, al menos en el corto plazo, motivan y movilizan nuestras transacciones de unos con otros y con el mundo de la naturaleza», y que «aun la más primitiva de las guerras es un complejo, orquestado, altamente organizado acto de ima-ginación e inteligencia humana, en el cual la agresividad es un componente necesario pero, con frecuencia, no el más importante. En estos tiempos de guerras en mayor escala de la historia, el componente de agresividad es aún más reducido, ya que los factores logísticos con mucho predominan sobre la violencia». Luego indica el autor que «... la historia está repleta de ejemplos de cómo eventos aparentemente nimios pueden tener tremendas conse-cuencias ... La historia con frecuencia está dirigida por individuos, incidentes particulares y otras fuerzas microevolutivas. Empero, el grado en el cual la gente hace a la historia, en contraposición al grado en el que la historia hace a la gente, es muy difícil de discernir. La macroevolución cultural –la conformación de trayectorias culturales por factores del me-dio– tiene influencias importantes. Por ejemplo, la viruela y muchas otras enfermedades fueron adquiridas por el Homo sapiens de animales domesticados ... Es importante saber qué conforma el curso de la historia, cómo eso influye en la evolución de nuestras naturale-zas y cómo a su vez esto último retroalimenta la evolución de la propia historia. Podemos ver los patrones de interacción entre la micro y la macro evolución cultural en la historia si observamos de cerca el desarrollo de los estados y sus instituciones asociadas, como el co-mercio, la religión y la guerra ... Los estados no sólo son los principales actores en un dra-ma global cada vez más problemático, sino que también son a su vez poderosos determi-nantes de las naturalezas humanas de sus ciudadanos ... [Además,] algunas variaciones geo-gráficas en el ambiente que generan poderosas influencias macroevolutivas en las trayecto-rias de la evolución cultural pueden explicarse con la microevolución cultural ...» (Ehrlich, 2000: 476-479).
11.1 La religión y la evolución de los estados
En el inciso uno del capítulo once, el autor adelanta que «los dos constituyentes clave de la microevolución del estado son la religión y la violencia, especialmente la guerra entre los estados ... Aunque no son en principio un asunto de organización política o económica, es-tán estrechamente relacionados con la evolución de cada una de ellas y con la evolución de la estratificación. La estratificación no está limitada a la presencia de liderazgos jerárquicos y clases sociales; también se manifiesta en sacerdotes y clases guerreras profesionales ... Y, al menos en parte, el miedo a la muerte (que, como telón de fondo, ... nuestra conciencia profunda mantiene al acecho) está entremezclado con la política, la religión y la conducta violenta ... Hace unos pocos miles de años, ... la religión dejó de ser sólo materia de creen-cias personales y de grupo, algunas veces transmitida por chamanes, y de reglas que ayuda-ban a esos grupos a funcionar. De forma creciente, la religión comenzó a desempeñar otro importante papel. Ayudó a sacralizar ... códigos de conducta que, en apariencia, hacían fun-cionar a la sociedad con más eficacia, y legitimó las diferencias de clase entre las personas ... De esta forma, parece que la religión organizada ha evolucionado para ayudar a estabili-zar la estructura social jerárquica ... La religión, reforzada con una pseudociencia, continúa desempeñando un papel en el mantenimiento del estatus de las elites de hoy al justificar, por ejemplo, la pobreza y la riqueza como expresiones de la voluntad de Dios ... La religión ha adquirido muchas otras funciones en las sociedades estatales, a menudo, por ejemplo, ayudando a los pobres y a otros que sufren las consecuencias de la estratificación ...» (Ehr-lich, 2000: 479-483).
11.2 La guerra y la evolución del estado
En el inciso dos del capítulo once, el autor explica que «un aparato religioso y una clase mi-litar son características prominentes del estado, de forma que no es sorprendente que la reli-gión también esté estrechamente relacionada con la guerra. Conforme las sociedades evolu-cionaban hacia estados, la violencia intercomunitaria continuó como eje principal en el con-trol de territorios y recursos (así como de mujeres en edad reproductiva). Esta violencia evolucionó culturalmente en un tipo de conflicto mucho más organizado, incluso ritualiza-do, que involucró la incorporación de las capacidades productivas de los pueblos subyuga-dos en la generación de recursos para los conquistadores y que terminó por entrelazarse con los ritos y las creencias religiosas y ser justificado por ellos ... No obstante, permanece la cuestión de exactamente por qué los seres humanos persisten en recurrir a la guerra en una amplia variedad de circunstancias ... En sociedades altamente organizadas, la religión cier-tamente puede ser la causa principal de la guerra, como lo fue en el caso de las cruzadas ... [Por supuesto,] la guerra ha cambiado desde las cruzadas ... Las propensiones individuales a la agresividad y la violencia se han separado mucho de la guerra en los estados modernos (como lo sugiere Robin Fox en la segunda cita de este capítulo) ... Un ejército moderno, por ejemplo, es altamente rutinario; en su organización global se parece más a una oficina de recaudación fiscal que a la banda saqueadora de los chimpancés kasakela ... Asimismo, la violencia en las sociedades humanas tiene otra cara muy poco atendida ... Los simios somos especialistas en reconciliarnos y en formar coaliciones para ayudarnos mutuamente y man-tener la paz ... ¿Debemos asumir entonces que la humanidad tiene un “impulso” hacia la amabilidad y la reconciliación? En lugar de ser “simios asesinos” por naturaleza, ¿podría ser que estamos genéticamente dispuestos para ser “simios amigables” y que sólo con un adoctrinamiento extremo o una coacción extrema, o ambos, podemos crear un ambiente en el cual pueda provocarse una conducta asesina después de miles de generaciones en las que las personas menos violentas fueron más exitosas en términos reproductivos? Tenemos muy pocos datos de virtualmente todas las sociedades como para que nos digan si el ser hu-mano violento promedio ... es más o menos exitoso en términos reproductivos que el ser humano no violento promedio ... [Lo que sí se puede responder aquí es que,] en cuanto a las sociedades con tecnologías complejas, no se sabe nada acerca de la relación agresividad-adecuación» (Ehrlich, 2000: 483-487).
11.3 Las naturalezas genocidas
En el inciso tres del capítulo once, el autor pregunta «¿qué hay acerca del genocidio –pro-gramas alentados por los gobiernos para el asesinato masivo de grupos específicos naciona-les, sociales, étnicos, raciales o religiosos–, ... en una forma de conducta que oscurece nues-tro pasado, ronda por nuestro presente y nubla nuestro futuro? ¿Se trata simplemente de otra infortunada expresión de una tendencia innata a la agresividad? El Homo sapiens tiene una larga y funesta historia de grupos que han tratado de exterminar a otros grupos, a me-nudo con éxito considerable ... [Incluso,] esta práctica ha sido tan extendida, que podría ubicarse como una característica de nuestra especie ... Es claro que mucho del genocido hu-mano tiene un componente de recursos-territorialidad, como puede verse en el trato que los europeos dieron a los nativos americanos o en el exterminio de los tasmanios a manos de los colonizadores australianos [así como] en la agresión alemana y japonesa durante la se-gunda guerra mundial ... [Empero,] si acaso los ciudadanos del lado que ganó la segunda guerra mundial concluyen que la conducta atroz estaba confinada a los países enemigos, ha-bría que recordarles las actitudes y acciones en los Estados Unidos, como el feroz prejuicio racial dirigido contra los japoneses en la propaganda oficial ... El último horror infligido en la guerra del Pacífico [¡Qué ironía! (RNZ)] fue el incendio de ciudades japonesas y el uso de bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, las cuales asesinaron a cientos de miles de hombres, mujeres y niños, y dejaron sin hogar a muchos millones más ... Por supuesto, el genocidio no desapareció de la escena humana junto con la segunda guerra mundial. La misma vieja lección puede sacarse de la conducta de los pueblos hutu y los tutsis en Ruanda y Burundi, quienes han sido responsables de una serie de genocidios ... La violencia, inclui-das la guerra y el genocidio, ciertamente no ha sido eliminada del repertorio de la conducta humana en el curso de la evolución política ... Desde cualquier punto de vista, no tiene sen-tido que la gente actúe como si fuera posible o pertinente determinar si los seres humanos son “innatamente agresivos” o “innatamente pacíficos” ... » (Ehrlich, 2000: 487-492).
11.4 Estados de desigualdad
En el inciso cuatro del capítulo once, el autor manifiesta que «la estratificación social con componentes militares y religiosos ha sido una característica de los estados desde su forma-ción. El desarrollo temprano de los estados estuvo asociado con la intensificación de la agricultura y el comercio, que probablemente fue necesaria debido a las crecientes densida-des de población ... [No obstante,] la estratificación dentro y entre las sociedades a menudo procedía mucho más allá de lo que era necesario para sustentar cualquier intensificación en la producción requerida por una escasez ambiental. Los excedentes generados sugieren enormes diferencias en riqueza entre los plebeyos y las clases gobernantes ... [Todavía hoy] existe ... un gigantesco abismo de la riqueza a la pobreza dentro y entre las sociedades mo-dernas. En 1997, por ejemplo, el producto interno bruto anual por persona en Mozambique era de 80 dólares, y en los Estados Unidos era de [cerca de] ... 30,000 dólares ... Por lo me-nos en muchas sociedades, un factor [en los ambientes culturales que conducen a una ri-queza desproporcionada] es una combinación de miedo y poder ... El poder de la riqueza mantiene pobres a los pueblos y relativamente impotentes a las naciones para buscar la igualdad. Otro factor ... sería el poder secundario de cooptar los servicios de miembros del sexo opuesto (lo más frecuente, los servicios de las mujeres en los harenes), asegurando así la supervivencia de herederos. Ciertamente, los componentes genéticos de la conducta se-xual y el cuidado de las crías estarían involucrados en estas instancias, pero nuevamente el ambiente social a menudo puede anularlos ... Hoy en día, algunos de los hombres más ricos y poderosos del mundo pueden emplear su riqueza para financiar aventuras sexuales pero, más allá de ese punto, otros no lo hacen ...» (Ehrlich, 2000: 492-495).
11.5 Mercados, dinero y escritura
En el inciso cinco del capítulo once, el autor expresa que «los orígenes de una de las más grandes fuerzas impulsoras de la evolución cultural pueden rastrearse muy atrás, en la pre-historia, con el nacimiento del comercio. El comercio llevó a los mercados, los mercados al dinero y el dinero (piensan los estudiosos) a la escritura. Los mercados, el dinero y el alfa-betismo son, junto con sus vástagos, la ciencia y la tecnología, los principales modeladores de nuestro mundo y de nuestras naturalezas ... H. G. Wells [1946] resumió bellamente el papel de la escritura: “Puso acuerdos, leyes y mandatos en un registro. Facilitó el creci-miento de estados más grandes que las viejas ciudades-estado. Hizo posible una conciencia histórica continua. La orden de un sacerdote o un rey y su sello podían ir mucho más allá de su vista y de su voz, y podían sobrevivir a su muerte” ... La escritura permitió que informa-ción compleja se almacenara fuera de la mente humana y se transmitiera a grandes distan-cias de espacio y tiempo ... [Empero,] hoy en día, el dinero y la escritura siguen siendo los promotores de la estratificación, la especialización y la intensificación del quehacer huma-no ... Las sociedades igualitarias de cazadores-recolectores nunca tuvieron que emplear la escritura; esa necesidad claramente fue provocada por funciones especializadas, como lle-var cuentas o la demanda de las elites por promulgar decretos para tener a raya a los súbditos distantes. Durante mucho tiempo los ricos pudieron escribir y los pobres no. Y, en gran parte, esta condición persiste ... En lugar de un sistema en el cual los líderes controla-ran al pueblo e hicieran que se comportasen como ellos mismos, las sociedades occidenta-les se mudaron a un sistema en el cual la “mala conducta” de las personas (avaricia, egoísmo, lujuria), produciría una sociedad emergente y próspera (en términos de Adam Smith [1776], por medio de la acción de una “mano invisible”)» (Ehrlich, 2000: 495-499).
11.6 Por un clavo
En el inciso seis del capítulo once, el autor estima que «en la historia reciente, la microevo-lución cultural –interacciones entre grupos y las influencias de factores no ambientales en ellas– ha sido al menos tan importante como la macroevolución cultural ... Ciertamente puede haber regularidades explicables en la microevolución cultural, en la “historia”. Por ejemplo, la tendencia gradual de alejarse de los despotismos y las economías centralizadas y aproximarse a los gobiernos democráticos y sistemas de economía capitalista pueden ras-trearse en parte en el superior flujo de información que hay en los últimos ... Los historia-dores, los politólogos y loe economistas han producido una enorme bibliografía que intenta, entre otras cosas, documentar estas regularidades ... Ellos y nosotros tenemos un largo ca-mino que recorrer» (Ehrlich, 2000: 500-506).
11.7 La evolución cultural y la historia
En el inciso siete del capítulo once, el autor explica que «los historiadores, como los críti-cos de arte y los reseñadores de novelas (para no decir nada de los autores y compositores), no deben temer que los biólogos evolucionistas los saquen del negocio. Los evolucionistas inteligentes nunca lo desearían, porque ellos reconocen que las ciencias sociales y las hu-manidades deben permanecer con múltiples voces, que usualmente no hay una sola inter-pretación “apropiada” de la motivación en un trabajo de literatura o en una secuencia histó-rica novedosa ... El vasto cuerpo de cultura producido por las mentes humanas proporciona una inagotable fuente de interés y desafíos a los estudiosos y otras personas que desean comprender las naturalezas humanas ... Los debates en torno a cómo equilibrar las liberta-des de los individuos con las necesidades de las comunidades, se hacen patéticos cuando se contempla a un animal de grupos pequeños que evolucionó genéticamente para vérselas con sociedades de a lo mucho unos cuantos cientos de individuos, batallar para organizar políti-cas para cientos de millones e incluso miles de millones de personas. Durante los últimos 200 años o algo así, los gobiernos de las naciones han evolucionado a un ritmo constante desde las monarquías hereditarias hacia alguna forma de democracia o autoritarismo. En los años recientes de este periodo, los más intensos debates se han enfocado en la organización económica de la sociedad, y en las libertades relacionadas con la producción y el consumo. En especial, están enfocados en el papel de la planeación centralizada versus el papel de los mecanismos de mercado o, más crudamente, en el “capitalismo” versus el “socialismo” ... El hecho de que el comunismo [socialismo de estado] haya fracasado no anula la obvia (y ampliamente reconocida) necesidad de por lo menos moderar los efectos negativos, tanto sociales como ambientales, de las economías de mercado ... Encontrar las mejores maneras para moderar el capitalismo al tiempo que se evite demasiado control centralizado es un área clave para el debate político ... El fracaso general de los teóricos de la política para considerar la evolución biológica y cultural es fácilmente comprensible debido a que las co-nexiones de la evolución de los estados modernos con la intensificación de la agricultura y la escasez de recursos a menudo están oscurecidas por la fascinación que tienen los científi-cos sociales por los mercados, la industrialización y la política nacional e internacional ... La cuestión de fondo es que los estados deberían ser vistos como una etapa más en la inten-sificación de las actividades humanas; una etapa más en un proceso de largo plazo en su mayor parte de macroevolución cultural, extrayendo eternamente los requisitos para la vida de una cambiante y, en muchos aspectos, menguante fuente de recursos. Desde mi propia perspectiva, mucho de la discusión de los teóricos de la política ... ha estado basada en una falsa visión de los orígenes de las sociedades; en postulados cuestionables acerca de la “naturaleza humana”, como el egoísmo que impide la cooperación; ... en “derechos” inven-tados, como el de que los individuos intrínsecamente tienen el derecho a ser libre, iguales y autónomos; ... y en metas que son, por definición, imposibles, como aquélla de buscar la mayor cantidad de bienes para el mayor número de personas ... Una mejor fundamentación sería una comprensión realista de lo que se sabe de las naturalezas humanas, sus orígenes evolutivos y su potencial para el futuro» (Ehrlich, 2000: 506-510).
11.8 Intensificación y predicamento humano
En el octavo y último inciso del capítulo once, el autor denota que «la producción de exce-dentes agrícolas, la especialización y la formación de ciudades y estados ha llevado, des-pués de todo, a eso que familiarmente conocemos como historia, y al tema actual de cómo contener a las sociedades nacionales e internacionales, que están organizadas alrededor de [lo que se conoce como libre] mercado ..., de la destrucción de los sistemas que sustentan la vida humana. El crecimiento de la población ha continuado más o menos uniforme desde que nuestros ancestros se establecieron para dedicarse a la agricultura, con un número de 200 a 300 millones de seres humanos en tiempos de Cristo, 500 millones en 1650, 1000 mi-llones en la primera mitad del siglo XIX, 2000 millones en 1930, 4000 millones en 1975 y 6000 millones a principios del siglo XXI ... Tanto en los tiempos prehistóricos como [en] los históricos, la intensificación de la procuración de alimentos y la adquisición de otros re-cursos ha evolucionado más o menos a un ritmo acelerado pero, como el crecimiento de la población, ha aumentado y disminuido de forma irregular en el espacio y en el tiempo ... Las respuestas de la evolución cultural a las presiones del crecimiento poblacional han con-tinuado como una mezcla de intensificación en la extracción de recursos, incremento en la centralización burocrática y en la estratificación [social] ..., la difusión de prácticas y tecnologías de control de la natalidad, así como la migración ... Aunque el papel de los factores externos ambientales en la conformación de la evolución de los estados modernos puede ser polémico, no puede haber controversia acerca de los daños que dichos estados están infligiendo al ambiente. El daño es tan severo que el futuro de la civilización se está poniendo en duda. El impacto total de la empresa humana sobre los sistemas ecológicos que nos sustentan se ha multiplicado al menos 25 veces entre 1850 y 2000 ... Las corporaciones transnacionales ... rara vez tienen un enlace fuerte con una nación particular ... De acuerdo con algunos observadores, la civilización se dirige hacia una revolución in-formática que podría rivalizar en importancia con la revolución agrícola ... De lo que no hay duda es que la humanidad debe coordinar crecientemente su intensificación global ... Con la globalización, el poder del estado-nación para controlar su propio destino está seria-mente erosionado ... y una plétora de nacientes regímenes internacionales comprendidos en las Naciones Unidas y en el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático aún no han logrado un control que regule significativamente la forma en que los seres humanos tra-tan unos con otros o con sus sistemas de sustentación de la vida, que [además] se están de-teriorando rápidamente ... Como especie, ... apenas hemos comenzado a resolver el proble-ma que nos ha presentado la evolución cultural: cómo vivir en grupos grandes, intensificar perpetuamente nuestras actividades, crear tecnologías que pocos pueden entender y mucho menos ... controlar, sin sembrar al mismo tiempo las semillas de nuestra propia destruc-ción» (Ehrlich, 2000: 510-512).
12. Lecciones de nuestras naturalezas
En el capítulo doce, el autor explica que «hemos ahondado en algunas complejidades de nuestro pasado, rastreando nuestra evolución biológica y cultural desde nuestros primeros ancestros homínidos hasta las sociedades industriales del presente. La evolución de las na-turalezas humanas es una historia fascinante, aun cuando sólo está parcialmente contada. Todos deberíamos conocer esa historia, por el mismo tipo de razones que deberíamos saber las historias de nuestros padres. De la misma forma en que podemos ganar un mejor cono-cimiento de nosotros mismos si conocemos las vidas de nuestros padres, podemos lograr un alivio y una orientación a partir del conocimiento de los procesos culturales que crearon nuestras naturalezas humanas y conformaron la larga historia y la mucho más larga prehis-toria de la humanidad ... [Además,] nuestra historia evolutiva puede darnos importantes lecciones para fundamentar las decisiones que tomamos hoy en día y sugerirnos las impli-caciones, de nuestra conducta colectiva, en el futuro ... Por conveniencia, he dividido arbi-trariamente esta muestra en lecciones que son tácticas (aplicables a objetivos específicos seguros), que serán el tema de este capítulo, y en lecciones estratégicas (útiles al considerar globalmente los valores y la planeación), que serán el tema del siguiente capítulo. En mu-chos casos, me enfocaré explícita o implícitamente, en los desequilibrios en las velocidades de la evolución humana. Uno de esos desequilibrios involucra a los diferentes ritmos de la evolución biológica y cultural ... La creciente habilidad humana para hacer cosas ha sobre-pasado la evolución de nuestra habilidad para comprender qué debemos hacer con esas co-sas y las implicaciones cabales de lo que estamos haciendo ahora» (Ehrlich, 2000: 527-528).
12.1 Lecciones de la coevolución
En el inciso uno del capítulo doce, el autor considera que «en algunas áreas es esencial un conocimiento de la evolución para el desarrollo de políticas sensatas que redunden en un bienestar para nuestro futuro ... Esto quizá se vea mejor en la coevolución de los seres hu-manos con las plagas que atacan a los cultivos. Por desgracia, el uso que les hemos dado a los insecticidas ha procedido en gran parte como si Charles Darwin nunca hubiese existido. El enfoque básico que la humanidad ha empleado en su guerra contra organismos que tam-bién desean comer nuestros cultivos ha sido un programa ampliamente extendido en el uso de pesticidas ... Si aquellos que tratan con las plagas de la agricultura hiciesen uso del cono-cimiento de la evolución, los seres humanos tendríamos ventaja sobre nuestros competido-res en la carrera coevolutiva en la que estamos enfrascados. Los pesticidas, por ejemplo, se usarían solamente cuando hubieran fallado otras medidas, y habría que emplear tácticas pa-ra retrasar el desarrollo de resistencia a ellos, tales como una frecuente moratoria en el uso de cada compuesto, sustituyéndolos temporalmente por otros ...La batalla contra las plagas de la agricultura es llevada a cabo por un grupo relativamente pequeño de personas pero todos estamos involucrados en la lucha contra las enfermedades que a diario ocasionan los virus y las bacterias. Tal vez la más importante lección evolutiva en esta área es que existe una relación dinámica entre el Homo sapiens y los organismos que lo atacan ... Una mayor comprensión de la evolución por parte del público en general llevaría al cabal entendimien-to de que los patógenos, al evolucionar, cambian no sólo su resistencia a las defensas huma-nas sino también su virulencia en respuesta a los cambios en sus formas de transmisión ... La virulencia de un patógeno también puede evolucionar en respuesta a las presiones selec-tivas de otros patógenos que invaden al mismo huésped, y el conocimiento de este hecho puede llevar a nuevas estrategias en la guerra coevolutiva contra nuestros microscópicos enemigos ... El entendimiento de la evolución a menudo nos permite hacer las preguntas correctas, pero no con tanta frecuencia nos provee de respuestas claras y concisas, especial-mente cuando falta por hacerse alguna investigación importante» (Ehrlich, 2000: 529-533).
12.2 Inercias evolutivas
En el segundo inciso del capítulo doce, el autor explica que «del conocimiento de nuestro pasado evolutivo pueden extraerse otras lecciones tácticas relacionadas con la salud. Un ejemplo clásico es la respuesta al estrés. Los mecanismos diseñados para tratar con las pe-riódicas crisis pasajeras en nuestro pasado de cazadores-recolectores ahora se desencadenan con demasiada frecuencia por el casi constante estado de tensión en que se encuentra la vi-da moderna, lo que contribuye a una variedad de enfermedades “relacionadas con el estrés” ... Aquí tenemos una verdadera inercia evolutiva: una adaptación a condiciones del pasado que ahora causa grandes dificultades. En este caso, como en muchos otros, la selección opera demasiado lentamente como para ajustarse a los cambios ocasionados por la evolu-ción cultural. Otras inercias parecen presentarse en algunas de nuestras preferencias básicas de alimentación ... En términos generales, existe una amplia evidencia de que las dietas mo-dernas tienen una influencia negativa en la salud, estando implicadas en enfermedades car-diacas, diabetes y cáncer, entre otros males ... Como lo señala el neurofisiólogo Donald Ke-nnedy [1999], “los detectores de bienestar son detectores de disparidades” ... Esto es, nues-tro sentido del bienestar depende en gran parte de las diferencias que percibimos entre no-sotros mismos y los otros. Los sociólogos le llaman privación relativa cuando uno es menos acaudalado que un conocido, ... privación con respecto a otros en el grupo de referencia. Es una idea que encaja bien con la noción de que un impulso primario de la evolución del cerebro humano fue la necesidad de tratar con otros miembros competidores y cooperativos de los grupos sociales. La “adquisición competitiva” ... ha sido claramente agrandada por los efectos de la televisión en nuestras psiques orientadas visualmente y por la industria de la publicidad, la cual gasta enormes cantidades de dinero para hacer esas imágenes visuales tan atrayentes como sea posible. No obstante, esos mismos hechos pueden darnos pistas de las herramientas culturales que podríamos emplear para controlar el nivel de consumo que, en la actualidad, está por completo fuera de control ... Otra área en la cual podemos estar tratando con inercias evolutivas es en nuestras batallas contra la burocracia. Da la impre-sión de que, en los complejos estados modernos, las burocracias son inamovibles, pero qui-zá sea posible hacerlas encajar mejor con las naturalezas humanas de quienes deben tratar con ellas ... Los burócratas ... deberían promover las condiciones en las cuales las conse-cuencias de las interacciones [sexuales y de todo tipo] no sean adversas a las metas de la sociedad, aunque esto pueda ser increíblemente difícil dentro de las burocracias mismas» (Ehrlich, 2000: 533-541).
12.3 Del color de la piel y la ciencia
En el inciso tres del capítulo doce, el autor advierte que «la influencia del pasado evolutivo del ser humano y las consecuencias de la ignorancia de dicho pasado en ninguna parte son tan obvias como en el tema de las razas, y pocos tipos de ignorancia han tenido efectos más perniciosos en la sociedad. Entre otras cosas, los prejuicios raciales se yerguen como la ma-yor barrera contra la cooperación que se requerirá para resolver el predicamento humano. Los problemas ambientales regionales y locales no podrán ser resueltos si diferentes grupos pelean unos con otros sobre la base de diferencias imaginarias en la “calidad” humana. La raza, y el tema relacionado de las diferencias de grupo en inteligencia, merecen un acucioso análisis pues, en esta área, el conocimiento de la evolución de las naturalezas humanas pro-porciona algunas lecciones tácticas particularmente importantes ... La idea de que hay gran-des grupos de personas que están diferenciados de otros grupos por características superfi-ciales y por cualidades mentales supuestamente heredadas, como la “inteligencia” o la “am-bición”, es uno de los más viejos mitos mantenidos por personas que no están familiariza-das con la teoría de la evolución ... El conocimiento de la genética proporciona un marco de referenmcia básico para una evaluación crítica del concepto biológico de raza ... [Empero,] la inexistencia de razas como unidades evolutivas nunca ha impedido a algunas personas definir como inferiores a aquellos que perciben como pertenecientes a grupos distintos a los suyos, a menudo basados en diferencias en el color de la piel ... Los intentos por encontrar una base científica para el racismo y demostrar que los grupos de seres humanos basados en términos geográficos tienen diferentes características cognitivas o emocionales han gozado de cabal salud en la décadas recientes ... [Y, sin embargo,] una lección táctica clave de todo esto es que la alta (o baja) heredabilidad de una característica no prescribe la acción social. “Heredable” no significa resistente al cambio ambiental ... Incluso si el IQ [Coeficiente In-telectual] fuera altamente heredable en una población, esto no significaría que programas ... que proporcionan estímulos intelectuales a los niños ... no funcionarían, de la misma forma en que una alta heredabilidad de estatura no protegería a los bebés de tener un crecimiento atrofiado debido a una alimentación pobre ...» (Ehrlich, 2000: 542-552).
12.4 ¿Dónde está el lugar de la mujer?
En el inciso cuatro del capítulo doce, el autor opina que «el lugar de la mujer está en cual-quier parte que ella quiera que esté. El sexismo, de forma muy parecida al racismo, es un producto de la evolución cultural: una debilitante inercia del pasado basada en diferencias biológicas de fuerza y de resposabilidad reproductiva. El sexismo se yergue como otro mo-numento a la relativamente baja velocidad de la evolución cultural en actitudes sociales. Como ocurre con el racismo, el conocimiento de la evolución no permite excusas para el sexismo, esa suposición generalizada de que las mujeres son de alguna manera inferiores mental, psicológica o emocionalmente que los hombres y, por lo tanto, deben ser excluidas de ciertas ocupaciones y responsabilidades. No hay evidencia alguna de que las diferencias en los genomas hagan a las mujeres menos capaces en promedio que los hombres para rea-lizar cualquier trabajo o actividad para los cuales ellas tienen la fuerza física básica ... El sexismo tiene una larga y sombría historia en la ciencia (incluidos los campos de la teoría de la evolución y la ecología), la cual ha estado dominada durante mucho tiempo por varo-nes blancos ... [Pero, por fortuna,] la evolución cultural no deja de avanzar y en una minús-cula porción de tiempo evolutivo parece que va en camino de eliminar la división del traba-jo arraigada en inercias biológicas evolutivas, conductas que ya no serían apropiadas en los ambientes modernos» (Ehrlich, 2000: 553-554).
12.5 No emplear armas tácticas antes de tiempo
En el inciso cinco del capítulo doce, el autor asevera que «es claro que la comprensión de la evolución de nuestras naturalezas humanas nos puede ayudar a abatir las fuerzas divisivas del sexismo y del racismo. Pero es necesario tener precaución cuando se consideran inter-venciones tácticas más directas en áreas en las cuales nuestra comprensión de los factores evolutivos es menos clara y las consecuencias de estas intervenciones son biológica y ética-mente más inciertas ... Está claro que el conocimiento actual de las interacciones gen-medio involucradas en el desarrollo y funcionamiento del cerebro humano es insuficiente para sus-tentar una “intervención” genética ... Incluso el valor, como base para la acción social, de alcanzar “finalmente” ese conocimiento de la naturaleza humana debe ser examinado cui-dadosamente ... El grado al cual nuestra evolución genética pasada influye en la conducta del ser humano moderno es un tema fascinante para la especulación pero, incluso el conoci-miento de exactamente “cuánto” o hasta qué grado influye no nos llevaría a inmediatas re-comendaciones políticas. Aquellos que piensan que tal conocimiento nos permitirá hacer prescripciones tácticas, tienden a ... asumir que los genes son destino, que la selección con frecuencia produce patrones de conducta inflexibles, basados en el ADN, en los seres hu-manos. Entonces concluyen que cualquier conducta indeseable, la cual juzgan está altamen-te influida por factores genéticos, sería mejor alterarla mediante una intervención genética. Pero hay que recordar que el distintivo de nuestras naturalezas humanas es su increíble plasticidad. Esta flexibilidad se muestra aun en los mecanismos fisiológicos que subrayan nuestra conducta. Recuérdese, por ejemplo, que las partes de nuestro cerebro que están or-dinariamente dedicadas para ayudarnos a ver pueden orientarse para ayudar a la audición en los individuos ciegos, mejorando lo que en esencia es un sistema sensorial de apoyo en ani-males genéticamente programados para tener en la visión su modo sensorial dominante. El conocimiento de las influencias genéticas no sólo es técnicamente muy difícil de obtener; incluso en teoría rara vez podría ayudarnos a tomar decisiones políticas ...» (Ehrlich, 2000: 554-556).
12.6 Animales de pequeños grupos
En el sexto y último inciso del capítulo doce, el autor apunta que «en un nivel tanto táctico como estratégico, pienso que las más importantes lecciones evolutivas se relacionan con nuestra larga historia como un animal de grupos pequeños. Al parecer es fuerte la evidencia de que las características únicas de nuestros cerebros evolucionaron el gran parte para re-solver los problemas de vivir y comunicarse en pequeñas comunidades con compañeros [y compañeras] cada vez más inteligentes. Solo recientemente en el tiempo evolutivo –cosa de unas pocas centenas de generaciones– ha existido la oportunidad de interactuar estrecha-mente con más personas de las que uno encontraría viviendo en una pequeña aldea o em-pleadas en un pequeño negocio. De hecho, la mayoría de la gente aún tiene un grupo de amigos y conocidos del mismo tamaño (del orden de unas 150 personas) que el de muchas bandas de cazadores-recolectores. Todavía parecemos tener muchas otras huellas de nues-tro pasado de grupos pequeños, con sus expurgaciones y chismorreos. En realidad, un estu-dio demostró que cerca de dos terceras partes de las conversaciones en el comedor de una universidad eran básicamente chismorreos ... Hoy en día, casi la mitad de la población mundial, y tres cuartas partes de la población de los países ricos, viven en áreas urbanas, aglomeraciones de más de 2000 personas ... Las ciudades más grandes, Tokio, Sao Paolo, Nueva York, Ciudad de México y Seúl, tienen poblaciones de entre 15 y 25 millones de ha-bitantes y más de 100 áreas metropolitanas a lo ancho del mundo contienen a más de dos millones de personas ... Cuando buscamos tácticas y estrategias para alcanzar una sociedad sustentable, puede ser muy útil tener en mente que aún somos básicamente animales de pe-queños grupos, evolucionados genética y culturalmente para operar en sociedades limita-das, homogéneas y, en su mayor parte, cerradas ... Actualmente la humanidad se enfrenta al reto no sólo del tamaño de sus sociedades sino también de su diversidad. Los problemas para mantener a muchos grupos razonablemente contentos y trabajando por metas comunes hoy existen de manera global, así como dentro de los estados, conforme la humanidad lucha contra asuntos como la reducción de la capa de ozono, el calentamiento global y el colapso de la captura de especies marinas ... Un problema mayor es, por supuesto, que las comuni-dades difieren en sus valores y, en el mundo de hoy, de grupos de gran tamaño, la diversi-dad de valores incluso dentro de las comunidades funcionales ... puede ser extrema, como queda claramente demostrado por la diversidad de puntos de vista ... sobre temas como el aborto, la pena de muerte, la homosexualidad, [el narcotráfico,] la pornografía y el control de armas ... No existen formas sencillas para resolver tales diferencias y establecer amplios valores entre estas grandes poblaciones ... A pesar de la evidencia de que la cultura del gru-po pequeño persiste en la sociedad moderna, muchos de sus valores pueden estarse extin-guiendo, pues las naturalezas humanas están evolucionando ... Siendo inteligentes los seres humanos, por supuesto, han evolucionado nuevos valores y otros dispositivos para enfren-tarse a los cambios en el tamaño de grupo y en movilidad ... En muchas sociedades existen grupos que están tratando de resistir a los cambios que ha traído el rápido “progreso” tecnológico ... Nuestra falla para comprender las diferentes reacciones de los grupos que se abrazan al cambio y de los que se resisten a él, y de las ideologías que los sustentan, radica en lo poco que los científicos sociales saben en realidad del proceso de evolución cultural ... Tal vez podamos evitar el Mundo Feliz si conservamos el sentido del humor, no nos toma-mos demasiado seriamente a nosotros mismos y aprendemos a vivir con una buena dosis de misterio y ambigüedad, como Friedrich Nietzsche [1882] lo trató de enseñar [en una de sus obras más importantes, titulada La gaya ciencia] hace más de un siglo ...» (Ehrlich, 2000: 556-562).
13. Evolución y valores humanos
En el décimo tercero y último capítulo de esta obra, Ehrlich insiste en que «... los investiga-dores han aprendido tanto acerca de la evolución de las naturalezas humanas en el siglo y medio que ha transcurrido desde que se publicó El origen de las especies que yo espero que dentro de los próximos 150 años llegaremos a entenderlas completamente. Las respuestas a unas de las preguntas más tempranas, como “¿Qué es la vida y cómo floreció su diversi-dad?”, se han ido revelando poco a poco, en gran parte gracias al trabajo pionero de Charles Darwin. Y estoy seguro de que la mayoría de esos grandes misterios, si pueden ser resuel-tos en algún sentido, lo serán dentro del contexto evolutivo ... Hay algunas áreas estratégi-cas en las que la consideración del pasado evolutivo puede ser útil para ayudarnos a refle-xionar en forma sensata acerca de los grandes problemas sociales, ambientales y filosófi-cos ... Un conocimiento moderno de la evolución biológica y cultural nos ayuda a captar qué clase de animales somos, de dónde venimos y cómo embonamos en el mundo natural ... Todos estos conocimientos nos ayudarán a pensar con más sabiduría acerca de las formas para crear una muy diferente y sustentable sociedad global en el futuro; pero no nos dirán para qué es la vida humana o cómo vivir mejor unos con otros» (Ehrlich, 2000: 570-572).
13.1 Los detalles en donde vive el diablo
En el primer inciso del capítulo trece, el autor afirma que «el conocimiento del magno cua-dro de la macroevolución no empaña la complejidad, interés e importancia de los detalles de la microevolución cultural. Se requiere de la investigación histórica para ayudarnos a comprender y apreciar las fuerzas que crean los patrones de cambio en los cuales estamos continuamente envueltos y con los que debemos vivir ... Asimismo, estas interacciones mi-croevolutivas dentro de los grupos contienen temas con notable influencia justo en el centro del predicamento humano, temas acerca de cómo nos comportamos unos con otros y con nuestros ambientes, y acerca de nuestros diversos valores y éticas ... El ritmo en que estos valores evolucionaron presumiblemente se incrementó conforme la gente empezó a vivir en grupos más y más grandes y se enfrentó con nuevos dilemas ... No sólo es la forma en que la gente valora el ambiente lo que ha cambiado en las últimas centurias. También se han disparado otros aspectos de las naturalezas humanas como el tamaño de la población y la escala de la empresa humana. Y, conforme ambos continúen creciendo, es seguro que evo-lucionarán y seguirán siendo temas de encendidos debates asuntos como los estilos de vida y las formas en que deben organizarse las sociedades, asuntos que preocuparon a la gente pensante desde antes de los tiempos de Platón y Aristóteles ...» (Ehrlich, 2000: 572-574).
13.2 Ética evolutiva
En el inciso dos del capítulo trece, el autor asevera «que un conocimiento de nuestra histo-ria evolutiva pueda hablarnos de justicia, y que la ética, la moral y las normas puedan ser explicadas sobre la base de la biología, es el reclamo más polémico que se le hace a la evo-lución ... Si esto fuera posible, entonces las viejas batallas con los temas de la ética en su mayor parte serían un ejercicio inútil: la evolución tendría todas las respuestas ... Mi res-puesta es un sí con reservas a la cuestión de si la ética es un conjunto de funciones de nues-tros cerebros materiales. Podemos explicar la existencia de la ética, la moral y las normas sin necesidad de invocar la existencia de un segundo universo moral. Hay poco que susten-te una visión dualística, mente versus materia, de la existencia. Las naturalezas humanas claramente son el resultado de una evolución biológica y cultural, y en cierto sentido los sentimientos éticos y las conductas que son parte de nuestras naturalezas deben de haber surgido a través de esos mismos espacios ... Pero yo respondería con un no con reservas a una importante cuestión relacionada con lo anterior: ¿puede derivarse de una comprensión de la evolución biológica la elección de la ética, la moral y las normas a las cuales debería-mos apegarnos? ... Las verdaderas éticas, morales y normas de una sociedad –los productos de esa capacidad ética– son en su mayor parte un resultado de la evolución cultural dentro de esa sociedad ... [Así,] aunque la capacidad para desarrollar éticas es un producto de la evolución biológica, no hay nada en esa evolución que nos diga qué deberíamos hacer. El intento de establecer un “deber” ético a partir de un “es” natural, merece el viejo título de la “falacia naturalista” ... Lo que evoluciona no es ni bueno ni malo; sólo es, incluyendo una propensión evolutiva a inventar sistemas éticos. Y la forma en que nos comportamos o en que nos hemos comportado no nos da una orientación acerca de la forma en que nos debe-ríamos comportar ... Los organismos experimentan valores, subjetivos grados de “bondad”, a través de sensaciones tales como placer, dolor y hambre provocados en ambientes apro-piados ... Así es como la selección alienta a los animales para comportarse en formas que los lleven a maximizar su reproducción. Para ser éticos, los animales necesitan, entre otras cosas, ser capaces de experimentar recompensas y castigos; esto es, tener sensaciones ... Es-tos valores, que los seres humanos desarrollamos indirectamente empleando nuestros im-presionantes cerebros para razonar acerca de la conducta, son llamados valores concebidos ... [Además,] los seres humanos han desarrollado las formas más ingeniosas para tratar con las interacciones sociales ... Los sistemas de parentesco serían inútiles si las personas no discriminaran en su conducta hacia los demás, de forma que esto afecte la reproducción de copias de sus propios genes que portan los parientes. Más allá de cualquier predilección ge-nética, es claro que existe una enorme variación, culturalmente evolucionada, en la forma en que la empatía se despliega. La determinación de qué tan grande debería ser el universo humanitario y qué obligaciones acarrea esta ampliación ha cambiado a través del tiempo y aún es materia de sustanciales debates en las sociedades occidentales ... Este dilema tam-bién involucra el irritante tema de la equidad intergeneracional: el grado hasta el cual el universo de preocupación debería extenderse para incluir las consecuencias en generaciones futuras ... Por supuesto, en la ética hay mucho más que altruismo ... Aunque de la evolución podemos aprender algo acerca de los orígenes de la ética y la capacidad de desarrollarla, el grueso de la bibliografía filosófica y teológica sugiere que la búsqueda de respuestas bioló-gico-evolutivas para la mayoría de los dilemas está destinada al fracaso ... El grado hasta el cual los juicios éticos están evolucionados culturalmente y no son características biológicas heredadas de la mente se ejemplifica con la evolución de la ética ... La evolución cultural es la fuente de la ética y produce diferentes respuestas a los problemas éticos confrontados por distintas generaciones, distintos grupos, e incluso diferentes individuos dentro de los gru-pos» (Ehrlich, 2000: 574-587).
13.3 Conciencia, ética y ambiente
En el inciso tres del capítulo trece, el autor recuerda que «la ética, por definición, requiere de la conciencia, de forma que puedan hacerse esas elecciones morales. Como muchas otras personas, aunque yo no soy un dualista mente-materia, mi propia versión de la naturaleza humana encuentra insatisfactoria una interpretación del mundo estrictamente materialista. El materialismo original, aquél para el cual la realidad estaba solamente construida de áto-mos sólidos e irreductibles, ha sido derrumbado por la física moderna. Ahora pensamos que la realidad está hecha en su mayor parte de espacio, energía en sus variadas formas, distri-buciones probabilísticas de partículas subatómicas y cosas igualmente difíciles de represen-tar ... [Así,] tenemos las visiones subjetivas de nuestro yo consciente ... cuando éste disfruta de mensajes placenteros que se le envían desde, digamos, los centros de nuestra boca y na-riz que paladean y olfatean la comida y el vino, o los centros en nuestros oídos que escu-chan la música, o bien, que se aflige por mensajes que le llegan indicando aburrimiento, do-lor o miedo ... Asimismo, tenemos la visión objetiva que nos coloca en un contexto del mundo real ... El entendimiento nos hace sentir bien; nuestra realidad subjetiva nos lleva a pensar acerca de una realidad objetiva. Los asuntos holísticos provocan respuestas reduc-cionistas que ayudan –pero solamente ayudan– a resolverlos ... No obstante, deberíamos re-cordar que las explicaciones psicológicas y motivacionales pueden ser tan reales como las explicaciones fisiológicas, materialistas, culturales y sociobiológicas. Somos actores de nuestros propios destinos; somos seres intencionales, y ni el ambiente externo ni nuestra composición genética controlan directamente muchas de nuestras acciones más importantes ... Esa elección puede ser vista como un acto de mi “libre albedrío” ... Puede que siempre tengamos que tratar con aspectos de nuestras naturalezas humanas y de nuestras experien-cias (así como de muchas de nuestras sensaciones) éticas y de otro tipo, simplemente como epifenómenos de las características de las neuronas en concierto: la organización de nues-tros cerebros. Sin duda seremos capaces de explicar y manipular ciertos aspectos suyos, pe-ro bien puede ser que siempre haya límites en nuestra comprensión de nuestras experiencias con ellos. Muy probablemente seguirá habiendo límites al conocimiento y, por lo tanto, siempre necesitaremos ser eclécticos al escoger las formas de “conocimiento”. Quizás aquellos que, como yo, tengan inclinaciones científicas, ¡incluso aprenderán a relajarse y a regocijarse con un pequeño misterio!» (Ehrlich, 2000: 587-590).
13.4 Naturalezas humanas y servicios de la naturaleza
En el inciso cuatro del capítulo trece, el autor reconoce que «la ética del ambiente, esto es, el análisis de los problemas éticos creados por el predicamento población-recursos-ambien–te , proporciona ejemplos instructivos de las complejidades de la evolución cultural. Es un área relativamente nueva, que ha evolucionado –de hecho, ha explotado– sólo en unas po-cas décadas ... El tema fundamental de la ética del ambiente es cuál es la responsabilidad de cada individuo para mantener los cruciales servicios naturales que los ecosistemas suminis-tran a la humanidad ... El surgimiento de la ética del ambiente muestra claramente cómo las culturas responden a las necesidades éticas recientemente percibidas, y que ese surgimiento podría considerarse como un poderoso argumento en contra de una base para la ética pri-mordialmente trascendental. Si la ética requerida ya estuviera “afuera”, no necesitaríamos inventarla ... La cuestión de qué tanto y qué clase de alteración del ambiente es apropiada, especialmente en un contexto de preservación de los servicios de la naturaleza para las fu-turas generaciones, no fue ampliamente considerada como un tema ético sino hasta los años setenta. Merece nuestra atención porque casi con certeza será un tema central y cada vez más importante en las décadas por venir ... Hasta hace poco, la gente no prestaba mucha atención a los efectos ambientales de largo plazo de su conducta, más bien estaba enfocada en la satisfacción de sus necesidades inmediatas ... Si hay una lección valiosa en esta bús-queda de estrategias globales para mantener nuestros sistemas de sustento de la vida es que la sociedad humana global, que actualmente domina la biósfera, debería ser muy precavida en torno a una futura expansión de sus operaciones ... Aún no es tarde para que la humani-dad evite un vasto desastre ecológico y comience una transición hacia una sociedad susten-table; pero la tarea no será sencilla ... [Empero,] es poco probable que se consiga la coope-ración que será necesaria para resolver los problemas globales del ambiente en un mundo dividido entre poseedores y desposeídos, y fragmentado por antagonismos étnicos » (Ehr-lich, 2000: 590-595).
13.5 Problemas sociales y evolución
En el inciso cinco del capítulo trece, el autor se pregunta «¿qué podría decirnos un conoci-miento de nuestro pasado evolutivo genético y cultural acerca de lo que podemos hacer frente a serios problemas sociales como la violencia, la desigualdad y el abuso del ambien-te? ... Puede extraerse una conclusión estratégica básica a partir de lo que los genetistas sa-ben: tratar de manipular el genoma humano para “mejorar” la conducta por medio de cam-bios en las predisposiciones genéticas sería un error ... Tal vez la razón práctica más impor-tante para abstenerse del uso de programas eugenésicos –incluso si la humanidad poseyera el conocimiento técnico necesario– es que sería virtualmente inevitable una discusión eter-na acerca de sus metas. La diversidad de nuestra evolución cultural así lo garantiza ... Ade-más, aunque claramente existen preocupaciones éticas acerca de una intervención genética de largo plazo, no existe una ingeniería de la conducta humana que las resistiera ... ¿Existe algo en nuestra historia evolutiva que sugiera formas que pudieran reducir las tensiones so-bre estos temas sociales? Tal vez, aunque la lección más obvia no nos brinda mucha com-prensión de cómo reducir el fragor de la batalla evolución-creación. Evolucionamos como animales de visión, y saber eso nos señala algunas formas para aminorar los efectos negati-vos de las diferencias de valoración entre diversas comunidades ... Puede haber una impli-cación política más fundamental que podría extraerse de la consideración de estos estresan-tes temas sociales y de los dilemas éticos que generan. Es necesaria una amplia compren-sión de ambas, de la macroevolución cultural (formadores extrínsecos de cultura) y de la microevolución cultural (la dinámica interna de las sociedades), si se adoptaran políticas que nos alienten para que nuestra habilidad para conocer alcance a nuestra habilidad para hacer ... Es esencial que los científicos se comuniquen con el público si la humanidad quie-re llegar a comprender sus raíces y aprender a administrar y manejar sustentablemente los ecosistemas de la Tierra y preservar de este modo los servicios que brinda la naturaleza» (Ehrlich, 2000: 595-601).
13.6 Evolución consciente
En el sexto y último inciso del último capítulo del libro, el autor establece que «un paso ha-cia la solución del predicamento humano podría ser la creación de un estilo más deliberado de evolución cultural, uno que canalizara el cambio en formas más benéficas para la mayo-ría de los seres humanos. La necesidad de una nueva aproximación evolutiva puede verse en el más importante desequilibrio entre la evolución biológica y la cultural: el hecho de que el diseño del sistema de percepción humana hace especialmente difícil para las perso-nas darse cuenta de la mayoría de los problemas ambientales severos. Por desgracia, pocas personas son concientes de este desequilibrio. Nuestro sistema de percepción ... evolucionó para mantener constante el telón de fondo del ambiente, de forma que la gente pudiera de-tectar mejor (y reaccionar ante ellos) eventos contrastantes de corto plazo: la súbita apari-ción de un animal comestible o de un individuo del sexo opuesto, o de una amenaza, como un león o un rival ... No obstante, hoy en día amenazas que van desde el calentamiento glo-bal y la pérdida de biodiversidad hasta la distribución de los recursos y el conocimiento pa-ra hacer armas nucleares y biológicas son cambios graduales en nuestro ambiente que ha causado la humanidad y que, por lo tanto, puede influir en ellos. Normalmente nuestras na-turalezas están pobremente equipadas para registrar tales amenazas pero podemos capaci-tarnos para estar alerta de las fallas biológico-evolutivas que inhiben la percepción de cier-tos problemas clave ... El ejemplo de evolución conciente con el que estoy más familiariza-do ocurrió en respuesta a esa tendencia que amenaza a la humanidad. Fue el esfuerzo, lla-mado del “invierno nuclear”, de un vasto conjunto de estudiosos, fundaciones, políticos y representantes militares de los Estados Unidos y de la [hoy extinta] Unión Soviética a prin-cipios de los años ochenta. Los ecólogos llevaban mucho tiempo preocupados por los efec-tos potencialmente devastadores de una guerra termonuclear a gran escala sobre el ambien-te, por lo que en 1983 se llevó a cabo una serie de reuniones científicas y comenzó la cola-boración para evaluar las consecuencias potenciales de un conflicto de esa naturaleza ... [Otro ejemplo son] las actividades del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático ... [y] una respuesta a las percepciones ambientales distorsionadas, si la humanidad pudiera manejarlas, sería la creación de un proceso de evolución conciente. A través de tal proceso, el público sería motivado para estar más alerta de las fallas de la evolución biológica y la sociedad intentaría abiertamente incrementar la velocidad de la evolución cultural en el área de la comprensión de nuestro telón de fondo evolutivo y las tendencias que produce ... [Así,] para poner en primer plano la evolución conciente deben involucrarse esfuerzos con una amplia base, similares al ejercicio del invierno nuclear, pero en una escala mucho ma-yor. La idea sería promover una discusión pública de los problemas cruciales que actual-mente en gran parte son ignorados para reencauzar las tendencias malignas que conducen al predicamento humano por trayectorias que lleven a una sociedad sustentable ... Estamos, unos animales de grupos pequeños, tratando de vivir, con escasas excepciones, en grupos gigantescos; intentando mantener la salud, el bienestar y un espíritu de relación en un mun-do cada vez más impersonal donde las naturalezas individuales están basadas en pequeñas fracciones de la cultura de la sociedad ... No existe una fórmula sencilla para comprender el pasado del ser humano o las naturalezas humanas actuales, ni para proyectar el futuro hu-mano ... Nuestro pasado fue complicado; así lo es nuestro presente y así lo será nuestro fu-turo. Aquellos que afirman que tienen soluciones simples para problemas complejos están casi siempre equivocados; no obstante, es necesaria la búsqueda de amplias generalidades. Nunca podremos vérnoslas con los demonios que habitan en los detalles a menos que vea-mos el gran cuadro completo» (Ehrlich, 2000: 601-607).
Conclusiones
Al igual que el tema del que trata Ehrlich en este libro, su obra –cuya estructura y parajes más importantes se acaban de describir– es mucho más compleja de lo que puede imaginar-se leyendo este trabajo o escuchando la exposición basada en él. En efecto, no sólo el autor incluyó numerosas fotografías y diagramas que completan su argumentación, sino que, ade-más, cada capítulo contiene gran cantidad de notas de pie de página donde se amplía el tex-to, que aquí se ha tenido que abreviar en la medida de lo necesario para exponer el libro en menos de dos horas, y, para mayor referencia, el autor incluyó una lista de alrededor de 2,500 referencias de artículos y libros; los cuales, por supuesto, abren los horizontes de es-tudio del tema de las naturalezas humanas.
Para poder señalar algunas reflexiones que se ofrecen a continuación a modo de conclu-siones sobre esta primera aproximación al estudio del libro de Ehrlich, a continuación se realiza un brevísimo recorrido final por los trece capítulos que lo componen y que en este trabajo expositivo se detallaron buscando mostrar su riqueza.
Así, en el capítulo primero, titulado La evolución y nosotros, el autor establece que los seres humanos presentan características diversas. Hay quienes son violentos, otros son al-truistas; hay quienes son promiscuos, otros son sexualmente mesurados; hay quienes tienen habilidad para hablar varios idiomas, otros apenas hablan su lengua materna; etcétera. En tales características nace el problema de saber si ellas son causadas por nuestros genes o por nuestra cultura. Asimismo, dichas características no permanecen inmutables a lo largo de la evolución de nuestra especie, por lo que surgen numerosas preguntas respecto a lo que son las naturalezas humanas y, en consecuencia, no es posible ignorar este problema pues la genética no resulta absolutamente determinante y, así como debe tenerse en cuenta su evo-lución, también es importante establecer la importancia de la evolución cultural.
En el capítulo dos, Cuentos de la casa de los animales, Ehrlich observa que las naturale-zas humanas son resultado tanto de un proceso de selección natural que lleva millones de años en evolución y que va alterando o mutando las proporciones de varios tipos de genes dentro de las poblaciones, a fin de que los organismos se vayan adaptando a su medio que, también, está cambiando constantemente. Sin embargo, pese a que el proceso evolutivo se puede observar con relativa facilidad en las bacterias, las moscas de la fruta, las palomillas moteadas, los caracoles de tierra y otros organismos similares, su observación en los seres humanos es más difícil debido a que el promedio de vida de una generación humana es de casi cien años, mientras que los de las otras especies mencionadas pueden ser de meses o semanas.
En el capítulo tres, Nuestras naturalezas y las suyas, el autor explora cómo se genera la biodiversidad, fenómeno del cual los seres humanos formamos parte, y adelanta que la res-puesta se encuentra precisamente en el proceso de mutación genética. La diversificación de la vida también se denomina especiación geográfica. Los organismos se desplazan de un la-do a otro, la composición de sus comunidades no es totalmente homogénea, la extensión de las diferencias ambientales varía, así como sus contactos con otros organismos y sus dife-rentes tiempos de vida. Así, la evolución conforma las características de las especies y mol-dea los rasgos de las comunidades. Todos los organismos están en proceso de evolución y los menos capaces de adaptarse a las variaciones del ambiente o cambios climáticos corren peligro de extinguirse y, de hecho, se han extinguido como especie. Los seres humanos es-tamos sujetos, al igual que los demás organismos, a las mutaciones genéticas pero, a dife-rencia de todos los demás organismos, tenemos la habilidad para inventar, modificar, alma-cenar y transmitir un enorme cuerpo cultural. Esta información extragenética está en evolu-ción también y ha dejado muy atrás a nuestra evolución genética pero ambas nos pueden ayudar a comprender lo que hemos sido, somos y podríamos llegar a ser como especie an-tes de que llegue el momento ineluctable de nuestra extinción.
En el capítulo cuatro, De pie por nosotros mismos, Ehrlich insiste en que los seres huma-nos tenemos un fuerte componente animal por lo que para entender nuestras naturalezas de-bemos partir del estudio de la conducta de los simios, nuestros parientes más cercanos. Los chimpancés y los bonobos son los monos que se asemejan más a los seres humanos y la comprensión de sus conductas alimenticias, sexuales y de comunicación nos permite ubicar un amplio espectro de conductas humanas. Asimismo, el análisis de los registros fósiles nos ayuda a descubrir cuáles son los orígenes de las naturalezas humanas precisamente en Áfri-ca hace 3.5 millones de años. El cambio climático obligó a nuestros ancestros a bajarse de los árboles y a buscar sus alimentos en zonas más amplias, conduciéndolos a erguirse sobre las dos patas traseras y a disminuir la diferencia de tamaño por géneros.
En el capítulo cinco, Sólo huesos y unas cuantas piedras, el autor sigue la secuencia, hasta donde lo permite el registro fósil, en la evolución del Homo habilis, al Homo ergaster y al Homo erectus; todo ello en África entre hace 2 y 1 millón de años. El segundo fue el tipo de Homo que realizó la primera salida de África y el tercero, conocido como eslabón perdido, fue el que llevó a cabo la segunda salida de África, conduciendo a la especie, hace alrededor de unos 100 000 años, a la conformación del Homo sapiens, de nosotros mismos.
En el capítulo seis, Cerebros evolucionados – mentes evolucionadas, Ehrlich explica que la parte del cuerpo más importante en la evolución resulta ser el cerebro. El cerebro del Ho-mo sapiens es el de mayor tamaño y en él se encuentra la causa de la rápida evolución cul-tural que como especie hemos tenido. Los cerebros fueron modificándose, mediante el pro-ceso de selección natural, debido la las necesidades de nuestros ancestros por alimentarse y sobrevivir, primero en los árboles y arbustos de África, y después en las sabanas de África y del resto del mundo. La modificación del cerebro humano, además, se dio también gra-cias a los crecientemente complejos problemas que tuvo que enfrentar, sobre todo en lo re-ferente a la comunicación social; es decir, de la especie consigo misma. Las características del cerebro que menciona el autor en el inciso cuatro de este capítulo (páginas 49 y 50) son esenciales porque permiten ampliar nuestra comprensión de lo que significa ser humanos pero, también la amplía conocer que tenemos diferencias de percepción culturales y cómo afecta a nuestra percepción del mundo exterior la forma en que funcionan nuestros cere-bros.
En el capítulo siete, ¿De la expurgación al chismorreo?, Ehrlich trata acerca de una de las características más desarrolladas del cerebro humano, la cual le ha permitido resolver muchos de los viejos problemas de comunicación social que enfrentó como especie y crear, asimismo, otros nuevos: el lenguaje. Por supuesto, aquí destaca la importancia de la sinta-xis en los cerca de 6000 lenguajes que actualmente se hablan, escriben y leen alrededor del mundo, así como del misterioso “lenguaje” con el cual funciona cada cerebro humano y que se conoce como mentalés. El lenguaje se encuentra, además, entre una de las causas di-rectas de lo que se conoce como el “gran salto hacia adelante”, los dramáticos y fundamen-tales avances en tecnología hechos por nuestros ancestros hace unos 50 000 años.
En el capítulo ocho, La sangre es un trotamundos, el autor recalca que, pese a que han transcurrido 50 000 años desde el “gran salto hacia adelante”, dos cuestiones ocupan nues-tras mentes la mayor parte del tiempo, por no decir casi todo o todo: la comida y el sexo. Se trata de dos predisposiciones genéticas en los seres humanos y sus implicaciones evolutivas que son esenciales. Los cazadores-recolectores se desplazaron a través de la corteza terres-tre, gracias a estos dos impulsos y se trata de la época que más duración ha tenido en la prehistoria y en la historia humana. Las primeras herramientas de piedra, el descubrimiento de que el fuego puede ser útil para la vida humana, el arte, el comercio y los primeros entie-rros, cuyos vestigios datan de hace unos 40 000 años, son aspectos fundamentales para comprender las naturalezas humanas de nuestros ancestros y se encuentran en los orígenes de las nuestras. Sin embargo, en esos orígenes y en la fase actual de nuestro proceso evolu-tivo, el sexo se encuentra como uno de los elementos clave del proceso de selección natu-ral. Asimismo, el predominio de los hombres sobre las mujeres, a lo largo de toda la histo-ria de la humanidad, se basa en las diferencias sexuales que, si bien han disminuido en tér-minos de estaturas distintas, se siguen dando debido a que la mujer fisiológicamente está diseñada para llevar en sus vientre durante nueve meses a su hijo o hija, lo cual marca una pauta determinante sobre la división del trabajo por sexos. El autor se explaya aquí en te-mas como el ciclo de ovulación, la ausencia de celo, la evolución del deseo, la homosexua-lidad, el control de la fertilidad y el incesto; o sea, temas de nuestras diversas sexualidades.
En el capítulo nueve, El dominio de la cultura, Ehrlich indica que, pese a las pocas dife-rencias genéticas entre hombres y mujeres, ellas no permiten explicar lo que la evolución cultural ha provocado en términos de las características naturalezas que hoy en día mani-fiestan los seres humanos. Esa evolución cultural, por su parte, debe ser enfocada a partir de la evolución genética de la especie que, como ya se indicó, requiere recurrir a la violencia para poder alimentarse y, en ocasiones, para poder reproducirse. Tal violencia, en casos ex-tremos, ha incluido históricamente el exterminio de uno o varios de los grupos que compi-ten entre sí por alimentos y mujeres. Asimismo, las religiones han sido establecidas con el propósito de manifestar expresiones humanas respecto a lo que en cada época se ha pensa-do que es sobrenatural; expresiones que, a su vez, han dado lugar al nacimiento y desarrollo del arte en todas sus manifestaciones (pintura, escultura, música, literatura, etcétera).
En el capítulo diez, De las simientes a las civilizaciones, el autor trata de las importantes cuestiones de la revolución agrícola; es decir, del paso de las sociedades nómadas de caza-dores-recolectores a las sociedades sedentarias de agricultores y granjeros. Del mismo mo-do, aquí muestra que los excedentes alimenticios dieron lugar al surgimiento de clases so-ciales y de las primeras ciudades-estado, origen de los estados-nación subsecuentes. La ali-mentación, el sexo, la violencia, la guerra, la religión, el arte, la desigualdad económica y las clases sociales; todos estos fenómenos son causa y efecto, a la vez, de las actuales natu-ralezas humanas.
En el capítulo once, Dioses, bombardeos y burocracia, Ehrlich manifiesta que, como el ser humano es un animal que, en sus orígenes y durante gran parte de su trayectoria históri-ca, vivió en pequeños grupos, hoy se muestra situado en sociedades de millones o de miles de millones de personas; problema que, evidentemente, atomiza sus posibilidades de com-prender su ubicación en ellas y, sobre todo, la dirección que las mismas están tomando en la actualidad y que tomarán en el futuro próximo. El autor sostiene aquí que la comprensión de los descubrimientos de la biología evolutiva, por parte de los teóricos de la política, les permitirá ubicar mejor los problemas que enfrentan los estados modernos como entidades sometidas a procesos históricos ineludibles. Y, además, dicha comprensión está retrasada respecto a la velocidad en aumentan los problemas emanados de las actividades humanas, los cuales están llegando a amenazar frontalmente la perpetuación de la especie.
En el capítulo doce, Lecciones de nuestras naturalezas, el autor se concentra en explicar que esta historia de las naturalezas humanas apenas está comenzando a ser narrada y que es indispensable reflexionar sobre ella para ubicar qué tipo de tácticas y estrategias debemos adoptar para contrarrestar los problemas emanados de las distintas velocidades de la evolu-ción biológica y de la evolución cultural pues Ehrlich achaca a esa diferencia, en favor de la evolución cultural, la mayor parte de los problemas y dilemas que hoy enfrenta la humani-dad. Así, aquí el autor se concentra en las tácticas e indica que algunas de ellas se relacio-nan con nuestra salud y con los alimentos que producimos e ingerimos. En el caso de estos últimos, los agricultores y las empresas farmacéuticas que les proporcionan insecticidas, ac-túan como si Charles Darwin no hubiera existido y tal ignorancia trae como efecto que día a día las plagas sean más resistentes a los insecticidas. Y, en el caso de la salud, lo mismo ocurre cuando la gente se automedica para atacar alguna infección y provoca que los virus y las bacterias que atacan a su cuerpo se vuelvan inmunes a los medicamentos. Si no se rea-liza un análisis exacto del tipo de microbio que le está atacando, la aparente curación puede resultar más peligrosa que la enfermedad, incluso puede ocasionar la muerte posterior del enfermo. Algo más compleja resulta la situación de las enfermedades ocasionadas por el es-trés y por la automedicación en este tipo de “pacientes”, misma que hoy incluso ocurre con más frecuencia que para las otras enfermedades. El consumo de los medicamentos y de to-das las mercancías en general, es estimulado por la ganancia, estímulo que provoca campa-ñas mundiales de mercadotecnia y publicidad y que, en opinión del autor, hace que el con-sumo actual en el mundo esté fuera de control pero, más bien, parece que precisamente está bajo el control casi absoluto de las grandes corporaciones transnacionales, motivadas por esas enormes ganancias, en un mundo en el cual la famosa soberanía del consumidor ha de-saparecido casi por completo. Asimismo, en este capítulo el autor trata acerca de los pro-blemas que implica vivir en una sociedad altamente burocratizada y racista, cuestión que podría comenzarse a resolver con un mayor conocimiento de nuestras verdaderas naturale-zas humanas. Por último, en este capítulo el autor aborda el tema de la ingeniería genética y de los animales de pequeños grupos que somos los seres humanos, evolutivamente hablan-do. En el primero, el autor insiste en que toda intervención genética debe plantearse desde una perspectiva ética pero, también, considerando la propia plasticidad del cerebro humano pues es imposible dar por sentado que tal intervención conducirá finalmente al resultado que se desea alcanzar y que, sin ella, dicho resultado parecería imposible; lo cual, experi-mentalmente hablando, no ha sido el caso. Para el segundo tema, Ehrlich enfatiza que la evidencia disponible demuestra que las características exclusivas de los cerebros humanos evolucionaron principalmente a consecuencia de sus problemas para resolver los problemas de vivir y comunicarse en pequeñas comunidades con cpopañeros y compañeras cada vez más inteligentes. Empero, el problema reside en que hoy ya no se trata de pequeñas comu-nidades sino de metrópolis de más de uno, cinco, diez, veinte y más millones de habitantes. Esto plantea nuevos retos puesto que la atomización implícita conduce a actitudes egoístas e, incluso, autodestructivas.
Y, por fin, en el capítulo trece, Evolución y valores humanos, Ehrlich habla de las estra-tegias, las cuales básicamente se refieren a un regreso a la ética en torno al medio, por lo que el autor la denota como ética evolutiva. La ética, para el autor es más o menos un con-junto de funciones que realizan nuestros cerebros materiales pero que, por definición, nece-sita de la conciencia a fin de poder realizar elecciones en términos morales. Básicamente, se trata de poner en práctica estas ideas para comenzar a detener la destrucción de nuestro há-bitat completo, que es el planeta Tierra, y para ello deben verse los problemas sociales que tenemos todos desde el punto de vista evolutivo, alcanzando una conciencia evolutiva tam-bién que no recurra a las soluciones simples pero ineficaces para garantizar que las genera-ciones futuras sigan obteniendo los servicios que la naturaleza hoy nos ofrece.
En conclusión, entonces, podría decirse que la posición de este biólogo evolucionista, respecto a las naturalezas humanas, se cifra precisamente en ubicarlas desde su perspectiva teórica y aplicada. Ello resulta revelador y potencialmente productivo, desde la perspectiva científica e intelectual, puesto que abre un horizonte que, antes de él, no había quedado to-talmente percibido ni por la filosofía ni por la ciencia. Seguir la dirección señalada por el autor probablemente generará nuevos descubrimientos sobre las naturalezas humanas y su relación con la historia y con las actividades humanas y sociales que conforman actualmen-te a este enorme grupo de primates, nosotros mismos, que lograron la mayor complejidad cerebral conocida en el universo.
Así, aunque puede contener cuestiones filosóficas y metodológicas que podrían suscitar obstáculos concretos en su aplicación directa, y que probablemente salgan a la luz más níti-damente tras una segunda lectura del este libro, la obra de Ehrlich propone una perspectiva sobre las naturalezas humanas que no puede desdeñarse sin haberla estudiado a fondo, aun-que tenga, como se habrá podido percibir, un carácter más de divulgación que científico. Como ya señalé, lo expuesto aquí no es sino una primera aproximación a ese libro y se re-querirá releerlo varias veces, así como seguir algunas de sus ideas temáticas y de sus pro-puestas bibliográficas, para elaborar nuevas aportaciones a la comprensión de las naturale-zas humanas; es decir, de nosotros mismos.
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(*) Sólo se han incluido las mencionadas en esta síntesis. La lista completa está en Ehrlich, 2000: 625-782. Su breve nota biográfica, incluida en la Introducción, se escribió tras consultar en Internet la dirección: http://en.wikipedia.org/wiki/Paul_R._Ehrlich
Paul R. Ehrlich. 2000. Naturalezas humanas: Genes, culturas y la perspectiva humana. México: FCE, 782 pp.
1. La evolución y nosotros, 7
1.1 ¿Cómo explicar la conducta humana?, 7
1.2 Chang y Eng: Naturaleza y educación, 11
1.3 La naturaleza de la naturaleza humana, 12
2. Cuentos de la casa de los animales, 13
2.1 Selección natural y no natural, 14
2.2 Genes y ambientes, 15
2.3 Las fuerzas del cambio, 17
2.4 La selección en acción, 18
2.5 Selección en la naturaleza, 19
2.6 Tasas de evolución, 20
2.7 Inercias evolutivas, 20
2.8 Evolución y conducta: El caso del altruismo, 21
2.9 Selección en los seres humanos, 22
3. Nuestras naturalezas y las suyas, 22
3.1 ¿Por qué no limo verde?, 23
3.2 La geografía y el origen de las especies, 24
3.3 El significado de especie una vez más, 25
3.4 La variación “racial” humana, 26
3.5 Ernst Mayr, Jack Dempsey y la radiación
adaptativa, 27
3.6 El registro fósil y los patrones evolutivos, 27
3.7 La evolución de las comunidades, 28
3.8 La evolución cultural, 29
4. De pie por nosotros mismos, 31
4.1 Nuestro lugar entre los simios, 31
4.2 El descendiente del mono, 34
4.3 Los huesos de nuestros ancestros, 35
4.4 Lucy y sus parientes, 36
4.5 El ascenso humano, 37
5. Sólo huesos y unas cuantas piedras, 38
5.1 Del Homo habilis al mono desnudo, 39
5.2 El muchacho Turkana y sus parientes, 40
5.3 Los neandertales y el surgimiento de los seres
humanos modernos, 41
5.4 La salida del África 2, 41
5.5 El misterio de los neanderthales, 42
5.6 La salida del África una vez más, 44
6. Cerebros evolucionados, mentes evolucionadas,
45
6.1 Mentes cambiantes, 45
6.2 El enano entre nuestros oídos, 46
6.3 ¿Cerebros dentro de los cerebros?, 47
6.4 Lo que nuestros cerebros saben acerca de nuestro
cerebro, 49
6.5 El cerebro y el mundo, 50
6.6 Diferencias culturales en la percepción, 50
6.7 La percepción del ambiente, 51
6.8 Cerebros, tendencias y conductas, 52
7. ¿De la expurgación al chismorreo?, 53
7.1 ¿Qué es un lenguaje?, 53
7.2 ¿Una gramática innata?, 54
7.3 Lenguaje y pensamiento, 56
7.4 La Torre de Babel, 57
7.5 El origen del lenguaje, 58
7..6 La evolución de la sintaxis, 59
7.7 Mejor comunicación a través de la selección, 60
7.8 El gran salto: Dos opiniones, 61
7.9 ¿Por qué nosotros y no ellos?, 62
8. La sangre es un trotamundos, 63
8.1 Caza y recolección, 64
8.2 La vida más allá de los bosques, 65
8.3 Artefactos, cerebros y revoluciones, 66
8.4 Sexo y selección sexual, 69
8.5 Por qué gobiernan los hombres, 70
8.6 Conducta sexual, 71
8.7 Esta noche no, querido, 73
8.8 La pérdida del celo, 74
8.9 La copulación oculta, 75
8.10 La evolución del deseo, 76
8.11 La evolución de la homosexualidad, 78
8.12 Control de la fertilidad e incesto, 79
9. El dominio de la cultura, 80
9.1 La política de los chimpancés, 81
9.2 Violencia de chimpancés, violencia humana, 82
9.3 La política de los cazadores-recolectores, 83
9.4 Las raíces de la guerra, 84
9.5 Relaciones sobrenaturales, 85
9.6 Las funciones de la religión, 87
9.7 El arte por el arte, o por otras cosas, 88
9.8 Las funciones y evolución del arte, 89
10. De las simientes a las civilizaciones, 91
10.1 De reyes, historia y cadenas montañosas, 92
10.2 La evolución de la agricultura, 94
10.3 Lo que cambió la agricultura, 95
10.4 El surgimiento del estado, 96
10.5 La circunscripción en acción, 98
10.6 El camino a la desigualdad, 98
10.7 Los orígenes del estado una vez más, 99
11. Dioses, bombardeos y burocracia, 100
11.1 La religión y la evolución de los estados, 101
11.2 La guerra y la evolución del estado, 102
11.3 Las naturalezas genocidas, 104
11.4 Estados de desigualdad, 105
11.5 Mercados, dinero y escritura, 106
11.6 Por un clavo, 107
11.7 La evolución cultural y la historia, 107
11.8 Intensificación y predicamento humano, 109
12. Lecciones de nuestras naturalezas, 111
12.1 Lecciones de la coevolución, 112
12.2 Inercias evolutivas, 113
12.3 Del color de la piel y la ciencia, 114
12.4 ¿Dónde está el lugar de la mujer?, 116
12.5 No emplear armas tácticas antes de tiempo, 116
12.6 Animales de pequeños grupos, 118
13. Evolución y valores humanos, 120
13.1 Los detalles en donde vive el diablo, 120
13.2 Ética evolutiva, 121
13.3 Conciencia, ética y ambiente, 123
13.4 Naturalezas humanas y servicios de la
naturaleza, 125
13.5 Problemas sociales y evolución, 126
13.6 Evolución consciente, 127
Breve nota biográfica y extractos de la introduc-ción
Paul Ralph Ehrlich nació en Filadelfia, Estados Unidos, el 29 de mayo de 1932 y hoy es profesor de estudios demo-gráficos en Stanford. Obtuvo su Doctorado en Biología en la Universidad de Kansas y es un renombrado entomólogo especializado en mariposas. Su interés en el tema de la so-brepoblación humana lo ha llevado a escribir diversas obras, entre las que se encuentran La bomba poblacional (1968), Población, recursos, medioambiente: temas de ecología humana (1970) –que elaboró con su esposa, Anne Fitzhugh Howland–, así como Naturalezas humanas: ge-nes, culturas y la perspectiva humana (2000).
En su prefacio, el autor se pregunta sobre lo que es la naturaleza humana y responde que «... durante miles de años los filósofos han discutido y debatido esta cuestión. No obstante, en el fundamento de casi todos estos debates existe un supuesto compartido: La naturaleza humana es algo inmutable y unitario. Se piensa que es esta “naturale-za”, junto con la educación, la que nos hace ser quienes so-mos ... Empero, desde mi punto de vista, este supuesto se ha convertido en el mayor obstáculo para comprendernos a nosotros mismos. “La naturaleza humana” ... implica la noción errónea de que la gente posee un conjunto común de predilecciones conductuales rígidas, genéticamente es-pecificadas y que difícilmente pueden ser alteradas por las circunstancias ... Así, nuestros mejores impulsos se ven en constante batalla contra un conjunto universal de “opera-dores” primitivos, los cuales a menudo rompen la máscara de sociabilidad y crean muchos de los más serios males que afligen a la humanidad. Ésta es una visión tan tenebro-sa como errónea, si se considera lo que en la actualidad se sabe acerca de nuestro comportamiento» (Ehrlich, 2000: 9). Así, Ehrlich dice que «en décadas recientes, los biólo-gos y los científicos sociales han avanzado mucho en el desarrollo de una visión distinta acerca de dónde venimos y quiénes somos ... Sus trabajos arrojan nueva luz en la comprensión de la flexibilidad del comportamiento que to-dos poseemos, así como de nuestra capacidad para apren-der uno o más entre miles de diferentes lenguajes ... A la luz de estos avances científicos, mi intención es destacar las naturalezas humanas: las diversas y evolucionadas con-ductas, creencias y actitudes del Homo sapiens, así como el desarrollo de las estructuras físicas que gobiernan, so-portan y participan en el singular funcionamiento de nues-tra mente. Aunque nuestros cuerpos y nuestras conductas comparten muchos atributos comunes, es mucho más pro-vechoso considerar la existencia no de una sola naturaleza humana sino de muchas. Las características universales que unen a las personas en cualquier punto de nuestra evo-lución están comprendidas en la palabra humanas. La pala-bra naturalezas destaca las diferencias que forjan nuestra individualidad, o variedad cultural, y nuestro potencial pa-ra una futura evolución genética y –especialmente– cultu-ral ...» (Ehrlich, 2000: 9-10).
Luego el autor recalca que «... para comprender las natu-ralezas humanas en cualquier nivel se requiere conocer al-go de nuestra prehistoria, así como de los mecanismos de la evolución, tanto biológica como cultural. El proceso evolutivo no solamente nos ha creado a nosotros, sino tam-bién al vastísimo complejo de plantas, animales y micro-bios que nos rodean y sustentan ... En resumen, ¿de dónde venimos y qué hemos hecho para estar donde estamos? Hoy en día la ciencia tiene al menos respuestas parciales a estas preguntas acerca de la evolución de nuestras natura-lezas. Creo que todos necesitamos estudiar y aprender de nuestra historia, de nuestra evolución. De hacerlo así, au-mentaremos nuestro bienestar al permitírsenos, por ejem-plo, desarrollar estrategias más efectivas para enfrentar una amplia gama de problemas sociales y de salud ... Si nos preocupan nuestros descendientes y el mundo en que vivi-rán, es necesario que desarrollemos un firme eslabón en el proceso evolutivo ...» (Ehrlich, 2000: 10-11).
Entonces el autor indica que su «... propósito fundamen-tal al escribir este libro es explicar, de forma sencilla pero precisa, lo que los científicos han aprendido acerca de las respuestas a esos “por qué y para qué”, y explorar las im-plicaciones que tiene ese conocimiento en nuestras prácti-cas presentes y futuras. La evolución es un fenómeno ex-plicatorio que conecta todos los fenómenos biológicos, in-cluidas las culturas, en una totalidad inconsútil ... Y las na-turalezas humanas están, ciertamente, “en la biología” ...».
Además, prosigue Ehrlich, al escribir esta obra sobre las naturalezas humanas, definió los siguientes cinco «... pro-pósitos ...:
1. Suministrar un antídoto evolucionista contra el ex-tremo determinismo de la herencia que contamina muchas de las discusiones actuales sobre la con-ducta humana: la idea de que somos algo así como simples cautivos de [los] ... genes ...
2. Subrayar que mucho de nuestra biología adquiere sentido sólo cuando se considera en un contexto cultural, y que nuestra cultura cambia a través de un proceso evolutivo que generalmente es concebi-do como la historia ...
3. Llamar más la atención en esa potente fuerza que provoca los cambios que ocurren en nuestro bagaje de información no genética, es decir, en nuestra evolución cultural, cambios que han moldeado nuestro pasado y nuestro presente. Necesitamos aprender cómo dirigir este proceso cultural de for-ma que sea más benéfico para el futuro del hombre [y de la mujer] ...
4. Explorar los enigmas y problemas generados por las diferencias en las velocidades de evolución. ¿Por qué los cráneos de nuestros ancestros cam-biaron a una velocidad distinta que la del resto de sus esqueletos? ¿Qué diferencias hacen que los mi-crobios puedan evolucionar mucho más rápido que los seres humanos? ¿Cómo podemos acelerar nues-tra comprensión de los métodos para organizar una sociedad más justa y sustentable, de forma que se empareje con nuestra creciente capacidad tecnoló-gica para hacer daño al otro y a nuestro ambiente? El psicólogo Daniel Kahneman [1980: 190] esta-bleció [que] ... “El aumento del poder del ser hu-mano sobre su medio no ha estado acompañado por un mejoramiento concomitante de su habilidad para hacer un uso racional de ese poder”.
5. Por último, y quizá lo más importante, quiero de-mostrar cómo una mayor familiaridad con la evolu-ción puede contribuir a la resolución de una muy particular serie de problemas que ha llegado a co-nocerse como el predicamento humano. Hoy en día las actividades humanas han socavado sistemas que sustentan la vida de la sociedad, los sistemas, por citar un ejemplo, que mantienen la calidad de la atmósfera y, mediante el control de los ciclos de los gases críticos y los nutrientes, permiten a la gente cultivar y cosechar la tierra. El predicamento humano está despertando un gran interés entre los científicos ... y solamente una apreciación de sus raíces evolutivas podrá aumentar nuestras oportu-nidades para crear una sociedad sustentable ... El famoso cínico H. L. Mencken [1922: 120] escribió: “Alguna vez el pretendido principal interés y la obra maestra de los dioses, la raza humana, hoy tie-ne el aspecto de un subproducto accidental de sus vastas, inescrutables y probablemente no esen-ciales operaciones” ... No comparto su desespe-ración. Tal vez nunca alcancemos una compresión cabal de nuestras naturalezas y de la forma en que han evolucionado. Empero, ésta es una meta que vale la pena luchar por lograr; habrá muchas reve-laciones fascinantes a lo largo del camino; además, los científicos ya saben lo suficiente como para permitirnos sugerir aplicaciones prácticas en algu-nas arenas de esta lucha. Los intentos que se han hecho por caracterizar a las naturalezas humanas tienden a ser muy polémicos, pero la controversia es justamente una medida del gran interés que hay por conocerlas y de la importancia de hacerlo ...» (Ehrlich, 2000: 11-13).
Una síntesis del libro de Paul R. Ehrlich
Realizada por:
Rafael Núñez Zúñiga
Introducción
Paul Ralph Ehrlich nació en Filadelfia, Estados Unidos, el 29 de mayo de 1932 y a la fecha es profesor de estudios demográficos en la Universidad de Stanford. Obtuvo su Doctorado en Biología en la Universidad de Kansas y es un renombrado entomólogo que se especiali-za en mariposas. Su interés en el tema de la sobrepoblación humana lo ha llevado a escribir diversas obras, entre las que se encuentran La bomba poblacional (1968), Población, recur-sos, medioambiente: temas de ecología humana (1970) –que elaboró en colaboración con su ayudante de investigación primero y, después, esposa, Anne Fitzhugh Howland, así co-mo el libro que se expone a continuación, Naturalezas humanas: genes, culturas y la pers-pectiva humana (2000).
En su prefacio, el autor se pregunta sobre lo que es la naturaleza humana y responde que «... durante miles de años los filósofos han discutido y debatido esta cuestión. No obstante, en el fundamento de casi todos estos debates existe un supuesto compartido: la naturaleza humana es algo inmutable y unitario. Se piensa que es esta “naturaleza”, junto con la edu-cación, la que nos hace ser quienes somos ... Empero, desde mi punto de vista, este supues-to se ha convertido en el mayor obstáculo para comprendernos a nosotros mismos. “La na-turaleza humana” ... implica la noción errónea de que la gente posee un conjunto común de predilecciones conductuales rígidas, genéticamente especificadas y que difícilmente pueden ser alteradas por las circunstancias ... Así, nuestros mejores impulsos se ven en constante batalla contra un conjunto universal de “operadores” primitivos, los cuales a menudo rom-pen la máscara de sociabilidad y crean muchos de los más serios males que afligen a la humanidad. Ésta es una visión tan tenebrosa como errónea, si se considera lo que en la ac-tualidad se sabe acerca de nuestro comportamiento» (Ehrlich, 2000: 9).
Así, Ehrlich dice que «en décadas recientes, los biólogos y los científicos sociales han avanzado mucho en el desarrollo de una visión distinta acerca de dónde venimos y quiénes somos ... Sus trabajos arrojan nueva luz en la comprensión de la flexibilidad del comporta-miento que todos poseemos, así como de nuestra capacidad para aprender uno o más entre miles de diferentes lenguajes ... A la luz de estos avances científicos, mi intención es desta-car las naturalezas humanas: las diversas y evolucionadas conductas, creencias y actitudes del Homo sapiens, así como el desarrollo de las estructuras físicas que gobiernan, soportan y participan en el singular funcionamiento de nuestra mente. Aunque nuestros cuerpos y nuestras conductas comparten muchos atributos comunes, es mucho más provechoso consi-derar la existencia no de una sola naturaleza humana sino de muchas. Las características universales que unen a las personas en cualquier punto de nuestra evolución están compren-didas en la palabra humanas. La palabra naturalezas destaca las diferencias que forjan nuestra individualidad, o variedad cultural, y nuestro potencial para una futura evolución genética y –especialmente– cultural ...» (Ehrlich, 2000: 9-10).
Luego el autor recalca que «... para comprender las naturalezas humanas en cualquier ni-vel se requiere conocer algo de nuestra prehistoria, así como de los mecanismos de la evo-lución, tanto biológica como cultural. El proceso evolutivo no solamente nos ha creado a nosotros, sino también al vastísimo complejo de plantas, animales y microbios que nos ro-dean y sustentan ... En resumen, ¿de dónde venimos y qué hemos hecho para estar donde estamos? Hoy en día la ciencia tiene al menos respuestas parciales a estas preguntas acerca de la evolución de nuestras naturalezas. Creo que todos necesitamos estudiar y aprender de nuestra historia, de nuestra evolución. De hacerlo así, aumentaremos nuestro bienestar al permitírsenos, por ejemplo, desarrollar estrategias más efectivas para enfrentar una amplia gama de problemas sociales y de salud ... Si nos preocupan nuestros descendientes y el mundo en que vivirán, es necesario que desarrollemos un firme eslabón en el proceso evo-lutivo ...» (Ehrlich, 2000: 10-11).
Ehrlich indica a continuación que su «... propósito fundamental al escribir este libro es explicar, de forma sencilla pero precisa, lo que los científicos han aprendido acerca de las respuestas a esos “por qué y para qué”, y explorar las implicaciones que tiene ese conoci-miento en nuestras prácticas presentes y futuras. La evolución es un fenómeno explicatorio que conecta todos los fenómenos biológicos, incluidas las culturas, en una totalidad incon-sútil ... Y las naturalezas humanas están, ciertamente, “en la biología” ...». Además, prosi-gue el autor, sus «... propósitos específicos [son cinco: 1.] suministrar un antídoto evolucio-nista contra el extremo determinismo de la herencia que contamina muchas de las discusio-nes actuales sobre la conducta humana: la idea de que somos algo así como simples cauti-vos de unas diminutas y autorreproducibles entidades llamadas genes ... [2.] subrayar que mucho de nuestra biología adquiere sentido sólo cuando se considera en un contexto cultu-ral, y que nuestra cultura cambia a través de un proceso evolutivo que generalmente es con-cebido como la historia ... [3.] llamar más la atención en esa potente fuerza que provoca los cambios que ocurren en nuestro bagaje de información no genética, es decir, en nuestra evolución cultural, cambios que han moldeado nuestro pasado y nuestro presente. Necesita-mos aprender cómo dirigir este proceso cultural de forma que sea más benéfico para el futuro del hombre [y de la mujer. 4.] ... Explorar los enigmas y problemas generados por las diferencias en las velocidades de evolución. ¿Por qué los cráneos de nuestros ancestros cambiaron a una velocidad distinta que la del resto de sus esqueletos? ¿Qué diferencias hacen que los microbios puedan evolucionar mucho más rápido que los seres humanos? ¿Cómo podemos acelerar nuestra comprensión de los métodos para organizar una sociedad más justa y sustentable, de forma que se empareje con nuestra creciente capacidad tecnoló-gica para hacer daño al otro y a nuestro ambiente? El psicólogo Daniel Kahneman [1980: 190] estableció [que] ... “El aumento del poder del hombre [y de la mujer] sobre su medio no ha estado acompañado por un mejoramiento concomitante de su habilidad para hacer un uso racional de ese poder”. [5.] Por último, y quizá lo más importante, quiero demostrar có-mo una mayor familiaridad con la evolución puede contribuir a la resolución de una muy particular serie de problemas que ha llegado a conocerse como el predicamento humano. Hoy en día las actividades humanas han socavado sistemas que sustentan la vida de la so-ciedad, los sistemas, por citar un ejemplo, que mantienen la calidad de la atmósfera y, me-diante el control de los ciclos de los gases críticos y los nutrientes, permiten a la gente culti-var y cosechar la tierra. El predicamento humano está despertando un gran interés entre los científicos ... y solamente una apreciación de sus raíces evolutivas podrá aumentar nuestras oportunidades para crear una sociedad sustentable ... El famoso cínico H. L. Mencken [1922: 120] escribió: “Alguna vez el pretendido principal interés y la obra maestra de los dioses, la raza humana, hoy tiene el aspecto de un subproducto accidental de sus vastas, inescrutables y probablemente no esenciales operaciones” ... No comparto su desespera-ción. Tal vez nunca alcancemos una compresión cabal de nuestras naturalezas y de la forma en que han evolucionado. No obstante, ésta es una meta que vale la pena luchar por alcan-zar; habrá muchas revelaciones fascinantes a lo largo del camino; además, los científicos ya saben lo suficiente como para permitirnos sugerir aplicaciones prácticas en algunas arenas de esta lucha ...» (Ehrlich, 2000: 11-13).
En opinión de Ehrlich (2000: 13), «los intentos que se han hecho por caracterizar a las naturalezas humanas tienden a ser muy polémicos, pero la controversia es justamente una medida del gran interés que hay por conocerlas y de la importancia de hacerlo ...». A conti-nuación, entonces, lo más relevante de esta obra de Paul R. Ehrlich.
1. La evolución y nosotros
Como preámbulo a este capítulo de su libro, Ehrlich indica que en el mundo actual existen acontecimientos sumamente violentos que hacen pensar que su origen se encuentra en la “naturaleza humana”. De igual modo, el autor reconoce que también hay actos de solidari-dad e, incluso, de autosacrificio por salvar vidas humanas. Algunos seres humanos mues-tran un comportamiento sexual mesurado, mientras que otros son promiscuos. Otros más tienen facilidad para hablar varias lenguas pero también están quienes apenas hablan su idioma materno. El autor se pregunta «... ¿por qué algunos hombres en apariencia buscan una mayor variedad sexual que otros? ... ¿por qué nuestra naturaleza no está hecha para co-rrer sobre las cuatro extremidades, como el resto de los mamíferos? ... ¿de dónde obtuvimos la capacidad para tener conciencia del conocimiento y la habilidad para construir en nuestra mente proyectos de largo plazo y después hablar acerca de ellos con otros seres humanos? ... ¿por qué solamente los seres humanos, de todas las criaturas, somos capaces de hablar y de escribir? ...» (Ehrlich, 2000: 16-17).
1.1 ¿Cómo explicar la conducta humana?
Ehrich, en el primer inciso de este capítulo, señala que «cuando pensamos en nuestra con-ducta como individuos, la pregunta “¿por qué?” casi siempre está en la punta de la lengua. Algunas veces esta cuestión se plantea en torno a similitudes: ¿por qué casi todos son cre-yentes?, ¿por qué parece que todos anhelamos el amor?, ¿por qué a la mayoría le gusta co-mer carne? Empero, nuestras diferencias frecuentemente son igual de fascinantes o quizá más: ¿por qué Sally se casó y su hermana Sue no lo hizo?, ¿por qué ellos ganaron y noso-tros perdimos?, ¿por qué su país es pobre y el nuestro rico?, ¿cuál fue el destino de nuestros amigos de la infancia?, qué clase de carrera hicieron?, ¿se casaron?, ¿cuántos hijos tuvie-ron? Nuestra vida diaria está repleta de por qués acerca de las diferencias y similitudes en el comportamiento de los demás ... ¿Por qué nuestras naturalezas a menudo son tan diferen-tes, y por qué con tanta frecuencia son la misma? El telón de fondo necesario para respon-der estos por qués se encuentra en el dominio de la evolución biológica y cultural, en las al-teraciones graduales de la información genética y cultural que posee la humanidad ... La evolución es una fuerza poderosa y pujante que no sólo ha conformado los atributos y con-ductas que comparten todos los seres humanos, sino que también ha dado a cada individuo una naturaleza distinta ... La evolución nos proporciona un marco de referencia para contes-tar algunas de las más interesantes preguntas acerca de nosotros mismos y nuestro compor-tamiento ... Sin duda la evolución biológica ... ha contribuido de muchas maneras a dar for-ma a las naturalezas humanas, incluso las conductas humanas ... La noción de que somos esclavos de nuestros genes a menudo está combinada con la confianza en la idea de que to-dos los problemas pueden resolverse si se diseccionan en componentes siempre más peque-ños: una suerte de aproximación reduccionista que ha tenido mucho éxito en la ciencia, pe-ro que a veces es totalmente anticientífica ... [Así, la idea de] que la evolución ha producido un nivel de control genético de la conducta humana [es] ... algo que tiene en contra virtual-mente todas las evidencias disponibles ... Empero, evidencias experimentales indican que no toda conducta humana altruista es egoísta; que los seres humanos ... no están programa-dos sólo para ser egoístas. Otra falsa presunción de la programación hereditaria estriba en la creencia de que la evolución ha dado como resultado grupos humanos de diferente calidad ... Únicos en nuestra especie, los cambios culturales han sido tan determinantes en la forma-ción de nuestras naturalezas como los cambios debidos a la información hereditaria que nos han transmitido nuestros ancestros. La cultura es una información no genética (conductas, creencias, instituciones, artes, etcétera, socialmente transmitidas), compartida e intercam-biada entre nosotros ... Nuestra evolución desde la invención de la agricultura, hace alrede-dor de 10 000 años, ha sido predominantemente cultural, dado que ... la evolución cultural puede ser mucho más rápida que la genética ... Aunque, por supuesto, la habilidad para ha-blar es, con mucho, el resultado de la evolución genética, los lenguajes específicos que hablamos son claros productos de la evolución cultural. Es más, las evoluciones genética y cultural no son independientes. Existen importantes interacciones “coevolutivas” entre am-bas ... No sólo es la evolución del conjunto de información no genética la que conforma nuestras naturalezas, sino también la velocidad de esa evolución, que varía notablemente entre diferentes aspectos de la cultura humana ... Uno de los principales problemas huma-nos contemporáneos, por ejemplo, es que la velocidad de la evolución cultural en ciencia y tecnología ha sido extraordinariamente alta en contraste con el lentísimo avance de las acti-tudes sociales y las instituciones políticas que podrían canalizar los usos en tecnología en direcciones más benéficas ... Los seres humanos [pese a ello] tenemos una forma de libre albedrío ... Todo atributo de todo organismo es, por supuesto, el producto de una interac-ción entre su dotación genética y su entorno ... Aunque es esclarecedor establecer que la na-turaleza humana es el producto de genes interactuando con ambientes (externos e internos), por lo general podemos decir poco con precisión acerca del proceso que lleva a los comple-jos comportamientos de los seres humanos ... Entre las sociedades humanas están amplia-mente extendidas diversas nociones de superioridad o inferioridad heredadas y de caracte-rísticas grupales innatas en las conductas; creencias como el derecho divino de los reyes; los atributos “naturales” que hacen de algunas personas buen material para ser esclavo o amo; la superioridad innata de los que tienen la piel clara sobre los que la tienen oscura; las tendencias genéticas de los judíos para ser usureros, de los cristianos para ser sexualmente inhibidos y de los asiáticos para ser más trabajadores que los hispanos, etcétera ... El deter-minismo genético [impera de manera errónea porque la realidad es que] ... los genes no dan órdenes sobre nuestra conducta. A lo más, nos susurran sugerencias, y la naturaleza de esos susurros está conformada por nuestros ambientes internos (aquellos que están dentro y entre nuestras células) durante el desarrollo temprano y más tarde, y usualmente también están conformados por los ambientes en que maduramos y nos encontramos a nosotros mismos como adultos. ¿Cómo es que los científicos saben que no somos un simple autómata genéti-camente programado? En primer lugar, la evolución biológica ha producido el más sorpren-dente artificio de adaptación que jamás haya existido: el sistema nervioso humano ... El ce-rebro trata de hacer cualquier tarea que el medio le requiera, y usualmente tiene éxito; y, dado que muchos de esos requisitos son nuevos, no hay forma de que pueda estar prepro-gramado para enfrentarse a ellos, aún cuando hubiese genes suficientes para hacer la pro-gramación ... La evolución ha hecho a los hombres blancos exactamente igual de capaces que a las mujeres morenas. Un segundo tipo de evidencia ... es que los niños normales naci-dos en una sociedad y criados en otra inevitablemente adquieren las conductas (incluido el lenguaje) y las facultades de la sociedad en la que fueron criados ... La gran mayoría de las diferencias intergrupales (estimada en 85 por ciento) no se da entre “razas” o grupos étni-cos, sino entre individuos dentro de grupos ... Las naturalezas genéticas similares (no idén-ticas) interactúan ... con distintos ambientes físicos y culturales ... De la misma forma, las diferencias hereditarias entre los individuos pueden influir en el rango de habilidad mental que posean ... pero también las variaciones en el ambiente pueden conformar esas habilida-des ... ¿Existen algunas instrucciones de conducta que estemos seguros de que se encuen-tran grabadas en el ADN humano? Si existen, al menos uno debería de tener la mayor canti-dad posible de hijos. Tendríamos entonces una poderosa tendencia hereditaria a maximizar nuestras contribuciones genéticas a las futuras generaciones porque ... ésta es la tendencia que hace trabajar la evolución. No obstante, la mayoría de los seres humanos no obedecen este “imperativo” genético; factores del medio, especialmente culturales, lo han anulado en gran parte ... Somos los únicos animales que deliberada y planeadamente gozamos del sexo al mismo tiempo que evitamos la reproducción ... En contraste con este panorama de cómo los seres humanos pueden abrumar la evolución genética con la evolución cultural, es evi-dente que debe tenerse mucho cuidado al extrapolar la conducta de otros animales a la de los seres humanos ... [porque] las instrucciones genéticas son de gran importancia para nuestras naturalezas pero no son el destino ...» (Ehrlich, 2000: 18-27).
1.2 Chang y Eng: Naturaleza y educación
En este segundo inciso del capítulo uno, el autor recuerda que Eng y Chang fueron dos be-bés que nacieron unidos corporalmente en Siam en 1811; de ahí viene la palabra “siame-ses”. Pero lo interesante es que, a pesar de su supuesta similitud genética, sus características de personalidad eran muy diferentes, siendo el primero tranquilo, trabajador y abstemio; mientras que el segundo, irascible, perezoso y bebía en exceso. Viajaron y vivieron en Esta-dos Unidos pero la medicina de su tiempo no permitió separarlos y crecieron, se casaron y tuvieron muchos hijos. Incluso uno votaba por los republicanos y otro por los demócratas. Por fin, a principios de 1874, Chang murió y, aunque ya se había preparado una operación quirúrgica para que el otro siamés siguiera con vida, Eng murió a las dos horas por el estu-por que le causó la muerte de su hermano. Así, prosigue Ehrlich «... Chang y Eng demos-traron de forma concluyente que la identidad genética no necesariamente produce naturale-zas idénticas, aun cuando estén combinadas con ambientes sustancialmente iguales; en este caso sólo unos cuantos centímetros apartados [sus cerebros], con ningún signo de que su madre u otras personas les hayan dado un trato distinto mientras crecían ... La dicotomía naturaleza-educación, que durante décadas ha dominado las discusiones sobre la conducta es falsa: todas las características de todos los organismos son, en realidad, el resultado de las influencias simultáneas de ambas ... Los intentos por separar a la naturaleza de la educa-ción casi siempre han fallado ... [Para observar] el desarrollo de la naturaleza sería [necesa-rio] examinar las contribuciones de tres factores: los genes, el ambiente y las interacciones gen-ambiente ... La mejor forma para evaluar qué genes contribuyen en ciertos atributos (como la agresividad, la estatura o el coeficiente intelectual), es mediante el cálculo de una medida estadística conocida como heredabilidad o factor hereditario (heritability) ... No obstante ... es una medida difícil de hacer y difícil de interpretar. Esto es especialmente cierto en el caso del factor hereditario de los rasgos humanos, donde sería imposible o poco ético crear las condiciones requeridas para estimarlo, como provocar acoplamientos al azar entre una población ... [Asimismo,] a menudo es muy difícil para la evolución genética cambiar una característica ... En el mejor de los casos, [la] ... programación [por la selec-ción natural] es muy difícil; casi siempre ... es imposible» (Ehrlich, 200: 27-30).
1.3 La naturaleza de la naturaleza humana
En el tercer inciso del primer capítulo, Ehrlich considera que «los debates actuales de la na-turaleza humana ... tienen raíces muy remotas en el pensamiento occidental. Han ocupado a muchos pensadores, desde los filósofos presocráticos, Platón ... Aristóteles ... Descartes ... Locke ... Hegel ... Pierce ... y ... Wittgenstein ... ¿Qué es exactamente la naturaleza huma-na? ... La naturaleza humana no es la misma de sociedad en sociedad ni de individuo en in-dividuo, ni es un atributo permanente del Homo sapiens ... Las naturalezas humanas [en plural] son las conductas, creencias y actitudes del Homo sapiens y las estructuras físicas cambiantes que gobiernan, sustentan y participan en el funcionamiento mental de cada per-sona ... Existen muchas de tales naturalezas, una gran diversidad generada especialmente por el arrollador poder de la evolución cultural, la rápida clase de evolución en la que so-bresale nuestra especie ... [Así,] no existe una naturaleza humana única, como tampoco ... un genoma humano único, aunque haya características comunes en todas las naturalezas y en todos los genomas humanos ... Si queremos entender cualquier cosa acerca de la socie-dad humana, presente o pasada, o de las acciones del individuo, debemos ir a un nivel más fino de análisis y considerar las naturalezas humanas como en realidad están formadas ... De hecho, las naturalezas humanas de hoy en día de cualquier parte del mundo son los di-versos productos del cambio en un largo proceso de evolución genética y, especialmente, cultural ... Teóricamente es posible hacer la paz con nosotros mismos y con nuestro am-biente, superar los prejuicios raciales y religiosos, reducir en gran escala la crueldad e in-crementar la igualdad económica ... Si se toman en cuenta los progresos en áreas como la democracia y la libertad individual, las relaciones raciales, la tolerancia religiosa, los dere-chos de las mujeres y los homosexuales, y la prevención de conflictos globales, bien vale la pena intentarlo» (Ehrlich, 2000: 30-34).
2. Cuentos de la casa de los animales
En el segundo capítulo, el autor indica que, como los 20 millones de años que la naturaleza requirió para formar el Gran Cañón del Colorado, «... el secreto de la evolución biológica está, asimismo, en las vastas cantidades de tiempo, tiempo para que un proceso, simple y persistente, produzca resultados que a menudo le parecen milagrosos a un organismo que evolucionó en un lapso de vida de alrededor de setenta años ... La explicación básica de la evolución, la nuestra y la de cualquier otro organismo, se encuentra en uno de los libros más influyentes que jamás se hayan escrito ... El origen de las especies ... de Charles Dar-win, publicado en 1859 ... Hoy en día, el mecanismo central de la teoría de la evolución si-gue siendo la selección natural de Darwin ... Con este mecanismo comenzaremos nuestro viaje para comprender cómo los organismos primitivos, extraordinariamente simples, que evolucionaron en los océanos de nuestro planeta, ... pudieron, en unos 4 mil millones de años, transformarse en unas criaturas maravillosamente complejas con cerebros capaces de entender su propio origen y con una pasmosa diversidad de naturalezas» (Ehrlich, 2000: 37-38).
2.1 Selección natural y no natural
En el primer inciso del segundo capítulo, el autor indica que la casa de los animales era un laboratorio en la Universidad de Kansas que olía muy mal debido a los insectos y a sus ali-mentos, por lo común en descomposición. Ahí comenzó a estudiar a las moscas de la fruta y a contemplar el fenómeno de la selección natural descrito por primera vez por Darwin. Así, dice, «la selección natural o no natural es la contribución diferencial a las crías de la si-guiente generación por parte de individuos que tienen diferentes legados genéticos ... Con frecuencia, algunos tipos genéticos tienen más crías que otros. Si esto pasa ..., ha ocurrido una selección natural y los genes contenidos en estos tipos serán más frecuentes en la si-guiente generación ... La selección, al operar sobre una característica, por lo general cam-biará otras ... Existen dos razones por las cuales la selección puede afectar características que no sean causas directas de las diferencias en la reproducción. Primera, los mismos ge-nes a menudo ... tienen influencia en más de una característica ... Segunda, los genes que fí-sicamente están cerca entre sí en los cromosomas –los filamentos del núcleo celular que contienen a los genes – tienden a ser transmitidos juntos ...; de esta forma, la selección que favorece una característica asociada con un gen, a menudo llevará junto una característica o características asociadas a otro gen ... Los genes ... son segmentos de moléculas de ácido desoxirribonucleico (ADN). Las moléculas de ADN, portadoras de de los genes en los cro-mosomas de los animales y las plantas ... tienen la famosa estructura de la “doble hélice”: son como una escalera de caracol química con idénticos “soportes verticales” conectados por cuatro diferentes tipos de “peldaños”. La secuencia de esos peldaños ... es la que codifi-ca la información ... [Además,] los biólogos distinguen entre fenotipos y genotipos. Los fe-notipos son las características observables de los individuos. Muchas diferencias en los fe-notipos se deben por completo a factores del ambiente y no reflejan ninguna variación ge-nética subyacente ... En contraste con las diferencias fenotípicas, están las diferencias en el invisible complemento de genes de dos individuos: diferencias en sus genotipos ... Los ge-notipos ... son las partes del legado genético, o genoma, responsables de interactuar con el ambiente para producir las diferencias ... Muchas diferencias fenotípicas no reflejan dife-rencias genotípicas» (Ehrlich, 2000: 38-44).
2.2 Genes y ambientes
En el segundo inciso del capítulo dos, Ehrlich señala que «para que los individuos tengan distintas dotaciones genéticas de forma que la selección natural pueda operar, debe haber variaciones en los genotipos de un individuo a otro, lo que significa que debe haber diferen-tes tipos de genes. La fuente primordial de variaciones en el ADN ... es la mutación: la alte-ración accidental del ADN que cambia los genes ... Las variaciones genéticas tienen su fuente básica en la mutación. Y normalmente hay muchas de tales variaciones ... Un axio-ma clave de la teoría evolucionista moderna es que las mutaciones no ocurren en respuesta a las necesidades del organismo ... Las mutaciones no son provocadas por factores ambien-tales; si una mutación mejora el funcionamiento de un individuo es simplemente por casua-lidad ... Un segundo axioma ... [es] que los caracteres “adquiridos” ... no son hereditarios [es decir, este axioma se opone al] ... lamarquismo ... Las experiencias vitales no pueden pasar genéticamente a nuestros hijos ... Dado que las mutaciones son azarosas en relación con las necesidades y que los organismos por lo general se adaptan bien a su ambiente, las muta-ciones normalmente son, o bien neutras, o bien dañinas; solamente unas pocas son útiles, justo de la misma forma que un cambio al azar hecho cuando se golpea con el destornilla-dor la maquinaria interna de una computadora raras veces mejora su funcionamiento ... Además de la mutación, una segunda causa de las diferencias genéticas entre los individuos consiste en la recombinación, un reordenamiento de los genes que ocurre durante el proceso de reproducción sexual ... La mutación y la recombinación garantizan que virtualmente ca-da individuo tenga un genotipo único; incluso las células de un mismo individuo ... a menu-do diferirán ligeramente debido a nuevas mutaciones. La influencia de esas diferencias fre-cuentemente se refleja en nuestras distintas naturalezas. Por otra parte, todos nos desarrolla-mos en distintos ambientes, lo que también contribuye a moldear nuestras naturalezas ... Los genes que forman los genotipos interactúan con los ambientes ... para producir los fe-notipos de los organismos adultos. El ambiente es tan importante como la secuencia de ADN: ... exactamente el mismo genotipo puede dar lugar a fenotipos muy diferentes en dis-tintos ambientes ... ¿Pero en efecto el ambiente cuenta mucho? ¿No están en realidad los genes a cargo? Algunas veces se describen a los genes como unos elementos “egoístas”, au-torreproducibles (que se autocopian) que, aunque se reordenan en cada generación y oca-sionalmente mutan, tienen la “meta” de maximizar la producción de más copias de sí mis-mos ... [Empero,] podría tener más sentido llamar cooperativos a los genes en lugar de egoístas ... Existe una causa adicional en el por qué la descripción de la dicotomía entre los genes y el ambiente ... es tan problemática. El medio no sólo influye en la expresión de los genes (o la impide), sino que también las diferencias genéticas, en su influencia en las acciones de los individuos, pueden cambiar el ambiente de esos individuos ... De hecho el Homo sapiens ha alterado profundamente su propio ambiente global y también ha alterado los de virtualmente cada uno de los otros organismos de la Tierra ... Estos cambios en el ambiente a su vez originan variaciones por las presiones sobre la selección en los seres hu-manos y otros organismos. Algunos cambios, como el incremento de los niveles de sustan-cias radioactivas en el ambiente, incluso han aumentado las tasas con que los genes mutan» (Ehrlich, 2000: 45-49).
2.3 Las fuerzas del cambio
En el tercer inciso del capítulo dos, el autor afirma que «en respuesta a las condiciones del ambiente, la selección natural gradualmente cambia las proporciones de varios tipos de ge-nes dentro de las poblaciones y con esto altera poco a poco las proporciones de organismos con rasgos correspondientes dentro de esas poblaciones ... La selección es el único proceso conocido que, dándole el tiempo adecuado, puede producir las complejas características de los organismos que los adaptan a su siempre cambiante medio. Puede, asimismo, ocasionar la evolución de estructuras o conductas que parecen estar diseñadas para responder a las ne-cesidades de las criaturas que las poseen ... Desde Darwin, en una centuria y media intensas investigaciones y debates entre los científicos, no ha aparecido otra cosa que pueda explicar la vasta mayoría de las características de adaptación, características que mejoran la capaci-dad reproductiva de los organismos ... La selección quizá sea el único factor que puede ex-plicar la mayoría de las adaptaciones ... pero no es el único factor que puede cambiar las proporciones –frecuencias– de los genes en las poblaciones naturales, cambio que es funda-mental para los procesos de la evolución ... [Un factor es el] ... flujo genético [provocado por las migraciones] ... Otro factor ... es el azar, ya sea en el proceso de reproducción o en la forma fortuita con que los individuos consiguen reproducirse ... Este cambio al azar es conocido como deriva genética y es especialmente importante en poblaciones pequeñas. En resumen, las mutaciones y las recombinaciones producen las variaciones genéticas; la se-lección, el flujo genético y la deriva genética determinan su destino ... Debido a que la selección es el proceso evolutivo creativo, responsable de la mayoría de las características que hacen a los organismos adecuarse a sus ambientes, regresaré con frecuencia a esto en las páginas siguientes. Entender la selección es entender las entrañas del proceso evolutivo» (Ehrlich, 2000: 49-51).
2.4 La selección en acción
En el cuarto inciso del capítulo dos, Ehrlich establece que «armados con un entendimiento de la selección natural, los evolucionistas han sido capaces de construir explicaciones razo-nables para todo género de adaptaciones aparentemente increíbles ... Los seres humanos y los chimpancés ... han seguido sus propios caminos de selección natural desde hace alrede-dor de 250 000 generaciones, que fue cuando nuestros ancestros siguieron caminos evoluti-vos distintos. Desde esa separación, hace más de 5 millones de años, los individuos en cada línea con ciertos genotipos se reprodujeron más que aquellos con otros genotipos ... En el proceso de selección ..., cuáles son genes de cada generación particular que son más valio-sos para la reproducción depende casi por completo de los ambientes en los que los indivi-duos de esa generación maduran ...» (Ehrlich, 2000: 51-53).
2.5 Selección en la naturaleza
En el quinto inciso del capítulo dos, el autor se pregunta «¿acaso este panorama de la selec-ción que estoy dando está basado meramente en unos pocos experimentos de la Casa de los Animales, algunas consideraciones teóricas y mucha especulación acerca de varias adapta-ciones? En absoluto ... Tanto en experimentos en el laboratorio como en observaciones de campo ha quedado claro que, si continuamos dependiendo del uso de los pesticidas, cada vez estaremos más plagados de insectos resistentes ... El hábito persistente de emplear anti-bióticos ... ha fortalecido la evolución de la resistencia. Lo mismo ha ocurrido por el uso in-tensivo de los antibióticos para aumentar el crecimiento de los animales comestibles ... Las islas, comenzando con la famosa visita de Charles Darwin a las Galápagos, a menudo han servido como un espléndido laboratorio abierto para la evolución de cualquier cosa ... Los organismos que habitan en las islas no pueden dispersarse fácilmente; están estancados en sus ambientes y deben ajustarse a las condiciones imperantes, algunas veces muy rápido ... El proceso evolutivo básico ... aumenta la frecuencia en la población de ... combinaciones de genes en particular, y en el proceso se modifican los tipos de individuos que hay en esa población» (Ehrlich, 2000: 53-61).
2.6 Tasas de evolución
En el inciso sexto del capítulo dos, Ehrlich afirma que «a pesar de las ventajas que tiene el estudio de la selección natural en el campo, en la mayoría de los casos las poblaciones de organismos de rápida reproducción siguen siendo los mejores sistemas para estudiar con detalle el proceso de evolución ... Stephen Gould, quizás el mejor ensayista entre los evolu-cionistas, encuentra una discrepancia entre las tasas de evolución observadas en poblacio-nes en el campo y en el laboratorio, y aquéllas inferidas de los registros fósiles ... Se llama “tiempo ecológico” [a] ... decenas o centenas de generaciones ... Detectar en la naturaleza [los] ... cambios y demostrar que no son resultado del azar es con frecuencia imposible: implicaría rastrear los destinos de cientos de miles de [individuos] ... con genotipos conoci-dos con enorme precisión ... [Pero lo] que ha ocurrido entre el origen de la vida (al menos hace 3500 millones de años) y [hoy] ... es indetectable ...» (Ehrlich, 2000: 61-64).
2.7 Inercias evolutivas
En el séptimo inciso del capítulo dos el autor expresa que «... la selección natural no es pre-visible ... Y sólo muy lentamente puede cambiar las características genéticas de poblaciones de organismos de vida larga como los son los seres humanos ... [Por ejemplo,] algunos de los cambios bruscos producidos por la industrialización parecen haber ocasionado un incre-mento en la incidencia del cáncer en las poblaciones humanas ... [Empero,] la tendencia del Homo sapiens a continuar con aquello de que “no pasa nada” de cara al rápido deterioro del ambiente está ocasionando la que puede ser la más gigantesca inercia evolutiva de todos los tiempos ... La preadaptación es a grandes rasgos lo opuesto a la inercia evolutiva ... De cualquier forma, la selección no pudo preadaptar a nuestra especie para resistir muchos de los ataques químicos a los que ahora estamos sujetos, debido a que esos ataques no tienen precedentes ...» (Ehrlich, 2000: 64-69).
2.8 Evolución y conducta: El caso del altruismo
En el octavo inciso, el autor dice que «a veces es muy difícil entender de qué manera la se-lección natural puede en realidad producir ciertas características. Uno de los mayores retos ha sido comprender cómo una conducta al parecer desinteresada puede estar vinculada a unos genes supuestamente egoístas ... El perfil básico para una respuesta al cómo la selec-ción natural pudo llevar a una conducta altruista fue propuesto ... por ... William Hamilton, quien desarrollo la noción de adecuación inclusiva ... La selección opera cuando los porta-dores de algunos genes se reproducen más que los portadores de otros. Si la conducta al-truista fuera hereditaria, tendría más posibilidades de extenderse si el altruismo estuviese dirigido a los parientes cercanos, dado que los parientes comparten genes ... A la reproduc-ción diferencial de genes originada por la influencia de individuos en el éxito de sus parien-tes ... a menudo se le llama selección de parentesco ... [No obstante,] la adecuación inclusi-va no es la única explicación “biológica” posible de la evolución de la conducta altruista. Hay otras que implican varias formas de reciprocidad ... en las cuales el donante paga un pequeño costo, el beneficiario obtiene una ganancia grande y el donante tiene expectativas de un beneficio futuro que le compensará con creces el costo de su conducta altruista ... [Así,] la selección ... puede favorecer cualquier característica a través de la reproducción di-ferencial de los grupos. Estos grupos pueden comprender un rango que va desde varias sub-divisiones ... hasta las especies ...» (Ehrlich, 2000: 69-73).
2.9 Selección en los seres humanos
En el noveno y último inciso del capítulo dos, Ehrlich observa que «el proceso de evolución parece relativamente fácil de observar en el mundo de las bacterias, las moscas de la fruta, las palomillas moteadas, los caracoles de tierra y otros similares. Pero ¿qué tan fácilmente puede ser observado en las personas? ... Indirectamente es posible inferir que las fuertes predisposiciones para el desarrollo de muchas características de los seres humanos están ... programadas en nuestros genes por selección natural y no suelen ser modificadas por el ambiente en individuos normales bajo condiciones normales ... [Empero,] hay menos razo-nes para creer ... que muchos de los aspectos más interesantes de nuestras naturalezas –co-mo nuestras orientaciones sexuales, religiones, lenguajes, agresividad, inteligencia, sentido del humor y otras– sean productos de la selección natural. Hasta ahora hemos visto cómo la selección natural puede gradualmente modificar poblaciones de bacterias y moscas de la fruta, serpientes y palomillas, flores y personas ... Pero ¿cómo la evolución ha llevado a ese nivel siguiente de complejidad organizativa, a comunidades que consisten en diferentes clases de organismos? ... Ese tema, la generación de la biodiversidad, que es absolutamente fundamental para la humanidad y de la cual somos parte, lo consideraremos en el siguiente capítulo» (Ehrlich, 2000: 73-76).
3. Nuestras naturalezas y las suyas
Al principio del capítulo tres, el autor señala que «a menudo la evolución se nos presenta como si ocurriera más o menos en el vacío y la concebimos ... como una sucesión de mos-cas de la fruta cada vez más ansiosas por beber DDT mientras comen o, tal vez, como una secuencia de figuras solitarias marchando a través de la página: simio simio-hombre “Neanderthal” desgarbado ser humano completamente erecto. En tales interpreta-ciones es tan fácil enfocarse en el linaje que se pierde de vista un hecho crucial ...: sin la existencia de muchos otros tipos de organismos y de los ambientes, los cuales desempeñan un papel decisivo en la creación, no habría ni moscas de la fruta ni seres humanos. Nuestras naturalezas humanas son totalmente dependientes de las “naturalezas” de otras especies. Nosotros evolucionamos junto con muchas de ellas, influyéndonos unos a otros en nuestros patrones evolutivos ... Sabemos por qué la biodiversidad está desapareciendo: la razón prin-cipal estriba en que el Homo sapiens está destruyendo hábitat ... naturales, y nuestra capaci-dad para hacerlo ... en mucho se debe a nuestra evolución cultural ... El proceso de diversi-ficación ha tomado miles de millones de años, y una comprensión del mismo es esencial para poder comprender la forma en que se han generado nuestras naturalezas humanas ... La diversidad tiene formas de vida que hay en el mundo, y sus intrincadas pautas de distri-bución e interacción, fue lo primero que suscitó el interés de Charles Darwin por la evolu-ción ...» (Ehrlich, 2000: 94-96).
3.1 ¿Por qué no limo verde?
En el primer inciso del capítulo tres, el autor se pregunta «... ¿de dónde vinieron las distin-tas especies?¿Por qué la Tierra no está cubierta con una capa uniforme de cieno verde, una turba de descendientes similares al primer organismo que evolucionó de una mezcla de sus-tancias químicas de su vida? ... La creación de nuevas especies es, junto con los cambios evolutivos dentro de las especies, el mecanismo que genera los principales patrones evoluti-vos –como la diversificación de los vertebrados en peces, anfibios, reptiles, aves, mamífe-ros, etcétera–. El impresionante proceso de generación de toda la diversidad de la vida, desde la primera aparición de protoorganismos vivos en los océanos primitivos de la Tierra ... empezó con variaciones en los ambientes ... [Millones de años más tarde,] los ácaros se transformaron ... “en la más grave plaga de artrópodos que ha afectado a la agricultura a lo ancho del mundo” ... Tales cambios en el ambiente vital pueden ser tan importantes para la diversificación de los organismos y para los procesos de creación de nuevas especies como para alterar el ambiente físico. Todas las poblaciones, humanas y no humanas, están ex-puestas a diferentes combinaciones de presiones selectivas, dependiendo de las especies que las rodean ... Distintas poblaciones de una especie que se reproduce sexualmente ... siempre son al menos ligeramente distintas en términos genéticos. Es esta variación geográ-fica la que constituye la base del proceso más común mediante el cual evoluciona una nue-va especie» (Ehrlich, 2000: 96-98).
3.2 La geografía y el origen de las especies
En el segundo inciso de capítulo tres, el autor observa que «el gran evolucionista Ernest Mayr fue el primero que sintetitó con claridad lo que se ha convertido en la visión típica de cómo surge la mayoría de las nuevas especies; esto es, la fuente de la sorprendente diversidad de especies que hay en la Tierra ... [Dicho] proceso de diversificación a veces es conocido como especiación geográfica. Un punto de partida para comprender el modelo de Mayr es la captada visión de los taxonomistas y evolucionistas de que, cuando dos tipos de organismos viven juntos en la misma región (esto es, son simpátricos) sin entrecruzarse, pertencecen a diferentes especies ... Bajo el modelo de Mayr de especiación geográfica, en algún momento del pasado dos poblaciones de la especie única ancestral se comenzaron a aislar una de la otra ... Como haya sido, las dos poblaciones ancestrales se hicieron alopátri-cas –aisladas una de la otra y pudieron seguir distintos patrones evolutivos ... Al paso del tiempo, mutaciones casuales y los efectos de la deriva génica influyeron de distinta manera en las dos poblaciones ... Cualquiera que sea la causa, [por ejemplo,] ahora hay dos clases de tordos que no pueden reproducirse entre sí, donde antes había un solo grupo de tordos swermit. Ha ocurrido una especiación ... La clave que hay que tener en mente es que este modelo predice la existencia de muchos diversos patrones de variación geográfica en orga-nismos en cualquier momento dado ... Estos patrones estarían relacionados con la movili-dad de los organismos, la composición de las comunidades, la extensión de las diferencias ambientales (y las consecuentes presiones selectivas) a través de gradientes geográficos, y extensión del tiempo y el grado de aislamiento ... En un extremo del espectro hay una mul-titud de poblaciones geográficamente aisladas, pero parecidas entre sí al punto de ser difícil aun distinguirlas estadísticamente. En el otro extremo hay muchas poblaciones de especies claramente distinguibles viviendo juntas sin reproducirse unas con otras, en las cuales a ca-da individuo se le puede asignar sin discusión una especie u otra (como los lobos y los co-yotes, los patos y los patos golondrinos, o las mariposas de cola de golondrina tigreada y las mariposas de cola de golondrina negra).
3.3 El significado de especie una vez más
En el tercer inciso del capítulo tres, Ehrlich dice que «... Mayr ... [descubrió que] la incapa-cidad para reproducirse entre sí es fundamental para su concepto de especie biológica, el cual destaca el aislamiento reproductivo que conserva a la biodiversidad de desaparecer a través de reproducciones cruzadas y permite a los taxonomistas tratar de clasificar juntos en la misma especie a organismos que en realidad pueden reproducirse entre sí o potencial-mente pueden hacerlo ... Por desgracia para los taxonomistas, existen numerosas situacio-nes entre los extremos especies-iguales/especies-diferentes ... A los seres humanos les gusta clasificar las cosas cuidadosamente, y los taxonomistas son seres humanos ... El criterio de reproducción ... [es] inútil cuando se aplica a organismos que viven en lugares diferentes (alopátridas) ...» (Ehrlich, 2000: 100-101).
3.4 La variación “racial” humana
En el cuarto inciso del capítulo tres, el autor se pregunta si «la evidente variación geográfi-ca en los modernos Homo sapiens, ¿es señal de una incipiente especiación? No, en absoluto ... Las subespecies, ... subdivisiones taxonómicas de una especie basadas en el patrón geo-gráfico de unas pocas características, a menudo no son entidades biológicas ... Así el con-cepto general de especie puede ser dividido en cualquier número de distintos conjuntos de “subespecies” simplemente seleccionando diferentes características sobre las cuales se basa la división ... Los intentos por tratar a las divisiones de la humanidad, basadas principal-mente en el color de la piel, como unidades evolutivas naturales han sido siempre, y lo si-guen siendo, una tontería ... Aunque las personas difieren de los chimpancés sólo en menos de 2 por ciento, de sus pares de genes de ADN ..., con eso aún queda mucho espacio para la variación genética entre los seres humanos ... No obstante, esta variación no tiene ni con mucho base geográfica (o racial) ... Aunque es muy común para una especie tan extendida como el Homo sapiens desplegar una amplia variación geográfica, ... es probable que todas las poblaciones humanas se deriven de un pequeño grupo de pobladores africanos que existieron apenas unas pocas miles de generaciones atrás ...» (Ehrlich, 2000: 101-106).
3.5 Ernst Mayr, Jack Dempsey y la radiación adaptativa
En el quinto inciso del capítulo tres, Ehrlich indica que «... un proceso de especiación gene-ralmente aceptado implica a poblaciones aisladas evolucionando independientemente hasta llegar a ser tan diferenciadas que no pueden reproducirse entre sí cuando entran de nuevo en contacto ... Esta diferenciación en el aislamiento parece ser el mecanismo dominante de especiación en organismos que se reproducen sexualmente ... pero aún hay controversias en torno a qué tan omnipresente es este mecanismo ... Se han propuesto otros modelos de es-peciación como complemento al de Mayr. En estos modelos, las poblaciones pueden ser ca-paces de diferenciarse incluso cuando se encuentran en los bordes de sus regiones pero no se traslapan (especiación parapátrica) o aun cuando no están aisladas geográficamente (es-peciación simpátrica) ... [Empero,] yo sospecho que el modelo de Ernst Mayr permanecerá como la mejor explicación de la generación de diversidad en organismos que se reproducen sexualmente, incluidos nuestros ancestros ...» (Ehrlich, 2000: 106-114).
3.6 El registro fósil y los patrones evolutivos
En el sexto inciso del capítulo tres, el autor explica que «el registro fósil ... nos obliga a ob-servar las muchas restricciones que la historia opone a los que la selección natural puede realizar en la generación y persistencia de las especies. Por ejemplo, si no fuera por aquel evento cósmico que destruyó a los dinosaurios, es probable que los seres humanos nunca hubieran evolucionado. Tal vez no se hubiesen abierto los nichos ecológicos para nuestros ancestros, y al Tierra hoy en día quizás estuviera dominada por reptiles inteligentes y socia-bles, descendientes de los dinosaurios, con unos pocos de apestosos y desaliñados mamífe-ros comedores de huevos viviendo a su sombra. Este es sólo uno de los muchos ejemplos de la forma en que las contingencias históricas influyen en el curso de la evolución ... Otro es que el registro fósil a menudo muestra cómo el proceso evolutivo de improviso atrapa órganos que evolucionaron en respuesta a un conjunto de presiones selectivas para llenar otra función ... Por supuesto, no hay razón por la cual la evolución debiera siempre proce-der al mismo ritmo, y hay razones por las cuales la especiación pueda ser especialmente co-mún al mismo tiempo que los cambios dentro de las especies se aceleran ... [Por lo demás,] no hay evidencia alguna de que la evolución ha “progresado”, digamos, desde la bacteria hasta los seres humanos. Es más, se podría afirmar que ... las bacterias son en la actualidad el pináculo de la evolución. Ellas hacen un gran trabajo de reproducción rápida delADN; si sus genes fuesen capaces de ser egoístas y sentir gozo, ... estarían muy contentos. La masa total –esto es, la biomasa– de las bacterias quizá sea más grande que la de cualquier otro ti-po de organismo ... [Como dijo Ernst Mayr:] “Simplemente no hay indicios en la historia de la vida de alguna tendencia o capacidad universales para el progreso evolutivo. Donde parece haberse encontrado progreso, hay un simple subproducto de los cambios realizados por la selección natural ...» (Ehrlich, 2000: 114-117).
3.7 La evolución de las comunidades
En el séptimo inciso del capítulo tres, el autor considera que «la evolución conforma las ca-racterísticas de las especies pero, al hacerlo, asimismo moldea las características de las co-munidades ... La coevolución es, por definición, una calle de doble sentido ... En esta suerte de carreras coevolutivas ... la evolución de cada jugador debe ser progresiva en el sentido darwiniano del término, o de lo contrario se extinguirá ... La comprensión de la coevolución ... ha sido el foco del principal esfuerzo de los biólogos en las décadas recientes ... y se ha logrado un progreso muy sustancial ... Como resultado de esto ... la coevolución[, por ejem-plo, de] planta-herbívoro fue el factor primordial en la diversificación de las plantas y los insectos ... La definición de coevolución que adoptamos Peter Raven y yo ha sido extendida subsecuentemente para incluir interacciones entre cualquier par de sistemas evolucionando ... A su vez, los cambios climáticos alteran las presiones selectivas en virtualmente todos los organismos; como se verá más adelante, un cambio climático muy bien pudo haber des-empeñado un papel clave en la separación de nuestro linaje de aquel de los chimpancés» (Ehrlich, 2000: 117-119).
3.8 La evolución cultural
En el octavo inciso del capítulo tres, Ehrlich explica que «los seres humanos, como nues-tros parientes cercanos, los chimpancés, y todos los demás organismos, somos producto de procesos darwinianos, procesos mediante los cuales la información (genética) heredada que portan los individuos es modificada y reorganizada generación tras generación ... Esos pro-cesos ... han dado a los seres humanos una habilidad especial: la capacidad para inventar, modificar, almacenar y transmitir un gran cuerpo cultural. La cultura es la información no genética (extragenética) expresada en cuentos, canciones, herramientas, costumbres, códi-gos morales, objetos de arte, relatos orales, libros, televisores, espectáculos, bases de datos de computadoras, imágenes de satélite, micrografías electrónicas, etcétera ... Ninguna [otra] criatura exhibe, ni remotamente, una cultura a la escala en que lo hace la humanidad ... Existen varias diferencias importantes entre la evolución genética y la cultural, entre las cuales la más evidente es que la evolución cultural puede dejar muy atrás a la evolución ge-nética debido a que no está constreñida al tiempo generacional ... La evolución cultural, a diferencia de la evolución genética, también puede involucrar la herencia de caracteres ad-quiridos ... Por desgracia, no se conocen bien los detalles del proceso de evolución cultural ... En el contexto de las naturalezas humanas tiene un gran significado la coevolución de los genes y la cultura ... No hay duda que el cerebro humano es un órgano complejo “diseñado” por la selección natural. Está muy bien adaptado para servir a las necesidades del animal sociable más complicado que ha deambulado por el planeta. No obstante, cuando los gran-des cerebros interactúan con la vasta cultura que han hecho posible, los resultados pueden estar muy mal adaptados en términos de adecuación, sea de los individuos o de los grupos. Por consiguiente, no podemos asumir que, porque una conducta existe, es posible explicar su presencia al afirmar que está ahí para incrementar la adecuación genética ... De una for-ma más general, los principales problemas en el análisis de las raíces de la conducta huma-na están sobre la pista de las posibles interacciones complejas entre las evoluciones genéti-ca y cultural, ... de nuestro primitivo estado de conocimiento de la evolución cultural mis-ma, ... y de la escasa comprensión de los factores genéticos que podrían influir en varios ti-pos de conductas, así como de un fundamental desenfoque en el contexto de las cuestiones relacionadas con el tema naturaleza contra educación. Para complicar aún más las cosas, también se encuentran presentes procesos similares a los de mutación, migración y deriva genética ... A lo largo de este libro ... hay un punto perticularmente importante que debe-mos tener presente. Cuando se llega a la política social, nuestra ignorancia y nuestra ética necesariamente nos limitan en gran parte en el empleo de las herramientas del ambiente pa-ra modificar la conducta ... Los científicos saben muy poco acerca de la influencia de los genes en la conducta humana ... Los mecanismos de la evolución genética que han ayudado a crear las naturalezas humanas y las naturalezas de nuestros compañeros vivientes sobre la Tierra no son un libro cerrado ... El campo de la biología del desarrollo sigue siendo uno de los menos comprendidos ... No obstante, la evolución genética, con la selección natural co-mo el principal mecanismo que la conduce, excepcionalmente proporciona un marco de re-ferencia coherente para comprender la diversidad de las formas de vida sobre la Tierra y el lugar de la humanidad dentro de ella. La eviolución genética combinada con la evolución cultural ... nos dirá mucho acerca de lo que somos, de dónde venimos, e incluso a dónde es-peramos llegar» (Ehrlich, 2000: 119-125).
4. De pie por nosotros mismos
En el cuarto capítulo Ehrlich dice que «... todavía es común ver a los “animales” y a las “personas” como dos categorías mutuamente excluyentes. Los seres humanos no sólo so-mos muy mamíferos y, específicamente, primates, sino que también hay aspectos de la psi-cología y la conducta de los monos que ... nos pueden pueden ayudar para reflexionar en nuestras propias naturalezas ... Los científicos desde hace mucho tiempo han reconocido que tenemos importantes similitudes con estos parientes ... Un gran defensor de Darwin, Thomas Henry Huxley, apuntó en 1863: “No sería menos falso que absurdo negar este abis-mo [el que hay entre los simios y las personas], pero es por lo menos igual de falso y absur-do exagerar su magnitud” ...» (Ehrlich, 2000: 137).
4.1 Nuestro lugar entre los simios
En el primer inciso del cuarto capítulo, el autor estima que «el casi siglo y medio de investi-gaciones que ha habido desde que Huxley hiciera su comentario ha visto cómo la otrora an-cha laguna de evidencias entre nosotros y nuestros parientes vivos más cercarnos en gran parte se ha llenado con el descubrimiento de numerosos fósiles ... ¿Qué sabemos de los fun-damentos físicos de las naturalezas humanas? ... Sólo necesitamos rastrear en nuestro árbol familiar unos treinta millones de años atrás ... para encontrar al ancestro común que com-partimos con los monos del Viejo Mundo. Si consideramos a los chimpancés en lugar de los verdaderos monos, la distancia a un ancestro común con ellos es tan sólo de una sexta parte ... A través del uso de técnicas modernas de biología molecular, los investigadores han descubierto que, en términos de las ramas del árbol evolutivo, estamos colocados justo en medio de los grandes simios ... Nuestra semejanza física con los otros grandes simios es evidente para cualquier observador imparcial, como lo fue el padre de la taxonomía, Carlos Linneo, quien en 1758 ... nos clasificó como primates y nos ubicó en el mismo género, Ho-mo, ... junto con los otros grandes simios ... Los bonobos ... físicamente, tal vez sean el me-jor modelo de primate vivo para compararlo con el Homo sapiens ... Si no en otra cosa, ellos se asemejan mucho a nosotros en estar continuamente interesados en el sexo ... Los chimpancés no sólo emplean herramientas, sino que también ... tienen una cultura: ... un cuerpo de información no genética que pasa de individuo a individuo y de generación en generación ... Como las personas, los chimpancés viven en sociedades patriarcales ... Y, co-mo los machos de la mayoría de los mamíferos, los seres humanos con frecuencia tratan de inseminar a más de una hembra. Por supuesto, estas similitudes no significan que las perso-nas sean “justo lo mismo” que otros simios ... Los seres humanos son los únicos simios vi-vos con una postura totalmente erguida. También somos virtualmente lampiños compara-dos con los chimpancés, nuestros incisivos y caninos son mucho más pequeños y tenemos dedos pulgares totalmente opuestos a la palma de la mano. Las hembras humanas son dife-rentes a las hembras chimpancés, y de hecho de todas las hembras de nuestros parientes cercanos, por tener pechos grandes y adiposos antes de la lactancia, y los machos humanos están casi empatados con los bonobos por tener los penes proporcionalmente más grandes (no así los testículos) ... También hay diferencias relacionadas con las formas de vida. Por ejemplo, los chimpancés pueden orientarse más rápidamente que los seres humanos en un mundo tridimensional, como un bosque espeso ... Otra diferencia fundamental asociada con nuestras naturalezas humanas descansa en el reino de la conducta sexual. Somos el único organismo que se sabe que conscientemente reconoce la conexión entre la copulación y la reproducción, y, como resultado, que emplea la contracepción y otras tácticas para evitar el embarazo ... La principal razón por la cual la gente puede manejar tales empresas, así como partir átomos además de nueces ... es que los cerebros de los hombres y de las mujeres son tres o cuatro veces más grandes que los de los chimpancés ... [Por lo demás,] el aspecto universal más obvio de la naturaleza humana es nuestro uso del lenguaje ... El lenguaje es único en su empleo de la sintaxis, el conjunto de reglas para la forma en que los elementos del lenguaje trabajan juntos para producir símbolos de objetos y acciones ... Única también en nuestra especie es la expresión oral del lenguaje ... entre todos los individuos normales ... Los seres humanos empleamos extensamente nuestras capacidades únicas en conexión con un cerebro que también nos permite improvisar conductas apropiadas para casi cualquier situación, basando el comportamiento en una clara comprensión de causas y efectos complejos ... y somos la única especie conocida que ha desarrollado sistemas de creencias. También es muy posible que seamos los únicos animales vivos que tienen empa-tía cognoscitiva ...: la habilidad para representarnos a nosotros mismos en la posición de otro individuo. Ésta ha sido una invaluable herramienta que ha sobrevivido para un organis-mo muy inteligente que vive en un medio muy socializado ... Debido a las características de nuestros cerebros, ya no dependemos de un paso majestuoso de la selección natural para re-solver los problemas de la supervivencia: en lugar de ello, la selección natural nos ha dado un aparato para generar soluciones rápidas. La diferencia en el grado de dotación cultural entre nosotros y otros animales es tan grande que ha originado muchas otras diferencias de clase. Ocurre así debido a que, con el lenguaje y las habilidades del cerebro humano para plantear y resolver problemas y almacenar información, el conocimiento contenido en la cultura humana puede ser expandido y compartido fácil y rápidamente ... El aumento en la comunicación ha permitido a nuestra cultura evolucionar una enorme complejidad, de la que resulta el desarrollo de conductas ... que ningún individuo solo o un pequeño grupo ais-lado podría inventar. La evolución cultural no sólo nos ha dado la capacidad de crear arte-factos complejos ... sino que también nos ha permitido intercambiar esas y otras comodida-des alrededor del mundo, y nos ha dado el potencial para exterminar a millones de otros se-res humanos en una fracción de segundo ... Y, por supuesto, es precisamente nuestra capa-cidad humana de almacenar y compartir cultura la que nos ha llevado a la evolución de las artes, de la religión, de las humanidades y de la ciencia; evolución que es un aspecto carac-terístico de la naturaleza humana ...» (Ehrlich, 2000: 138-145).
4.2 El descendiente del mono
En el segundo inciso del capítulo cuarto, el autor explica que «cuando El origen de las es-pecies fue publicado por primera vez [1859] ... el concepto de evolución estaba mucho más cerca de ser una “teoría” en el sentido de una idea especulativa. La palabra ‘teoría’ tiene va-rios significados y hoy en día muchas personas sin formación científica aún interpretan su significado en la frase “la teoría de la evolución” como una simple conjetura acerca de la vida. No obstante, en ciencia una teoría no es una conjetura, y su significado está conectado con la naturaleza como el árbitro supremo de su utilidad. Las hipótesis científicas son, de una forma u otra, pruebas contrastadas con la naturaleza ... Sólo cuando las hipótesis están suficientemente probadas y enlazan información de áreas relativamente diversas que pre-viamente no estaban conectadas, se transforman en teorías [y] ... su significado científico es más cercano al de la palabra ‘hecho’ ... Dos años después de la publicación de El origen [de las especies], se descubrió el primer ... “eslabón perdido” ... un fósil ... del Archaeopteryx lithographica ... que ... tenía la cabeza y la cola de un reptil, pero estaba cubierto de plumas ... El Archaeopteryx no fue el único eslabón perdido que apareció en las décadas que siguie-ron a la publicación de El origen [de las especies], ... en la década de 1890 Eugène Dubois ... descubrió el Homo erectus, un intermedio casi perfecto entre los monos y los seres hu-manos ... Los científicos piensan que gradualmente ... hace unos 80 millones de años, nues-tros ancestros primates se hicieron arbóreos; esto es, pasaban la mayor parte del tiempo en los árboles ... Entonces, hace aproximadamente 50 millones de años , los primates arcaicos empezaron a diversificarse y dar origen a los primeros monos y simios ... El movimiento de nuestros ancestros en los árboles fue muy importante: debemos nuestra visión binocular y unas manos hábiles a sus hábitos arbóreos y de recolectores de [insectos] ... No obstante, su salida de los árboles también fue crucial ... [la cual] ocurrió hace entre 10 y 5 millones de años, cuando el clima de África se hizo más seco y se formaron las primeras sabanas ...» (Ehrlich, 2000: 145-151).
4.3 Los huesos de nuestros ancestros
En el tercer inciso del capítulo cuatro, el autor se pregunta «¿qué tanto necesitamos saber acerca de la secuencia evolutiva que llevó de los monos a nosotros para desarrollar un pa-norama razonablemente bueno del origen de nuestras naturalezas? Se podría argumentar que el simple conocimiento de que hay fósiles que demuestran claramente que descende-mos de los “monos” es suficiente ... Ahora sabemos que nuestras raíces son sustancialmente más complejas de lo que pensábamos y, aún así, el registro [fósil] todavía contiene incógni-tas acerca de cómo y cuando evolucionaron algunos de los atributos humanos más impor-tantes, como por qué nosotros terminamos completamente erectos y los otros simios no. El conocimiento de cuestiones como éstas enriquece nuestra comprensión de la naturaleza hu-mana ... El primer fósil de homínido reconocido fue el de Neanderthal [descubierto en 1856], que habitaba hace mucho en el Valle de Neander, cerca de Dusseldorf, Alemania ... [Más tarde, en Java] Dubois ... [hacia] 1891 encontró ... el más famoso de los eslabones perdidos, el primer verdadero “hombre-simio”, que es lo que significa ... Pithecantropus ... que caminaba ergido ... En 1924 ... Raymond Dart [obtuvo en Sudáfrica los fósiles del] ... Australopitecus africanus (“el simio del sur de África”) ... [otro] eslabón entre los simios y los seres humanos ... [y,] al mismo tiempo ... se encontró ... en Zhoukoudian, China, ... [otro] Picanthropus erectus ... Métodos modernos de datación ... han ubicado a los australopitecos ... aproximadamente entre hace 3.2 a 2.5 millones de años, al Homo erectus entre 1.5 y 0.4 millones de años ... y al Homo sapiens ... desde hace cerca de medio millón de años ...» (Ehrlich, 2000: 151-155).
4.4 Lucy y sus parientes
En el inciso cuatro del cuarto capítulo, el autor explica que «variaciones como el reajuste en el tamaño estimado del cerebro del Australopitecus africanus son muy significativas en el panorama de la evolución. Si los paleontólogos de vertebrados estuviesen tratando de re-construir la ascendencia de cualquier especie junto con el Homo sapiens, hace mucho que estarían satisfechos ... Pero son nuestros propios ancestros y nuestra propia evolución lo que los paleontólogos y muchos de nosotros buscamos comprender ... Así, la investigación continúa ... en la secuencia simio Australopitecus Homo erectus Homo sapiens ... De todos los fósiles encontrados de nuestros ancestros ... el más importante fue el de un Australopitecus ... que se halló en Hadar, Etiopía, en 1974 ... [y] se le puso el apodo de Lucy, por ... la canción de los Beatles ... Lucy representaba a una especie que vivió hace unos 3.5 millones de años y muy probablemente era un ancestro del Australopitecus africa-nus ... [que] fue ... llamado ... Australopitecus afarensis ... Descubrimientos posteriores ... echaron más atrás, hasta hace unos 4.5 millones de años, la aparición del bipedalismo ... También ... ha quedado claro ... especialmente después del descubrimiento en 1959 de ... Mary Leakey y Louis S. B. Leakey de un cráneo en la Garganta Olduvai, Tanzania ... que existió más de una línea de evolución de los australopitecus ... Paranthropus boisei ... se llamó al famoso cráneo de Olduvai ... [Empero,] el reciente descubrimiento de un [Austra-lopitecus garbi] ... ha complicado aún más el panorama de los orígenes del hombre [pues] se agregó una nueva rama a nuestro ... árbol filogenético ...» (Ehrlich, 2000: 155-158).
4.5 El ascenso humano
En el inciso quinto y último del capítulo cuatro, el autor señala que «gracias al descubri-miento de Lucy y sus amigos, la tarea de demostrar que nuestros antepasados fueron bípe-dos antes de que desarrollaran cerebros grandes fue sencilla, en especial si se compara con aquélla de entender por qué nuestros ancestros primero evolucionaron una postura erecta y caminaron sobre sus patas traseras ... Conforme el clima se hacía más seco y las sabanas y los pastizales abiertos reemplazaban a los bosques lluviosos, la comida de nuestros ances-tros se hizo más dispersa y menos agradable. Es de suponer que todo esto premió la habili-dad para buscar sustento en áreas más grandes, y para acarrear alimentos, armas y crías de un lugar a otro ... Junto con el desarrollo del bipedalismo, en la línea de evolución de los homínidos ha habido una disminución en el grado en que los machos son más grandes que las hembras, una característica llamada dimorfismo sexual de tamaño ... [lo cual] puede estar conectado con algunos aspectos importantes de nuestras naturalezas humanas ... Quizá nunca sepamos todos los detalles, pero la investigación está empezando a estrechar las posibilidades. Algo de incertidumbre es una marca distintiva de la ciencia, si no es que lo es siempre, [respecto a] ... la literatura ... popular» (Ehrlich, 2000: 158-163).
5. Sólo huesos y unas cuantas piedras
El quinto capítulo lo inicia Ehrlich con una cita de John Allman (1999) que indica que «... los cerebros son barreras contra las variaciones del ambiente» y después Ehrlich opina que «si un Australopitecus africanus, cuidadosamente acicalado y vestido, se presentara en una cena de gala, probablemente pensaríamos que ... es un muy curioso y esbelto simio erguido que algún otro invitado trajo del zoológico local. Por el contrario, si un Homo erectus igual de arreglado ... se sentara a la mesa, lo juzgaríamos como un individuo muy extraño pero inconfundiblemente humano ... Aquí nos debemos preguntar lo siguiente: ¿qué pasó con aquellos contemporáneos de nuestros ancestros con cerebro grande, los neanderthales? ¿Se aparearon con ellos nuestros antepasados o compitieron con ellos, o los mataron y se los co-mieron o, simplemente, los neanderthales se desvanecieron? Cualquier cosa que haya ocu-rrido, ¿esto nos dice algo acerca de nuestras naturalezas humanas en el siglo XXI? ¿Qué pistas nos proporcionan los huesos fósiles y las herramientas de piedra para responder a estas cuestiones? Una cosa que revelan es que el Paranthropus ... se puso en pie sobre sus patas traseras y vagó por los paisajes africanos durante un millón de años ... [mas] no existe el menor indicio de que ... tuviese ... algo parecido a las naturalezas humanas modernas ... Era ... como los otros australopitecinos ... interesantes pero no eran nosotros ...» (Ehrlich, 2000: 175-176).
5.1 Del Homo habilis al mono desnudo
En el primer inciso del capítulo quinto, el autor dice que «después de que los investigadores desenterraron a los autralopitecos, el siguiente “eslabón perdido” fundamental que se en-contró era quizás el representante más viejo de nuestro propio género. Homo. Esta criatura también estaba completamente erecta y es probable que fuera capaz de emplear sus extre-midades superiores libres para transportar [a sus crías] y usar herramientas y armas ... El primer material fósil que se descubrió de este Homo habilis fue otro de los grandes hallaz-gos de Louis y Mary Leakey en la Garganta Olduvai ... Vivió ... entre ... 2.5 ... hasta hace unos 1.7 millones de años ... El hecho de que nuestros distantes ancestros homínidos fueran capaces de producir ... herramientas [de piedra] demuestra que ellos tenían no sólo destreza manual, sino también las capacidades de planear ..., de ser sustancialmente previsores ... y de saber apreciar las características de varios tipos de materiales ... La tecnología del Homo habilis ... fue la tecnología humana de la piedra durante más de 800 000 años ... No obstante, ... las naturalezas humanas pueden haber estado diferenciadas geográficamente desde hace más de dos millones de años, justo como lo están hoy en día las naturalezas de los chimpancés» (Ehrlich, 2000: 176-180).
5.2 El muchacho Turkana y sus parientes
En el segundo inciso del capítulo quinto, Ehrlich detalla que «la siguiente fase conocida de la evolución humana la representa un importante eslabón africano, recientemente reconoci-do, entre el Homo habilis y el Homo erectus. Se trata del Homo ergaster, quien vivió desde hace unos 1.8 o 1.7 millones de años, hasta quizás 1 millón de años, cuando fue remplazado por el Homo erectus y otras formas ... [Fue] hallado en 1984 ... en Nariokotomo, Kenya ... [y] sugiere que el Homo ergaster podría haber sido el ancestro del Homo erectus, del Homo neaderthalensis y del Homo sapiens ... Tal vez esta criatura haya sido el primer “mono des-nudo” ... y, por tanto, también pudo haber sido el primero en evolucionar una piel pigmen-tada ... El Homo ergaster estaba asociado con herramientas de piedra mucho más refinadas que las de sus predecesores, entre las que se incluyen hachas de mano bastante bien elabo-radas ... [y] cuchillas ... A esta técnica, que representa un avance sobre las herramientas me-nos especializadas y más pequeñas de la tecnología oldovaiense, se le conoce como tecno-logía achelense [“llamada así”, dice el autor en una nota de pie de página, “por St. Acheul, cerca de la ciudad norteña de Amiens, Francia”, donde también fueron encontrado este tipo de herramientas] ... Su desaparición marca el fin de la Edad de Piedra Primitiva o Paleolíti-co Inferior, hace sólo unos cuantos cientos de miles de años, después de haber sido, durante bastante más de un millón de años, el diseño casi inalterado de las herramientas de piedra ... [Además,] el Homo ergaster fue el protagonista de la “primera salida del África” de la hu-manidad; le llamaré “salida del África 1”, para distinguirla de la “salida del África 2”, ... que fue la supuesta dispersión del Homo sapiens desde su África natal ... Si los Homo er-gaster fueron los primeros monos desnudos, probablemente también fueron ... los primeros de nuestros ancestros en emplear pieles de otros animales para cubrirse ... El Homo ergas-ter llevó al Homo erectus, el famoso eslabón perdido, el cual fue nuestro primer ancestro en ocupar Eurasia desde lo que ahora es el norte de China en el este hasta España y el sur de Gran Bretaña en el oeste y que se propagó por todo el África en su viaje hacia el sur» (Ehrlich, 2000: 180-186).
5.3 Los neanderthales y el surgimiento de los seres humanos modernos
En el tercer inciso del capítulo quinto, el autor reconoce que, gracias al análisis del ADN mitocondrial, hoy se sugiere que el «... Homo neanderthalensis bien pudo haberse separado de su ancestro común con el Homo sapiens hace entre 690 000 y 550 000 años ... Los neanderthales ... con seguridad ... datan[n] de hace apenas unos 130 000 años ... [y] parece que desaparecieron hace apenas entre 40 000 a 28 000 años ... Ni el Homo nenderthalensis ni su contemporáneo, el Homo sapiens de mitad del Pleistoceno, eran más sexualmente di-mórficos que los humanos modernos ...» (Ehrlich, 2000: 186-188).
5.4 La salida del África 2
En el cuarto inciso del capítulo quinto, el autor se pregunta: «si los seres humanos moder-nos que reemplazaron a los neanderthales no son sus descendientes evolucionados, ¿de dónde vinieron entonces? Existen dos hipótesis básicas en torno al surgimiento de la última versión del Homo sapiens ... La primera ... conocida como el modelo multirregional, argu-menta que los modernos Homo sapiens evolucionaron independientemente a partir de espe-cies anteriores de Homo a lo ancho del mundo, con suficiente flujo genético entre las pobla-ciones como para mantenerlos juntos en el camino a la modernidad ... Esta visión ... actual-mente parece casi seguro que es errónea ... [Así,] es más fácil prever que se esparcieron [las poblaciones humanas] de una forma rápida y en una época reciente a partir de una pobla-ción ancestral, y sólo hasta entonces evolucionaron las diferencias en características super-ficiales (tales como el color de la piel, el tipo de cabello, la forma de los dientes y los arcos superciliares) bajo presiones selectivas locales y las influencias del flujo genético y de la deriva genética. Tal escenario alternativo de propagación y reemplazo lo proporciona el modelo de la salida del África 2. En él, se supone que África fue la fuente de los modernos Homo sapiens y que nuestros ancestros ... se propagaron desde ese continente por segunda vez dentro de los últimos 100 000 años, comenzando quizás hace entre 60 000 y 45 000 años ... y reemplazaron a las poblaciones premodernas ... [Este segundo] modelo ... está sustentado en estudios de genética molecular ... [y] todos [los] resultados son completa-mente congruentes con la hipótesis de la salída del África 2 ...» (Ehrlich, 2000: 188-192).
5.5 El misterio de los neanderthales
En el quinto inciso del capítulo quinto, el autor considera que «aunque hoy hay una eviden-cia creciente en favor del escenario de la salida del África 2, áun permanecen muchas cues-tiones intrigantes. Por ejemplo, si los neanderthales no evolucionaron en Homo sapiens ¿por qué desaparecieron? Es interesante considerar las posibles diferencias de adaptación entre nuestros ancestros y los neanderthales, diferencias que pueden ayudarnos a explicar la desaparición de estos últimos ... El físico robusto de los neanderthales ... El cerebro grande ... Los grandes dientes frontales ... Las proporciones de sus extremidades ... [Todo] esto se-ría un ejemplo de coevolución genético-cultural ... Tal vez una de las razones por la que de-saparecieron los neanderthales sea que no fueron un contendiente competitivo de los Homo sapiens modernos, quizá porque fueron menos capaces de hallar alimentos en épocas de es-casez o incluso porque eran menos hábiles en los combates que podría haber habido entre ambas especies ... El Paleolítico Medio marca el fin del largo estancamiento achelense y el comienzo de otro período de estancamiento tecnológico de cerca de 200 000 años. Este últi-mo período, en el cual los neanderthales estaban incrustados, se caracterizó, como las tec-nologías anteriores, por la carencia de huesos labrados y objetos de arte que a menudo se encuentran entre los artefactos de los Homo sapiens prehistóricos (culturalmente modernos) ... [En todo caso,] parece que [a los neanderthales] su robustez no le sirvió tan bien como les sirvió a los Homo sapiens su virtuosismo tecnológico ... los a menudo llamados hom-bres de Cro-Magnon [De la nota de pie de página: “... los primeros restos encontrados en Europa de verdaderos Homo sapiens, de aproximadamente 30 000 años de antigüedad, fue-ron recuperados en la región de Dorgoña, al oeste de Francia. Se desenterró una serie de es-queletos en una cueva poco profunda que había en un acantilado conocido ... como Cro-Magnon ...”] ... En resumen, no sabemos qué pasó con los neanderthales ... [Empero,] no deberíamos subestimar el posible significado de las pequeñas diferencias culturales y los eventos azarosos que, a la larga, resultaron ser fatales ... Cualquiera que haya sido su desti-no, los neanderthales estuvieron rondando hasta los tiempos de las más grandes transforma-ciones culturales en la historia de nuestra especie ... En un área del oeste de Francia existen señales de que los neanderthales adoptaron algunas de las técnicas de los revolucionarios hombres de Cro-Magnon (Homo sapiens) ... El cambio a esta tecnología del Paleolítico Superior, la cual aparece por primera vez en el Medio Oriente hace ... 50 000 y 40 000 años ..., fue el inicio del cambio cultural más rápido y radical jamás registrado en el linaje de los homínidos, al que recientemente el ecólogo Jared Diamond ha popularizado como “el gran salto adelante” ...» (Ehrlich, 2000: 192-197).
5.6 La salida del África una vez más
En el sexto y último inciso del capítulo quinto, Ehrlich argumenta que «aparte de la desapa-rición del Homo neaderthalensis, de la hipótesis de la salida del África 2 ..., surgen otras cuestiones que ilustran lo complejo que resulta ordenar las rutas que siguió la evolución pa-ra conformar las naturalezas humanas. Por ejemplo, ¿por qué dio la casualidad de que el salto hacia el Homo sapiens ocurriera en África’? Y la emigración de los primeros Homo sapiens de África, ¿fue un acontecimiento único, un flujo continuo o una serie de oleadas? ... Con respecto a la última pregunta, las pruebas genéticas parece que apuntan hacia un único acontecimiento primordial ... El paleoantropólogo Mike Morwood [y otros autores, 1998] resume así esta visión: “Los Homo erectus no eran simplemente unos chimpancés con pretenciones; ellos cazaban animales con lanzas muy bien elaboradas. Hoy en día se piensa que hicieron travesías marítimas para alcanzar Flores y otras islas de Indonesia. La evidencia sugiere que [sus] ... capacidades cognitivas deben ser revaloradas” ... [Por lo de-más,] la evolución cultural fue irregular, tanto en los Homo erectus como en los Homo sapiens prehistóricos, como de hecho ocurre con nosotros en la actualidad ... Puede ser que las naturalezas humanas hayan sido tan variables hace decenas de miles de años como lo son en el presente ... Los seres humanos modernos evolucionaron en África y se extendie-ron por los otros continentes en una época relativamente reciente, probablemente en varias oleadas, primero hacia el hemisferio oriental y más tarde hacia ... América ... Cuando co-menzó a contemplar cómo evolucionaron nuestras naturalezas, Darwin sólo tenía informa-ción acerca del primer neanderthal que se había encontrado. Sin embargo, ahora la historia de nuestras naturalezas, revelada por huesos y piedras, es extraordinariamente rica ... Com-binando el conocimiento que se tiene acerca de la conducta de los seres humanos modernos y sus parientes vivos con lo que sabemos a partir del análisis de huesos, artefactos, vivien-das y otros rastros de nuestros ancestros prehistóricos, podemos empezar a responder ... [las] preguntas sobre los orígenes de nuestras naturalezas únicas» (Ehrlich, 2000: 197-201).
6. Cerebros evolucionados, mentes evolucionadas
En el capítulo sexto, el autor indica que «... La evolución es la clave de la mente ... El gran crecimiento del cerebro de los homínidos, revelado en el registro fosil, es la razón por la cual los seres humanos, en lugar de los chimpancés o los baubinos, salieron del África, ocu-paron el planeta entero y lo conformaron para su propia utilidad. Esta dilatación del cerebro creó mentes con suficiente capacidad de almacenamiento como para que cada individuo de-sarrolle un ser persona, un ser capaz de reflejarse en una historia gradualmente acumulada. Y, a su vez, dio a cada ser humano una naturaleza distintiva, mucho más distintiva que las naturalezas que se encuentran entre cualquier tropel de monos o manada de sabuesos ... [pues] sus naturalezas son tan uniformes como guisantes en su vaina ... [Empero,] nuestros cerebros no son tan sólo la fuente de nuestras naturalezas individuales: la evolucionada ha-bilidad de estos cerebros para comunicar información detallada de uno a otro permite a ca-da grupo de seres humanos evolucionar asimismo una naturaleza de grupo ...» (Ehrlich, 2000: 210-212).
6.1 Mentes cambiantes
En el primer inciso del capítulo seis, el autor expresa que «prácticamente todos los científi-cos están de acuerdo en que nuestros cerebros son órganos cuyo “diseño” por la selección natural debe mucho a las necesidades de nuestros ancestros de alimentarse y sobrevivir, pri-mero en los árboles y arbustos, y más tarde en las sabanas ... Una subdivisión particular-mente importante de la corteza cerebral es el neocortex, una nueva estructura ... que es fun-damental para la forma en que los seres humanos perciben y reflexionan sobre este mundo ... Parece que la evolución ha construido el neocortex, con su capacidad para pensar, justo en la parte superior de las otras estructuras en el cerebro ... Además del desarrollo de un neocortex más grande que el de los primates vivos, ocurrieron muchos cambios fundamen-tales de reorganización en el cerebro desde que el linaje de los homínidos se separó de los chimpancés, cambios relacionados con el desarrollo de habilidades sociales adecuadas para tratar con sociedades cada vez más complejas, así como para desarrollar el lenguaje, per-feccionar el uso y la manufactura de herramientas, incrementar la capacidad de la memoria, etcétera» (Ehrlich, 2000: 212-213).
6.2 El enano entre nuestros oídos
En el segundo inciso del capítulo seis el autor explica que «junto con estos desarrollos evo-lutivos, nuestros cerebros evolucionaron la capacidad global para mantenernos, cuando estamos despiertos, continua y plenamente conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor ... Tenemos un continuo sentido del “yo” –de un pequeño individuo sentado entre nuestros oídos– y ... un sentido de la amenaza de la muerte, de la posibilidad de que este individuo, uno mismo, deje de existir. Yo le llamo a toda esta suerte de conciencias, “conciencia pro-funda”, la cual es fundamental para las naturalezas humanas y quizá sea el aspecto menos comprendido de dichas naturalezas ... Los seres humanos ... son los únicos animales que pa-recen completamente conscientes de la conciencia de otros individuos y, por lo tanto, de ser capaces de desarrollar empatía, la capacidad para identificarse emocionalmente con otros ... La conciencia misma ... prefiero definirla ... somo la capacidad de algunos animales, inclui-dos los seres humanos, de tener, cuando están despiertos, representaciones mentales en el tiempo real de eventos que les ocurrieron o que fueron percibidos por ellos ... Yo asumo que en muchos otros animales está presente un grado menor de conciencia del que nosotros poseemos ... No obstante, la conciencia profunda, como la he definido, sólo aparece en el Homo sapiens de entre todos los organismos modernos y es fundamental para la naturaleza humana ... Mi conjetura favorita ... es que las naturalezas humanas han estado reciamente conformadas por sociedades humanas de múltiples niveles –familias, bandas, tribus, ... re-des comerciales, etcétera– y por presiones poblacionales, todas interactuando en un sistema de retroalimentación positivo: las personas se hicieron más hábiles al enfrentarse con dile-mas sociales, y cuanto más individuos había, más difíciles eran los dilemas sociales que los seres humanos como grupo eran capaces de crear, y más se estimulaba la evolución del cerebro» (Ehrlich, 2000: 213-218).
6.3 ¿Cerebros dentro de los cerebros?
En el tercer inciso del capítulo seis, el autor afirma que «si se quiere comprender la con-ciencia, la conducta social y la forma en que evolucionaron estos dos importantes aspectos de nuestra naturaleza –quiénes somos y de dónde venimos– obviamente es esencial saber algo acerca del cerebro. La conducta es el despliegue público de nuestras naturalezas huma-nas; el cerebro y la mente son sus generadores primordiales. Lo que hoy en día es una vi-sión científica cada vez más prominente de las propiedades de nuestro órgano para pensar-sentir-recordar-controlar nos remite, entre otros, al lingüista Noam Chomsky [1980], ... y, más explícitamente, al psicólogo Jerry Fodor, ambos del Instituto Tecnológico de Massa-chussetts. Es una visión moderna de la idea de que distintas partes físicas del cerebro con-trolan diferentes “facultades” mentales ... Mucho antes del desarrollo de los escáneres de TEP [Tomografía de Emisión de Positrones] y de las técnicas de biología molecular, los científicos fueron capaces de lograr significativos avances en la comprensión de la geogra-fía del cerebro a través del estudio de personas cuyos cerebros habían sido dañados. Tal vez el caso más celebre ... de un cerebro dañado sea el de ... Phineas Gage. El 13 de septiembre de 1848, Gage cometió un craso error cuando apisonaba pólvora para volar unas rocas durante la construcción del ferrocarril ... La barra que estaba usando para apisonar, que tenía un grosor de más de tres centímetros y casi un metro de largo, salió disparada con la explosión [que Gage provocó por descuido] y, atravesando la cabeza del obrero, fue a dar a tierra a varios metros de distancia. Esto le causó un severo daño en el lóbulo frontal del cerebro, pero Gage milagrosamente ni siquiera perdió la conciencia y tuvo la suerte de su-perar la infección antes de que la herida cicatrizara ... Y lo que es más increíble, la mayor parte de sus funciones cerebrales sobrevivieron ... Empero, su personalidad cambió drásti-camente ... Después del accidente, perdió mucho de su compostura y se hizo inusitada-mente vulgar y obstinado ... Este extraordinario caso fue el primero que demostró que la ha-bilidad para tomar decisiones está, al menos en parte, localizada en las estructuras que hay al frente de cada hemisferio cerebral [corteza prefrontal] ... Tomando como base los resulta-dos obtenidos a partir de estudios de cerebros dañados, de las modernas técnicas de imáge-nes, de estudios en lingüística, etcétera, el doctor Jerry Fodor [1983] ha concluido que los procesos computacionales y de percepción no sólo están localizados, sino que también son más autónomos ... de lo que antes [se] pensaba ... El psicolingüista Steven Pinker [1997] ... describe la mente como una “computadora neural” ... y ... también ve al cerebro organizado en módulos especializados ... que se comunican unos con otros y, en ciertos puntos, con otras partes del cuerpo y con el mundo exterior ... Si mucho del cerebro está organizado en módulos más o menos diferenciados, incluso si los elementos de esos módulos no están geográficamente de una sola pieza en el cerebro, esto plantea interesantes preguntas ... co-mo de qué forma se consigue la coordinación entre los módulos y cómo se producen las habilidades más generales del cerebro ... Los hombres de ciencia apenas comienzan a en-tender los mecanismos mediante los cuales los cerebros almacenan y procesan información, pero lo que han aprendido nos está llevando a una gran cantidad de especulaciones estimu-lantes e ingeniosas» (Ehrlich, 2000: 218-225).
6.4 Lo que nuestros cerebros saben acerca de nuestro cerebro
En el cuarto inciso del capítulo seis, el autor opina quen «a pesar de las incertidumbres, pa-recen estar bien establecidos algunos puntos generales con una particular relevancia evolu-tiva. En resumen, los puntos clave son los siguientes: 1. El cerebro es un órgano que, como otros órganos, ha evolucionado una estructura útil para varias funciones, 2. El cerebro pue-de compensar un daño parcial y, con frecuencia, seguir pensando, 3. El cerebro contiene muchos “programas” –conjuntos de neuronas conectadas– que han sido construidos por la selección natural en cientos de millones de años, 4. Los programas que han evolucionado más recientemente en el cerebro nos permiten resolver problemas de relación y causalidad que son difíciles o imposibles de resolver para la mayoría de los otros animales, 5. Aunque la selección natural ha diseñado los programas del cerebro mediante la creación de genoti-pos apropiados, son esenciales ambientes adecuados (internos y externos) para producir las características de conducta que observamos, 6. La selección natural ha diseñado los progra-mas del cerebro para influir en ciertas percepciones y conductas, 7. Sin embargo, el código genético no prepara instrucciones específicas en la estructura del cerebro para que éste se encargue de todas las situaciones conductuales concebibles o incluso de un gran número de ellas, [y] 8. Con respecto al cerebro, así como con otros órganos, la selección natural tiene problemas para hacer sólo una cosa a la vez ... En el cerebro, todas estas características se-rían los diseños básicos de conexiones que hacen posible la subsiguiente afinación, o ajuste, ambiental» (Ehrlich, 2000: 225-238).
6.5 El cerebro y el mundo
En el inciso quinto del capítulo sexto, el autor indica que «esta afinación depende de la na-turaleza de las señales que entran a nuestro cerebro desde el ambiente, incluyendo aquéllas que no percibimos conscientemente. El Homo sapiens ha evolucionado para cribar las posi-bles percepciones de tal forma que tiene conocimiento sólo de una pequeña parte de los po-tenciales estímulos que hay “afuera”. Y las percepciones ... y nuestras sensaciones acerca de ellas, claramente ... conducen una gran parte de la conducta, de nuestras naturalezas hu-manas, de todo lo que queremos comprender ...» (Ehrlich, 2000: 238-245).
6.6 Diferencias culturales en la percepción
En el sexto inciso del capítulo seis, el autor considera que «aunque ciertos aspectos de la percepción recibieron una fuerte influencia de una herencia común de evolución biológica de la humanidad y son componentes del equipo sensorial de cualquier persona normal, el proceso de percepción en sí mismo puede ser claramente modificado por la experiencia. En un nivel, esta modificación se combina con el aprendizaje, como cuando individuos entre-nados instantáneamente perciben el significado de una línea en una gráfica o la Gestalt de un ave o una especie de mariposa. Pero un tipo de modificación particularmente interesante y de mayor dominio es producto de diferencias culturales específicas en la percepción. Por ejemplo, algunas culturas no suelen emplear ilustraciones que sean representaciones en dos dimensiones de escenas tridimensionales, y los sujetos de esas culturas no emplean las cla-ves del tamaño del objeto, la superposición y la perspectiva para interpretar las imágenes, como lo hacem las personas que pertenecen a culturas en las cuales se emplea este tipo de ilustraciones ...» (Ehrlich, 2000: 245-247).
6.7 La percepción del ambiente
En el séptimo inciso del capítulo seis, el autor explica que «varios aspectos de nuestro siste-ma de percepción nos proporcionan ciertas claves que ayudan a comprender el fracaso de la humanidad para asumir los problemas del ambiente. Una de ellas ... es que la percepción tiende a mantener constante el entorno ambiental. Esto está relacionado con el fenómeno de la habituación, en el cual un estímulo constante se “desintoniza” de la conciencia ... Nuestro sistema nervioso contiene “filtros” y “detectores de características” que se aseguran de que no lleguen indiscriminadamente a nuestra conciencia todos los estímulos posibles del am-biente ... [Con respecto a los problemas de la contaminación ambiental, causada por los se-res humanos,] la dificultad estriba en que la mayoría de las amenazas más serias que en-frenta la humanidad son cambios lentos, nocivos, en el entorno ambiental mismo, cambios para los cuales nuestros sistemas de percepción han evolucionado con el fin de que los ig-noremos ... La evolución de la tendencia a habituarnos evidentemente nos permite compor-tarnos en formas que de otro modo serían inexplicables, dado que tenemos dificultad para tomar conciencia de las continuas tendencias que desarrollamos gradualmente. Los ejem-plos más obvios son la pérdida de sensibilidad ante los efectos de una horrible violencia que afectó a muchos de los verdugos de Hitler, y esas influencias sobre los niños de hoy en día que ven miles de asesinatos en televisión. Aquí, un ambiente constante de violencia gra-dualmente se convierte en el entorno ambiental “normal”, que fracasa para provocar res-puestas sociales apropiadas» (Ehrlich, 2000: 248-249).
6.8 Cerebros, tendencias y conductas
En el octavo y último inciso del capítulo sexto, Ehrlich asevera que «así, nuestros grandes cerebros emplean sus vastas capacidades no para almacenar uno a uno los datos de las seña-les sensoriales que llegan a ellos, sino que ejercitan un alto grado de selectividad para filtrar e interpretar esos datos. Alimentan así una visión del mundo que está conformada por nues-tros receptores sensoriales biológicamente evolucionados y, además, con la influencia de algunas características biológicas evolucionadas de nuestros propios cerebros. Nuestros sis-temas nerviosos nos ayudan a construir la “realidad” que creemos que está “afuera”, por lo que las características de estos sistemas inevitablemente influyen en nuestras visiones del mundo y, por tanto, en nuestras naturalezas ... Cuando vemos la evolución de los simios (incluidos nosotros), siempre se debe prestar atención a las influencias de sus ambientes físicos y sociales, y cada vez más a los segundos ... así como a dos elementos que son cen-trales en nuestros ambientes sociales y cuya ausencia en nuestros parientes vivos más cer-canos es enorme: la evolución de la cultura y lo que la hace posible, nuestra facilidad única del lenguaje ...» (Ehrlich, 2000: 250-252).
7. ¿De la expurgación al chismorreo?
En este capítulo séptimo de Naturalezas humanas: Genes, culturas y la perspectiva huma-na, el autor estudia brevemente algunos aspectos del lenguaje. Así, para comenzar, cita a Edward O. Wilson (1998), quien dijo que el “Homo sapiens ... con justicia puede ser llama-do el simio parlante” y, luego, afirma que «... el lenguaje no sólo es un sistema de comuni-cación; está íntimamente involucrado en nuestro sistema de pensamiento. Quizá la mayor diferencia en clase entre los seres humanos y los chimpancés no sea nuestras grandes habi-lidades para resolver problemas sino nuestras habilidades lingüísticas únicas ... Además, generalmente es a través del lenguaje como mejor expresamos la diversidad de nuestras na-turalezas. No sólo cada cultura tiene una lengua o un dialecto, sino que también cada perso-na tiene un modo de hablar distinto y un talento único para emplear la palabra hablada y, en las sociedades alfabetizadas, la palabra escrita. Asimismo, el lenguaje es un área excelente para investigar cómo trabajan juntos la herencia y el ambiente: todos los seres humanos normales nacen con la capacidad de adquirir una lengua, pero la lengua o lenguas que ad-quieren depende enteramente del medio en que viven ... Para apreciar mejor qué es lo que se sabe [acerca de las preguntas que la biología construye sobre el lenguaje,] ... ayudará echar primero un vistazo a las características del lenguaje en sí mismo» (Ehrlich, 2000: 266-267).
7.1 ¿Qué es un lenguaje?
En el primer inciso del capítulo siete, el autor explica que «un lenguaje tiene tres elementos principales: vocabulario, sintaxis y significado ... El padre de la lingüística moderna, Noam Chomsky, inventó un ejemplo famoso donde se muestra que la propia sintaxis (la estructura de la oración), puede existir sin un significado: “Las incoloras ideas verdes duermen furio-samente” ...» (Ehrlich, 2000: 267-269).
7.2 ¿Una gramática innata?
En el inciso dos del capítulo siete, el autor dice que «hemos citado la existencia de sintaxis sin significado para sustentar la idea de que hay un programa genético que permite a los niños la rápida adquisición de un lenguaje, sin importar cuál sea éste ... De acuerdo con esta idea, las personas están programadas con un conjunto básico de reglas, o restricciones, que subyace en la gramática de todos los lenguajes. Esta noción fue establecida por primera vez por Noam Chomski [1971] como la hipótesis de la gramática universal ... Chomsky propo-ne que, en la gramática universal, las oraciones no son simples sucesiones subyacentes de frases agrupadas en frases aún mayores. En otras palabras, las reglas de la gramática depen-den de la estructura. Una evidencia que sugiere que los niños tienen incorporada en sus ce-rebros la comprensión de la dependencia estructural de la gramática –es decir, que ellos no adivinan el significado a partir sólo de un arreglo lineal de palabras– es el hecho de que pa-recen aprender un lenguaje mucho más rápido de los que claramente podrían hacerlo por la simple imitación de las conversaciones de sus padres. Desde esta visión, en la jerga lingüís-tica se dice que el lenguaje es “indeterminado”, esto es, existe una pobreza de estímulos a partir de los cuales los niños pueden aprender una lengua ... Resultados [experimentales] ... reivindican la idea de Chomsky de que los humanos nacen con un sistema de circuitos en el cerebro que funciona como una especie de programa para las reglas universales de la gra-mática. Se diría que este sistema de circuitos permite a los niños muy pequeños emplear apropiadamente la gramática de cualquier lengua a la que estén expuestos ..., en lugar de aprender poco a poco todas las reglas escuchando las conversaciones de los adultos ... Em-pero, por desgracia, [en tales experimentos] no había un control experimental sobre la real experiencia previa de los niños ... estudia[dos] ... Así, es posible que periodos de audiencia relativamente limitados podrían explicar la adquisición del lenguaje, incluidas las reglas de sintaxis ... Los primeros estudios de individuos con varios tipos de lesiones cerebrales pare-cieron demostrar que las habilidades para el lenguaje estaban concentradas en dos áreas de la corteza cerebral en el lado izquierdo de la superficie del cerebro, conocidas como áreas de Broca y Wernicke, lo que parecía sustentar la idea de una unidad localizada que conten-dría el “cableado” para una supuesta gramática universal. Sin embargo, estudios más re-cientes de la arquitectura funcional del cerebro demuestran que el lenguaje involucra, en forma compleja, no sólo aquéllas áreas sino también a estructuras bajo la corteza cerebral y partes de la corteza prefrontal ... La realidad del cerebro es mucho más compleja que la rea-lidad de la ... computadora en la que estoy escribiendo esto, pero esa complejidad no des-carta la existencia de una gramática universal ... Está aceptado que los infantes pueden de-tectar una gama de sonidos del habla más amplia que los adultos que viven en sus socieda-des, quienes han perdido la habilidad para distinguir sonidos indiscriminados en sus len-guas nativas ... Esto implica que la retroalimentación del ambiente modifica (introduciendo restricciones) un sistema neuronal diseñado por la selección natural para permitir la adqui-sición de cualquier lenguaje humano ... Pero la idea de un complejo módulo sintáctico uni-versal a escala completa en el cerebro –un plano programado para las reglas gramaticales– me parece que cae en la categoría de “interesante aun si no es cierto”, y mis dudas se basan principalmente en la escasez genética» (Ehrlich, 2000: 269-275).
7.3 Lenguaje y pensamiento
En el tercer inciso del capítulo siete, el autor adelanta que «independientemente del grado en que las predisposiciones genéticas estén involucradas en la estructura del lenguaje y su adquisición, la relación de este último con el pensamiento tiene grandes implicaciones evo-lutivas. Por ejemplo, ¿podría ser que el lenguaje, al brindarnos el poder de pensar, haya da-do origen al “gran salto hacia adelante”? Algunos psicólogos plantan la hipótesis de que el lenguaje es esencial para el pensamiento, pero yo creo que la información que se tiene su-giere otra cosa. El lenguaje está relacionado con el pensamiento, pero ciertamente no todo lo que pensamos lo hacemos en nuestro lenguaje conocido. Considérese la cantidad de ve-ces que ha escrito o dicho una oración y enseguida retrocede: “Esto no es lo que quería de-cir” ... Con frecuencia tenemos problemas para expresar nuestros pensamientos (como cual-quier escritor puede decírselo), de forma que es claro que no están formados enteramente de lenguaje. Asimismo, existen serios problemas con el lenguaje normal como medio para pensar. Uno de ellos es que, aunque los símbolos del lenguaje a menudo son ambiguos, nuestros pensamientos con frecuencia no lo son ... El que sigue es un ejemplo ... de la desi-gualdad pensamiento-símbolo, conocido como problema de co-referencia:
El implecablemente vestido profesor se voltea de la pizarra y se aproxima a la estudiante que llora. Él saca un pañuelo y amablemente se lo ofrece a ella.
El profesor y Él y la estudiante y ella son formas de acortar la comunicación; la mente piensa en ellos como exactamente el mismo artículo pero nuestro sistema de símbolos arbi-trarios (el español), los diferencia ... Así, está claro que no puede haber una corresponden-cia uno a uno entre nuestros pensamientos y los símbolos con los cuales los expresamos co-tidianamente a otros ... Steven Pinker [1994] cree que construimos nuestro pensamiento en un profundo, rico, previamente instalado lenguaje universal (paralelo a la gramática univer-sal de Chomski), al que llama mentalés ... [el cual] supuestamente carece de las ambigüeda-des introducidas por las necesidades de eficiencia de la comunicación en los “canales” len-tos del habla y de los gestos (comparados con los canales mucho más rápidos en las neuro-nas del cerebro) ... Preguntarse por las conexiones entre el pensamiento y el habla puede conducirnos a algo parecido al proverbial debate sobre cuántos ángeles pueden danzar en la cabeza de un alfiler. No obstante, de hecho la conexión entre pensamiento y lenguaje (y, por lo tanto, cultura), pudo haber tenido un considerable significado en las relaciones hu-manas desde que grupos con diferentes lenguajes comenzaron a tratar unos con otros, y bien puede tener aplicación en el presente. El tema estuvo vigente en la filosofía europea de los siglos XVIII y XIX, ... y culminó en el siglo XX con el trabajo del gran filósofo vienés Ludwig Wittgenstein [1918, 1953; quien] afirmaba que los problemas de la filosofía eran esencialmente problemas del lenguaje, lo cual, cierto o falso, ilumina la importancia de la conexión entre pensamiento y lenguaje ... Al menos, [lo que sí resulta verdad es que] parece que el lenguaje conforma la visión del mundo» (Ehrlich, 2000: 275-280).
7.4 La Torre de Babel
En el cuarto inciso del capítulo siete, el autor enfatiza que «la existencia de unas 4000 a 6000 lenguas ... en el mundo actual refleja la diversidad de las culturas humanas que han evolucionado a través de cambios azarosos, migraciones e intercambio de ideas a lo largo de cientos de miles de años, y que se han encontrado con una gran variedad de desafíos ambientales y sociales en el proceso. Los lenguajes ilustran con rapidez con qué pueden evolucionar las culturas comparado con las tasas más frecuentes observadas en la evolución genética ... Aun si los seres humanos han estado hablando apenas desde los últimos 50 000 años, muchos, lenguajes habrán evolucionado y desaparecido durante ese periodo ... Hay [además] un importante proceso de retroalimentación entre la evolución del lenguaje y la evolución genética. Las personas con lenguas diferentes tienen muchas menos posibilidades de hacer pareja que aquéllas que comparten una lengua ... La correspondencia genética y las fronteras lingüísticas sustenta la idea de que el ambiente social desempeña un papel de-terminante en la evolución genética humana, dado que en algunos casos las diferencias lin-güísticas mantienen patrones de diferenciación hereditaria de poblaciones al impedir matri-monios mixtos. Me pregunto si las diferencias lingüísticas pudieron haber ayudado a los Homo neanderthalensis a mantenerse sin un entrecruzamiento significativo cuando vivie-ron en las mismas áreas [que los Homo sapiens]» (Ehrlich, 2000: 280-281).
7.5 El origen del lenguaje
En el quinto inciso del capítulo siete, el autor considera que «después de haber visto algu-nas características de los lenguajes y su diversidad, ahora iremos a la enigmática cuestión de cuándo y cómo inició la evolución del lenguaje ... Esta pregunta parece estar muy rela-cionada con otro problema. El por qué evolucionamos estos grandes cerebros. El lenguaje está tan estrechamente conectado con otros elementos únicos involucrados en la comunica-ción de las sociedades de Homo sapiens, especialmente con la religión y el arte, que, como se dijo antes, algunos estudiosos creen que evolucionó tal vez desde hace unos 50 000 años, a tiempo de ser responsable del “gran salto hacia adelante” ... Por el contrario, yo sospecho ... que el lenguaje ha venido evolucionando durante un tiempo muy largo, y que algunas de sus raíces más antiguas posiblemente puedan rastrearse hasta la historia de ani-males no humanos, incluso aves y ranas, en las cuales el hemisferio izquierdo del cerebro está, como en los seres humanos, más involucrado en la vocalización ... Gradualmente, con-forme los conjuntos de símbolos se hacían más abundantes y se perfeccionaba el control de los sonidos, se podría haber cambiado hacia una dependencia casi total de los sonidos, los cuales tienen ventajas importantes: la habilidad para conversar sin necesidad de un contacto visual, mientras se realizan otras tareas con las manos, y el poder hacerlo a distancias ma-yores ... Debe notarse que, en todos los aspectos, los signos del lenguaje basados en gestos y expresiones empleados por los sordos, son lenguajes genuinos, completamente modula-dos. De este modo, el cambio original a la dependencia del sonido no necesariamente está involucrado en un aumento en la complejidad de los pensamientos que podían ser transmiti-dos» (Ehrlich, 2000: 281-288).
7.6 La evolución de la sintaxis
En el sexto inciso del capítulo siete, el autor se pregunta «¿podría la selección natural haber traido gradualmente la sintaxis al sistema de comunicación de los primeros homínidos? La evolución de la sintaxis es crucial para el debate entre una evolución lingüística “gradual y temprana” respecto de una “repentina tardía (“gran salto hacia adelante”)”. En el extremo “repentina”, Derek Bickerton [1995] cree que la sintaxis es un sistema tipo todo-en-uno, el cual tuvo que haberse conseguido en un paso rápido y único ... El otro extremo, donde, co-mo señalé antes, descansa mi simpatía, es la visión de que la sintaxis y otras características del lenguaje evolucionaron en el linaje de los homínidos de forma bastante gradual ... Y la enorme complejidad del lenguaje moderno es una razón para creer que el lenguaje con una sustancial capacidad de comunicación (tal vez incluyendo una sintaxis primitiva) evolucio-nó bastante antes del “gran salto hacia adelante”. No se conoce a la selección [natural] por producir rápidamente productos complejos sin precursores obvios sobre la base de mutacio-nes fortuitas, y un par de miles de generaciones no es mucho en el tiempo evolutivo» (Ehr-lich, 2000: 288-290).
7.7 Mejor comunicación a través de la selección
En el inciso siete del capítulo siete, el autor observa que «está muy extendida la idea de que nuestros cerebros (y posiblemente nuestro lenguaje), se afinaron para satisfacer la situación de un animal altamente social que vivía de su inteligencia, cazando y recolectando en las sabanas ... Tareas para las cuales nuestros cerebros tenían que equiparnos para hacerles frente junto con los miembros de nuestro grupo social, de forma que tomáramos las máxi-mas ventajas de los beneficios de vivir en comunidad. Una forma importantísima para cose-char esos beneficios debió haber sido acceder al conocimiento que poseían otros miembros del grupo social ... Entonces, una fuerte presión selectiva en el tamaño del cerebro habría tenido la ventaja de darle [al ser humano] más capacidad de almacenaje y procesamiento para vérselas con lo que venía desde afuera del grupo y para relacionarse con los otros miembros de la comunidad ... Empero, para tratar con el conocimiento del grupo, recordar, organizar y planear, se requiere algo más que comunicación: se requiere pensar. Aquellos que tenían cerebros más grandes casi seguramente habrían sido mejores pensadores y probablemente también estarían beneficiados con un nivel más alto de autoconciencia, lo que les permitiría [a su vez], entre otras cosas, evaluar mejor sus propias capacidades y so-pesar las intenciones de los otros ... [Por otro lado,] ¿por qué los homínidos habrían evolu-cionado grupos de más de 100 individuos? ¿Pudo esto haber sido simplemente una conse-cuencia del crecimiento poblacional? Por la poca evidencia que hay en torno al tamaño real de los grupos [sociales] en distintas épocas, lo único que los científicos pueden hacer es es-pecular ... Conforme la población de los homínidos crecía, la competencia entre grupos bien pudo haberse incrementado, lo que agregaría presión para mejorar la comunicación dentro del grupo, ... con el fin de ser capaces de defenderse de otros grupos. Finalmente, las relaciones sociales probablemente se expandieron para incluir a individuos esparcidos en grandes áreas, si bien poco pobladas ... Pero, ¿cómo se esparció, por selección individual, esa creciente habilidad para el lenguaje a través de los grupos? ... A la larga, los individuos con más capacidad mental de almacenamiento podrían haber ganado un estatus social más alto (y acceso a la reproducción) por retener una mayor cantidad de la información no gené-tica disponible –esto es, información acerca de la cultura del grupo– y poder darle buen uso a ésta. Conforme la cultura se expandía, y los individuos se hacían más ingeniosos para manipularla, la demanda de espacio para el almacenamiento mental también ... [lo hizo así]; algo parecido al incremento exponencial de la memoria de las computadoras conforme los programas se hacen más complejos ... Las memorias de los miembros más viejos de las so-ciedades son depósitos de la historia del grupo y de sus técnicas para enfrentar sus proble-mas» (Ehrlich, 2000: 290-295).
7.8 El gran salto: Dos opiniones
En el inciso ocho del capítulo siete, el autor estima que lo anterior «... nos lleva de regreso al tema del “gran salto hacia adelante”, los dramáticos avances en tecnología que ocurrieron hace unos 50 000 años ... Las personas que realizaron este salto probablemente ya contaban con un lenguaje muy sofisticado, como probablemente los neanderthales también lo tenían. Pero si una súbita adquisición del lenguaje no explica el “gran salto hacia adelante”, ¿qué lo explica entonces? ... Después de los largos periodos achelense y musteriense de evidente estancamiento, ¿por qué habría habido tal florecimiento de una manufactura refinada de he-rramientas, a la que se agregó la escultura, la pintura rupestre, la elaboración de adornos corporales y otros signos de ceremonias, como el aprovisionamiento de tumbas? ¿Por qué existe evidencia de que las cadenas de intercambios comerciales de repente se expandieron sustancialmente? ... ¿Cómo pudo llevarse a cabo todo esto en tan sólo unos cuantos años en África, el oeste de Asia y Europa, y tal vez también en el este asiático ...? Existen dos opi-niones básicas contraopuestas: un cambio cultural provocado por el ambiente, y una súbita y fortuita reorganización del cerebro, que tuvo su base en cambos genéticos ... La verdad es que aún no sabemos exactamente qué originó el gran salto, y quizá nunca lo sepamos. Lo que es indiscutible es que los seres humanos fueron un racimo de bichos que evolucionaron muy oscura y lentamente durante millones de años antes del “gran salto hacia adelante”, el cual nos llevó a la condición de soberanos de la Tierra y exploradores del espacio en unas pocas decenas de milenios» (Ehrlich, 2000: 295-300).
7.9 ¿Por qué nosotros y no ellos?
En el noveno y último inciso del capítulo siete, el autor dice que «todo esto da lugar a otra cuestión importante. ¿Por qué otros grandes simios no siguieron la misma ruta evolutiva, hacia cerebros grandes y el lenguaje, como lo hicieron los homínidos? Que sus ancestros estuvieron sujetos a presiones selectivas un tanto distintas es inobjetable, pero difícilmente ésta es una respuesta reveladora. Una que sí puede serlo consistiría en que nuestros prime-ros ancestros, que fueron básicamente carroñeros en un ambiente de sabana, carecían de po-derosas mandíbulas y garras que los hubieran hecho competidores físicos con los leones, leopardos, hienas y perros salvajes. Los cerebros y la cooperación fueron la diferencia, en especial si los primeros éxitos los llevaron a incrementar el tamaño de sus grupos ... Empe-ro, ... a pesar del enorme progreso, los científicos apenas comienzan a arañar la superficie de cómo el cerebro y el cuerpo interactúan para producir la mente humana y la conciencia profunda. Tal vez nunca sepamos exactamente qué ocurrió en la evolución de los cerebros humanos y del lenguaje, pero esto no significa un misterio cósmico acerca de sus orígenes. Existe toda la razón para asumir que el mismo proceso [evolutivo] ... produjo los cimientos de nuestras diversas naturalezas: nuestros cerebros y nuestras igualmente increíbles habili-dades lingüísticas ...» (Ehrlich, 2000: 300-301).
8. La sangre es un trotamundos
En el octavo capítulo, Ehrelich adelanta que «antes o después del gran salto cultural que ocurrió hace unos 50 000 años y durante el cual nuestras naturalezas modernas aparecieron por primera vez, podemos estar bien seguros de que lo que había en las mentes de nuestros ancestros la mayor parte del tiempo, si no es que todo. Es lo mismo que está en nuestras mentes todo el santo día, así estemos volando aviones o trabajando en un procesador de pa-labras: comida y sexo ... Existen unas predisposiciones que podemos estar seguros de que la selección ha programado en nuestro ADN. La primera, es la predisposición a maximizar nuestra reproducción, que se expresa por el amor de la gente a la actividad sexual. La otra es comer. Ambas son actividades tan básicas, que todas las criaturas vivientes tienen pro-gramas genéticos que las llevan a reproducirse y a alimentarse ... Nuestros antepasados ho-mínidos más antiguos ..., lo que hicieron para alimentarse y reproducirse, y sus implicacio-nes evolutivas, es el tema de este capítulo ...» (Ehrlich, 2000: 312-313).
8.1 Caza y recolección
En el primer inciso del capítulo ocho, el autor cita al poeta inglés A. E. Housman (1951), cuando dijo: «“el barro reposa, pero la sangre es un trotamundos” ... En términos de la evo-lución biológica, nosotros somos unos trotamundos. En nuestros gustos actuales para la co-mida y el apareamiento, ¿habrá rastros de aquellos días cuando nuestros ancestros deambu-laban por las planicies, empleando herramientas rústicas con el fin de sacar una precaria existencia de la naturaleza? ¿Fue ... nuestro “medio de adaptabilidad evolutiva” (MAE) ... el medio que suministró las presiones selectivas responsables de muchos de los aspectos más universales de nuestras naturalezas modernas? ... Tal vez sí, aunque ... el MAE [puede que sea] altamente variable ... La conciencia profunda y el habla evolucionaron mientras nuestros antepasados vivían como cazadores-recolectores, forma de vida que ocupó la ma-yor parte de la historia humana. Es en un contexto de caza-recolección donde debemos bus-car las respuestas a las preguntas acerca de los orígenes de nuestras interesantes preferen-cias dietéticas, hábitos sexuales y nuestra inclinación a la violencia, a la reconciliación y a la religión. Hasta la revolución agrícola, hace unos 10 000 años, la forma de vida de todos los homínidos fue de cazadores y recolectores, como es hoy en día la de los chimpancés y, de hecho, de todos los animales omnívoros. Para la mayoría de los homínidos, caza y reco-lección simplemente significaba subsistir mediante un juego de atrapar y matar, hurgando en los restos de animales, y recolectando plantas silvestres comestibles ... [Empero,] la ma-yoría de la gente ... pasaba la mayor parte del tiempo ocupada en la recolección más que en la caza, y comían más alimentos de origen vegetal que carne ... La caza y la recolección fue la forma de vida básica de los homínidos durante unos cinco millones de años –aproxima-damente 250 000 generaciones– ... Durante ese tiempo, nuestros ancestros ... avanzaron un amplio trecho tecnológico y, supuestamente, social. Las técnicas para hacer herramientas de piedra evolucionaron y se expandieron; por más de 100 000 generaciones –desde los tiem-pos del Homo habilis, hace más de 2 millones de años, hasta casi el presente– nuestros an-cestros hicieron un uso extensivo de un conjunto de herramientas basado en rocas labradas, un conjunto que cambió sólo muy gradualmente. En contraste con el larguísimo periodo en que nuestros ancestros fueron cazadores y recolectores, los primeros linajes humanos que emplearon la agricultura lo hicieron sólo hace unas 400 generaciones, y las sociedades in-dustriales comenzaron apenas hace cosa de una docena de generaciones ... Sólo bajo unas presiones selectivas muy fuertes, ... en 400 generaciones se produciría un cambio apenas perceptible, ya no se diga en 12 ... Entonces es razonable suponer que cualquiera que sea el grado en que la humanidad haya sido conformada por la evolución genética, en su mayor parte fue para adaptarla a la caza y a la recolección ... A pesar de las deficiencias de cada ti-po de evidencia, es claro que la caza y la recolección no eran un fenómeno único, sino una mezcla compleja y variable de estrategias de supervivencia ... Por lo tanto, es altamente im-probable que hubiera un [MAE] ... único» (Ehrlich, 2000: 313-316).
8.2 La vida más allá de los bosques
En el inciso dos del capítulo ocho, el autor reconoce que «nadie sabe exactamente cómo vi-vían los australopitecos cuando empezaron a aventurarse en las sabanas, hace unos 5 millo-nes de años. Si empleaban herramientas de piedra, probablemente lo hacían de una forma muy similar a la que lo hacen los chimpancés actuales: alterando la piedra muy poco o na-da. Y, de nuevo como los chimpancés, probablemente empleaban ramas de arbustos como herramientas y armas, así como hojas y ramas pequeñas para tareas específicas ... Mucho de lo que comían los primeros homínidos dependería de su disponibilidad, de forma que dis-tintas poblaciones de asutralopitecinos pudieron haber tenido dietas bastante diferentes ... [Por otro lado,] no está claro si el Homo habilis ya había adquirido el comportamiento típi-co de los humanos modernos de establecer bases de operaciones campamentos a los que re-gresarían todos los días para intercambiar carne, comer, dormir y socializar ... No parece probable que lo hayan hecho. Aunque quizá cenaran con frecuencia en la misma arboleda fresca ... posiblemente retenían un hábito compartido con los chimpancés modernos: dormir individualmente en nidos sobre los árboles, cerca del lugar donde el grupo había tenido su última comida» (Ehrlich, 2000: 316-318).
8.3 Artefactos, cerebros y revoluciones
En el inciso tres del capítulo ocho, el autor considera que «los Homo ergaster/erectus eran otra historia y, con sus cerebros más grandes, una historia más “humana” ... La morfología de esos homínidos indica que, a diferencia de sus predecesores, ellos no pasaban mucho tiempo en los árboles. Sus habilidades tecnológicas habían aumentado al punto que, en lu-gar de los huesos de frutas y las piedras talladas más o menos al azar que caracterizaban la tecnología oldovaiense del Homo habilis, ellos produjeron el equipo de herramientas ache-lenses, en el que aparecieron diseños simétricos, tipificados por el hacha de puño de mano ... [Además,] la primera evidencia sólida de canibalismo en homínidos fue descubierta re-cientemente en un sitio de neanderthales con unos 100 000 años de antigüedad ... La fecha en la cual nuestros progenitores lograron por primera vez controlar el fuego es una impor-tante pieza perdida en el laberinto de la evolución de los homínidos ... Ahora se piensa que nuestros ancestros comenzaron a usar el fuego no hace más de 1.6 a 1.5 millones de años ... Pero el dominio completo del fuego por parte de nuestros ancestros en realidad puede que haya ocurrido hace menos de 200 000 años ... El fuego es una herramienta empleada por los seres humanos preagrícolas que nunca ha formado parte del equipo de herramientas de otros animales ... El fuego puede hacer más que dar calor; puede usarse para arrear ganado a los lugares de matanza, y puede hacer que sean más fácilmente procesados por el intestino granos y otros vegetales relativamente indigestos y, con frecuencia, hacerlos menos tóxicos ... En nutrición, como en otras áreas, los seres humanos empezaron temprano a usar la inte-ligencia para agrandar su base de recursos. El “gran salto hacia adelante” ... fue señalado por la aparición de nuevas armas, herramientas de piedra más elaboradas y finas puntas de piedra, acompañadas de armas y herramientas hechas de materiales distintos a la piedra: puntas de hueso, arpones de cuerno y agujas de marfil. Se inventaron las cuerdas, los hilos y los vestidos cosidos ... Y lo que tal vez sea más importante, hace unos 40 000 años flore-ció súbitamente el arte, manifestándose en magníficas pinturas rupestres, estatuas y joyería ... Los entierros se empezaron a acompañar con artefactos para sustentar, defender y entre-tener al difunto; asimismo, se decoraron los cadáveres ... Después del gran salto ... puede suponerse que ... las diferencias sociales entre los grupos estaban bien establecidas, con ciertos cazadores especialmente diestros conduciéndolos cuando era necesaria una cacería en cooperación, y con chamanes que interactuaban con los espíritus que ellos creían [que] controlaban el destino del grupo. Los primeros indicios de distinciones sociales en la forma de joyería y otros efectos personales pueden encontrarse en los entierros del Viejo Mundo que se registraron hace unos 25 000 a 30 000 años ... En el Nuevo Mundo, el registro de efectos personales es más limitado y generalmente con unos 5 000 a 4 000 años de anti-güedad ... No obstante, ... la verdadera estratificación social con clases hereditarias no se desarrolló sino hasta el origen de los estados políticos. Esta expansión de la distribución geográfica humana pudo ser posible gracias al perfeccionamiento de las habilidades para la cacería y su organización ... Parece ser que estas habilidades finalmente se desarrollaron hasta tal punto que, en combinación con un cambio climático inusualmente rápido, los seres humanos prehistóricos ocasionaron el gran exterminio que ocurrió en el Pleistoceno ... Bas-tante antes de la revolución de la agricultura, algunos grupos humanos se habían hecho muy eficientes para matar animales grandes ... Los seres humanos modernos emplearon sus grandes cerebros y capacidades lingüísticas para intensificar (incrementar la productividad [de]) sus actividades de cazadores y recolectores ... [Los grupos crecieron,] de un tamaño de 20-50 individuos, ... eventualmente ... se expandieron hasta llegar a quizás 100-200 indi-viduos ... Más allá de ese nivel de organización social, pudieron haber sido tribus, grupos de 500 a varios miles de personas que compartían un dialecto ... y a menudo un mito de descendencia de un ancestro común. Estos modestos niveles de organización social indican que el Homo sapiens, en términos de cualquier predisposición genética, aún debe ser bási-camente un animal de grupos pequeños, acostumbradio a vivir en unidades a a lo mucho cientos o miles, no millones o miles de millones de individuos. Esta puede ser la lección más importante que hemos aprendido de nuestra larga existencia como cazadores–recolec-tores ... No todos los lugares están bendecidos con los mismos recursos, así que pronto las personas comenzaron a intercambiar piedras, conchas, pieles y otros bienes. La heteroge-neidad del ambiente hizo del comercio una actividad temprana en la prehistoria ... Debió haber muchas barreras lingüísticas entre los distintos grupos de cazadores-recolectores, ba-rreras que pudieron haber reducido las posibilidades de intercambio de genes entre los gru-pos [sociales]» (Ehrlich, 2000: 319-326).
8.4 Sexo y selección sexual
«Esto nos lleva por fin al sexo», dice el autor en el inciso cuatro del capítulo ocho. «Las técnicas que emplearon nuestros ancestros prehistóricos para alimentarse al menos están in-sinuadas en el registro fósil. Pero aparte de lo poco que podemos extraer de los huesos fósi-les, no existe una forma directa para rastrear la evolución de la conducta sexual humana ... “El sexo” en los seres humanos va mucho más allá de los mecanismos de reproducción; in-vade casi todas las áreas de nuestras sociedades, desde las relaciones de poder entre hom-bres y mujeres hasta la publicidad de los productos comerciales. Hoy en día, gran parte de la naturaleza humana es de naturaleza sexual, cuyas bases evolucionaron cuando nuestros ancestros eran cazadores-recolectores. Muchos aspectos de nuestras naturalezas ... han evo-lucionado en respuesta a los deseos y necesidades del sexo opuesto así como los propios ... La selección sexual es simplemente una forma de selección natural en la cual la reproduc-ción diferencial entre genotipos de un sexo es originada por la competencia entre los miem-bros de ese sexo por oportunidades por aparearse o por la preferencia del otro sexo para aparearse con ellos ... El papel evolutivo de la selección natural en la determinación de ca-racterísticas visuales obvias en nuestra propia especie (como el color de la piel y de los ojos, y el tipo de cabello) es potencialmente muy interesante pero difícil de establecer ... Esto se debe a que la selección sobre tales características es variable conforme la cultura cambia con el tiempo ... Sin embargo, hay razones para creer que ambos tipos de selección sexual ... han conformado a la evolución humana ...» (Ehrlich, 2000: 326-327).
8.5 Por qué gobiernan los hombres
En el quinto inciso del capítulo octavo, el autor dice que «a lo largo de la historia se ha pre-sentado un dominio masculino universal de los grupos humanos. No existe información his-tórica fidedigna acerca de las sociedades matriarcales ... Joan Bamberger [(1974), opina:] “el mito del matriarcado no es sino la herramienta que se ha usado para mantener a la mujer en su lugar ... Para liberarla, debemos destruir el mito” ... No sólo los hombres son por lo general más grandes y más fuertes que las mujeres; también son biológicamente menos res-ponsables de sus crías. La participación paternal puede estar limitada a una sola y breve co-pulación, mientras que la madre queda a cargo durante nueve meses de gestación seguida, en las sociedades primitivas, de años de cuidados a sus crías. Por lo tanto, parece razonable que las raíces del dominio masculino (y de la omnipresencia del patriarcado) ... se encuen-tren en una combinación de los papeles que desempeñan el tamaño y el sexo ... Hay eviden-cias de que los grupos de cazadores-recolectores modernos defienden los recursos princi-palmente cuando los beneficios superan a los costos de la defensa, una situación que está bien documentada en las aves ... Así, la territorialidad prehistórica presumiblemente habría ocurrido cuando los recursos valiosos estaban en un nivel intermedio de abundancia ... Esos grupos no sólo defendían sus ámbitos hogareños; en ocasiones también incursionaban fuera de esos ámbitos, matando a miembros de otros clanes y a veces destruyéndolos y adquirien-do sus territorios ... La captura de mujeres pudo haber sido una meta de combate entre ma-chos de clanes prehistóricos, justo como ocurrió con algunos grupos históricos ...: una de las muchas conexiones entre violencia y sexo ... Si los clanes primitivos guerrearon por te-rritorios y mujeres, uno de los primeros controles sociales en aparecer a través de la evolu-ción cultural pudo haber sido uno que restringiera las luchas interclanes para permitir así el engrandecimiento de los grupos ... De forma parecida, la mayoría de las sociedades tratan de ejercer control social sobre los aspectos más directamente violentos de otro rasgo cultu-ral claramente universal: la violación de las mujeres por los hombres ... Los grupos huma-nos modernos defienden territorios por el mismo tipo de razones que lo hacían sus ances-tros, (por ejemplo, el estatus), [pero] ... no estamos seguros de que estuvieran presentes en la prehistoria ... Esta “territorialidad” humana puede ser estrictamente un fenómeno que ha evolucionado culturalmente y que está relacionado con nuestra habilidad única para crear grupos sociales especializados, cada uno con sus propias reglas convencionales de compor-tamiento ...» (Ehrlich, 2000: 327-333).
8.6 Conducta sexual
En el inciso seis del capítulo ocho, el autor indica que «tal vez el producto más interesante de nuestros cerebros sea un poderoso lenguaje, o tal vez no. Podría ser nuestra conducta se-xual; después de todo, el sexo puede ser mucho más entretenido que escuchar una conferen-cia o leer este libro. El sexo ha invadido la mayor parte de la vida de las personas, es (junto con el matrimonio), un asunto crucial en todas las sociedades humanas y desempeña mu-chos papeles más allá de la simple reproducción, como ocurre también con uno de nuestros parientes vivos más cercanos, los bonobos ... Pocas cosas en la vida son tan importantes, tan placenteras, ... tan cargadas de tribulaciones y tabúes, y (parcialmente como consecuen-cia de los tabúes), tan poco comprendidas. Los científicos, seres humanos al fin, también están fascinados por el sexo. Lo han estudiado todo, desde el matrimonio, el divorcio, el se-xo casual, las posiciones para el coito y la frecuencia del sexo oral-genital, hasta la psicolo-gía evolutiva de las mujeres atractivas y las causas de la homosexualidad ... Como ocurre con la evaluación de las religiones y otros conceptos culturales, existe una tendencia a con-siderar a nuestra propia existencia como la normal. Por otra parte, descubrir los hábitos se-xuales de otra persona es extremadamente difícil [y] ... reconstruir los hábitos sexuales de nuestros ancestros distantes, a quienes no se les puede entrevistar, es, por supuesto, infinita-mente más difícil ... Estamos obligados a emplear teorías, especulaciones y comparaciones con lo que sabemos de los modernos sistemas humanos de apareamiento para deducir los orígenes de los vínculos matrimoniales actuales ... Estos vínculos parecen formarse por una variedad de razones –económicas (división del trabajo), sociales (estatus) y reproductivas (ayudar en la cría de los hijos)–, siendo el éxito reproductivo la meta última de las tres ... La monogamia supone una pareja macho-hembra unida por lo menos durante un periodo re-productivo ... La poligamia, en la cual un macho se une con más de una hembra –al contra-rio de la poliandria (una hembra se une con más de un macho) o de la promiscuidad (no hay uniones)–, a menudo es considerada el sistema de apareamiento “básico” de los mamíferos ... La poligamia es más frecuente en los mamíferos debido a la relativamente poca respon-sabilidad que se requiere del macho durante la crianza ... Edward O. Wilson [1978] descri-bió muy razonablemente a los seres humanos como “moderadamente polígamos”, ... y ... Roger Short [1994] escribió que “somos básicamente un primate polígamo en el que la po-ligamia por lo regular toma la forma de monogamia en serie” ... Hoy en día, los factores culturales ciertamente tienen mucha más influencia en los patrones de apareamiento que la que tuvieron entre nuestros parientes distantes ... Robert Baker y Mark Bellis [1995] ... su-ponen que el tamaño y la forma del pene humano permiten que actúe como un pistón que raspa y succiona fuera de la cérvix el fluido seminal, esperma y moco cervical previamente depositados, aumentando así las posibilidades de que pase el esperma que [se] eyacula ... La primera mitad de lo que se eyacula contiene la mayoría del esperma, y la fracción res-tante del fluido seminal humano depositado es espermicida ... De manera similar, la cues-tión de por qué las mujeres tienen un busto prominente ha provocado un considerable deba-te. El tamaño y forma de los senos no están relacionados con la cantidad de leche que pue-den producir, y por lo regular son de interés erótico sólo para machos de sociedades en las cuales los pechos están normalmente cubiertos, aunque existen diferencias en las preferen-cias de tamaño y forma en distintas culturas (y, al menos conforme las modas cambian en las sociedades modernas, en diferentes épocas) ... Una de las respuestas más sensatas a esta cuestión es que se trata de una función para la atracción sexual ... Además de los senos, nuestra postura erguida puede estar relacionada con otra característica sexual secundaria. Podría explicar el vello residual en las axilas, que sirve como una mecha para dispersar los olores (que se piensa que son sexualmente atractivos) de las glándulas sudoríficas que se encuentran ahí ...» (Ehrlich, 2000: 333-336).
8.7 Esta noche no, querido
En el inciso siete del capítulo ocho el autor expluica que «el interés de las mujeres por las actividades sexuales fluctúa claramente a través del tiempo; pero ni con mucho como ocu-rre con otras hembras mamíferas, aunque todas tienen ciclos reproductivos básicamente si-milares ... [No obstante,] en virtualmente todas las sociedades humanas, la copulación se realiza en privado, y las mujeres ... ocultan en gran parte su época de ovulación no sólo a los hombres, sino también a ellas mismas ... Las mujeres pueden detectar el tiempo del ci-clo sexual de otras mujeres, en especial si son muy amigas, probablemente por la dispersión de olores específicos. Los hombres también pueden detectar la parte fértil del ciclo ... Los ciclos de las mujeres que viven juntas tienden a sincronizarse ..., pero el significado evoluti-vo de esto es, si hay alguno, desconocido ... A menudo surgen dos cuestiones básicas acerca de los ciclos sexuales de los Homo sapiens: ¿por qué los seres humanos (y algunos prima-tes) menstrúan, mientras que la mayoría de los mamíferos no lo hace?” y “¿por qué es una característica humana la actividad sexual más o menos constante, en lugar de un periodo de estro bien definido?” ... No sabemos con seguridad la respuesta a ambas preguntas pero se han propuesto algunas hipótesis interesantes. De hecho, la respuesta a la primera pregunta podría estar relacionada con la segunda, la que considera la carencia del estro ... El flujo menstrual simboliza la cúspide de la capacidad sexual de la hembra en relación con el ma-cho, así como la libertad liminal de la hembra del mandato biológico o cultural de un para-sitismo intensivo de infantes” [Harrell, 1981] ... En un nivel más fisiológico, se ha propues-to que la menstruación funciona como un mecanismo para sacar del útero bacterias peligro-sas que arrastra el esperma ... Otros investigadores apuntan que la menstruación es más efi-ciente que mantener el revestimiento del útero en al alto estado de energía necesario para la implantación del óvulo fertilizado ...» (Ehrlich, 2000: 336-340).
8.8 La pérdida del celo
En el inciso ocho del capítulo ocho, Ehrlich explica que «la segunda cuestión, acerca de la ausencia de celo en los seres humanos, posiblemente ha sido el centro de más especulacio-nes que cualquier otro aspecto físico de nuestras naturalezas sexuales ... La explicación clá-sica para la pérdida del estro, y la resultante actividad sexual durante todo el año en los se-res humanos, está enfocada en el posible papel de esta actividad para mantener unidas a las parejas y a las sociedades; esto supuestamente mantuvo a los hombres cerca para ayudar al cuidado de los infantes y llevó al establecimiento del grupo familiar como unidad básica de la sociedad. Pero hay algunas dificultades con esta explicación ... ¿Qué otros escenarios evolutivos posibles podrían explicar la desaparición del estro? Debido a que esta pérdida es universal en las hembras humanas, podemos presumir que la carencia de celo debe locali-zarse en una característica del genoma humano que difiere de aquél de los chimpancés: una pérdida en la capacidad tanto para detectar la época de ovulación como para concentrar la actividad sexual en esa época ... [En esta y en otras] explicaciones está implícita la suposi-ción de que los machos no pueden adivinar con la mínima precisión cuándo ocurre la ovu-lación ... Hay muchos más giros a los argumentos sobre la ovulación oculta que no tratare-mos aquí, pero debió quedar claro que tratar de desarrollar incluso una simple historia “jus-to así” para explicar la evolución de esta característica es muy difícil. Mi opinión es que se han combinado muchas presiones socioculturales y selectivas de formas muy complejas pa-ra producir el sistema humano de apareamiento ...» (Ehrlich, 2000: 340-345).
8.9 La copulación oculta
En el inciso nueve del capítulo ocho, el autor advierte que «la predilección por ocultar nuestra actividad sexual a miembros no involucrados en ella es un comportamiento humano muy común que demanda un cuidadoso escrutinio. No sólo la ovulación humana es oculta; ordinariamente lo es la copulación humana. A diferencia de nuestros parientes primates, los seres humanos rara vez se aparean en público ... Los orígenes de la copulación oculta, como los de la ovulación oculta, sólo pueden ser conjeturados. Tal vez conforme la cultura huma-na se hacía más compleja, el tamaño de los grupos más grande, y los competidores y coope-radores potenciales más inteligentes, los machos “taimados”, más astutos pero menos domi-nantes, pudieron haberse hecho más exitosos en términos de reproducción que aquellos que simplemente eran más fuertes y dominantes ... La copulación oculta pudo haber evolucio-nado junto con la elaboración del engaño, haciéndose especialmente importante cuando el lenguaje se desarrolló hasta el punto en que la comunicación verbal podía ser usada para arreglar citas a escondidas ... La copulación oculta adquiere sentido cuando las parejas tra-tan de evitar la atención de los machos dominantes. Esta conducta pudo haber evolucionado genéticamente en estos primares pero ser golpeado por un macho dominante también puede ser una muy potente experiencia de aprendizaje ... La ocultación pudo haber sido impuesta socialmente para evitar el trastorno que ocasionaría una competencia sexual más abierta y que podría afectar la armonía del grupo: una forma de lo que podría llamarse selección cul-tural de grupo. [Además,] a diferencia de la ovulación oculta, la copulación oculta es rever-sible, como lo demuestra la amplia difusión en las sociedades humanas modernas de espec-táculos sexuales y del sexo en grupo ...» (Ehrlich, 2000: 345-347).
8.10 La evolución del deseo
En el inciso diez del capítulo ocho, el autor enfatiza en que «cada vez más, los estudios de otros animales, especialmente los bonobos, demuestran que la conducta sexual no es tan inusual como alguna vez se creyó. Por ejemplo, la tradicional posición de apareamiento ca-ra a cara ... o posición del “misionero”, que antes se pensaba que era una peculiaridad hu-mana, es ampliamente usada por los bonobos. Asimismo, como los humanos, los bonobos no restringuen su actividad sexual a los periodos de celo ... [Por otra parte.] el clítoris con-siste en una bien conocida punta externa (o glande) junto con una masa interna de tejido eréctil mucho más grande de lo que se creía ... Al parecer, las mujeres son psicológicamen-te tan deseosas como los hombres y asimismo poseen una considerable habilidad para tener “erecciones”. Esto nos lleva a lo que posiblemente sea la cuestión más importante y polé-mica en el área de la conducta sexual humana: ¿hasta qué punto las diferencias macho-hem-bra en actitudes sexuales entre los seres humanos (y otros grandes simios) son materia de programación genética, en oposición al condicionamento cultural? ... ¿Por qué la selección natural dejaría la operación de algo tan importante al azar del ambiente? ¿De verdad la con-ducta sexual es ... “integrada”? ... Meredith Small [1993] ... expresa ... “Debido a las dife-rencias biológicas básicas a nivel del gameto, los machos y las hembras tienen patrones di-ferentes de conducta. Los machos tienen gametos prescindibles y el potencial para propagar su esperma. Las hembras sólo tienen oportunidades para pasar por el material genético en forma de infantes” ... La idea de que los mamíferos machos (incluyendo a los hombres) ne-cesitan hacer sólo un pequeño esfuerzo para tener un hijo, mientras que las hembras re-quieren de una dedicación mucho más grande ... es atractiva en su superficie y, hasta cierto grado, correcta ... Los hombres ciertamente son capaces de producir muchos más hijos si propagan sus gametos en lugar de ser fieles a una sola pareja ... ¿Los machos humanos bus-can experiencias sexuales con diferentes mujeres más avidamente que las mujeres buscan a hombres diferentes? ... Parece que los hombres en realidad buscan más variedad sexual que las mujeres. Una posible prueba de ello está en el hecho de que se ha observado que los pa-trones de promiscuidad difieren entre hombres homosexuales y mujeres homosexuales [pero esto no es prueba de que así ocurra entre hombres y mujeres heterosexuales, aunque] ... al menos en las sociedades occidentales, los hombres se ven más dispuestos que las mu-jeres a buscar y aceptar encuentros sexuales casuales ... ¿Estará eso “en sus genes”? No está del todo claro. Hay muchas evidencias de que las mujeres también gozan de la variedad se-xual ... y la gran mayoría de las sociedades ven a las mujeres como poseedoras de intereses sexuales tan fuertes como los de los hombres ... [Por otra parte,] ¿están los hombres genéti-camente programados para ser intolerantes ante cualquier señal de liberación sexual feme-nina? ... El factor que hace posible el “éxito” reproductivo en los machos es mostrar mucha más variedad en sus apareamientos que las mujeres ... Pero esta visión ignora la importan-cia de la elección femenina de la pareja en la evolución y organización de las sociedades de primates, especialmente las sociedades humanas, en las cuales a menudo parece ser muy importante ... [Las evidencias señalan] que el sistema de apareamiento humano no ha evo-lucionado genéticamente hacia una estricta monogamia [y] ... la casi universal característica humana de los celos sexuales, siendo más violenta en los machos que en las hembras, ... puede ser una respuesta evolutiva relacionada con la ausencia de una monogamia estricta y la consecuente incertidumbre acerca de la paternidad, la cual no tiene un equivalente feme-nino de incertidumbre acerca de la maternidad ... ¿Son las mujeres [sexualmente] más se-lectivas y exigentes que los hombres?; y, si lo son, ¿se trata de una diferencia biológica en su mayor parte? La respuesta a ambas es que aún no lo sabemos ... Quizá los dos sexos sean igual de circunspectos (o promiscuos), pero los hombres exageran y las mujeres subestiman el número de sus parejas ... Parece casi cierto que (como en la mayoría de los aspectos de la conducta humana) los genes, el medio y las interacciones gen-ambiente desempeñan un pa-pel en la generación de diferencias de género en actitudes sexuales ...» Ehrlich, 2000: 347-356).
8.11 La evolución de la homosexualidad
En el inciso once del capítulo ocho el autor asevera que «tal vez hoy en día la conducta se-xual más controvertida en los Estados Unidos sea la homosexualidad. La idea de que la ho-mosexualidad sea en algún sentido “antinatural” y su condena por esa razón suena un poco extraña en las sociedades occidentales modernas. Después de todo, la gente en estas socie-dades ha descubierto muchas formas distintas de separar el placer sexual de la reproduc-ción, algo que la actividad homosexual hace con mucha eficacia ... Cuando pensamos en su evolución, deberíamos recordar que la homosexualidad desempeña diversos papeles, .. y es-tá ampliamente distribuida en el reino animal ... En este sentido, ciertamente que es “natu-ral” ... Considerando la amplia gama de conductas que contempla el título de “homose-xual”, es fácil poner en duda que haya un ambiente que “provoque” el comportamiento ho-mosexual ...» (Ehrlich, 2000: 356-361).
8.12 Control de la fertilidad e incesto
En el inciso doce y último del capítulo ocho, el autor considera que «una posible razón del por qué la homosexualidad claramente ha evolucionado en algunas sociedades es el control de la fertilidad. En un estudio culrutal cruzado de 39 sociedades no industriales, las actitu-des hacia la homosexualidad estaban relacionadas con las necesidades demográficas perci-bidas. Tres cuartas partes de las sociedades clasificadas como promotoras del crecimiento poblacional castigaban o desaprobaban la conducta homosexual. De las sociedades clasifi-cadas como favorecedoras del control natal, 60 por ciento la aprobaba o alentaba ... Estos datos demuestran que las actitudes hacia la conducta homosexual son modificadas por el entorno social; no existen señales de un horror universal por una conducta que algunos piensan que es “antinatural” ... El incesto es el tema más discutido en la bibliografía sobre la evolución de la sexualidad humana. Sigmund Freud [1930], por ejemplo, vio los tabúes del incesto como el primer paso en la campaña de la civilización para restringuir la vida se-xual. Era una necesidad económica, “puesto que una gran cantidad de la energía física que [la civilización] emplea para sus propios propósitos tiene que ser rescatada de la sexuali-dad” ... Aunque la mayoría de las explicaciones de Freud acerca de la conducta humana son de poca utilidad hoy en día, ... los científicos aún no han encontrado una explicación de cómo evolucionó la condena del incesto. Incluso no sabemos si el tabú es una característica universal de la naturaleza humana, ni si está o no relacionado con problemas genéticos derivados del apareamiento entre parientes cercanos, como a menudo se afirma. El incesto hermano-hermana ha estado prohibido en la mayoría de las sociedades humanas pero, sorprendentemente, fue alentado en algunas sociedades, notablemente entre los faraones egipcios, ... la realeza de la antigua Persia y los Incas ...En las últimas décadas hemos hecho un claro progreso en la comprensión de muchos aspectos de las extremadamente complejas naturalezas de los seres humanos, y la evolución de nuestra conducta sexual no es la excep-ción. Pero los cazadores-recolectores hicieron mucho más que comer y copular, y, como lo veremos, desentrañar la evolución de fenómenos como la violencia y las creencias religio-sas no es un desafío menor» (Ehrlich, 2000: 361-367).
9. El dominio de la cultura
Las siguientes citas dan inicio a este capítulo: «Parece que la mujer difiere del hombre en disposición mental, principalmente en su mayor ternura y menor egoísmo [...] Debido a sus instintos maternales, [ella] despliega esas cualidades hacia sus hijos en un grado eminente; así, lo más probable es que con frecuencia las extienda hacia sus semejantes» [Charles Darwin, 1871]. «Cuando en las llanuras de Afganistán, estés herido y abandonado, y las mujeres salgan a destazar tus restos, sólo tira de tu rifle y vuélate los sesos, y ve con tu dios como un soldado» [Rudyard Kipling, 1912]. «Una de las principales funciones de los mitos siempre ha sido la de tratar de explicarse la situación desconcertante y sin sentido en el hombre se encuentra a sí mismo en el universo» [François Jacob, 1982]. Después, Ehrlich (2000: 386-387), dice que «podemos estar seguros de que nuestros genes están involucra-dos en los deseos humanos de alimentarse y de tener sexo; sin estos apetitos, el Homo sa-piens desaparecería con rapidez. Ciertamente la evolución cultural puede tener efectos im-portantes en las formas en que se expresan dichos apetitos, pero aun así están absolutamen-te cimentados en la evolución biológica ... Empero, cuando reflexionamos acerca de algu-nos aspectos de las naturalezas humanas como la violencia, la religión o el arte, nos topa-mos con una sutil línea divisoria. Las bacterias, las plantas y las mariposas no hacen la gue-rra, ni rezan a dioses o componen óperas. Sólo los seres humanos hacen estas cosas ... Lo cierto es que nuestra discusión sobre las naturalezas humanas ahora entrará en un ámbito en donde el papel de la evolución cultural ... claramente comenzará a dominar al de la evolu-ción genética. No existen imperativos biológicos para asesinar, cantar himnos o pintar cua-dros. Las mujeres pueden desmembrar a un soldado herido o pueden ser tiernas con él; la gente es capaz de crear historias que le ayuden a dar sentido al mundo y de creer en ellas. Y las diferencias en los genes de las personas tienen muy poco efecto, o ninguno, en los nive-les de empatía o en el contenido de los mitos. Cuando se abordan las conductas asociadas con la violencia, la religión y la estética, la evolución cultural ocupa un lugar central; hoy ... puede ser ... problemático invocar a [la] ... herencia genética como [su] ... causa ...».
9.1 La política de los chimpancés
En el primer inciso del capítulo nueve, el autor reconoce que «el evolucionista Richard Le-wontin [1999], uno de los más acerbos críticos de la bibliografía de divulgación en socio-biología, apuntaba que para muchos que han estado expuestos a esa literatura, “el ‘hombre’, y el macho de la especie, en particular, es un violento y egocéntrico multiplicador de genes, el producto de un profundo núcleo biológico heredado de sus ancestros simiescos” ... ¿Re-fleja esta impresión una razonable caracterización de una parte importante de nuestras natu-ralezas? Compartimos genes pero no cultura con los chimpancés, por lo que tiene sentido examinar detenidamente cualquier conducta compleja de estos últimos que parezca similar a aquellas que afloran en las sociedades humanas ... [Las] escenas ... de violencia [observa-das en los chimpancés] ... pueden verse en muchas, si no es que en la mayoría, de las socie-dades humanas. De hecho, a menudo ocurren disputas en las sociedades contemporáneas de cazadores-recolectores y, especialmente cuando los hombres compiten por las mujeres, las disputas llegan a la violencia ... Hay pocas razones para dudar que ... [la] violencia también ocurría ampliamente en las sociedades prehistóricas de cazadores-recolectores» (Ehrlich, 2000: 387-390).
9.2 Violencia de chimpancés, violencia humana
En el segundo inciso del capítulo nueve, el autor recalca que «como lo han señalado el an-tropólogo de la Universidad de Harvard, Richard Wrangham, y muchos otros, la violencia parece ser más común entre los machos que entre las hembras. Las redes comunes de tal conducta y de la estructura patriarcal de las sociedades se detectan tanto en el comporta-miento de los chimpancés como en el de los seres humanos [Wranghman y Peterson, 1996] ... Las complejidades, tan parecidas a las humanas, que se encontraron en la política de los chimpancés son verdaderamente impresionantes. Maquiavelo [1513] hubiera estado orgu-lloso de ellas ... El dominio depende no sólo de la fuerza bruta, sino también, hasta un cier-to grado, de las alianzas y de la aceptación de aquellos que son dominados. La aceptación puede estar basada en el conocimiento del otro ...» (Ehrlich, 2000: 390-393).
9.3 La política de los cazadores-recolectores
En el inciso tres del capítulo nueve, el autor reconoce que «es fácil encontrar en las socie-dades humanas, así como en las de los chimpancés, una habilidad de los individuos no do-minantes para operar en contra de los que están por encima de ellos en la jerarquía e, in-cluso, llegar a dominarlos (una “jerarquía de dominio invertido”), ... haciendo de esta forma una sociedad más igualitaria ... Así, en la transición al Homo sapiens cazador-recolector moderno debe haber habido una tendencia de relajación hacia jerarquías de dominio del ti-po chimpancé, permitiendo la evolución de las sociedades igualitarias, no estratificadas, que muchos estudiosos creen que fueron características de nuestros ancestros cazadores re-colectores ... En ellas, las coaliciones presumiblemente habrían limitado el poder de los in-dividuos dominantes ... Además, dado que las primeras sociedades de cazadores y recolec-tores rara vez tenían excedentes de comida, las ventajas del dominio serían menores que en las sociedades de agricultores. En estas últimas ... los individuos dominantes podían apro-piarse de los excedentes y comenzar así el proceso de estratificación y especialización que condujo a los estados políticos. Aunque, como nuestros primos los chimpancés, los grupos modernos de cazadores-recolectores se atacan unos a otros, ... resulta claro que las motiva-ciones para la violencia en los chimpancés y en los seres humanos pueden ser muy dife-rentes ... [Por otro lado,] con frecuencia, las disminuciones de población o incluso las extin-ciones parecen estar originadas, al menos en parte, por la violencia intergrupal ...» (Ehrlich, 2000: 394-395).
9.4 Las raíces de la guerra
En el inciso cuatro del capítulo nueve, Ehrlich explica que «el hecho de que la violencia sea virtualmente universal en las sociedades humanas ha dado origen a una escuela de pensa-miento en la que los seres humanos son vistos como si tuvieran un impulso innato o un “instinto militar” que los lleva a ser agresivos y que es causa principal de la guerra ... En parte, la base de esta creencia es lo frecuente que ha sido la violencia intracomunitaria entre las personas, pero la violencia intercomunitaria también ha sido casi omnipresente en las sociedades humanas. Se ha interpretado a la guerra ... como una simple expresión de la na-turaleza agresiva, genéticamente programada, de los seres humanos. La creencia de que la guerra es innata también se alimenta en parte de la observación de que algunos otros anima-les sociales (como los chimpancés kasakela) están comprometidos con la violencia inter-grupal ... Sin embargo, muchos mamíferos sociales no manifiestan violencia intergrupal (se me vienen a la mente pecaríes, delfines, elefantes y orangutanes). ¿Es esta carencia de vio-lencia una prueba de que los seres humanos son innatamente pacíficos y que la guerra es una adaptación cultural que anula un pacifismo con base genética? ... Como ocurre con los chimpancés, la guerra entre los seres humanos a menudo es por territorios (recursos) o es ocasionada, en un conflicto tribal, por machos que pelean en busca de hembras ... La idea de que la agresividad, en especial la agresividad masculina, es innata, me parece una expli-cación de las raíces de la guerra demasiado simple como para hacerle justicia a las comple-jidades de la conducta humana. La capacidad para ser agresivo parece ser virtualmente uni-versal en los seres humanos (como la capacidad para ser amistoso), pero no todos los indi-viduos o todas las sociedades son agresivos ... Un estudio de 132 culturas dio algún soporte a la idea de que las sociedades van a la guerra con más frecuencia conforme se hacen más estratificadas y tecnológicamente sofisticadas. En el estudio, la frecuencia de las guerras es-tuvo significativamente relacionada con ciertos aspectos del complejo social (tecnología agrícola, tamaño de los asentamientos) ... Esto tiene sentido. Una mayor tecnología agrícola liberaría a más personas para realizar otras actividades, particularmente como soldados, y asentamientos más grandes requerirían de más recursos, que podrían ser obtenidos median-te una apropiación violenta de las riquezas de otros. Empero, en el estudio la relación era entre factores que miden el estado evolutivo de las sociedades y la frecuencia de la guerra, no su duración o el nivel global de derramamiento de sangre ... Asimismo, la correlación no demuestra causalidad: guerras más frecuentes estimularían la estratificación y las innova-ciones tecnológicas ... Los santos también pueden involucrarse en guerras; la religión está compenetrada por la violencia de muchas maneras, a veces sirve para reducirla y otras para motivarla» (Ehrlich, 2000: 395-400).
9.5 Relaciones sobrenaturales
En el inciso cinco del capítulo nueve, el autor señala que «la religión es como el amor: es difícil de definir, aunque todos creen saber qué significa. A diferencia de la violencia, los chimpancés no la practican [ni ningún otro animal no humano], pero nosotros sí. Es eviden-te que las creencias religiosas o espirituales son un producto y a la vez un componente fun-damental de la mayoría de las naturalezas humanas. Tales creencias son un universal huma-no, por lo menos al nivel de las sociedades, si no de individuos ... Para muchas personas, la creencia y la práctica religiosa conforman una de las facetas más indiscutibles de la com-pleja joya de sus naturalezas. La conciencia de sí mismo de los seres humanos los ha lle-vado a sentir la necesidad de ubicarse, como individuos concientes, en el espacio y en el tiempo, y a reflexionar acerca de su posición en ellos ... Aquí emplearé el término religión simplemente para indicar un conjunto de ideas acerca de entidades, agentes y posibilidades sobrenaturales, algunas de las cuales están presentes en la enorme mayoría de los seres hu-manos y en todos los grupos importantes [Esta puede ser una desviación axiológica: ¿los grupos no religiosos no son importantes?]. Son ideas que en cualquier cultura se emplean como una ayuda para construir una visión coherente del mundo ... Las ideas religiosas pue-den rastrearse en la evolución de cerebros lo suficientemente grandes como para hacer posi-ble el tipo de razonamiento abstracto necesario para formular ideas religiosas y filosóficas. Nuestros cerebros no sólo nos permiten burlarnos de depredadores y colegas y resolver pro-blemas extraordinariamente difíciles; también crean problemas al habernos dotado de una conciencia profunda y del conocimiento de nuestra propia muerte. Esto genera una carga de ansiedad que algunos sienten insoportable y para la que todos intentamos buscar alguna for-ma de resignación ... Parece que aquellos que encuentran un sistema de orientación espiri-tual tienden a disfrutar no sólo de una mejor salud mental sino también física ... Existe poca evidencia acerca de los orígenes, las funciones originales y la evolución primitiva de la reli-gión, pero aun así es posible construir hipótesis razonables en torno a estos temas. Los neanderthales, pro ejemplo, al parecer sepultaban a sus muertos y tal vez hayan sido los pri-meros seres humanos que lo hicieron ... Como quiera que hayan surgido las ideas religiosas, y a pesar de su probable diversidad inicial, parece razonable asumir que la religión primiti-va tenía los dos mismos papeles que tiene hoy en día. Uno es explicativo y manipulador, designando a las fuerzas que conducen los sucesos misteriosos y tratando de influir en ellas. El otro es integrador y controlador, organizando grupos para vérselas con esas fuerzas y justificando el poder alcanzado por algunos individuos sobre otros dentro de esos grupos ... El sociólogo francés Émile Durkheim [1912] supuso hace casi un siglo que la religión per-mite a las sociedades enfrentarse con cosas que “sobrepasan los límites de nuestro conoci-miento” ... No obstante, a través del desarrollo de la ciencia, la evolución cultural ha estado expandiendo continuamente esos límites del conocimiento y cambiando a las naturalezas humanas durante el proceso ...» (Ehrlich, 2000: 400-405).
9.6 Las funciones de la religión
En el inciso seis del capítulo nueve, el autor opina que «estas explicaciones sobre los oríge-nes del pensamiento religioso aún parecen persuasivas, pero no dan cuenta de las funciones de integración y control que la evolución cultural ha dado a la religión en la cultura humana ... En el desarrollo de la religión descansa una de las primeras etapas hacia la estratificación social en los grupos humanos más allá de la estratificación sexual producida por la evolu-ción biológica, que estaba basada en la mayor fuerza de los machos y en la mayor responsa-bilidad reproductiva de las hembras. La religión generó el surgimiento de los chamanes, o curanderos y curanderas, ... quienes ocuparon su lugar junto con otros líderes, como caci-ques y jefes. Cada tipo de líder era un especialista que dirigía al grupo en circunstancias es-peciales. De hecho, el surgimiento de individuos que se pensaba que tenían un talento espe-cial para conectarse y tratar con entidades sobrenaturales es característico de la evolución de las religiones. Un aspecto clave de los sistemas de gobierno de escala familiar (en los cuales la familia era la unidad económica básica y las familias permanecían unidas en cam-pamentos y en cadenas regionales) era que la autoridad de aquellos con cargos de liderazgo estaban fuertemente restringida ... Algunos pueden considerar que las religiones actuales ... representan un avance evolutivo en comparación con aquellas de los cazadores-recolectores pero, como ocurre con el lenguaje, hay pocas bases para colocar a las religiones modernas en lo alto de una escala de primitiva a avanzada. Por supuesto, las personas tienden a pensar en su propia religión como la única religión verdadera, de forma que los adeptos de las reli-giones que se han “organizado” conforme las sociedades se hacían más complejas, tienden a mirar con desprecio a las religiones de los cazadores-recolectores ... La religión ilustra, tal vez mejor que cualquier otro aspecto de la conducta humana, la forma en que las capacida-des biológicas básicas pueden construir una vasta superestructura cultural, influyendo, y de hecho algunas veces virtualmente determinando, las naturalezas de los grupos y de los indi-viduos. También muestra cómo pueden ser encauzados algunos aspectos de la evolución cultural y que, una vez obligados a seguir una trayectoria establecida, los cambios en el am-biente tienen muy poca influencia sobre ellos ...» (Ehrlich, 2000: 406-412).
9.7 El arte por el arte, o por otras cosas
En el inciso siete del capítulo nueve, el autor considera que «desde sus orígenes, el arte (en el sentido amplio, con frecuencia combinado con la música y la danza en los rituales) ha evolucionado en estrecha asociación con la religión y con el uso de símbolos. En las socie-dades anteriores a la escritura, el arte usualmente encarnaba los valores y conocimientos co-munitarios, llenando un papel que sólo ha sido reemplazado parcialmente por el mundo de la escritura en las sociedades alfabetizadas ... El uso del arte, de una forma u otra, es una característica humana universal y una realización fundamental de todas las sociedades hu-manas. Su aspecto simbólico se comparte con otras realizaciones clave de la cultura huma-na, entre las que se incluye, por supuesto, el lenguaje ... El arte, pues, es un importante pro-ducto de las naturalezas humanas, cuya evolución nos gustaría comprender. Asimismo, es la actividad donde resulta más sencillo ver la pluralidad de nuestras naturalezas ... Los pri-meros rastros físicos del arte en la prehistoria aparecieron súbitamente en el registro ar-queológico, comenzando hace alrededor de 40 000 años, ... e incluían grabados, pequeñas estatuas y figurillas, bajorrelieves de barro y espectaculares pinturas rupestres ... Debido a que por lo común están estrechamente asociadas una con otra y son en mucho una parte del tejido de las sociedades históricas, ... parece razonable especular que la danza y la música pueden haberse desarrollado al mismo tiempo que sus primas cercanas, la pintura y la es-cultura; esto es, posiblemente alrededor de la época del “gran salto hacia adelante” ... En la danza y en el arte, como en casi todo lo demás en la sociedad humana, obviamente también intervenía el sexo. Pero el hecho de que la expresión estética tuviera varias funciones en las sociedades no es realmente una explicación de su llegada a la escena. ¿Por qué nuestros an-cestros habrían desarrollado, al parecer muy de repente, una capacidad para realizarla? Esta cuestión es parte del enigma que significa el “gran salto hacia adelante”. Existe un acuerdo general de que el desarrollo del arte no coincidió con ningún cambio físico perceptible en nuestros ancestros y que probablemente ocurrió en la época del gran salto ... No obstante, como podría esperarse de la carencia de evidencias físicas para los orígenes del habla, no existe un acuerdo acerca de la relación entre las destrezas lingüísticas humanas, las cuales eran un ejercicio en comunicación simbólica, y el arte, mucho del cual también era simbóli-co así como icónico ...» (Ehrlich, 2000: 412-416).
9.8 Las funciones y evolución del arte
En el octavo y último inciso del capítulo nueve, el autor explica que «las preguntas no aca-ban aquí. ¿Por qué tomó decenas de miles de años de conducta simbolista antes de que las gloriosas habilidades artísticas del Homo sapiens Cro-Magnon fueran transformadas en símbolos pictóricos representando voces? La escritura llegó mucho después del “gran salto hacia adelante”, desarrollándose hace apenas unos cinco o seis mil años. Por lo general, se cree que empezó en Mesopotamia y se dispersó tanto por difusión como por invención in-dependiente; esto último ocurrió al menos en Mesopotamia, México ... Centroamérica, y el Lejano Oriente ... Al parecer, evolucionó del arte (iconos pictográficos) hasta representa-ciones completamente simbólicas de los sonidos del habla. Algunos creen que la escritura evolucionó a partir de símbolos que representaban primero a cada palabra, después a cada sílaba y, por último, a cada fonema pero, como podría sospecharse, no parece que haya sido así de sencillo ... Tal vez debido a que el arte está involucrado en casi todo lo humano, es muy difícil de definir, y las pautas de su evolución son difíciles de detectar. Una aproxima-ción estrictamente estética para definir al arte sería: algo es arte si está creado con la inten-ción de ser estéticamente placentero y no meramente funcional ... Otra aproximación sería ver al arte como un tipo de comunicación que emplea imágenes visuales (o símbolos) espe-cialmente efectivos ... No obstante, las imágenes artísticas tienen un alto contenido cultural y a veces son casi imposibles de interpretar para miembros de otras culturas [incluso] con-temporáneas ... El arte ha evolucionado para desempeñar papeles no estéticos similares en todas las culturas humanas ... Como el arte, la música ha evolucionado en unos casos para cumplir funciones sociales como, por ejemplo, los cantos fúnebres ... Asimismo, la música puede ser empleada para que parezca menos pesado el trabajo de rutina o para sincronizarse con él ... así como para despertar sentimientos marciales en los pueblos iletrados .... o mo-dernos ... Aunque en las sociedades occidentales tendemos a asociar al arte primero con su función puramente estética, es obvio que también desempeña papeles prácticos de comuni-cación, de la misma forma que ocurre con los enui, legas, yolngus y bosquimanos. El arte refuerza la fe, sustenta los dogmas y programas gubernamentales ..., y tal vez por encima de todo, hoy vende productos ... Sexo, religión, violencia y arte son producto de nuestras natu-ralezas humanas en cuya evolución, que comenzó con la larga carrera de nuestros ancestros como cazadores-recolectores, han estado estrechamente entrelazadas ... Esas relaciones son fundamentales en el desarrollo de la evolución cultural de estructuras sociales complejas y reciben muy poca atención en muchos análisis del medio y de otros problemas sociales de hoy en día. Es a estas situaciones sociales más complejas, que actualmente se encuentran en el centro del dilema humano y en las cuales el dominio de la cultura se hace virtualmente completo, hacia donde nos vamos a dirigir en el siguiente capítulo» (Ehrlich, 2000: 416-420).
10. De las simientes a las civilizaciones
Este capítulo se inicia con la siguiente cita, procedente de Bruce D. Smith (1995): «Los cambios que han ocurrido durante los últimos 10 000 años, conforme los paisajes agrícolas han ido reemplazando a las comunidades de plantas y animales silvestres, aunque no tan abruptos como aquellos que ocasionó el impacto de un asteroide en el límite Terciario-Cretácico, hace unos 65 millones de años, o tan masivos como los originados por el avance de las glaciaciones durante el Pleistoceno, son, de todas formas, comparables con esas otras fuerzas del cambio global». Luego, Ehrlich indica que «los millones de años que nuestros antepasados atravesaron la superficie de la Tierra como cazadores y recolectores, dejaron marcas importantes en nuestras naturalezas humanas. Durante ese periodo, la interacción entre la evolución genética y la cultural afectó todo, desde nuestra conducta sexual y reli-giosa hasta nuestras preferencias gastronómicas. Pero sin la revolución agrícola que le si-guió, y la vida sedentaria y la división del trabajo que dicha revolución finalmente hizo po-sible, la evolución cultural nunca habría producido nuestra compleja civilización moderna ni las naturalezas humanas que van junto con ella ... Sin la agricultura, que liberó a algunas personas de la faena de arrancarle nutrientes al ambiente, no habría ciudades, ni estados, ni ciencia, ni tampoco alcaldes, modelos, soldados profesionales o pilotos aéreos. A diferencia de los periodos de estancamiento cultural reflejados en las tecnologías oldovaiense y ache-lense –la última ... fue un periodo de más de un millón de años con muy pequeñas señales de cambio cultural–, la revolución agrícola llevó a un periodo de evolución cultural sin precedentes por su velocidad y escala ...» (Ehrlich, 2000: 429).
10.1 De reyes, historia y cadenas montañosas
En el inciso uno del capítulo diez, el autor explica que «desde los tiempos de la revolución agrícola y, especialmente, desde los orígenes de la escritura, los diversos senderos de la evolución cultural han sido vistos a través de una variedad de lentes, la mayoría de ellas co-mo una versión de la “historia”. Los historiadores, los teóricos políticos y otros científicos sociales en general examinan los cambios dentro y entre las sociedades humanas en térmi-nos de actores, motivos y acciones, contemplando lo que me gusta llamar la microrevolu-ción cultural ... La macrorrevolución cultural [son] ... los cambios, en las trayectorias de di-ferentes sociedades humanas, conducidos por factores ambientales más que por maquina-ciones sociales, económicas y políticas ... Las tecnologías modernas, como los transatlánti-cos o los fertilizantes, tienen a reducir, pero no a eliminar, las restricciones de la geografía regional y, por lo tanto, de las fuerzas macroevolutivas. Las ideas y las acciones de los indi-viduos, sus efectos sobre la sociedad, y las instituciones y los “espíritus” culturales de las sociedades (como las actitudes hacia el trabajo o la corrupción, o la presencia de una suerte de voluntad social cohesiva) claramente desempeñan un papel fundamental y, al nivel del detalle microevolutivo, dominante en la determinación del curso de la historia ... Los facto-res extrínsecos que conforman la macroevolución cultural fueron extremadamente impor-tantes para establecer las condiciones que prevalecieron en el amanecer de la historia, el mundo en que se inventó la escritura ... Los primeros historiadores no tenían una visión evolutiva de la historia; algunos historiadores modernos ven la historia como algo básica-mente cíclico, ... y mucha gente aún la ve como una simple secuencia de reyes y guerras ... No obstante, a partir del siglo XVII, estudiosos como Giambattista Vico, Voltaire, G.F.W. Hegel, Auguste Comte, ... y otros, visualizaron la historia como un proceso evolutivo con un significado que podía ser descubierto, un proceso que se movía hacia una meta. Karl Marx fue uno de los primeros grandes teóricos de la evolución histórica ... Marx postulaba que la historia humana era una secuencia de épocas basadas en modos de producción –es-clavitud, feudalismo y capitalismo–, cada una de las cuales llevó a relaciones sociales ca-racterísticas. La fuerza detrás de esta evolución histórica era el impulso de la humanidad para aumentar sus poderes productivos; en la secuencia evolutiva que Marx anticipaba, la lucha de clases llevaría a un eventual decaimiento del brazo coercitivo del estado y al co-mienzo de una nueva historia ... El de Marx, fue un intento pionero por encontrar un patrón evolutivo en la historia basado en el análisis científico ... [Por otra parte,] la teoría de la e-volución, fundamentalmente en sus aspectos biológicos, convirtió a la biología en una dis-ciplina coherente. Hace mucho que tengo la esperanza de que, de la misma forma, la teoría de la evolución, fundamentalmente en sus espacios culturales, pueda hacer lo mismo por las ciencias sociales [y convertirlas] ... en una ciencia de la conducta humana ...Aunque es bien conocido el problema básico de la fragmentación disciplinaria de las ciencias sociales, ... sospecho que será necesaria una revolución forjada por algunos jóvenes estudiosos bri-llantes para desarrollar una teoría unificadora. La ciencia tiende a progresar de funeral en funeral ... Algunos elementos de tal teoría podrían estar perfilados por la historia, bastante coherente, de la evolución sociopolítica desde los cazadores y recolectores hasta el estable-cimiento de los estados modernos ... ¿Cómo evolucionaron los imperios y los estados mo-dernos? Para empezar a comprender esto, primero debemos contemplar el surgimiento de la agricultura, un cambio gigantesco en la evolución de la cultura» (Ehrlich, 2000: 430-436).
10.2 La evolución de la agricultura
En el inciso dos del capítulo diez, Ehrlich apunta que «... considerando la importancia fun-damental de la agricultura en la historia humana, es una lástima que las razones por las que hizo su primera aparición permanezcan ocultas en las brumas del tiempo ... El origen de la domesticación de las plantas, con la siembra y la cosecha, aparentemente comenzó en gran parte del mundo hace unos 10 000 a 5 000 años ... La presión de la población, la disminu-ción de las presas de caza y el incremento en la recolección de plantas conforman una bue-na historia para explicar los orígenes de la agricultura ... El antropólogo Marshall Sahlins [1968] ha descrito a los cazadores-recolectores del trópico como “la sociedad próspera ori-ginal” ... La idea de Sahlins de que los cazadores y recolectores raramente se encontraban en una búsqueda desesperada por alimentos parece ser cierta para algunos grupos ... [Así,] puede ser que la clave de la propagación de la agricultura no sean las condiciones benignas en promedio que disfrutaban los cazadores-recolectores sino los periodos de extrema esca-sez, una variante de la hipótesis de la presión general de la población ... Cualquiera que ha-ya sido la causa del surgimiento de la agricultura, es un error asumir que hubo una serie de “eventos eureka” conforme se descubría y se desarrollaba su práctica ... La transición a la agricultura probablemente ocurrió de diversas formas en distintos lugares, y de forma inde-pendiente por lo menos en el Cercano Oriente, ... el centro de México, el sur de China a lo largo del río Yang-Tsé, el norte de China (río Amarillo), el centro y sur de los Andes, el es-te de los Estados Unidos, el África subsahariana y tal vez Nueva Guinea ... De cualquier manera, en un periodo de menos de 10 000, la agricultura se convirtió en la fuente más im-portante de alimentos en todas las principales regiones habitadas de la Tierra» (Ehrlich, 2000: 436-442).
10.3 Lo que cambió la agricultura
En el inciso tres del capítulo diez, el autor explica que «aunque persisten las preguntas acer-ca de por qué una fracción sustancial de los Homo sapiens se asentó y se dedicó a la agri-cultura, hay pocas dudas en lo que concierne a las enormes consecuencias que tuvo tal ac-ción. Como quiera que se haya originado, la agricultura inició un sistema positivo de retro-alimentación que puso a la humanidad en el camino de la complejidad sociopolítica. Prime-ro llevó a una expansión regional (y finalmente mundial) del número de personas que po-dían ser sustentadas sin disminuir la capacidad de la región para mantener a otras personas en el futuro ... También redujo otras restricciones naturales en el crecimiento de la pobla-ción ... Casi con certeza, a la revolución de la agricultura la acompañó un aumento de la na-talidad. No obstante, parece poco probable que su surgimiento haya dado como resultado menores tasas de mortalidad. De hecho, pudieron haberse incrementado. Conforme las po-blaciones se hacían más numerosas y colonizaban el mundo afuera de su hogar africano, a su vez comenzaron a ser colonizadas por una variedad de agentes patógenos y parásitos de otros animales ... El establecimiento de asentamientos habría llevado a un incremento en el número y en la incidencia de enfermedades contagiosas, muchas de las cuales tenían su ori-gen en los animales domesticados ... Las interacciones entre seres humanos, urbanización y microbios causantes de enfermedades han sido significativas y complicadas, con plagas que frecuentemente aumentan la tasa de mortalidad humana ... [Así,] existe alguna evidencia de que la salud humana por lo general disminuyó con el surgimiento de la agricultura. La mor-talidad infantil puede haber aumentado sustancialmente debido a que los alimentos disponi-bles para las crías destetadas eran inferiores a la leche materna y una nutrición pobre hace a los jóvenes especialmente susceptibles a las enfermedades ... Cualesquiera que hayan sido las causas exactas, las tasas de nacimiento se hicieron significativamente más altas que las de mortalidad, con lo que la población creció aceleradamente ... Entonces comenzó la divi-sión del trabajo, no basada exclusivamente en género y edad, que es tan característica de las sociedades altamente organizadas. La intensificación y división del trabajo, a su vez, reque-ría de nuevos arreglos sociales, que llevaron a las sociedades humanas a sufrir una secuen-cia de cambios a través de aldeas, clanes, cacicazgos y los estados arcaicos que finalmente condujeron a los modernos estados nacionales» (Ehrlich, 2000: 442-445).
10.4 El surgimiento del estado
En el inciso cuatro del capítulo diez, el autor explica que «durante la revolución de la agri-cultura, la organización al nivel familiar (bandas o tribus con la familia como la unidad eco-nómica básica) posiblemente predominó sobre gran parte del mundo. Las excepciones eran en regiones con una concentración de recursos inusual, ... especialmente en áreas ricas en recursos pesqueros, donde las familias podían permitirse vivir juntas en aldeas ... El creci-miento de la población causó la “saturación” del medio ... Las presiones ... por comida a cambio de herramientas o matrimonios pudieron haber elevado la demanda de alimentos, o las amenazas de los pastores merodeadores hicieron que se requiriera la unión de los agri-cultores para defenderse. En cualquier caso, se necesitaba de un nuevo nivel de producción de alimentos para resolver el problema, y muchos grupos de los agricultores primitivos res-pondieron al desafío ... Algunos temas comunes circulan en las discusiones sobre el patrón evolutivo que va de las coaliciones de familias a los estados. Los estados, como los definen los antropólogos Allen Johnson y Timothy Earle [1987] son sociedades que cubren regio-nes enteras e incluyen a cientos de miles o millones de personas, a menudo provenientes de distintos grupos étnicos e involucradas en diversas actividades económicas ... Los estados representan la culminación de la rápida separación de la humanidad postagrícola de la ten-dencia a ser animales de grupos pequeños cuya organización social descanzaba exclusi-vamente en el parentesco. Asimismo, los estados se caracterizan por tener unas clases supe-riores bien definidas que se benefician del dominio de las clases inferiores, y por los inten-tos de sustituir con un seudo parentesco al parentesco verdadero ... Tal vez el tema más ubi-cuo en la discusión acerca de los orígenes de los estados es lo que se conoce como la cir-cunscripción. Es una idea que se puede rastrear por lo menos hasta el filósofo social del si-glo XIX Herbert Spencer [1860] ... Antes de que un sistema de estado pudiera evolucionar, algo tenía que evitar que los futuros súbditos huyeran de quienes serían sus gobernantes ... La evolución política también llevó a las cargar fiscales, a la conscripción, a las burocracias y a todas las demás características de los estados que sus subordinados encuentran muy di-fíciles de tolerar. [Empero,] para que todo esto ocurriera, el trabajo de los subordinados te-nía que ser lo suficiente como para producir bienes más allá de las necesidades de su propia subsistencia. El control de [los] ... excedentes [de producción] por parte de las elites, el cual es el foco central de la atención del gran [crítico de la economía política,] Karl Marx [1867] ..., es lo que hizo posible la estratificación [social o] (división de clases [sociales, según la perspectiva teórica que se adopte]) ...» (Ehrlich, 2000: 445-448).
10.5 La circunscripción en acción
En el inciso quinto del capítulo décimo, el autor se pregunta si «¿existe alguna forma en que podamos evaluar la tesis ... acerca de cómo la evolución cultural llevó desde los oríge-nes de la agricultura hasta los estados? Quizá sí, dado que los estados evolucionaron en al-gunos lugares y en otros no ...» (Ehrlich, 2000: 448-456).
10.6 El camino a la desigualdad
En el inciso seis del capítulo diez, el autor señala que «... en economías basadas en la agri-cultura de subsistencia, cada empresa familiar dentro de la sociedad está organizada para satisfacer sus necesidades básicas de autosuficiencia. La agricultura de subsistencia implica una división del trabajo basada en el sexo y la edad, ... y por lo general no produce exce-dentes más allá de las reservas necesarias para los tiempos difíciles. Además, es probable que la organización familiar esté parcialmente estabilizada por los intereses genéticos en común de los miembros de la familia, por la afinidad que la gente siente por sus hijos, pa-dres y hermanos, ... y ciertamente por las muchas reciprocidades que ayudan a mantener a las familias unidas. La familia proporciona el trabajo requerido para la domesticación de las plantas y animales y la manufactura de las herramientas (como hoces, palos aguzados para la siempra [coas], ollas para cocinar, así como arcos y flechas) necesarias para mantener el hogar ... Puede suponerse ... [que] había sólo entre 5 a 15 millones de habitantes humanos en la Tierra en la época de la revolución de la agricultura, ... pero este número llegó a alre-dedor de 250 millones hace dos mil años. Este crecimiento, de aproximadamente una perso-na por milla cuadrada [2.586 kilómetros cuadrados] de tierra arable a alrededor de veinti-cinco [personas], presumiblemente creó las condiciones requeridas para la intensificación de la agricultura y para la formación de estructuras sociales más complejas. Cuando la pre-sión del medio hizo necesaria la integración de sociedades de nivel familia-aldea en econo-mías regionales, se hizo esencial un liderazgo fuerte para organizar la economía del grupo y llevar a cabo negociaciones con otros grupos. Las relaciones con otros grupos eran necesa-rias para permitir el comercio de artículos valiosos y para compensar los impredecibles lo-cales en el suministro de comida ... Es importante señalar que la estructura jerárquica de so-ciedades humanas más complejas, como los cacicazgos o los estados primitivos, se desarro-lló poco a poco a partir de la estructura relativamente igualitaria de los grupos de cazado-res-recolectores. En este aspecto, el estado no es un descendiente lineal de las jerarquías de dominio tipo chimpancé; más bien es una invención social novedosa ...» (Ehrlich, 2000: 457-462).
10.7 Los orígenes del estado una vez más
En el inciso siete y último del capítulo diez, el autor indica que «cuando se hizo necesaria una posterior intensificación de la agricultura para sustentar a una población creciente que no podía sostenerse con una organización social basada en familias extendidas como los te-ri, evolucionaron los cacicazgos ... Los factores extrínsecos, como el grado de circunscrip-ción, han producido fundamentalmente trayectorias muy distintas para pueblos en diferen-tes lugares debido a la variación geográfica en la distribución de los recursos y en el clima. A estos factores ecológicos que influyeron tanto en la creación de los amplios patrones de la historia, los determinantes de la macroevolución cultural, por lo general no se les ha prestado la atención que merecen. Ahora bien, la explicación que han dado para los oríge-nes de los estados por lo regular no explica sus éxitos diferenciales. Puede ser que estos úl-timos estén basados parcialmente en factores ambientales macroevolutivos, tales como si se encontraron juntos el carbón y el mineral de hierro dentro de las fronteras de un estado, pe-ro por lo general estos éxitos también dependen de algunos factores intrínsecos fugaces, co-mo la presencia o ausencia de un líder competente, factores de las poderosas fuerzas de la microevolución cultural ... Ahora nos vamos a dirigir hacia una revisión de [estas] ... fuer-zas microevolutivas ... y sus interacciones con [las] fuerzas macroevolutivas ...» (Ehrlich, 2000: 462-465).
11. Dioses, bombardeos y burocracia
En el capítulo once, Ehrlich cita a Marvin Harris (1989) y a Robin Fox (1994), quienes, res-pectivamente, apuntan que «la vida social humana no puede comprenderse separada de las creencias y los valores profundos que, al menos en el corto plazo, motivan y movilizan nuestras transacciones de unos con otros y con el mundo de la naturaleza», y que «aun la más primitiva de las guerras es un complejo, orquestado, altamente organizado acto de ima-ginación e inteligencia humana, en el cual la agresividad es un componente necesario pero, con frecuencia, no el más importante. En estos tiempos de guerras en mayor escala de la historia, el componente de agresividad es aún más reducido, ya que los factores logísticos con mucho predominan sobre la violencia». Luego indica el autor que «... la historia está repleta de ejemplos de cómo eventos aparentemente nimios pueden tener tremendas conse-cuencias ... La historia con frecuencia está dirigida por individuos, incidentes particulares y otras fuerzas microevolutivas. Empero, el grado en el cual la gente hace a la historia, en contraposición al grado en el que la historia hace a la gente, es muy difícil de discernir. La macroevolución cultural –la conformación de trayectorias culturales por factores del me-dio– tiene influencias importantes. Por ejemplo, la viruela y muchas otras enfermedades fueron adquiridas por el Homo sapiens de animales domesticados ... Es importante saber qué conforma el curso de la historia, cómo eso influye en la evolución de nuestras naturale-zas y cómo a su vez esto último retroalimenta la evolución de la propia historia. Podemos ver los patrones de interacción entre la micro y la macro evolución cultural en la historia si observamos de cerca el desarrollo de los estados y sus instituciones asociadas, como el co-mercio, la religión y la guerra ... Los estados no sólo son los principales actores en un dra-ma global cada vez más problemático, sino que también son a su vez poderosos determi-nantes de las naturalezas humanas de sus ciudadanos ... [Además,] algunas variaciones geo-gráficas en el ambiente que generan poderosas influencias macroevolutivas en las trayecto-rias de la evolución cultural pueden explicarse con la microevolución cultural ...» (Ehrlich, 2000: 476-479).
11.1 La religión y la evolución de los estados
En el inciso uno del capítulo once, el autor adelanta que «los dos constituyentes clave de la microevolución del estado son la religión y la violencia, especialmente la guerra entre los estados ... Aunque no son en principio un asunto de organización política o económica, es-tán estrechamente relacionados con la evolución de cada una de ellas y con la evolución de la estratificación. La estratificación no está limitada a la presencia de liderazgos jerárquicos y clases sociales; también se manifiesta en sacerdotes y clases guerreras profesionales ... Y, al menos en parte, el miedo a la muerte (que, como telón de fondo, ... nuestra conciencia profunda mantiene al acecho) está entremezclado con la política, la religión y la conducta violenta ... Hace unos pocos miles de años, ... la religión dejó de ser sólo materia de creen-cias personales y de grupo, algunas veces transmitida por chamanes, y de reglas que ayuda-ban a esos grupos a funcionar. De forma creciente, la religión comenzó a desempeñar otro importante papel. Ayudó a sacralizar ... códigos de conducta que, en apariencia, hacían fun-cionar a la sociedad con más eficacia, y legitimó las diferencias de clase entre las personas ... De esta forma, parece que la religión organizada ha evolucionado para ayudar a estabili-zar la estructura social jerárquica ... La religión, reforzada con una pseudociencia, continúa desempeñando un papel en el mantenimiento del estatus de las elites de hoy al justificar, por ejemplo, la pobreza y la riqueza como expresiones de la voluntad de Dios ... La religión ha adquirido muchas otras funciones en las sociedades estatales, a menudo, por ejemplo, ayudando a los pobres y a otros que sufren las consecuencias de la estratificación ...» (Ehr-lich, 2000: 479-483).
11.2 La guerra y la evolución del estado
En el inciso dos del capítulo once, el autor explica que «un aparato religioso y una clase mi-litar son características prominentes del estado, de forma que no es sorprendente que la reli-gión también esté estrechamente relacionada con la guerra. Conforme las sociedades evolu-cionaban hacia estados, la violencia intercomunitaria continuó como eje principal en el con-trol de territorios y recursos (así como de mujeres en edad reproductiva). Esta violencia evolucionó culturalmente en un tipo de conflicto mucho más organizado, incluso ritualiza-do, que involucró la incorporación de las capacidades productivas de los pueblos subyuga-dos en la generación de recursos para los conquistadores y que terminó por entrelazarse con los ritos y las creencias religiosas y ser justificado por ellos ... No obstante, permanece la cuestión de exactamente por qué los seres humanos persisten en recurrir a la guerra en una amplia variedad de circunstancias ... En sociedades altamente organizadas, la religión cier-tamente puede ser la causa principal de la guerra, como lo fue en el caso de las cruzadas ... [Por supuesto,] la guerra ha cambiado desde las cruzadas ... Las propensiones individuales a la agresividad y la violencia se han separado mucho de la guerra en los estados modernos (como lo sugiere Robin Fox en la segunda cita de este capítulo) ... Un ejército moderno, por ejemplo, es altamente rutinario; en su organización global se parece más a una oficina de recaudación fiscal que a la banda saqueadora de los chimpancés kasakela ... Asimismo, la violencia en las sociedades humanas tiene otra cara muy poco atendida ... Los simios somos especialistas en reconciliarnos y en formar coaliciones para ayudarnos mutuamente y man-tener la paz ... ¿Debemos asumir entonces que la humanidad tiene un “impulso” hacia la amabilidad y la reconciliación? En lugar de ser “simios asesinos” por naturaleza, ¿podría ser que estamos genéticamente dispuestos para ser “simios amigables” y que sólo con un adoctrinamiento extremo o una coacción extrema, o ambos, podemos crear un ambiente en el cual pueda provocarse una conducta asesina después de miles de generaciones en las que las personas menos violentas fueron más exitosas en términos reproductivos? Tenemos muy pocos datos de virtualmente todas las sociedades como para que nos digan si el ser hu-mano violento promedio ... es más o menos exitoso en términos reproductivos que el ser humano no violento promedio ... [Lo que sí se puede responder aquí es que,] en cuanto a las sociedades con tecnologías complejas, no se sabe nada acerca de la relación agresividad-adecuación» (Ehrlich, 2000: 483-487).
11.3 Las naturalezas genocidas
En el inciso tres del capítulo once, el autor pregunta «¿qué hay acerca del genocidio –pro-gramas alentados por los gobiernos para el asesinato masivo de grupos específicos naciona-les, sociales, étnicos, raciales o religiosos–, ... en una forma de conducta que oscurece nues-tro pasado, ronda por nuestro presente y nubla nuestro futuro? ¿Se trata simplemente de otra infortunada expresión de una tendencia innata a la agresividad? El Homo sapiens tiene una larga y funesta historia de grupos que han tratado de exterminar a otros grupos, a me-nudo con éxito considerable ... [Incluso,] esta práctica ha sido tan extendida, que podría ubicarse como una característica de nuestra especie ... Es claro que mucho del genocido hu-mano tiene un componente de recursos-territorialidad, como puede verse en el trato que los europeos dieron a los nativos americanos o en el exterminio de los tasmanios a manos de los colonizadores australianos [así como] en la agresión alemana y japonesa durante la se-gunda guerra mundial ... [Empero,] si acaso los ciudadanos del lado que ganó la segunda guerra mundial concluyen que la conducta atroz estaba confinada a los países enemigos, ha-bría que recordarles las actitudes y acciones en los Estados Unidos, como el feroz prejuicio racial dirigido contra los japoneses en la propaganda oficial ... El último horror infligido en la guerra del Pacífico [¡Qué ironía! (RNZ)] fue el incendio de ciudades japonesas y el uso de bombas atómicas contra Hiroshima y Nagasaki, las cuales asesinaron a cientos de miles de hombres, mujeres y niños, y dejaron sin hogar a muchos millones más ... Por supuesto, el genocidio no desapareció de la escena humana junto con la segunda guerra mundial. La misma vieja lección puede sacarse de la conducta de los pueblos hutu y los tutsis en Ruanda y Burundi, quienes han sido responsables de una serie de genocidios ... La violencia, inclui-das la guerra y el genocidio, ciertamente no ha sido eliminada del repertorio de la conducta humana en el curso de la evolución política ... Desde cualquier punto de vista, no tiene sen-tido que la gente actúe como si fuera posible o pertinente determinar si los seres humanos son “innatamente agresivos” o “innatamente pacíficos” ... » (Ehrlich, 2000: 487-492).
11.4 Estados de desigualdad
En el inciso cuatro del capítulo once, el autor manifiesta que «la estratificación social con componentes militares y religiosos ha sido una característica de los estados desde su forma-ción. El desarrollo temprano de los estados estuvo asociado con la intensificación de la agricultura y el comercio, que probablemente fue necesaria debido a las crecientes densida-des de población ... [No obstante,] la estratificación dentro y entre las sociedades a menudo procedía mucho más allá de lo que era necesario para sustentar cualquier intensificación en la producción requerida por una escasez ambiental. Los excedentes generados sugieren enormes diferencias en riqueza entre los plebeyos y las clases gobernantes ... [Todavía hoy] existe ... un gigantesco abismo de la riqueza a la pobreza dentro y entre las sociedades mo-dernas. En 1997, por ejemplo, el producto interno bruto anual por persona en Mozambique era de 80 dólares, y en los Estados Unidos era de [cerca de] ... 30,000 dólares ... Por lo me-nos en muchas sociedades, un factor [en los ambientes culturales que conducen a una ri-queza desproporcionada] es una combinación de miedo y poder ... El poder de la riqueza mantiene pobres a los pueblos y relativamente impotentes a las naciones para buscar la igualdad. Otro factor ... sería el poder secundario de cooptar los servicios de miembros del sexo opuesto (lo más frecuente, los servicios de las mujeres en los harenes), asegurando así la supervivencia de herederos. Ciertamente, los componentes genéticos de la conducta se-xual y el cuidado de las crías estarían involucrados en estas instancias, pero nuevamente el ambiente social a menudo puede anularlos ... Hoy en día, algunos de los hombres más ricos y poderosos del mundo pueden emplear su riqueza para financiar aventuras sexuales pero, más allá de ese punto, otros no lo hacen ...» (Ehrlich, 2000: 492-495).
11.5 Mercados, dinero y escritura
En el inciso cinco del capítulo once, el autor expresa que «los orígenes de una de las más grandes fuerzas impulsoras de la evolución cultural pueden rastrearse muy atrás, en la pre-historia, con el nacimiento del comercio. El comercio llevó a los mercados, los mercados al dinero y el dinero (piensan los estudiosos) a la escritura. Los mercados, el dinero y el alfa-betismo son, junto con sus vástagos, la ciencia y la tecnología, los principales modeladores de nuestro mundo y de nuestras naturalezas ... H. G. Wells [1946] resumió bellamente el papel de la escritura: “Puso acuerdos, leyes y mandatos en un registro. Facilitó el creci-miento de estados más grandes que las viejas ciudades-estado. Hizo posible una conciencia histórica continua. La orden de un sacerdote o un rey y su sello podían ir mucho más allá de su vista y de su voz, y podían sobrevivir a su muerte” ... La escritura permitió que informa-ción compleja se almacenara fuera de la mente humana y se transmitiera a grandes distan-cias de espacio y tiempo ... [Empero,] hoy en día, el dinero y la escritura siguen siendo los promotores de la estratificación, la especialización y la intensificación del quehacer huma-no ... Las sociedades igualitarias de cazadores-recolectores nunca tuvieron que emplear la escritura; esa necesidad claramente fue provocada por funciones especializadas, como lle-var cuentas o la demanda de las elites por promulgar decretos para tener a raya a los súbditos distantes. Durante mucho tiempo los ricos pudieron escribir y los pobres no. Y, en gran parte, esta condición persiste ... En lugar de un sistema en el cual los líderes controla-ran al pueblo e hicieran que se comportasen como ellos mismos, las sociedades occidenta-les se mudaron a un sistema en el cual la “mala conducta” de las personas (avaricia, egoísmo, lujuria), produciría una sociedad emergente y próspera (en términos de Adam Smith [1776], por medio de la acción de una “mano invisible”)» (Ehrlich, 2000: 495-499).
11.6 Por un clavo
En el inciso seis del capítulo once, el autor estima que «en la historia reciente, la microevo-lución cultural –interacciones entre grupos y las influencias de factores no ambientales en ellas– ha sido al menos tan importante como la macroevolución cultural ... Ciertamente puede haber regularidades explicables en la microevolución cultural, en la “historia”. Por ejemplo, la tendencia gradual de alejarse de los despotismos y las economías centralizadas y aproximarse a los gobiernos democráticos y sistemas de economía capitalista pueden ras-trearse en parte en el superior flujo de información que hay en los últimos ... Los historia-dores, los politólogos y loe economistas han producido una enorme bibliografía que intenta, entre otras cosas, documentar estas regularidades ... Ellos y nosotros tenemos un largo ca-mino que recorrer» (Ehrlich, 2000: 500-506).
11.7 La evolución cultural y la historia
En el inciso siete del capítulo once, el autor explica que «los historiadores, como los críti-cos de arte y los reseñadores de novelas (para no decir nada de los autores y compositores), no deben temer que los biólogos evolucionistas los saquen del negocio. Los evolucionistas inteligentes nunca lo desearían, porque ellos reconocen que las ciencias sociales y las hu-manidades deben permanecer con múltiples voces, que usualmente no hay una sola inter-pretación “apropiada” de la motivación en un trabajo de literatura o en una secuencia histó-rica novedosa ... El vasto cuerpo de cultura producido por las mentes humanas proporciona una inagotable fuente de interés y desafíos a los estudiosos y otras personas que desean comprender las naturalezas humanas ... Los debates en torno a cómo equilibrar las liberta-des de los individuos con las necesidades de las comunidades, se hacen patéticos cuando se contempla a un animal de grupos pequeños que evolucionó genéticamente para vérselas con sociedades de a lo mucho unos cuantos cientos de individuos, batallar para organizar políti-cas para cientos de millones e incluso miles de millones de personas. Durante los últimos 200 años o algo así, los gobiernos de las naciones han evolucionado a un ritmo constante desde las monarquías hereditarias hacia alguna forma de democracia o autoritarismo. En los años recientes de este periodo, los más intensos debates se han enfocado en la organización económica de la sociedad, y en las libertades relacionadas con la producción y el consumo. En especial, están enfocados en el papel de la planeación centralizada versus el papel de los mecanismos de mercado o, más crudamente, en el “capitalismo” versus el “socialismo” ... El hecho de que el comunismo [socialismo de estado] haya fracasado no anula la obvia (y ampliamente reconocida) necesidad de por lo menos moderar los efectos negativos, tanto sociales como ambientales, de las economías de mercado ... Encontrar las mejores maneras para moderar el capitalismo al tiempo que se evite demasiado control centralizado es un área clave para el debate político ... El fracaso general de los teóricos de la política para considerar la evolución biológica y cultural es fácilmente comprensible debido a que las co-nexiones de la evolución de los estados modernos con la intensificación de la agricultura y la escasez de recursos a menudo están oscurecidas por la fascinación que tienen los científi-cos sociales por los mercados, la industrialización y la política nacional e internacional ... La cuestión de fondo es que los estados deberían ser vistos como una etapa más en la inten-sificación de las actividades humanas; una etapa más en un proceso de largo plazo en su mayor parte de macroevolución cultural, extrayendo eternamente los requisitos para la vida de una cambiante y, en muchos aspectos, menguante fuente de recursos. Desde mi propia perspectiva, mucho de la discusión de los teóricos de la política ... ha estado basada en una falsa visión de los orígenes de las sociedades; en postulados cuestionables acerca de la “naturaleza humana”, como el egoísmo que impide la cooperación; ... en “derechos” inven-tados, como el de que los individuos intrínsecamente tienen el derecho a ser libre, iguales y autónomos; ... y en metas que son, por definición, imposibles, como aquélla de buscar la mayor cantidad de bienes para el mayor número de personas ... Una mejor fundamentación sería una comprensión realista de lo que se sabe de las naturalezas humanas, sus orígenes evolutivos y su potencial para el futuro» (Ehrlich, 2000: 506-510).
11.8 Intensificación y predicamento humano
En el octavo y último inciso del capítulo once, el autor denota que «la producción de exce-dentes agrícolas, la especialización y la formación de ciudades y estados ha llevado, des-pués de todo, a eso que familiarmente conocemos como historia, y al tema actual de cómo contener a las sociedades nacionales e internacionales, que están organizadas alrededor de [lo que se conoce como libre] mercado ..., de la destrucción de los sistemas que sustentan la vida humana. El crecimiento de la población ha continuado más o menos uniforme desde que nuestros ancestros se establecieron para dedicarse a la agricultura, con un número de 200 a 300 millones de seres humanos en tiempos de Cristo, 500 millones en 1650, 1000 mi-llones en la primera mitad del siglo XIX, 2000 millones en 1930, 4000 millones en 1975 y 6000 millones a principios del siglo XXI ... Tanto en los tiempos prehistóricos como [en] los históricos, la intensificación de la procuración de alimentos y la adquisición de otros re-cursos ha evolucionado más o menos a un ritmo acelerado pero, como el crecimiento de la población, ha aumentado y disminuido de forma irregular en el espacio y en el tiempo ... Las respuestas de la evolución cultural a las presiones del crecimiento poblacional han con-tinuado como una mezcla de intensificación en la extracción de recursos, incremento en la centralización burocrática y en la estratificación [social] ..., la difusión de prácticas y tecnologías de control de la natalidad, así como la migración ... Aunque el papel de los factores externos ambientales en la conformación de la evolución de los estados modernos puede ser polémico, no puede haber controversia acerca de los daños que dichos estados están infligiendo al ambiente. El daño es tan severo que el futuro de la civilización se está poniendo en duda. El impacto total de la empresa humana sobre los sistemas ecológicos que nos sustentan se ha multiplicado al menos 25 veces entre 1850 y 2000 ... Las corporaciones transnacionales ... rara vez tienen un enlace fuerte con una nación particular ... De acuerdo con algunos observadores, la civilización se dirige hacia una revolución in-formática que podría rivalizar en importancia con la revolución agrícola ... De lo que no hay duda es que la humanidad debe coordinar crecientemente su intensificación global ... Con la globalización, el poder del estado-nación para controlar su propio destino está seria-mente erosionado ... y una plétora de nacientes regímenes internacionales comprendidos en las Naciones Unidas y en el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático aún no han logrado un control que regule significativamente la forma en que los seres humanos tra-tan unos con otros o con sus sistemas de sustentación de la vida, que [además] se están de-teriorando rápidamente ... Como especie, ... apenas hemos comenzado a resolver el proble-ma que nos ha presentado la evolución cultural: cómo vivir en grupos grandes, intensificar perpetuamente nuestras actividades, crear tecnologías que pocos pueden entender y mucho menos ... controlar, sin sembrar al mismo tiempo las semillas de nuestra propia destruc-ción» (Ehrlich, 2000: 510-512).
12. Lecciones de nuestras naturalezas
En el capítulo doce, el autor explica que «hemos ahondado en algunas complejidades de nuestro pasado, rastreando nuestra evolución biológica y cultural desde nuestros primeros ancestros homínidos hasta las sociedades industriales del presente. La evolución de las na-turalezas humanas es una historia fascinante, aun cuando sólo está parcialmente contada. Todos deberíamos conocer esa historia, por el mismo tipo de razones que deberíamos saber las historias de nuestros padres. De la misma forma en que podemos ganar un mejor cono-cimiento de nosotros mismos si conocemos las vidas de nuestros padres, podemos lograr un alivio y una orientación a partir del conocimiento de los procesos culturales que crearon nuestras naturalezas humanas y conformaron la larga historia y la mucho más larga prehis-toria de la humanidad ... [Además,] nuestra historia evolutiva puede darnos importantes lecciones para fundamentar las decisiones que tomamos hoy en día y sugerirnos las impli-caciones, de nuestra conducta colectiva, en el futuro ... Por conveniencia, he dividido arbi-trariamente esta muestra en lecciones que son tácticas (aplicables a objetivos específicos seguros), que serán el tema de este capítulo, y en lecciones estratégicas (útiles al considerar globalmente los valores y la planeación), que serán el tema del siguiente capítulo. En mu-chos casos, me enfocaré explícita o implícitamente, en los desequilibrios en las velocidades de la evolución humana. Uno de esos desequilibrios involucra a los diferentes ritmos de la evolución biológica y cultural ... La creciente habilidad humana para hacer cosas ha sobre-pasado la evolución de nuestra habilidad para comprender qué debemos hacer con esas co-sas y las implicaciones cabales de lo que estamos haciendo ahora» (Ehrlich, 2000: 527-528).
12.1 Lecciones de la coevolución
En el inciso uno del capítulo doce, el autor considera que «en algunas áreas es esencial un conocimiento de la evolución para el desarrollo de políticas sensatas que redunden en un bienestar para nuestro futuro ... Esto quizá se vea mejor en la coevolución de los seres hu-manos con las plagas que atacan a los cultivos. Por desgracia, el uso que les hemos dado a los insecticidas ha procedido en gran parte como si Charles Darwin nunca hubiese existido. El enfoque básico que la humanidad ha empleado en su guerra contra organismos que tam-bién desean comer nuestros cultivos ha sido un programa ampliamente extendido en el uso de pesticidas ... Si aquellos que tratan con las plagas de la agricultura hiciesen uso del cono-cimiento de la evolución, los seres humanos tendríamos ventaja sobre nuestros competido-res en la carrera coevolutiva en la que estamos enfrascados. Los pesticidas, por ejemplo, se usarían solamente cuando hubieran fallado otras medidas, y habría que emplear tácticas pa-ra retrasar el desarrollo de resistencia a ellos, tales como una frecuente moratoria en el uso de cada compuesto, sustituyéndolos temporalmente por otros ...La batalla contra las plagas de la agricultura es llevada a cabo por un grupo relativamente pequeño de personas pero todos estamos involucrados en la lucha contra las enfermedades que a diario ocasionan los virus y las bacterias. Tal vez la más importante lección evolutiva en esta área es que existe una relación dinámica entre el Homo sapiens y los organismos que lo atacan ... Una mayor comprensión de la evolución por parte del público en general llevaría al cabal entendimien-to de que los patógenos, al evolucionar, cambian no sólo su resistencia a las defensas huma-nas sino también su virulencia en respuesta a los cambios en sus formas de transmisión ... La virulencia de un patógeno también puede evolucionar en respuesta a las presiones selec-tivas de otros patógenos que invaden al mismo huésped, y el conocimiento de este hecho puede llevar a nuevas estrategias en la guerra coevolutiva contra nuestros microscópicos enemigos ... El entendimiento de la evolución a menudo nos permite hacer las preguntas correctas, pero no con tanta frecuencia nos provee de respuestas claras y concisas, especial-mente cuando falta por hacerse alguna investigación importante» (Ehrlich, 2000: 529-533).
12.2 Inercias evolutivas
En el segundo inciso del capítulo doce, el autor explica que «del conocimiento de nuestro pasado evolutivo pueden extraerse otras lecciones tácticas relacionadas con la salud. Un ejemplo clásico es la respuesta al estrés. Los mecanismos diseñados para tratar con las pe-riódicas crisis pasajeras en nuestro pasado de cazadores-recolectores ahora se desencadenan con demasiada frecuencia por el casi constante estado de tensión en que se encuentra la vi-da moderna, lo que contribuye a una variedad de enfermedades “relacionadas con el estrés” ... Aquí tenemos una verdadera inercia evolutiva: una adaptación a condiciones del pasado que ahora causa grandes dificultades. En este caso, como en muchos otros, la selección opera demasiado lentamente como para ajustarse a los cambios ocasionados por la evolu-ción cultural. Otras inercias parecen presentarse en algunas de nuestras preferencias básicas de alimentación ... En términos generales, existe una amplia evidencia de que las dietas mo-dernas tienen una influencia negativa en la salud, estando implicadas en enfermedades car-diacas, diabetes y cáncer, entre otros males ... Como lo señala el neurofisiólogo Donald Ke-nnedy [1999], “los detectores de bienestar son detectores de disparidades” ... Esto es, nues-tro sentido del bienestar depende en gran parte de las diferencias que percibimos entre no-sotros mismos y los otros. Los sociólogos le llaman privación relativa cuando uno es menos acaudalado que un conocido, ... privación con respecto a otros en el grupo de referencia. Es una idea que encaja bien con la noción de que un impulso primario de la evolución del cerebro humano fue la necesidad de tratar con otros miembros competidores y cooperativos de los grupos sociales. La “adquisición competitiva” ... ha sido claramente agrandada por los efectos de la televisión en nuestras psiques orientadas visualmente y por la industria de la publicidad, la cual gasta enormes cantidades de dinero para hacer esas imágenes visuales tan atrayentes como sea posible. No obstante, esos mismos hechos pueden darnos pistas de las herramientas culturales que podríamos emplear para controlar el nivel de consumo que, en la actualidad, está por completo fuera de control ... Otra área en la cual podemos estar tratando con inercias evolutivas es en nuestras batallas contra la burocracia. Da la impre-sión de que, en los complejos estados modernos, las burocracias son inamovibles, pero qui-zá sea posible hacerlas encajar mejor con las naturalezas humanas de quienes deben tratar con ellas ... Los burócratas ... deberían promover las condiciones en las cuales las conse-cuencias de las interacciones [sexuales y de todo tipo] no sean adversas a las metas de la sociedad, aunque esto pueda ser increíblemente difícil dentro de las burocracias mismas» (Ehrlich, 2000: 533-541).
12.3 Del color de la piel y la ciencia
En el inciso tres del capítulo doce, el autor advierte que «la influencia del pasado evolutivo del ser humano y las consecuencias de la ignorancia de dicho pasado en ninguna parte son tan obvias como en el tema de las razas, y pocos tipos de ignorancia han tenido efectos más perniciosos en la sociedad. Entre otras cosas, los prejuicios raciales se yerguen como la ma-yor barrera contra la cooperación que se requerirá para resolver el predicamento humano. Los problemas ambientales regionales y locales no podrán ser resueltos si diferentes grupos pelean unos con otros sobre la base de diferencias imaginarias en la “calidad” humana. La raza, y el tema relacionado de las diferencias de grupo en inteligencia, merecen un acucioso análisis pues, en esta área, el conocimiento de la evolución de las naturalezas humanas pro-porciona algunas lecciones tácticas particularmente importantes ... La idea de que hay gran-des grupos de personas que están diferenciados de otros grupos por características superfi-ciales y por cualidades mentales supuestamente heredadas, como la “inteligencia” o la “am-bición”, es uno de los más viejos mitos mantenidos por personas que no están familiariza-das con la teoría de la evolución ... El conocimiento de la genética proporciona un marco de referenmcia básico para una evaluación crítica del concepto biológico de raza ... [Empero,] la inexistencia de razas como unidades evolutivas nunca ha impedido a algunas personas definir como inferiores a aquellos que perciben como pertenecientes a grupos distintos a los suyos, a menudo basados en diferencias en el color de la piel ... Los intentos por encontrar una base científica para el racismo y demostrar que los grupos de seres humanos basados en términos geográficos tienen diferentes características cognitivas o emocionales han gozado de cabal salud en la décadas recientes ... [Y, sin embargo,] una lección táctica clave de todo esto es que la alta (o baja) heredabilidad de una característica no prescribe la acción social. “Heredable” no significa resistente al cambio ambiental ... Incluso si el IQ [Coeficiente In-telectual] fuera altamente heredable en una población, esto no significaría que programas ... que proporcionan estímulos intelectuales a los niños ... no funcionarían, de la misma forma en que una alta heredabilidad de estatura no protegería a los bebés de tener un crecimiento atrofiado debido a una alimentación pobre ...» (Ehrlich, 2000: 542-552).
12.4 ¿Dónde está el lugar de la mujer?
En el inciso cuatro del capítulo doce, el autor opina que «el lugar de la mujer está en cual-quier parte que ella quiera que esté. El sexismo, de forma muy parecida al racismo, es un producto de la evolución cultural: una debilitante inercia del pasado basada en diferencias biológicas de fuerza y de resposabilidad reproductiva. El sexismo se yergue como otro mo-numento a la relativamente baja velocidad de la evolución cultural en actitudes sociales. Como ocurre con el racismo, el conocimiento de la evolución no permite excusas para el sexismo, esa suposición generalizada de que las mujeres son de alguna manera inferiores mental, psicológica o emocionalmente que los hombres y, por lo tanto, deben ser excluidas de ciertas ocupaciones y responsabilidades. No hay evidencia alguna de que las diferencias en los genomas hagan a las mujeres menos capaces en promedio que los hombres para rea-lizar cualquier trabajo o actividad para los cuales ellas tienen la fuerza física básica ... El sexismo tiene una larga y sombría historia en la ciencia (incluidos los campos de la teoría de la evolución y la ecología), la cual ha estado dominada durante mucho tiempo por varo-nes blancos ... [Pero, por fortuna,] la evolución cultural no deja de avanzar y en una minús-cula porción de tiempo evolutivo parece que va en camino de eliminar la división del traba-jo arraigada en inercias biológicas evolutivas, conductas que ya no serían apropiadas en los ambientes modernos» (Ehrlich, 2000: 553-554).
12.5 No emplear armas tácticas antes de tiempo
En el inciso cinco del capítulo doce, el autor asevera que «es claro que la comprensión de la evolución de nuestras naturalezas humanas nos puede ayudar a abatir las fuerzas divisivas del sexismo y del racismo. Pero es necesario tener precaución cuando se consideran inter-venciones tácticas más directas en áreas en las cuales nuestra comprensión de los factores evolutivos es menos clara y las consecuencias de estas intervenciones son biológica y ética-mente más inciertas ... Está claro que el conocimiento actual de las interacciones gen-medio involucradas en el desarrollo y funcionamiento del cerebro humano es insuficiente para sus-tentar una “intervención” genética ... Incluso el valor, como base para la acción social, de alcanzar “finalmente” ese conocimiento de la naturaleza humana debe ser examinado cui-dadosamente ... El grado al cual nuestra evolución genética pasada influye en la conducta del ser humano moderno es un tema fascinante para la especulación pero, incluso el conoci-miento de exactamente “cuánto” o hasta qué grado influye no nos llevaría a inmediatas re-comendaciones políticas. Aquellos que piensan que tal conocimiento nos permitirá hacer prescripciones tácticas, tienden a ... asumir que los genes son destino, que la selección con frecuencia produce patrones de conducta inflexibles, basados en el ADN, en los seres hu-manos. Entonces concluyen que cualquier conducta indeseable, la cual juzgan está altamen-te influida por factores genéticos, sería mejor alterarla mediante una intervención genética. Pero hay que recordar que el distintivo de nuestras naturalezas humanas es su increíble plasticidad. Esta flexibilidad se muestra aun en los mecanismos fisiológicos que subrayan nuestra conducta. Recuérdese, por ejemplo, que las partes de nuestro cerebro que están or-dinariamente dedicadas para ayudarnos a ver pueden orientarse para ayudar a la audición en los individuos ciegos, mejorando lo que en esencia es un sistema sensorial de apoyo en ani-males genéticamente programados para tener en la visión su modo sensorial dominante. El conocimiento de las influencias genéticas no sólo es técnicamente muy difícil de obtener; incluso en teoría rara vez podría ayudarnos a tomar decisiones políticas ...» (Ehrlich, 2000: 554-556).
12.6 Animales de pequeños grupos
En el sexto y último inciso del capítulo doce, el autor apunta que «en un nivel tanto táctico como estratégico, pienso que las más importantes lecciones evolutivas se relacionan con nuestra larga historia como un animal de grupos pequeños. Al parecer es fuerte la evidencia de que las características únicas de nuestros cerebros evolucionaron el gran parte para re-solver los problemas de vivir y comunicarse en pequeñas comunidades con compañeros [y compañeras] cada vez más inteligentes. Solo recientemente en el tiempo evolutivo –cosa de unas pocas centenas de generaciones– ha existido la oportunidad de interactuar estrecha-mente con más personas de las que uno encontraría viviendo en una pequeña aldea o em-pleadas en un pequeño negocio. De hecho, la mayoría de la gente aún tiene un grupo de amigos y conocidos del mismo tamaño (del orden de unas 150 personas) que el de muchas bandas de cazadores-recolectores. Todavía parecemos tener muchas otras huellas de nues-tro pasado de grupos pequeños, con sus expurgaciones y chismorreos. En realidad, un estu-dio demostró que cerca de dos terceras partes de las conversaciones en el comedor de una universidad eran básicamente chismorreos ... Hoy en día, casi la mitad de la población mundial, y tres cuartas partes de la población de los países ricos, viven en áreas urbanas, aglomeraciones de más de 2000 personas ... Las ciudades más grandes, Tokio, Sao Paolo, Nueva York, Ciudad de México y Seúl, tienen poblaciones de entre 15 y 25 millones de ha-bitantes y más de 100 áreas metropolitanas a lo ancho del mundo contienen a más de dos millones de personas ... Cuando buscamos tácticas y estrategias para alcanzar una sociedad sustentable, puede ser muy útil tener en mente que aún somos básicamente animales de pe-queños grupos, evolucionados genética y culturalmente para operar en sociedades limita-das, homogéneas y, en su mayor parte, cerradas ... Actualmente la humanidad se enfrenta al reto no sólo del tamaño de sus sociedades sino también de su diversidad. Los problemas para mantener a muchos grupos razonablemente contentos y trabajando por metas comunes hoy existen de manera global, así como dentro de los estados, conforme la humanidad lucha contra asuntos como la reducción de la capa de ozono, el calentamiento global y el colapso de la captura de especies marinas ... Un problema mayor es, por supuesto, que las comuni-dades difieren en sus valores y, en el mundo de hoy, de grupos de gran tamaño, la diversi-dad de valores incluso dentro de las comunidades funcionales ... puede ser extrema, como queda claramente demostrado por la diversidad de puntos de vista ... sobre temas como el aborto, la pena de muerte, la homosexualidad, [el narcotráfico,] la pornografía y el control de armas ... No existen formas sencillas para resolver tales diferencias y establecer amplios valores entre estas grandes poblaciones ... A pesar de la evidencia de que la cultura del gru-po pequeño persiste en la sociedad moderna, muchos de sus valores pueden estarse extin-guiendo, pues las naturalezas humanas están evolucionando ... Siendo inteligentes los seres humanos, por supuesto, han evolucionado nuevos valores y otros dispositivos para enfren-tarse a los cambios en el tamaño de grupo y en movilidad ... En muchas sociedades existen grupos que están tratando de resistir a los cambios que ha traído el rápido “progreso” tecnológico ... Nuestra falla para comprender las diferentes reacciones de los grupos que se abrazan al cambio y de los que se resisten a él, y de las ideologías que los sustentan, radica en lo poco que los científicos sociales saben en realidad del proceso de evolución cultural ... Tal vez podamos evitar el Mundo Feliz si conservamos el sentido del humor, no nos toma-mos demasiado seriamente a nosotros mismos y aprendemos a vivir con una buena dosis de misterio y ambigüedad, como Friedrich Nietzsche [1882] lo trató de enseñar [en una de sus obras más importantes, titulada La gaya ciencia] hace más de un siglo ...» (Ehrlich, 2000: 556-562).
13. Evolución y valores humanos
En el décimo tercero y último capítulo de esta obra, Ehrlich insiste en que «... los investiga-dores han aprendido tanto acerca de la evolución de las naturalezas humanas en el siglo y medio que ha transcurrido desde que se publicó El origen de las especies que yo espero que dentro de los próximos 150 años llegaremos a entenderlas completamente. Las respuestas a unas de las preguntas más tempranas, como “¿Qué es la vida y cómo floreció su diversi-dad?”, se han ido revelando poco a poco, en gran parte gracias al trabajo pionero de Charles Darwin. Y estoy seguro de que la mayoría de esos grandes misterios, si pueden ser resuel-tos en algún sentido, lo serán dentro del contexto evolutivo ... Hay algunas áreas estratégi-cas en las que la consideración del pasado evolutivo puede ser útil para ayudarnos a refle-xionar en forma sensata acerca de los grandes problemas sociales, ambientales y filosófi-cos ... Un conocimiento moderno de la evolución biológica y cultural nos ayuda a captar qué clase de animales somos, de dónde venimos y cómo embonamos en el mundo natural ... Todos estos conocimientos nos ayudarán a pensar con más sabiduría acerca de las formas para crear una muy diferente y sustentable sociedad global en el futuro; pero no nos dirán para qué es la vida humana o cómo vivir mejor unos con otros» (Ehrlich, 2000: 570-572).
13.1 Los detalles en donde vive el diablo
En el primer inciso del capítulo trece, el autor afirma que «el conocimiento del magno cua-dro de la macroevolución no empaña la complejidad, interés e importancia de los detalles de la microevolución cultural. Se requiere de la investigación histórica para ayudarnos a comprender y apreciar las fuerzas que crean los patrones de cambio en los cuales estamos continuamente envueltos y con los que debemos vivir ... Asimismo, estas interacciones mi-croevolutivas dentro de los grupos contienen temas con notable influencia justo en el centro del predicamento humano, temas acerca de cómo nos comportamos unos con otros y con nuestros ambientes, y acerca de nuestros diversos valores y éticas ... El ritmo en que estos valores evolucionaron presumiblemente se incrementó conforme la gente empezó a vivir en grupos más y más grandes y se enfrentó con nuevos dilemas ... No sólo es la forma en que la gente valora el ambiente lo que ha cambiado en las últimas centurias. También se han disparado otros aspectos de las naturalezas humanas como el tamaño de la población y la escala de la empresa humana. Y, conforme ambos continúen creciendo, es seguro que evo-lucionarán y seguirán siendo temas de encendidos debates asuntos como los estilos de vida y las formas en que deben organizarse las sociedades, asuntos que preocuparon a la gente pensante desde antes de los tiempos de Platón y Aristóteles ...» (Ehrlich, 2000: 572-574).
13.2 Ética evolutiva
En el inciso dos del capítulo trece, el autor asevera «que un conocimiento de nuestra histo-ria evolutiva pueda hablarnos de justicia, y que la ética, la moral y las normas puedan ser explicadas sobre la base de la biología, es el reclamo más polémico que se le hace a la evo-lución ... Si esto fuera posible, entonces las viejas batallas con los temas de la ética en su mayor parte serían un ejercicio inútil: la evolución tendría todas las respuestas ... Mi res-puesta es un sí con reservas a la cuestión de si la ética es un conjunto de funciones de nues-tros cerebros materiales. Podemos explicar la existencia de la ética, la moral y las normas sin necesidad de invocar la existencia de un segundo universo moral. Hay poco que susten-te una visión dualística, mente versus materia, de la existencia. Las naturalezas humanas claramente son el resultado de una evolución biológica y cultural, y en cierto sentido los sentimientos éticos y las conductas que son parte de nuestras naturalezas deben de haber surgido a través de esos mismos espacios ... Pero yo respondería con un no con reservas a una importante cuestión relacionada con lo anterior: ¿puede derivarse de una comprensión de la evolución biológica la elección de la ética, la moral y las normas a las cuales debería-mos apegarnos? ... Las verdaderas éticas, morales y normas de una sociedad –los productos de esa capacidad ética– son en su mayor parte un resultado de la evolución cultural dentro de esa sociedad ... [Así,] aunque la capacidad para desarrollar éticas es un producto de la evolución biológica, no hay nada en esa evolución que nos diga qué deberíamos hacer. El intento de establecer un “deber” ético a partir de un “es” natural, merece el viejo título de la “falacia naturalista” ... Lo que evoluciona no es ni bueno ni malo; sólo es, incluyendo una propensión evolutiva a inventar sistemas éticos. Y la forma en que nos comportamos o en que nos hemos comportado no nos da una orientación acerca de la forma en que nos debe-ríamos comportar ... Los organismos experimentan valores, subjetivos grados de “bondad”, a través de sensaciones tales como placer, dolor y hambre provocados en ambientes apro-piados ... Así es como la selección alienta a los animales para comportarse en formas que los lleven a maximizar su reproducción. Para ser éticos, los animales necesitan, entre otras cosas, ser capaces de experimentar recompensas y castigos; esto es, tener sensaciones ... Es-tos valores, que los seres humanos desarrollamos indirectamente empleando nuestros im-presionantes cerebros para razonar acerca de la conducta, son llamados valores concebidos ... [Además,] los seres humanos han desarrollado las formas más ingeniosas para tratar con las interacciones sociales ... Los sistemas de parentesco serían inútiles si las personas no discriminaran en su conducta hacia los demás, de forma que esto afecte la reproducción de copias de sus propios genes que portan los parientes. Más allá de cualquier predilección ge-nética, es claro que existe una enorme variación, culturalmente evolucionada, en la forma en que la empatía se despliega. La determinación de qué tan grande debería ser el universo humanitario y qué obligaciones acarrea esta ampliación ha cambiado a través del tiempo y aún es materia de sustanciales debates en las sociedades occidentales ... Este dilema tam-bién involucra el irritante tema de la equidad intergeneracional: el grado hasta el cual el universo de preocupación debería extenderse para incluir las consecuencias en generaciones futuras ... Por supuesto, en la ética hay mucho más que altruismo ... Aunque de la evolución podemos aprender algo acerca de los orígenes de la ética y la capacidad de desarrollarla, el grueso de la bibliografía filosófica y teológica sugiere que la búsqueda de respuestas bioló-gico-evolutivas para la mayoría de los dilemas está destinada al fracaso ... El grado hasta el cual los juicios éticos están evolucionados culturalmente y no son características biológicas heredadas de la mente se ejemplifica con la evolución de la ética ... La evolución cultural es la fuente de la ética y produce diferentes respuestas a los problemas éticos confrontados por distintas generaciones, distintos grupos, e incluso diferentes individuos dentro de los gru-pos» (Ehrlich, 2000: 574-587).
13.3 Conciencia, ética y ambiente
En el inciso tres del capítulo trece, el autor recuerda que «la ética, por definición, requiere de la conciencia, de forma que puedan hacerse esas elecciones morales. Como muchas otras personas, aunque yo no soy un dualista mente-materia, mi propia versión de la naturaleza humana encuentra insatisfactoria una interpretación del mundo estrictamente materialista. El materialismo original, aquél para el cual la realidad estaba solamente construida de áto-mos sólidos e irreductibles, ha sido derrumbado por la física moderna. Ahora pensamos que la realidad está hecha en su mayor parte de espacio, energía en sus variadas formas, distri-buciones probabilísticas de partículas subatómicas y cosas igualmente difíciles de represen-tar ... [Así,] tenemos las visiones subjetivas de nuestro yo consciente ... cuando éste disfruta de mensajes placenteros que se le envían desde, digamos, los centros de nuestra boca y na-riz que paladean y olfatean la comida y el vino, o los centros en nuestros oídos que escu-chan la música, o bien, que se aflige por mensajes que le llegan indicando aburrimiento, do-lor o miedo ... Asimismo, tenemos la visión objetiva que nos coloca en un contexto del mundo real ... El entendimiento nos hace sentir bien; nuestra realidad subjetiva nos lleva a pensar acerca de una realidad objetiva. Los asuntos holísticos provocan respuestas reduc-cionistas que ayudan –pero solamente ayudan– a resolverlos ... No obstante, deberíamos re-cordar que las explicaciones psicológicas y motivacionales pueden ser tan reales como las explicaciones fisiológicas, materialistas, culturales y sociobiológicas. Somos actores de nuestros propios destinos; somos seres intencionales, y ni el ambiente externo ni nuestra composición genética controlan directamente muchas de nuestras acciones más importantes ... Esa elección puede ser vista como un acto de mi “libre albedrío” ... Puede que siempre tengamos que tratar con aspectos de nuestras naturalezas humanas y de nuestras experien-cias (así como de muchas de nuestras sensaciones) éticas y de otro tipo, simplemente como epifenómenos de las características de las neuronas en concierto: la organización de nues-tros cerebros. Sin duda seremos capaces de explicar y manipular ciertos aspectos suyos, pe-ro bien puede ser que siempre haya límites en nuestra comprensión de nuestras experiencias con ellos. Muy probablemente seguirá habiendo límites al conocimiento y, por lo tanto, siempre necesitaremos ser eclécticos al escoger las formas de “conocimiento”. Quizás aquellos que, como yo, tengan inclinaciones científicas, ¡incluso aprenderán a relajarse y a regocijarse con un pequeño misterio!» (Ehrlich, 2000: 587-590).
13.4 Naturalezas humanas y servicios de la naturaleza
En el inciso cuatro del capítulo trece, el autor reconoce que «la ética del ambiente, esto es, el análisis de los problemas éticos creados por el predicamento población-recursos-ambien–te , proporciona ejemplos instructivos de las complejidades de la evolución cultural. Es un área relativamente nueva, que ha evolucionado –de hecho, ha explotado– sólo en unas po-cas décadas ... El tema fundamental de la ética del ambiente es cuál es la responsabilidad de cada individuo para mantener los cruciales servicios naturales que los ecosistemas suminis-tran a la humanidad ... El surgimiento de la ética del ambiente muestra claramente cómo las culturas responden a las necesidades éticas recientemente percibidas, y que ese surgimiento podría considerarse como un poderoso argumento en contra de una base para la ética pri-mordialmente trascendental. Si la ética requerida ya estuviera “afuera”, no necesitaríamos inventarla ... La cuestión de qué tanto y qué clase de alteración del ambiente es apropiada, especialmente en un contexto de preservación de los servicios de la naturaleza para las fu-turas generaciones, no fue ampliamente considerada como un tema ético sino hasta los años setenta. Merece nuestra atención porque casi con certeza será un tema central y cada vez más importante en las décadas por venir ... Hasta hace poco, la gente no prestaba mucha atención a los efectos ambientales de largo plazo de su conducta, más bien estaba enfocada en la satisfacción de sus necesidades inmediatas ... Si hay una lección valiosa en esta bús-queda de estrategias globales para mantener nuestros sistemas de sustento de la vida es que la sociedad humana global, que actualmente domina la biósfera, debería ser muy precavida en torno a una futura expansión de sus operaciones ... Aún no es tarde para que la humani-dad evite un vasto desastre ecológico y comience una transición hacia una sociedad susten-table; pero la tarea no será sencilla ... [Empero,] es poco probable que se consiga la coope-ración que será necesaria para resolver los problemas globales del ambiente en un mundo dividido entre poseedores y desposeídos, y fragmentado por antagonismos étnicos » (Ehr-lich, 2000: 590-595).
13.5 Problemas sociales y evolución
En el inciso cinco del capítulo trece, el autor se pregunta «¿qué podría decirnos un conoci-miento de nuestro pasado evolutivo genético y cultural acerca de lo que podemos hacer frente a serios problemas sociales como la violencia, la desigualdad y el abuso del ambien-te? ... Puede extraerse una conclusión estratégica básica a partir de lo que los genetistas sa-ben: tratar de manipular el genoma humano para “mejorar” la conducta por medio de cam-bios en las predisposiciones genéticas sería un error ... Tal vez la razón práctica más impor-tante para abstenerse del uso de programas eugenésicos –incluso si la humanidad poseyera el conocimiento técnico necesario– es que sería virtualmente inevitable una discusión eter-na acerca de sus metas. La diversidad de nuestra evolución cultural así lo garantiza ... Ade-más, aunque claramente existen preocupaciones éticas acerca de una intervención genética de largo plazo, no existe una ingeniería de la conducta humana que las resistiera ... ¿Existe algo en nuestra historia evolutiva que sugiera formas que pudieran reducir las tensiones so-bre estos temas sociales? Tal vez, aunque la lección más obvia no nos brinda mucha com-prensión de cómo reducir el fragor de la batalla evolución-creación. Evolucionamos como animales de visión, y saber eso nos señala algunas formas para aminorar los efectos negati-vos de las diferencias de valoración entre diversas comunidades ... Puede haber una impli-cación política más fundamental que podría extraerse de la consideración de estos estresan-tes temas sociales y de los dilemas éticos que generan. Es necesaria una amplia compren-sión de ambas, de la macroevolución cultural (formadores extrínsecos de cultura) y de la microevolución cultural (la dinámica interna de las sociedades), si se adoptaran políticas que nos alienten para que nuestra habilidad para conocer alcance a nuestra habilidad para hacer ... Es esencial que los científicos se comuniquen con el público si la humanidad quie-re llegar a comprender sus raíces y aprender a administrar y manejar sustentablemente los ecosistemas de la Tierra y preservar de este modo los servicios que brinda la naturaleza» (Ehrlich, 2000: 595-601).
13.6 Evolución consciente
En el sexto y último inciso del último capítulo del libro, el autor establece que «un paso ha-cia la solución del predicamento humano podría ser la creación de un estilo más deliberado de evolución cultural, uno que canalizara el cambio en formas más benéficas para la mayo-ría de los seres humanos. La necesidad de una nueva aproximación evolutiva puede verse en el más importante desequilibrio entre la evolución biológica y la cultural: el hecho de que el diseño del sistema de percepción humana hace especialmente difícil para las perso-nas darse cuenta de la mayoría de los problemas ambientales severos. Por desgracia, pocas personas son concientes de este desequilibrio. Nuestro sistema de percepción ... evolucionó para mantener constante el telón de fondo del ambiente, de forma que la gente pudiera de-tectar mejor (y reaccionar ante ellos) eventos contrastantes de corto plazo: la súbita apari-ción de un animal comestible o de un individuo del sexo opuesto, o de una amenaza, como un león o un rival ... No obstante, hoy en día amenazas que van desde el calentamiento glo-bal y la pérdida de biodiversidad hasta la distribución de los recursos y el conocimiento pa-ra hacer armas nucleares y biológicas son cambios graduales en nuestro ambiente que ha causado la humanidad y que, por lo tanto, puede influir en ellos. Normalmente nuestras na-turalezas están pobremente equipadas para registrar tales amenazas pero podemos capaci-tarnos para estar alerta de las fallas biológico-evolutivas que inhiben la percepción de cier-tos problemas clave ... El ejemplo de evolución conciente con el que estoy más familiariza-do ocurrió en respuesta a esa tendencia que amenaza a la humanidad. Fue el esfuerzo, lla-mado del “invierno nuclear”, de un vasto conjunto de estudiosos, fundaciones, políticos y representantes militares de los Estados Unidos y de la [hoy extinta] Unión Soviética a prin-cipios de los años ochenta. Los ecólogos llevaban mucho tiempo preocupados por los efec-tos potencialmente devastadores de una guerra termonuclear a gran escala sobre el ambien-te, por lo que en 1983 se llevó a cabo una serie de reuniones científicas y comenzó la cola-boración para evaluar las consecuencias potenciales de un conflicto de esa naturaleza ... [Otro ejemplo son] las actividades del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático ... [y] una respuesta a las percepciones ambientales distorsionadas, si la humanidad pudiera manejarlas, sería la creación de un proceso de evolución conciente. A través de tal proceso, el público sería motivado para estar más alerta de las fallas de la evolución biológica y la sociedad intentaría abiertamente incrementar la velocidad de la evolución cultural en el área de la comprensión de nuestro telón de fondo evolutivo y las tendencias que produce ... [Así,] para poner en primer plano la evolución conciente deben involucrarse esfuerzos con una amplia base, similares al ejercicio del invierno nuclear, pero en una escala mucho ma-yor. La idea sería promover una discusión pública de los problemas cruciales que actual-mente en gran parte son ignorados para reencauzar las tendencias malignas que conducen al predicamento humano por trayectorias que lleven a una sociedad sustentable ... Estamos, unos animales de grupos pequeños, tratando de vivir, con escasas excepciones, en grupos gigantescos; intentando mantener la salud, el bienestar y un espíritu de relación en un mun-do cada vez más impersonal donde las naturalezas individuales están basadas en pequeñas fracciones de la cultura de la sociedad ... No existe una fórmula sencilla para comprender el pasado del ser humano o las naturalezas humanas actuales, ni para proyectar el futuro hu-mano ... Nuestro pasado fue complicado; así lo es nuestro presente y así lo será nuestro fu-turo. Aquellos que afirman que tienen soluciones simples para problemas complejos están casi siempre equivocados; no obstante, es necesaria la búsqueda de amplias generalidades. Nunca podremos vérnoslas con los demonios que habitan en los detalles a menos que vea-mos el gran cuadro completo» (Ehrlich, 2000: 601-607).
Conclusiones
Al igual que el tema del que trata Ehrlich en este libro, su obra –cuya estructura y parajes más importantes se acaban de describir– es mucho más compleja de lo que puede imaginar-se leyendo este trabajo o escuchando la exposición basada en él. En efecto, no sólo el autor incluyó numerosas fotografías y diagramas que completan su argumentación, sino que, ade-más, cada capítulo contiene gran cantidad de notas de pie de página donde se amplía el tex-to, que aquí se ha tenido que abreviar en la medida de lo necesario para exponer el libro en menos de dos horas, y, para mayor referencia, el autor incluyó una lista de alrededor de 2,500 referencias de artículos y libros; los cuales, por supuesto, abren los horizontes de es-tudio del tema de las naturalezas humanas.
Para poder señalar algunas reflexiones que se ofrecen a continuación a modo de conclu-siones sobre esta primera aproximación al estudio del libro de Ehrlich, a continuación se realiza un brevísimo recorrido final por los trece capítulos que lo componen y que en este trabajo expositivo se detallaron buscando mostrar su riqueza.
Así, en el capítulo primero, titulado La evolución y nosotros, el autor establece que los seres humanos presentan características diversas. Hay quienes son violentos, otros son al-truistas; hay quienes son promiscuos, otros son sexualmente mesurados; hay quienes tienen habilidad para hablar varios idiomas, otros apenas hablan su lengua materna; etcétera. En tales características nace el problema de saber si ellas son causadas por nuestros genes o por nuestra cultura. Asimismo, dichas características no permanecen inmutables a lo largo de la evolución de nuestra especie, por lo que surgen numerosas preguntas respecto a lo que son las naturalezas humanas y, en consecuencia, no es posible ignorar este problema pues la genética no resulta absolutamente determinante y, así como debe tenerse en cuenta su evo-lución, también es importante establecer la importancia de la evolución cultural.
En el capítulo dos, Cuentos de la casa de los animales, Ehrlich observa que las naturale-zas humanas son resultado tanto de un proceso de selección natural que lleva millones de años en evolución y que va alterando o mutando las proporciones de varios tipos de genes dentro de las poblaciones, a fin de que los organismos se vayan adaptando a su medio que, también, está cambiando constantemente. Sin embargo, pese a que el proceso evolutivo se puede observar con relativa facilidad en las bacterias, las moscas de la fruta, las palomillas moteadas, los caracoles de tierra y otros organismos similares, su observación en los seres humanos es más difícil debido a que el promedio de vida de una generación humana es de casi cien años, mientras que los de las otras especies mencionadas pueden ser de meses o semanas.
En el capítulo tres, Nuestras naturalezas y las suyas, el autor explora cómo se genera la biodiversidad, fenómeno del cual los seres humanos formamos parte, y adelanta que la res-puesta se encuentra precisamente en el proceso de mutación genética. La diversificación de la vida también se denomina especiación geográfica. Los organismos se desplazan de un la-do a otro, la composición de sus comunidades no es totalmente homogénea, la extensión de las diferencias ambientales varía, así como sus contactos con otros organismos y sus dife-rentes tiempos de vida. Así, la evolución conforma las características de las especies y mol-dea los rasgos de las comunidades. Todos los organismos están en proceso de evolución y los menos capaces de adaptarse a las variaciones del ambiente o cambios climáticos corren peligro de extinguirse y, de hecho, se han extinguido como especie. Los seres humanos es-tamos sujetos, al igual que los demás organismos, a las mutaciones genéticas pero, a dife-rencia de todos los demás organismos, tenemos la habilidad para inventar, modificar, alma-cenar y transmitir un enorme cuerpo cultural. Esta información extragenética está en evolu-ción también y ha dejado muy atrás a nuestra evolución genética pero ambas nos pueden ayudar a comprender lo que hemos sido, somos y podríamos llegar a ser como especie an-tes de que llegue el momento ineluctable de nuestra extinción.
En el capítulo cuatro, De pie por nosotros mismos, Ehrlich insiste en que los seres huma-nos tenemos un fuerte componente animal por lo que para entender nuestras naturalezas de-bemos partir del estudio de la conducta de los simios, nuestros parientes más cercanos. Los chimpancés y los bonobos son los monos que se asemejan más a los seres humanos y la comprensión de sus conductas alimenticias, sexuales y de comunicación nos permite ubicar un amplio espectro de conductas humanas. Asimismo, el análisis de los registros fósiles nos ayuda a descubrir cuáles son los orígenes de las naturalezas humanas precisamente en Áfri-ca hace 3.5 millones de años. El cambio climático obligó a nuestros ancestros a bajarse de los árboles y a buscar sus alimentos en zonas más amplias, conduciéndolos a erguirse sobre las dos patas traseras y a disminuir la diferencia de tamaño por géneros.
En el capítulo cinco, Sólo huesos y unas cuantas piedras, el autor sigue la secuencia, hasta donde lo permite el registro fósil, en la evolución del Homo habilis, al Homo ergaster y al Homo erectus; todo ello en África entre hace 2 y 1 millón de años. El segundo fue el tipo de Homo que realizó la primera salida de África y el tercero, conocido como eslabón perdido, fue el que llevó a cabo la segunda salida de África, conduciendo a la especie, hace alrededor de unos 100 000 años, a la conformación del Homo sapiens, de nosotros mismos.
En el capítulo seis, Cerebros evolucionados – mentes evolucionadas, Ehrlich explica que la parte del cuerpo más importante en la evolución resulta ser el cerebro. El cerebro del Ho-mo sapiens es el de mayor tamaño y en él se encuentra la causa de la rápida evolución cul-tural que como especie hemos tenido. Los cerebros fueron modificándose, mediante el pro-ceso de selección natural, debido la las necesidades de nuestros ancestros por alimentarse y sobrevivir, primero en los árboles y arbustos de África, y después en las sabanas de África y del resto del mundo. La modificación del cerebro humano, además, se dio también gra-cias a los crecientemente complejos problemas que tuvo que enfrentar, sobre todo en lo re-ferente a la comunicación social; es decir, de la especie consigo misma. Las características del cerebro que menciona el autor en el inciso cuatro de este capítulo (páginas 49 y 50) son esenciales porque permiten ampliar nuestra comprensión de lo que significa ser humanos pero, también la amplía conocer que tenemos diferencias de percepción culturales y cómo afecta a nuestra percepción del mundo exterior la forma en que funcionan nuestros cere-bros.
En el capítulo siete, ¿De la expurgación al chismorreo?, Ehrlich trata acerca de una de las características más desarrolladas del cerebro humano, la cual le ha permitido resolver muchos de los viejos problemas de comunicación social que enfrentó como especie y crear, asimismo, otros nuevos: el lenguaje. Por supuesto, aquí destaca la importancia de la sinta-xis en los cerca de 6000 lenguajes que actualmente se hablan, escriben y leen alrededor del mundo, así como del misterioso “lenguaje” con el cual funciona cada cerebro humano y que se conoce como mentalés. El lenguaje se encuentra, además, entre una de las causas di-rectas de lo que se conoce como el “gran salto hacia adelante”, los dramáticos y fundamen-tales avances en tecnología hechos por nuestros ancestros hace unos 50 000 años.
En el capítulo ocho, La sangre es un trotamundos, el autor recalca que, pese a que han transcurrido 50 000 años desde el “gran salto hacia adelante”, dos cuestiones ocupan nues-tras mentes la mayor parte del tiempo, por no decir casi todo o todo: la comida y el sexo. Se trata de dos predisposiciones genéticas en los seres humanos y sus implicaciones evolutivas que son esenciales. Los cazadores-recolectores se desplazaron a través de la corteza terres-tre, gracias a estos dos impulsos y se trata de la época que más duración ha tenido en la prehistoria y en la historia humana. Las primeras herramientas de piedra, el descubrimiento de que el fuego puede ser útil para la vida humana, el arte, el comercio y los primeros entie-rros, cuyos vestigios datan de hace unos 40 000 años, son aspectos fundamentales para comprender las naturalezas humanas de nuestros ancestros y se encuentran en los orígenes de las nuestras. Sin embargo, en esos orígenes y en la fase actual de nuestro proceso evolu-tivo, el sexo se encuentra como uno de los elementos clave del proceso de selección natu-ral. Asimismo, el predominio de los hombres sobre las mujeres, a lo largo de toda la histo-ria de la humanidad, se basa en las diferencias sexuales que, si bien han disminuido en tér-minos de estaturas distintas, se siguen dando debido a que la mujer fisiológicamente está diseñada para llevar en sus vientre durante nueve meses a su hijo o hija, lo cual marca una pauta determinante sobre la división del trabajo por sexos. El autor se explaya aquí en te-mas como el ciclo de ovulación, la ausencia de celo, la evolución del deseo, la homosexua-lidad, el control de la fertilidad y el incesto; o sea, temas de nuestras diversas sexualidades.
En el capítulo nueve, El dominio de la cultura, Ehrlich indica que, pese a las pocas dife-rencias genéticas entre hombres y mujeres, ellas no permiten explicar lo que la evolución cultural ha provocado en términos de las características naturalezas que hoy en día mani-fiestan los seres humanos. Esa evolución cultural, por su parte, debe ser enfocada a partir de la evolución genética de la especie que, como ya se indicó, requiere recurrir a la violencia para poder alimentarse y, en ocasiones, para poder reproducirse. Tal violencia, en casos ex-tremos, ha incluido históricamente el exterminio de uno o varios de los grupos que compi-ten entre sí por alimentos y mujeres. Asimismo, las religiones han sido establecidas con el propósito de manifestar expresiones humanas respecto a lo que en cada época se ha pensa-do que es sobrenatural; expresiones que, a su vez, han dado lugar al nacimiento y desarrollo del arte en todas sus manifestaciones (pintura, escultura, música, literatura, etcétera).
En el capítulo diez, De las simientes a las civilizaciones, el autor trata de las importantes cuestiones de la revolución agrícola; es decir, del paso de las sociedades nómadas de caza-dores-recolectores a las sociedades sedentarias de agricultores y granjeros. Del mismo mo-do, aquí muestra que los excedentes alimenticios dieron lugar al surgimiento de clases so-ciales y de las primeras ciudades-estado, origen de los estados-nación subsecuentes. La ali-mentación, el sexo, la violencia, la guerra, la religión, el arte, la desigualdad económica y las clases sociales; todos estos fenómenos son causa y efecto, a la vez, de las actuales natu-ralezas humanas.
En el capítulo once, Dioses, bombardeos y burocracia, Ehrlich manifiesta que, como el ser humano es un animal que, en sus orígenes y durante gran parte de su trayectoria históri-ca, vivió en pequeños grupos, hoy se muestra situado en sociedades de millones o de miles de millones de personas; problema que, evidentemente, atomiza sus posibilidades de com-prender su ubicación en ellas y, sobre todo, la dirección que las mismas están tomando en la actualidad y que tomarán en el futuro próximo. El autor sostiene aquí que la comprensión de los descubrimientos de la biología evolutiva, por parte de los teóricos de la política, les permitirá ubicar mejor los problemas que enfrentan los estados modernos como entidades sometidas a procesos históricos ineludibles. Y, además, dicha comprensión está retrasada respecto a la velocidad en aumentan los problemas emanados de las actividades humanas, los cuales están llegando a amenazar frontalmente la perpetuación de la especie.
En el capítulo doce, Lecciones de nuestras naturalezas, el autor se concentra en explicar que esta historia de las naturalezas humanas apenas está comenzando a ser narrada y que es indispensable reflexionar sobre ella para ubicar qué tipo de tácticas y estrategias debemos adoptar para contrarrestar los problemas emanados de las distintas velocidades de la evolu-ción biológica y de la evolución cultural pues Ehrlich achaca a esa diferencia, en favor de la evolución cultural, la mayor parte de los problemas y dilemas que hoy enfrenta la humani-dad. Así, aquí el autor se concentra en las tácticas e indica que algunas de ellas se relacio-nan con nuestra salud y con los alimentos que producimos e ingerimos. En el caso de estos últimos, los agricultores y las empresas farmacéuticas que les proporcionan insecticidas, ac-túan como si Charles Darwin no hubiera existido y tal ignorancia trae como efecto que día a día las plagas sean más resistentes a los insecticidas. Y, en el caso de la salud, lo mismo ocurre cuando la gente se automedica para atacar alguna infección y provoca que los virus y las bacterias que atacan a su cuerpo se vuelvan inmunes a los medicamentos. Si no se rea-liza un análisis exacto del tipo de microbio que le está atacando, la aparente curación puede resultar más peligrosa que la enfermedad, incluso puede ocasionar la muerte posterior del enfermo. Algo más compleja resulta la situación de las enfermedades ocasionadas por el es-trés y por la automedicación en este tipo de “pacientes”, misma que hoy incluso ocurre con más frecuencia que para las otras enfermedades. El consumo de los medicamentos y de to-das las mercancías en general, es estimulado por la ganancia, estímulo que provoca campa-ñas mundiales de mercadotecnia y publicidad y que, en opinión del autor, hace que el con-sumo actual en el mundo esté fuera de control pero, más bien, parece que precisamente está bajo el control casi absoluto de las grandes corporaciones transnacionales, motivadas por esas enormes ganancias, en un mundo en el cual la famosa soberanía del consumidor ha de-saparecido casi por completo. Asimismo, en este capítulo el autor trata acerca de los pro-blemas que implica vivir en una sociedad altamente burocratizada y racista, cuestión que podría comenzarse a resolver con un mayor conocimiento de nuestras verdaderas naturale-zas humanas. Por último, en este capítulo el autor aborda el tema de la ingeniería genética y de los animales de pequeños grupos que somos los seres humanos, evolutivamente hablan-do. En el primero, el autor insiste en que toda intervención genética debe plantearse desde una perspectiva ética pero, también, considerando la propia plasticidad del cerebro humano pues es imposible dar por sentado que tal intervención conducirá finalmente al resultado que se desea alcanzar y que, sin ella, dicho resultado parecería imposible; lo cual, experi-mentalmente hablando, no ha sido el caso. Para el segundo tema, Ehrlich enfatiza que la evidencia disponible demuestra que las características exclusivas de los cerebros humanos evolucionaron principalmente a consecuencia de sus problemas para resolver los problemas de vivir y comunicarse en pequeñas comunidades con cpopañeros y compañeras cada vez más inteligentes. Empero, el problema reside en que hoy ya no se trata de pequeñas comu-nidades sino de metrópolis de más de uno, cinco, diez, veinte y más millones de habitantes. Esto plantea nuevos retos puesto que la atomización implícita conduce a actitudes egoístas e, incluso, autodestructivas.
Y, por fin, en el capítulo trece, Evolución y valores humanos, Ehrlich habla de las estra-tegias, las cuales básicamente se refieren a un regreso a la ética en torno al medio, por lo que el autor la denota como ética evolutiva. La ética, para el autor es más o menos un con-junto de funciones que realizan nuestros cerebros materiales pero que, por definición, nece-sita de la conciencia a fin de poder realizar elecciones en términos morales. Básicamente, se trata de poner en práctica estas ideas para comenzar a detener la destrucción de nuestro há-bitat completo, que es el planeta Tierra, y para ello deben verse los problemas sociales que tenemos todos desde el punto de vista evolutivo, alcanzando una conciencia evolutiva tam-bién que no recurra a las soluciones simples pero ineficaces para garantizar que las genera-ciones futuras sigan obteniendo los servicios que la naturaleza hoy nos ofrece.
En conclusión, entonces, podría decirse que la posición de este biólogo evolucionista, respecto a las naturalezas humanas, se cifra precisamente en ubicarlas desde su perspectiva teórica y aplicada. Ello resulta revelador y potencialmente productivo, desde la perspectiva científica e intelectual, puesto que abre un horizonte que, antes de él, no había quedado to-talmente percibido ni por la filosofía ni por la ciencia. Seguir la dirección señalada por el autor probablemente generará nuevos descubrimientos sobre las naturalezas humanas y su relación con la historia y con las actividades humanas y sociales que conforman actualmen-te a este enorme grupo de primates, nosotros mismos, que lograron la mayor complejidad cerebral conocida en el universo.
Así, aunque puede contener cuestiones filosóficas y metodológicas que podrían suscitar obstáculos concretos en su aplicación directa, y que probablemente salgan a la luz más níti-damente tras una segunda lectura del este libro, la obra de Ehrlich propone una perspectiva sobre las naturalezas humanas que no puede desdeñarse sin haberla estudiado a fondo, aun-que tenga, como se habrá podido percibir, un carácter más de divulgación que científico. Como ya señalé, lo expuesto aquí no es sino una primera aproximación a ese libro y se re-querirá releerlo varias veces, así como seguir algunas de sus ideas temáticas y de sus pro-puestas bibliográficas, para elaborar nuevas aportaciones a la comprensión de las naturale-zas humanas; es decir, de nosotros mismos.
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(*) Sólo se han incluido las mencionadas en esta síntesis. La lista completa está en Ehrlich, 2000: 625-782. Su breve nota biográfica, incluida en la Introducción, se escribió tras consultar en Internet la dirección: http://en.wikipedia.org/wiki/Paul_R._Ehrlich
Paul R. Ehrlich. 2000. Naturalezas humanas: Genes, culturas y la perspectiva humana. México: FCE, 782 pp.
1. La evolución y nosotros, 7
1.1 ¿Cómo explicar la conducta humana?, 7
1.2 Chang y Eng: Naturaleza y educación, 11
1.3 La naturaleza de la naturaleza humana, 12
2. Cuentos de la casa de los animales, 13
2.1 Selección natural y no natural, 14
2.2 Genes y ambientes, 15
2.3 Las fuerzas del cambio, 17
2.4 La selección en acción, 18
2.5 Selección en la naturaleza, 19
2.6 Tasas de evolución, 20
2.7 Inercias evolutivas, 20
2.8 Evolución y conducta: El caso del altruismo, 21
2.9 Selección en los seres humanos, 22
3. Nuestras naturalezas y las suyas, 22
3.1 ¿Por qué no limo verde?, 23
3.2 La geografía y el origen de las especies, 24
3.3 El significado de especie una vez más, 25
3.4 La variación “racial” humana, 26
3.5 Ernst Mayr, Jack Dempsey y la radiación
adaptativa, 27
3.6 El registro fósil y los patrones evolutivos, 27
3.7 La evolución de las comunidades, 28
3.8 La evolución cultural, 29
4. De pie por nosotros mismos, 31
4.1 Nuestro lugar entre los simios, 31
4.2 El descendiente del mono, 34
4.3 Los huesos de nuestros ancestros, 35
4.4 Lucy y sus parientes, 36
4.5 El ascenso humano, 37
5. Sólo huesos y unas cuantas piedras, 38
5.1 Del Homo habilis al mono desnudo, 39
5.2 El muchacho Turkana y sus parientes, 40
5.3 Los neandertales y el surgimiento de los seres
humanos modernos, 41
5.4 La salida del África 2, 41
5.5 El misterio de los neanderthales, 42
5.6 La salida del África una vez más, 44
6. Cerebros evolucionados, mentes evolucionadas,
45
6.1 Mentes cambiantes, 45
6.2 El enano entre nuestros oídos, 46
6.3 ¿Cerebros dentro de los cerebros?, 47
6.4 Lo que nuestros cerebros saben acerca de nuestro
cerebro, 49
6.5 El cerebro y el mundo, 50
6.6 Diferencias culturales en la percepción, 50
6.7 La percepción del ambiente, 51
6.8 Cerebros, tendencias y conductas, 52
7. ¿De la expurgación al chismorreo?, 53
7.1 ¿Qué es un lenguaje?, 53
7.2 ¿Una gramática innata?, 54
7.3 Lenguaje y pensamiento, 56
7.4 La Torre de Babel, 57
7.5 El origen del lenguaje, 58
7..6 La evolución de la sintaxis, 59
7.7 Mejor comunicación a través de la selección, 60
7.8 El gran salto: Dos opiniones, 61
7.9 ¿Por qué nosotros y no ellos?, 62
8. La sangre es un trotamundos, 63
8.1 Caza y recolección, 64
8.2 La vida más allá de los bosques, 65
8.3 Artefactos, cerebros y revoluciones, 66
8.4 Sexo y selección sexual, 69
8.5 Por qué gobiernan los hombres, 70
8.6 Conducta sexual, 71
8.7 Esta noche no, querido, 73
8.8 La pérdida del celo, 74
8.9 La copulación oculta, 75
8.10 La evolución del deseo, 76
8.11 La evolución de la homosexualidad, 78
8.12 Control de la fertilidad e incesto, 79
9. El dominio de la cultura, 80
9.1 La política de los chimpancés, 81
9.2 Violencia de chimpancés, violencia humana, 82
9.3 La política de los cazadores-recolectores, 83
9.4 Las raíces de la guerra, 84
9.5 Relaciones sobrenaturales, 85
9.6 Las funciones de la religión, 87
9.7 El arte por el arte, o por otras cosas, 88
9.8 Las funciones y evolución del arte, 89
10. De las simientes a las civilizaciones, 91
10.1 De reyes, historia y cadenas montañosas, 92
10.2 La evolución de la agricultura, 94
10.3 Lo que cambió la agricultura, 95
10.4 El surgimiento del estado, 96
10.5 La circunscripción en acción, 98
10.6 El camino a la desigualdad, 98
10.7 Los orígenes del estado una vez más, 99
11. Dioses, bombardeos y burocracia, 100
11.1 La religión y la evolución de los estados, 101
11.2 La guerra y la evolución del estado, 102
11.3 Las naturalezas genocidas, 104
11.4 Estados de desigualdad, 105
11.5 Mercados, dinero y escritura, 106
11.6 Por un clavo, 107
11.7 La evolución cultural y la historia, 107
11.8 Intensificación y predicamento humano, 109
12. Lecciones de nuestras naturalezas, 111
12.1 Lecciones de la coevolución, 112
12.2 Inercias evolutivas, 113
12.3 Del color de la piel y la ciencia, 114
12.4 ¿Dónde está el lugar de la mujer?, 116
12.5 No emplear armas tácticas antes de tiempo, 116
12.6 Animales de pequeños grupos, 118
13. Evolución y valores humanos, 120
13.1 Los detalles en donde vive el diablo, 120
13.2 Ética evolutiva, 121
13.3 Conciencia, ética y ambiente, 123
13.4 Naturalezas humanas y servicios de la
naturaleza, 125
13.5 Problemas sociales y evolución, 126
13.6 Evolución consciente, 127
Breve nota biográfica y extractos de la introduc-ción
Paul Ralph Ehrlich nació en Filadelfia, Estados Unidos, el 29 de mayo de 1932 y hoy es profesor de estudios demo-gráficos en Stanford. Obtuvo su Doctorado en Biología en la Universidad de Kansas y es un renombrado entomólogo especializado en mariposas. Su interés en el tema de la so-brepoblación humana lo ha llevado a escribir diversas obras, entre las que se encuentran La bomba poblacional (1968), Población, recursos, medioambiente: temas de ecología humana (1970) –que elaboró con su esposa, Anne Fitzhugh Howland–, así como Naturalezas humanas: ge-nes, culturas y la perspectiva humana (2000).
En su prefacio, el autor se pregunta sobre lo que es la naturaleza humana y responde que «... durante miles de años los filósofos han discutido y debatido esta cuestión. No obstante, en el fundamento de casi todos estos debates existe un supuesto compartido: La naturaleza humana es algo inmutable y unitario. Se piensa que es esta “naturale-za”, junto con la educación, la que nos hace ser quienes so-mos ... Empero, desde mi punto de vista, este supuesto se ha convertido en el mayor obstáculo para comprendernos a nosotros mismos. “La naturaleza humana” ... implica la noción errónea de que la gente posee un conjunto común de predilecciones conductuales rígidas, genéticamente es-pecificadas y que difícilmente pueden ser alteradas por las circunstancias ... Así, nuestros mejores impulsos se ven en constante batalla contra un conjunto universal de “opera-dores” primitivos, los cuales a menudo rompen la máscara de sociabilidad y crean muchos de los más serios males que afligen a la humanidad. Ésta es una visión tan tenebro-sa como errónea, si se considera lo que en la actualidad se sabe acerca de nuestro comportamiento» (Ehrlich, 2000: 9). Así, Ehrlich dice que «en décadas recientes, los biólo-gos y los científicos sociales han avanzado mucho en el desarrollo de una visión distinta acerca de dónde venimos y quiénes somos ... Sus trabajos arrojan nueva luz en la comprensión de la flexibilidad del comportamiento que to-dos poseemos, así como de nuestra capacidad para apren-der uno o más entre miles de diferentes lenguajes ... A la luz de estos avances científicos, mi intención es destacar las naturalezas humanas: las diversas y evolucionadas con-ductas, creencias y actitudes del Homo sapiens, así como el desarrollo de las estructuras físicas que gobiernan, so-portan y participan en el singular funcionamiento de nues-tra mente. Aunque nuestros cuerpos y nuestras conductas comparten muchos atributos comunes, es mucho más pro-vechoso considerar la existencia no de una sola naturaleza humana sino de muchas. Las características universales que unen a las personas en cualquier punto de nuestra evo-lución están comprendidas en la palabra humanas. La pala-bra naturalezas destaca las diferencias que forjan nuestra individualidad, o variedad cultural, y nuestro potencial pa-ra una futura evolución genética y –especialmente– cultu-ral ...» (Ehrlich, 2000: 9-10).
Luego el autor recalca que «... para comprender las natu-ralezas humanas en cualquier nivel se requiere conocer al-go de nuestra prehistoria, así como de los mecanismos de la evolución, tanto biológica como cultural. El proceso evolutivo no solamente nos ha creado a nosotros, sino tam-bién al vastísimo complejo de plantas, animales y micro-bios que nos rodean y sustentan ... En resumen, ¿de dónde venimos y qué hemos hecho para estar donde estamos? Hoy en día la ciencia tiene al menos respuestas parciales a estas preguntas acerca de la evolución de nuestras natura-lezas. Creo que todos necesitamos estudiar y aprender de nuestra historia, de nuestra evolución. De hacerlo así, au-mentaremos nuestro bienestar al permitírsenos, por ejem-plo, desarrollar estrategias más efectivas para enfrentar una amplia gama de problemas sociales y de salud ... Si nos preocupan nuestros descendientes y el mundo en que vivi-rán, es necesario que desarrollemos un firme eslabón en el proceso evolutivo ...» (Ehrlich, 2000: 10-11).
Entonces el autor indica que su «... propósito fundamen-tal al escribir este libro es explicar, de forma sencilla pero precisa, lo que los científicos han aprendido acerca de las respuestas a esos “por qué y para qué”, y explorar las im-plicaciones que tiene ese conocimiento en nuestras prácti-cas presentes y futuras. La evolución es un fenómeno ex-plicatorio que conecta todos los fenómenos biológicos, in-cluidas las culturas, en una totalidad inconsútil ... Y las na-turalezas humanas están, ciertamente, “en la biología” ...».
Además, prosigue Ehrlich, al escribir esta obra sobre las naturalezas humanas, definió los siguientes cinco «... pro-pósitos ...:
1. Suministrar un antídoto evolucionista contra el ex-tremo determinismo de la herencia que contamina muchas de las discusiones actuales sobre la con-ducta humana: la idea de que somos algo así como simples cautivos de [los] ... genes ...
2. Subrayar que mucho de nuestra biología adquiere sentido sólo cuando se considera en un contexto cultural, y que nuestra cultura cambia a través de un proceso evolutivo que generalmente es concebi-do como la historia ...
3. Llamar más la atención en esa potente fuerza que provoca los cambios que ocurren en nuestro bagaje de información no genética, es decir, en nuestra evolución cultural, cambios que han moldeado nuestro pasado y nuestro presente. Necesitamos aprender cómo dirigir este proceso cultural de for-ma que sea más benéfico para el futuro del hombre [y de la mujer] ...
4. Explorar los enigmas y problemas generados por las diferencias en las velocidades de evolución. ¿Por qué los cráneos de nuestros ancestros cam-biaron a una velocidad distinta que la del resto de sus esqueletos? ¿Qué diferencias hacen que los mi-crobios puedan evolucionar mucho más rápido que los seres humanos? ¿Cómo podemos acelerar nues-tra comprensión de los métodos para organizar una sociedad más justa y sustentable, de forma que se empareje con nuestra creciente capacidad tecnoló-gica para hacer daño al otro y a nuestro ambiente? El psicólogo Daniel Kahneman [1980: 190] esta-bleció [que] ... “El aumento del poder del ser hu-mano sobre su medio no ha estado acompañado por un mejoramiento concomitante de su habilidad para hacer un uso racional de ese poder”.
5. Por último, y quizá lo más importante, quiero de-mostrar cómo una mayor familiaridad con la evolu-ción puede contribuir a la resolución de una muy particular serie de problemas que ha llegado a co-nocerse como el predicamento humano. Hoy en día las actividades humanas han socavado sistemas que sustentan la vida de la sociedad, los sistemas, por citar un ejemplo, que mantienen la calidad de la atmósfera y, mediante el control de los ciclos de los gases críticos y los nutrientes, permiten a la gente cultivar y cosechar la tierra. El predicamento humano está despertando un gran interés entre los científicos ... y solamente una apreciación de sus raíces evolutivas podrá aumentar nuestras oportu-nidades para crear una sociedad sustentable ... El famoso cínico H. L. Mencken [1922: 120] escribió: “Alguna vez el pretendido principal interés y la obra maestra de los dioses, la raza humana, hoy tie-ne el aspecto de un subproducto accidental de sus vastas, inescrutables y probablemente no esen-ciales operaciones” ... No comparto su desespe-ración. Tal vez nunca alcancemos una compresión cabal de nuestras naturalezas y de la forma en que han evolucionado. Empero, ésta es una meta que vale la pena luchar por lograr; habrá muchas reve-laciones fascinantes a lo largo del camino; además, los científicos ya saben lo suficiente como para permitirnos sugerir aplicaciones prácticas en algu-nas arenas de esta lucha. Los intentos que se han hecho por caracterizar a las naturalezas humanas tienden a ser muy polémicos, pero la controversia es justamente una medida del gran interés que hay por conocerlas y de la importancia de hacerlo ...» (Ehrlich, 2000: 11-13).
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